«El empresario español es muy limitado y torpe»

«El empresario español es muy limitado y torpe»

Entrevista con Serafí del Arco para OnEconomics. Fotos de Irene Vilà, 4 de febrero de 2024.

La economista Miren Etxezarreta Zubizarreta (Ordizia, Guipúzcoa,1936) conserva la energía intelectual y el pensamiento crítico que han caracterizado su dilatada y prolífica trayectoria, en la que la lucha contra las desigualdades y la confrontación del sistema capitalista han sido su propósito de vida. Máster y doctora en Economía por la London School of Economics y doctora en Economía Aplicada por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), donde fue profesora desde 1974 hasta 2006, y activista. Sigue participando en diversos movimientos sociales, y en particular en el Seminario de Economía Crítica Taifa, dedicado a promover la crítica de la economía convencional, la formación de economistas jóvenes y la divulgación crítica de temas económicos de actualidad. A Etxezarreta siempre le había preocupado que haya pobres y ricos, «pero el aprendizaje universitario no me proporcionó ningún resultado a esa búsqueda mía hasta que di con la economía marxista; fue la que me abrió los ojos para entender la realidad».

¿Aún se considera marxista? ¿Cómo definiría hoy el marxismo?
Sí, me considero una economista marxista, que critica al marxismo, también. Es buscar un poco lo que está pasando en la sociedad con las raíces profundamente afincadas en un tema de clase social, la división de la sociedad en clases. Esta división en clases, en los que unos tienen riqueza y propiedades y otros no, es lo que estructura la sociedad en la que vivimos desde hace mucho tiempo.

¿Qué críticas le hace?
El mayor peligro del marxismo ha sido la Unión Soviética, que llevó completamente a congelar el marxismo en torno a cosas que no eran ni marxistas, pero que le convenían a la Unión Soviética. Pero afortunadamente hay un movimiento de renovación fuerte del marxismo, con el cual no lo comparto todo, pero creo que está volviendo un poco a la raíz del marxismo.

¿Dónde y en qué ve esta renovación?
Hay todo un movimiento por recopilar todo el trabajo de Marx y Engels. Está MEGA, por ejemplo, que es un amplísimo y ambiciosísimo proyecto de recopilar toda la obra de Marx que llevan a cabo diversas universidades, desde la Rusia soviética a las actuales, en Alemania y otros países. Un autor importante marxista es Anwar Shaikh, un economista pakistaní pero que trabaja desde hace muchos años en la New School de Nueva York. También está toda la obra de David Harvey… Hay tanto en EE.UU. como en Europa un movimiento que está volviendo a intentar rascar para buscar el fondo de las cosas en lugar de quedarse un poco en toda la osificación del marxismo que supuso la economía marxista oficial. El poder estropea las cosas y así sucedió en la Unión Soviética por los intereses que tenía.

¿Pero ve alguna traducción en políticas o propuestas económicas? 
Ah, no, cuidado, una cosa es que el pensamiento vaya por un lado y otra cosa son las políticas económicas. Todo ese movimiento renovador no tiene absolutamente ninguna fuerza política. La fuerza política que tiene son núcleos pequeños, débiles, minoritarios. Pero así como después de la Segunda Guerra Mundial, hubo una vinculación entre teorías y política económica, con el keynesianismo y el intervencionismo público; ahora no existe nada de eso. Ya se ve que en la política económica real todo es todavía neoliberalismo y un neoliberalismo fuerte, incluso el keynesianismo ya no está de moda. En España, por ejemplo, lo más aproximado a una política mínimamente, y subrayo mínimamente, progresista sería Podemos y algo menos, Sumar. Hoy en día el pensamiento crítico y el pensamiento alternativo están lejísimos del poder. El neoliberalismo ha conseguido que se abandone completamente toda pretensión ni siquiera de buena voluntad.

Justamente ahora todas las políticas pospandemia sí han sido de corte keynesiano, ¿no?
Han sido keynesianas, sí, pero piensa que ya están el BCE y la Reserva Federal diciendo que hay que volver a la austeridad, que no vayamos a tener la ilusión de poder gastar dinero público sin controles. Yo creo que no les quedó más remedio que aplicar dichas políticas porque era una desesperación. Pero hay algunos autores, incluso del mainstream, como Piketty, que defienden el keynesianismo.

El capitalismo ya no tiene, como en los años sesenta y setenta, la capacidad de permitir mejoras a las clases trabajadoras. Los salarios y la economía del bienestar se están recortando

Parece que el capitalismo goza de mejor salud que nunca.
Pues no lo sé. Yo creo que el capitalismo está en una situación que ya no saben muy bien qué hacer. Encuentro que está en un abanico en el que, por un lado, está mejor que nunca, porque el capital está cada vez más concentrado, en menos manos y más poderosas. Ahora la concentración del capital es brutal. Pero, por otro lado, está teniendo tantos problemas que también está bamboleándose. La pandemia fue algo especial, de acuerdo, no les quedó más remedio que gastar dinero y todavía dura. El capitalismo está en una situación muy inestable, pero también muy poderosa. Pero lo que sí sé es que ya no tiene, como en los años sesenta y setenta, la capacidad de permitir mejoras a las clases trabajadoras. Si te fijas en la evolución de los salarios y de la economía del bienestar, cada vez se van recortando más. Es verdad que cada vez somos más viejos y necesitamos más recursos, pero también está la pobreza infantil, la inmigración… Así como hubo años en los que crecía lo suficiente como para poder dar un poquito de bienestar, no mucho, a las clases trabajadoras, ahora tiene grandes dificultades para hacer eso.

¿Por qué cree que ocurre?
Porque no tiene suficiente excedente para dar lo que quieren los accionistas y los muy ricos, como los protagonistas del informe de Oxfam de Davos. Son unas cifras que son incluso difíciles de asumir, porque aparecen unas cantidades de riqueza que son impensables. Bueno, excedente genera, pero otra cosa es cómo se reparte. 

Pero el capitalismo y la globalización han permitido que disminuya la desigualdad global y que muchos países prosperen y salgan de la pobreza.
Sí, como en China, por ejemplo. Pero no lo suficiente para la cantidad de excedente que los ricos necesitan seguir acumulando mientras persisten las dificultades que tienen otros. El sistema no distribuye lo que haría falta distribuir para que la gente estuviera medianamente tranquila.

¿Qué haría usted? ¿Cuál es su modelo? Es crítica también con la socialdemocracia…
No, no, la socialdemocracia no ha resuelto los temas. Yo no tengo un modelo, yo vuelvo a Marx, a la sociedad de los productores asociados. O sea, montar una sociedad donde el objetivo de la producción y el objetivo de la riqueza sea cubrir las necesidades de la población. ¿Y si invirtiéramos completamente el planteamiento económico y empezáramos a hacer una planificación sobre lo que necesitamos para una población de 8.000 millones de habitantes? Y a partir de ahí preguntarnos cómo vamos a producir eso, cuánta comida o cuántas viviendas necesitamos… Yo creo que habría posibilidades, lo que pasa es que se tendría que planificar, pero eso es algo que las empresas ya hacen y mucho, que no nos engañen. Y operar de forma que no hubiera esas diferencias brutales entre las personas, entre los trabajadores y los trabajadores que dirigen a los trabajadores. 

¿Y si invirtiéramos el planteamiento económico y empezáramos a hacer una planificación sobre lo que necesitamos como población? Las empresas planifican y mucho

Suena utópico
Sí, claro. ¿Pero acaso no suena utópico que el capitalismo conduce al bienestar para la gente? Utopía por utopía, prefiero la utopía de la sociedad de productores asociados que la sociedad capitalista donde Elon Musk y sus amigos tienen el poder y la riqueza que tienen, porque la riqueza lleva al poder.

Usted fue muy crítica a mediados de los noventa con el Tratado de Maastricht, para entrar a formar parte del euro, porque los criterios que había que cumplir eran todos monetarios y no se tenía en cuenta las diferencias sociales entre los distintos países. ¿Cree que ha sido un mal negocio para España, formar parte del euro?
Es difícil responder a eso. No ha sido un buen negocio para los españoles, para la población. Hay mucha gente que no lo está pasando bien, mucha gente de clase media sí, pero hay mucha gente que es pobre y lo está pasando mal. Pero, por otro lado, tampoco había mucha solución de quedarse fuera, ¿qué hubiera hecho España fuera de la Unión Europea? Probablemente hubiera quedado muy marginada también. Quizás fue una de las pocas vías que tenía el capitalismo español de sobrevivir, y está sobreviviendo por lo menos parecido a los demás países europeos. Vistos los resultados, ahora no me atrevo a decir que fuera tan desastroso como lo veía antes; pero insisto, distinguiendo mucho entre España y los españoles.

No sabemos qué hubiera pasado en caso de no formar parte del euro.
Claro. Hay que partir de la base, que cada día se nos olvida más porque estamos muy triunfalistas, de que España lleva siglos siendo un país pobre. Desde los Reyes Católicos, cuando ya cayó un poco todo el triunfo de América y demás, España ha sido un país pobre, tanto en renta per cápita como en inversiones y en estructura productiva. Y por lo tanto, es como un atleta que siempre va en tercera línea, quiere llegar a la cabeza de la carrera pero no llega. Aún estamos en segunda o tercera línea de la UE; no nos hagamos ilusiones de que porque Macron y Alemania nos hacen un poco más de caso, ya hemos llegado, no. Tenemos que sudar mucho aún.

España lleva siglos siendo un país pobre, tanto en renta per cápita como en inversiones y en estructura productiva, aún estamos en segunda o tercera línea de la UE

¿Por qué tras cuatro décadas de España en lo que hoy es la UE, y con las ayudas recibidas a través de los distintos fondos europeos, seguimos por debajo en estructura productiva y en productividad?
Mucho tiene que ver con nuestra historia: somos pobres y es muy difícil subir escalones y especialmente con una enorme competencia de los países europeos. Y después, yo tengo muy mala imagen del empresariado español. Independientemente de que me caiga mejor o peor por razones ideológicas, yo creo que el empresario español es un empresario muy limitado y torpe. Cuando dicen que hay una falta de formación profesional, digo sí, en los empresarios. Los empresarios españoles no son innovadores, hay algunos que sí, pero siempre ha sido un empresario de bajar salarios y bajar impuestos, nada más. Pero en capacidad de innovación, como parece que está mejorando ahora, creo que es bastante torpe. 

¿Formación y productividad cree usted que son los principales retos de la economía española?
Si queremos seguir por la línea que estamos, probablemente, sean estos los retos. Pero si queremos ir hacia una sociedad diferente, que la quiere poca gente, tendríamos que ir por otro lado, como he explicado antes: a por un profundo efecto distribuidor, pero bien hecho. Yo no me creo que la educación lo arregla todo, yo he vivido años de educación y creo que no arregla tanto las cosas. Indudablemente, una población bien educada es más productiva que una población menos educada, pero ¿qué es estar bien educada? Yo creo que hace falta también una organización empresarial diferente, donde la gente esté más motivada, donde la distribución fuera un poco más justa, incluso le iría bien a la productividad. Hace falta formación, también de los empresarios, por supuesto que inviertan y también un aparato público mucho más eficiente. El aparato público en España es bastante poco eficiente. Yo soy una gran defensora del sector público y seguiré defendiéndole con uñas y dientes, pero a pesar de todo, creo que se podría hacer mucho mejor. Aun así, es mucho menos eficiente lo privado que lo público. 

¿De veras? ¿Qué incentivos tiene el sector público?
Depende del tipo de incentivos. Cuando se han querido verdaderamente hacer las cosas bien, las hace el sector público. Hay una autora, Ellen Meiksins Wood, fallecida en 2016, que explica muy bien todo el esfuerzo que hizo Estados Unidos para llegar a la Luna, por ejemplo. O Mariana Mazzucato, que demuestra que el sector público es la organización más emprendedora y la que asume inversiones de mayor riesgo, incluso a favor de las grandes empresas tecnológicas nacidas en EE.UU. 

¿De verdad no cree que hay buenos empresarios? Seguro que encuentra dos o tres que pueda decirme que lo están haciendo medianamente bien.
Lo hacen bien para ellos, seguro, no tengo duda al respecto. Sí me creo lo de la gota que cae hacia abajo y entonces cuando ellos aumentan su riqueza, pues un poquito cae a la gente; pero no me creo que tenga nada que ver con que lo hacen para la sociedad. No me creo que el aumento de riqueza de un país suponga que los empresarios han hecho nada por la gente, lo han hecho para sus intereses. Está permitido que lo hagan, vale. 

Hace muchos años que estudia y trabaja en defensa de las pensiones públicas. ¿Por qué es tan crítica con este debate y qué propone?
Dentro de todo lo malo que pueda ser, pienso que el mejor sistema es el de reparto. Por mucha diferencia. Por eso soy crítica contra todo el intento de privatizar la Seguridad Social, que es lo quieren hacer. Si se organiza bien, no tiene por qué haber un problema financiero de la Seguridad Social. Y de momento no lo hay y se va trampeando de una manera o de otra. 

Para mantener el sistema público de pensiones, ¡no importa nada cuánta gente trabaje, depende de lo que producen!

Pero la tasa de dependencia de las pensiones, que es cuántos cotizantes se necesitan por cada pensionista, no deja de caer y ahora con los babyboomers…
Eso es un disparate. Es uno de los argumentos más erróneos de la economía. ¡No importa nada cuánta gente trabaje, depende de lo que producen! En la sociedad española de los cincuenta la mitad de la población trabajaba en la agricultura y la gente pasaba hambre. Y ahora no sabemos qué hacer con todo lo que nos sobra. Caro o barato, ya lo discutiremos, pero sobra producción agraria. Cada vez que menciona alguien ese argumento me pone enferma. ¿Por qué no se habla de lo que produce cada trabajador? En China han disminuido 80 millones de trabajadores y ha aumentado la producción no sé cuánto. Es la productividad, aunque a mí me gusta más hablar de estructura productiva. Primero, no hay por qué pensar en los babyboomers… porque hay más producción en España que en otras épocas, crecemos y exportamos, luego tenemos más. Segundo, creo que detrás de todo el tema de la “crisis» de las pensiones, está la necesidad del capital financiero. Los más de 100.000 millones que “cuesta” cada año la Seguridad Social es un montón de dinero. Si eso pasase por el cauce de la banca financiera, se acabaría el problema. Hay un esfuerzo brutal por privatizar las pensiones. Y en eso me vas a permitir que haga un grito de atención a la última reforma, porque Escrivá, que es muy listo y sutil, se ha inventado un sistema de privatización de pensiones que para mí es de los más peligrosos que han inventado hasta ahora, que son las pensiones de empresa. Ha inventado un sistema que realmente permite que se puedan privatizar las pensiones a mucha mayor velocidad y en mayor cantidad que lo habían hecho hasta ahora. Hasta ahora, la privatización de las pensiones era cuando una persona individualmente hacía una pensión privada, pero ahora no, ahora un comité de empresa en un convenio puede firmar que todas las pensiones de aquella empresa se privaticen y eso ha sido un golpe maestro brutal.

Pero se trata de un complemento a la pensión pública.
En Euskadi, que es donde se inventó este sistema, está pasando que como ya hay mucha gente que tiene ese complemento, primero la gente ya no reivindica tanto. Y segundo, aunque reivindique, cuando ya tienes un 80% o 90% de la población que tiene unas pensiones privadas que no son tan malas, lo que no van a hacer es reivindicar las públicas. Creo que la gente no se ha dado cuenta de la perversión de este sistema.

¿Dejaría entonces el sistema de reparto como está?
Sí, porque en la privatización de las pensiones, aparte del beneficio que va a suponer para el capital privado, hay otro tema conjunto: ¿cómo le sigues tú la pista al capital financiero? Supongamos que tuviéramos un millón de euros para invertir mañana y lo invertimos con todas las garantías, pasado mañana ya no sabemos dónde está. A mí me parece que es gravísimo perder toda la pista.

¿Podría ser un sistema de capitalización, no de reparto, pero en manos públicas, como el superfondo soberano de Noruega, por ejemplo?
Podría ser, pero con mucho más control de lo público por la ciudadanía. Cuidado con lo público, pero aun así tiene muchas más posibilidades de manejar las cosas que lo privado. ¿Quién le dice al BBVA o a La Caixa lo que hacer con el dinero? Con lo público, no hay mucha fuerza, pero como detrás hay votos… ¿Por qué las pensiones no están tan mal ahora? Porque hay 10 millones de pensionistas que votan, clarísimamente.

“Hay pobres porque hay ricos”

“Hay pobres porque hay ricos”

Miren Etxezarreta, catedrática emérita de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), es una de las referencias en España de la economía crítica, en su caso de tradición marxista. Con ella arranca la serie de videoentrevistas Economía fuera del carril, realizadas por Alternativas económicas en coproducción con elDiario.es y Looky Produccions para dar visibilidad a escuelas económicas ajenas a la ortodoxia, una iniciativa que ha sido posible gracias al programa de Proyectos Singulares de la Generalitat de Catalunya de apoyo a iniciativas de la economía social. La entrevista íntegra puede verse en la web de la revista. Esta es una versión editada.

Miren Etxezarreta, catedrática emérita de Economía. Lola Fernández

Pere Rusiñol1 de marzo de 2024 22:36h Actualizado el 02/03/2024 10:04h

A sus casi 88 años, Miren Etxezarreta conserva la lucidez y convicciones de siempre. Nacida en Ordizia (Gipuzkoa), estudió Ciencias Económicas en Bilbao en pleno franquismo, cuando era raro que una mujer de pueblo estudiara y todavía más que optara por Economía, y luego se doctoró en la prestigiosa London School of Economics. De regreso a España, fue purgada en su universidad y acabó recalando en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), donde durante décadas ha sido referencia de la economía crítica, dentro de la academia y también en los movimientos sociales, como en el Seminario Taifa. Ya jubilada, sigue al pie del cañón, muy involucrada en uno de los ámbitos en que se especializó: el sistema público de pensiones y cómo blindarlo.

¿Se siente cómoda con la definición de economista marxista?

Sí, así me considero.

¿Y esto qué significa?

Pues que miramos a las cosas a través de un paradigma diferente del convencional. Lo inició Carlos Marx y fue desarrollado después por muchos economistas, solventes y serios, que nos ayudan a entender la realidad del mundo actual, a mi juicio mejor que la economía convencional.

¿Cómo podría sintetizarse?

La economía marxista se apoya en la idea de explotación de unas personas por otras y en el concepto de clase. Estos dos elementos son prioritarios y la diferencia principal con la economía convencional.

¿Qué aporta el marxismo al análisis económico de hoy? Marx vivió en el siglo XIX, en una sociedad muy distinta…

¿Y en qué siglo vivió Adam Smith, que se considera el fundador de la economía clásica? ¡En el XVIII! A mí los fundamentos del marxismo me ayudan a entender lo que está pasando ahora, desde el fenómeno de los riders hasta determinados aspectos de la inteligencia artificial. En definitiva: me resulta muchísimo más útil para analizar el capitalismo actual que otras tradiciones.

Los fundamentos del marxismo me ayudan a entender lo que está pasando ahora, desde el fenómeno de los ‘riders’ hasta determinados aspectos de la inteligencia artificial

¿Pero quizá más desde una perspectiva sociológica o de filosofía política que de herramientas económicas concretas?

Es que las separaciones de las disciplinas de aprendizaje económico o social me parecen espurias y artificiales. Incluso diría que se hicieron en función de los intereses de los grandes catedráticos de cada época. Cuando llegué a la UAB, toda la Economía estaba junta, como una sola disciplina. Luego, por intereses de ciertos catedráticos se dividió entre aplicada y teórica. ¿Tiene algún sentido científico? Creo que no. En mi opinión, las ciencias sociales tendrían que estudiarse más conjuntamente. Esta división confunde.

¿Habría que hablar, pues, más bien de “economía política”?

Para mí, la economía es economía política y esto se ha perdido completamente porque se suele hablar de análisis económico. Esto representa una transformación ideológica extremadamente importante. En mi opinión, la economía política es más capaz de hacer entender el mundo que el análisis económico.

¿De dónde viene su interés por la economía? A mucha gente de izquierdas le da pereza, con tantos números…

En tanto que hija de comerciantes, yo había estudiado profesorado mercantil, que es administración y va con los números. Luego, como salida natural, solía llevar a lo que entonces se llamaba Ciencias Económicas. Y hacia ahí me dirigí.

Siempre me ha interesado por qué hay pobres y por qué hay ricos. Y lo único que te lo explica es la economía

Empezó, pues, por motivos prácticos y comerciales. ¿En qué momento saltó de la contabilidad a la economía política?

Siempre me ha interesado lo que se llamaba antiguamente la cuestión social. Es decir: por qué hay pobres y por qué hay ricos. Y lo único que te lo explica es la economía.

¿Por qué hay pobres y por qué hay ricos?

Pues porque hay capitalismo. En la historia ha habido distintas formas de organizar la sociedad, pero el capitalismo es una de las más claras al respecto: hay pobres porque hay ricos. A mi juicio, lo que lo explica son los elementos económicos.

¿Cuáles, exactamente?

Sobre todo la propiedad privada, que modela el resto de los elementos sociales según sus intereses. Quiénes son los amos de la propiedad es lo que determina quiénes son pobres y quiénes son ricos. Así ha sido siempre en la historia, pero en el capitalismo más claramente.

Estas herramientas que aporta el marxismo quizá son útiles para entender el capitalismo, ¿pero sirven también para construir? Cuando esta tradición se ha puesto a construir los resultados parecen desastrosos.

Tristemente, muy desastrosos, sí. Pero lo que ha sido la Unión Soviética no es la visión alternativa del marxismo. No soy una erudita del marxismo, pero Marx no hizo ningún planteamiento técnico de la alternativa. No hay un proyecto como tal. El marxismo no tiene una alternativa concreta.

¿Aún hoy no la tiene? ¡Han pasado muchos años desde Marx! ¿No hay referentes o éxitos?

Desgraciadamente, a nivel macroeconómico, que yo sepa, rotundamente no. Solo entre algunos colectivos pequeños parece que ha funcionado. El marxismo ha aportado elementos para luchar por una economía más humana, pero sin alcanzar aún su objetivo. Ahora bien: ¿es que existe algún ejemplo de que el capitalismo lo haya logrado?

100%

Depende de dónde se ponga el foco sobre para qué sirve la economía: ¿Sirve para hacer dinero o para arreglar problemas de la humanidad? Si es para hacer dinero, el capitalismo ha funcionado.

¡Incluso en este caso, solo para algunos!

¿Por qué eligió la London School of Economics (LSE) para doctorarse?

Fue todo de casualidad. Cuando estudiaba en España, todavía con el franquismo, ni sabíamos ni que existía y yo en realidad fui a Inglaterra a estudiar inglés. Pero el hecho es que ahí hice el máster y la tesis: ocho años en total. Y además en el momento en que el neoliberalismo se trasladó desde Estados Unidos a Inglaterra con mucha fuerza. Recuerdo que iba a clases de un profesor de macroeconomía que venía cada 15 días desde Chicago.

¿Aprendió de la famosa Escuela de Chicago, artífice del neoliberalismo?

Estudié lo que decía y fui aprobando los exámenes. Pero iba viendo que en realidad cada vez entendía menos lo que estaba pasando y en cierta manera sigo así. Entonces, me ponía a buscar. Así di con un libro que me resultó fundamental: La teoría del desarrollo capitalista, de Paul Sweezy [de 1946]. Me abrió las puertas a todo un universo de cosas que estaba buscando, a todo el aprendizaje en la vida después. Y en la LSE estaba también en aquella época Ralph Miliband, que también me influyó mucho. Desde entonces he leído y estudiado mucho, economía y marxismo y he aprendido bastante.

A veces parece que los gurús económicos prefieren que no les entendamos.

A algunos les conviene mucho hacer ver que todo son tecnicismos y se centran en estadísticas y fórmulas. Los modelos pueden ser válidos, pero en ocasiones son también excusas para no profundizar en el fondo de la cuestión. Si nos fijamos en los grandes economistas, incluso en la ciencia convencional, veremos que no son los que han utilizado más los modelos, sino los que han entrado en los temas en profundidad. En los libros de Keynes no se ven muchas fórmulas. Y sin embargo, después, cuando a partir del año 1975 se habla de la nueva macroeconomía, resulta que tienes que buscar con con lupa dónde están los elementos de economía, porque todo son fórmulas.

Una de las cosas que me enseña el marxismo es precisamente que la ciencia es producto de una estructura social

¿Esta evolución busca excluir otras visiones?

No a nivel personal, pero sí respecto a las grandes líneas. No quiero pensar que los grandes economistas hayan sido deliberadamente manipuladores. Les respeto y creo que han tratado de encontrar su verdad. Pero su verdad está moldeada y encajonada dentro de estos marcos tan determinados. Y luego están los grupos de presión o think-tanks, que responden a otros intereses y que montan sus modelos en función de lo que les conviene elegir. Hacia ahí van el dinero y los grandes proyectos de investigación. Una de las cosas que me enseña el marxismo es precisamente que la ciencia es producto de una estructura social.

¿Y cómo logra entrar a la Universidad Autónoma de Barcelona con este ropaje tan heterodoxo?

¡Es que yo no tenía oficialmente un ropaje heterodoxo! Mi tesis era sobre la “aplicación de la programación lineal a los problemas de la política agraria” y tenía un doctorado en la London School. Lo heterodoxo lo hacía como hobby.

A veces siento un poco de vergüenza de haber sido catedrática porque quiere decir que has pasado por una serie de filtros que requieren una cierta docilidad

¿Cree que alguien de su perfil puede llegar a catedrático hoy?

Es complicado, porque si te adaptas pierdes tu crítica. Una posibilidad es aceptar la automarginación. Yo seguí un consejo que me dieron: “Poténciate hacia fuera para que te conozcan también más allá de la la universidad”. En mi caso, fue gracias a trabajos de la UE sobre agricultura.

Pero en España los heterodoxos raramente llegan a catedráticos de Economía. Usted es una excepción.

A veces siento un poco de vergüenza de haber sido catedrática porque quiere decir que has pasado por una serie de filtros que requieren una cierta docilidad. Pero para mí ser catedrática no quiere decir demasiado. Desde luego, no significa que seas mejor que otra persona que no lo es.

La catedrática emérita de Economía Miren Etxezarreta. Lola Fernández

¿Cómo ve en Economía al Gobierno, que dice ser el más de izquierdas desde la II República?

Está siendo mucho mejor que cualquier alternativa que se hubiera planteado, aunque también es cierto que ha tenido bastante suerte coyunturalmente, como consecuencia de la pandemia y de la eliminación de los límites del gasto público. Y sin embargo, lo veo timorato: me gustaría que hiciera cosas más radicales.

El margen parece muy estrecho. ¿O es de los que piensan que el neoliberalismo ha sido derrotado, como proclaman algunos autores?

No me lo parece. Más bien creo que los grandes poderes siguen en lo mismo de siempre y se adaptaron coyunturalmente porque se vieron con el agua al cuello. No veo ni siquiera que la socialdemocracia pinte demasiado. Más bien parece en retirada, con la disminución de los derechos de los trabajadores y el surgimiento de nuevos nichos para la explotación.

En Economía, el Gobierno está siendo mucho mejor que cualquier alternativa que se hubiera planteado, pero lo veo timorato

Pero España tiene un Gobierno de izquierdas que ha reformado las pensiones públicas por la vía de aumentar los ingresos para blindar el modelo, como pedía desde hace muchos años. ¿No le parece un avance?

Ese trozo de la reforma me parece bien y es fruto de la lucha de los pensionistas, que son 10 millones de votos. Pero hay también otro trozo que las privatiza a través de las pensiones de empresa. Esto me indigna. Como la gente no hacía pensiones privadas, el ministro Escrivá, que es muy hábil y peligrosísimo, promueve las pensiones de empresa. En Euskadi, que llevan más tiempo con esto, ya empiezan a decir que quizá no haya que actualizar las pensiones públicas porque ya tienen las privadas de empresa. Me parece muy peligroso y sutil.

¿Le parecen equiparables los fondos privados y los de empresa? ¿No sería interesante que hubiera fondos potentes bajo control público o de los trabajadores que a su vez influyeran en la economía?

Si estos fondos fueran realmente así, no tendrían nada de malo, pero esto es como si existiera la Santísima Trinidad o el reino de los cielos. No me parece posible: ¿Cómo haces para seguir el camino del capital financiero? Una vez que entra en su tubo, no hay forma de saber qué pasa con este dinero. Y además: ¿para qué? ¿Por qué no podemos dejar el modelo como ahora, de reparto y público?

Ya me gustaría que el capitalismo estuviera en crisis, aunque también me asusta porque ya sabemos que en tal caso siempre sufren los mismos

Un mantra de la izquierda suele ser que el capitalismo está en crisis. ¿Lo cree?

Por un lado, me parece que está en crisis porque no consigue una senda estabilizada, pero ello es imposible porque las crisis son inherentes en el modelo. Por otro lado, a los capitalistas les va cada vez mejor y son más poderosos, sobre todo en relación a los trabajadores. El capitalismo va dando bandazos y tropezones, pero resurge. Ya me gustaría que estuviera en crisis, aunque también me asusta porque ya sabemos que en tal caso siempre sufren los mismos. Por esto me da miedo que no tengamos proyectos alternativos que ensayar. Vamos a pensar que el capitalismo efectivamente está en crisis. ¿Y entonces, qué? No tenemos una alternativa a punto.

¿Y entonces, qué?

En vez de centrarnos solamente en cómo añadimos retazos al capitalismo para hacerlo viable, que es lo que hace el Gobierno y me parece muy bien… ¿Por qué no empezamos también a pensar desde la otra esquina sobre cómo organizar los recursos que hay en el mundo para cubrir las necesidades de la gente? En la alimentación, en la producción, en el conjunto de la economía: qué necesitamos y cómo ponerlo en marcha. O sea: en lugar de buscar siempre el beneficio del capital privado, invertir el planteamiento. Así quizá podamos llegar algún día donde nos gustaría, aunque yo no lo veré.

 

Economistas Fuera del Carril – Miren Etxezarreta

Economistas fuera del carril – Miren Etxezarreta

«Economía fuera del carril» es una serie de seis videoentrevistas que se propone dar a conocer tradiciones que abordan la economía con una perspectiva y unas herramientas alejadas de la corriente hegemónica tanto en el mundo académico como en los programas de gobierno en los países occidentales y en las instituciones multilaterales.

➡ En este primer episodio Pere Rusiñol entrevista a Miren Etxezarreta, catedrática emérita en Economía.

➡ Una coproducción de Alternativas económicas y elDiario.es.

Conferència telemàtica sobre pensions públiques de la Coordinadora balear per la defensa de les pensions públiques

Enregistrament íntegre de la conferència telemàtica sobre pensions públiques, convocada per la Coordinadora balear per la defensa de les pensions públiques, amb la participació de l’economista Miren Etxezarreta i l’advocat laboralista Miquel Arenas, el 28 de març de 2021 Su intervención empeiza en el minuto 41:07. .

«Penso que la intenció de Zapatero es podria aprovar, però els resultats objectius haurien de suspendre`s»

Participación de Miren Etxezarreta en el programa Quatre Gats del periodista Ricard Ustrell enTV3 dedicado al presidente del Gobierno de España José Luís Rodríguez Zapatero, el 26 de marzo de 2020. Su intervención comienza en el minuto 19:55.

«Entrevistem en profunditat l’expresident del govern espanyol José Luis Rodríguez Zapatero. Amb ell parlarem dels anys de la seva gestió com a president. De la crisi econòmica, de la reforma de l’Estatut, dels avanços en drets socials¿ però també de l’actualitat política catalana, espanyola i internacional.

Complementen el programa excol·laboradors del seu govern, antics membres del PSC com Montserrat Tura i Joaquim Nadal, l’exvicepresident de la Generalitat Josep-Lluís Carod-Roviera, l’economista Miren Extezarreta i el professor d’universitat de Zapatero, José Manuel Otero.

Amb entrevistes complementàries a:
· Joaquim Nadal i Montserrat Tura, expolítics socialistes
· Josep-Lluís Carod-Rovira, expresident d’ERC
· Miren Etxezarreta, economista
· Nieves Goikoetxea i Angélica Rubio, periodistes
· José Manuel Otero, professor d’universitat de Zapatero».