La agricultura española en la era de la globalización

Versión en PDF«Tendencias de evolución de la agricultura al principio del siglo XXI.»
Editorial:
Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación
Lugar: Barcelona

LA  AGRICULTURA ESPAÑOLAENLA ERA DELA GLOBALIZACIÓN(Tendencias de evolución de la agricultura al principio del siglo XXI)

PARTE I. PLANTEAMIENTO DELA INVESTIGACION

I.1. Objetivo, justificación y estructura del trabajo

 

Este trabajo tiene como objetivo analizar la evolución de la agricultura en España en las últimas décadas[1]. En realidad, dado que los periodos son difíciles de establecer con precisión respecto a fechas concretas, se podría decir que se pretende analizar la dinámica de la agricultura española desde la etapa que, en términos económicos se inicia con la crisis económica global llamada de los setenta (aunque se inicia a finales de la década anterior), y que en España, en términos políticos corresponde al período que se inicia con la muerte de Franco y la transición a la democracia. Es decir, desde mediados de los setenta. Indudablemente la aceptación de España como miembro de la entonces Comunidad Europea, que tiene lugar en 1986, marca un subperiodo destacado dentro de todo este tiempo y como tal se considerará. Pero si se tiene en cuenta que la economía y la agricultura española venia ya preparándose para este acontecimiento desde muchos años antes, se entenderá que el período seleccionado no se inicie precisamente en esta fecha sino bastantes años antes, cuando en España toda la escena socioeconómica y política se aprestaba a iniciar una nueva etapa.

Añadido en Agosto 2006:La fecha de cierre de los trabajos se sitúa entre los años 2000 y 2005. El hecho de estar realizado por diversos autores y en un periodo bastante prolongado de tiempo ha hecho que algunos trabajos se acabaran muy a principios de este siglo, mientras que otros se terminaron en 2006. Algo inevitable en este tipo de trabajos. Además, la edición de este tipo de obras requiere también de un tiempo considerable, lo que hace imposible recoger los últimos acontecimientos en el muy fluido ámbito agrario. No obstante, creemos que conjuntamente los trabajos que aquí presentamos permiten obtener una visión bastante adecuada de la evolución de la agricultura española hasta los primeros años del siglo XXI.

El interés de este trabajo se justifica por:

a) aunque se han realizado múltiples estudios sobre el impacto de la integración de la agricultura española en la comunitaria, antes de la misma como previsiones y después de la adhesión para evaluar sus resultados, nos parece que faltan análisis de fondo sobre lo que el período de referencia ha significado para la agricultura española[2]. Desde los últimos cincuenta la agricultura española había experimentado una gran transformación en las formas de producción agrarias tradicionales hacia una fuerte modernización del sistema de producción agrario y ganadero. Esta transformación ha ido intensificándose y cambiando de carácter durante el período que pretendemos analizar. Durante el mismo, aunque el elemento más destacado que ha afectado al país haya sido la adhesión a la hoy Unión Europea, no ha sido el único, ya que hay que tener en cuenta, también, el impacto de la globalización. Desde la crisis de los setenta, la agricultura y la economía española, como la de la mayoría de los países, ha sido afectada por una profunda transformación de la industria alimentaria y de los sistemas de distribución de alimentos que ha intensificado fuertemente su carácter internacional, así como por un proceso mucho más amplio de absorción en una economía mundial con unas características especificas que se han venido a denominar de globalización. Lo que pretendemos es estudiar que es lo que todo ello ha supuesto para la agricultura en España;

b) durante este período, por razones que se mencionaran más adelante – véase II.4.1.1-, una gran parte de la atención de los estudiosos de la agricultura y de los responsables de la política agraria ha estado dirigida al análisis de la conveniencia y las posibilidades que ofrece el desarrollo rural. Inicialmente bastante vinculado a la agricultura pero gradualmente alejándose de la misma para centrar su interés en el ámbito rural, más amplio que el agrario. Se considera aquí, que esta situación, aunque pueda ser perfectamente justificada dadas las circunstancias, ha conducido paulatinamente a mermar la atención dirigida al análisis de los aspectos mas precisamente referidos a la agricultura como ámbito de producción y venta de mercancías, por lo que, cuando se pretende explorar qué ha ido sucediendo durante todos estos años no se encuentran muchas investigaciones acerca de los aspectos de la agricultura más vinculados a su carácter estrictamente productivo.

c) el sistema agroalimentario mundial ha experimentado en las últimas décadas una enorme transformación. La agricultura y las industrias de la alimentación se han unido a la lista de sectores globales, proporcionando un amplio mercado mundial para una red de instituciones que transcienden, con mucho, las fronteras de los estados. Las implicaciones de esta globalización son profundas para los agricultores, los procesadores de productos alimentarios, los consumidores así como para  las instituciones públicas, científicas y de negocios que participan en la cadena alimentaria. Asimismo se le exige ahora a la agricultura que contribuya a otros objetivos sociales como el mantenimiento del medio rural de forma ecológicamente sostenible e incluso visualmente atractiva. Lo que implica también grandes cambios en la política agraria. Todo ello genera un gran impacto en el sistema de producción y la evolución de la agricultura que es necesario estudiar con gran atención.

Por todo ello, se pretende estudiar lo que ha sucedido en la agricultura española en este contexto y en este período, concentrándonos en la evolución de la misma en su sentido estricto, es decir, considerándola en sus aspectos básicos de producción e intercambio de los productos agropecuarios. Tratando principalmente en función de éstos todos los demás elementos que la afectan. En otras palabras, aunque como se precisa mas adelante, estas actividades se estudiarán integradas en los complejos agro-alimentarios correspondientes y en el sistema alimentario global, no se pretende aquí analizar la totalidad de las partes que constituyen el sistema agro-alimentario español (las empresas agro-alimentarias o los precios agrarios, por ejemplo), tarea que excede en mucho nuestras posibilidades, sino sólo en cuanto éstas afecten a las actividades de producción agraria y ganadera.

 

Añadido en Agosto 2006: El trabajo se presenta dividido en dos partes:La Parte I, de naturaleza general, en la que se especifica el planteamiento teórico en el que se enmarca la investigación y que consta de tres capítulos –I a III- , yla Parte II, en la que se recogen los diversos trabajos empíricos referentes a la agricultura española, y que consta de 10 capítulos, cada uno de ellos acerca de una rama de producción agraria o ganadera, realizado por conocidos especialistas en cada tema.

 

I.2. De la explotación agraria al sistema alimentario global.

 

Generalmente, los trabajos que pretenden analizar la dinámica de la agricultura toman como su eje central de observación o bien el ámbito macroeconómico- como van evolucionando las grandes variables agregadas – producción final, valor añadido, productividad, tecnología, uso de inputs externos, etc. – o bien se refieren a la unidad microeconómica de producción, es decir la empresa o explotación agraria y sus resultados, o a una combinación de elementos macro y microeconómicos.

En este trabajo se considera que aunque básicamente, es en las explotaciones/empresas agrarias  donde se materializan las decisiones últimas de producción tomadas por sus gestores -agricultores y/o empresarios agrarios-, la moderna empresa agraria está inmersa en un conglomerado extremadamente complejo de fuerzas de gran magnitud y poder que, conjuntamente, determinan una gran parte de las decisiones que se toman a nivel microeconómico, así como sus resultados. No es posible estudiar la empresa agraria sin estudiar también las fuerzas que en ella inciden, la forma en que la afectan y en que dirección la conducen, ya que todo ello va a determinar en gran parte las decisiones que se tomen a nivel microeconómico.

Por ello, a pesar de que el análisis de la composición, estructura material y social, resultados y dinámica de las unidades productivas agrarias constituyen uno de los objetivos esenciales y últimos de este trabajo, se considera que para analizar la evolución de la agricultura en España en la actualidad es necesario situarla en el marco del complejo sistema de fuerzas que la enmarcan. De aquí que en este trabajo se estudian las líneas de evolución de las explotaciones agrarias y de la agricultura española en general insertas en el sistema alimentario mundial y en el sistema económico global.

El sistema alimentario o sistema agroalimentario se puede definir como ‘el conjunto de las actividades que concurren a la formación y a la distribución de los productos alimentarios y, en consecuencia, al cumplimiento de la función de alimentación humana en una sociedad determinada’. (Malassis, 1973) Sus componentes principales son: la industria agro-alimentaria (suministradora de los factores de producción agraria), el sector agrario (la producción agraria propiamente dicha) y la industria alimentaria (elaboración de alimentos) y la distribución de los mismos. (Sanz Cañada, 2002,143) Dado el carácter transnacional de muchos de los componentes de los dos extremos de este sistema- de la cadena alimentaria-, al sistema agroalimentario se le ha atribuido siempre un carácter internacional; y los desarrollos recientes del mismo, particularmente la propia internacionalización del proceso productivo agrario, y las condiciones en el que el mismo tiene lugar,  lo han ido llevando a conformarse como un sistema agroalimentario global.

I.3. El marco teórico adoptado

 

Para estudiar este sistema agro-alimentario se considera aquí que la aproximación teórica más adecuada corresponde a los enfoques modernos de la Economía Política.Estos enfoques realizan el estudio de la agricultura actual integrándola tanto en la economía de los países a los que pertenece, como en los sistemas agroalimentarios internacionalizados, es decir, insertada en lo que se conoce como ‘sistema agro-alimentario global’ (‘the global food system’), en el contexto de una economía globalizada[3]. Esta metodología de investigación -la economía política de la alimentación- contempla a la agricultura inmersa en el proceso general de acumulación mundial y la sitúa dentro del amplio proceso de reestructuración que aquel presenta en la actualidad.

En este trabajo, se opta por un sistema de análisis basado en la integración de la agricultura en el desarrollo del capitalismo actual, en un siempre inacabado proceso de búsqueda de beneficio y acumulación. Se considera a la agricultura como parte de este todo, y, por tanto, de un sistema que en su etapa actual es mundial en su estructura y dinámica, aunque no homogéneo sino jerarquizado y concentrado. Este sistema, cuyos agentes principales son las empresas transnacionales, que van ocupando espacios cada vez mayores del ámbito de decisión agrario, va siendo gradualmente transformado desde la producción de alimentos, antaño principalmente para ámbitos locales y estatales, a la producción de materias primas genéricas para unas empresas agro-alimentarias y de distribución de alimentos que establecen los planes de producción y consumo  mundial.

En el marco general de este sistema y su dinámica se han de identificar los diversos niveles de actuación que determinan su evolución, el poder de los agentes que forman parte del mismo y desvelar cómo se articulan sus relaciones, hasta llegar a detectar el impacto que todo el sistema en su conjunto tiene en los agentes últimos directos de toma de decisión, así como los resultados de este sistema a los diversos niveles de observación (explotaciones, sectores, regiones, países). En este contexto, no sólo se integran los complejos o itinerarios agro-industriales de rama sino que se consideran, también, las diversas redes que interactúan y sus respectivos poderes como una parte relevante y principal del análisis, enmarcadas en unas líneas generales de desarrollo y no como elementos independientes e iguales que interactúan entre sí. Este trabajo se enmarca en una metodología de Economía Política crítica, que estudia el sistema alimentario en España en el marco del sistema alimentario global y del proceso general de acumulación. Hasta donde esta obra es capaz de cubrir sus objetivos, constituye en cierto modo, una prueba de la capacidad y la validez de esta metodología[4].

I.4. La estructura de este trabajo

Añadido en Agosto 2006à

ANEXO 1.- LA BÚSQUEDA DE UNA METODOLOGÍA ADECUADA

La agricultura moderna está inmersa en un conglomerado extremadamente complejo de fuerzas de gran magnitud y poder. La agricultura constituye una parte de este todo y es afectada por los elementos del mismo. No es posible analizarla sin estudiar también las fuerzas, aparentemente externas, que en ella inciden, la forma en que la afectan y en qué dirección la conducen. Ello requiere la utilización de una metodología de investigación que contemple a la agricultura inmersa en un sistema económico que en su etapa actual es mundial en su estructura y dinámica; integrada en el proceso general de acumulación mundial y situada dentro del amplio proceso de reestructuración que aquel presenta en la actualidad.

 

La vinculación de los analistas entre la agricultura y el resto de la economía no es reciente. Fue ampliamente tratada por los Clásicos -recordemos la preocupación de Malthus por el suministro de alimentos a toda la población, o las posiciones de Ricardo frente a las Leyes de Granos, que intentaba que fueran abolidas para que disminuyera el coste de la vida de los trabajadores y, por tanto los salarios-. Poco tratada por Marx, mas preocupado por establecer las leyes de la dinámica del capitalismo en una época de industrialización, constituyó, sin embargo, materia de interés de algunos de sus seguidores como Kautsky (1899/1974) y Lenin (1969) en las dos primeras décadas del siglo XX. A partir de esta época, sin embargo, bajo el influjo del pensamiento neoclásico y el aislamiento del pensamiento marxista, la mayoría de estudiosos consideraron la agricultura bien como un sector cuyas especificidades (necesidad de la tierra, tiempo de producción marcado por la biología, y la existencia de unidades productivas no capitalistas, como el latifundio y el campesinado) la alejaban del corpus general del análisis económico (léase industrial) o bien como un sector de carácter tradicional que había quedado rezagado en la modernización productiva que suponía la industria. En ambos casos, la preocupación de los economistas ortodoxos consistía en cómo convertir esta agricultura retrasada y precapitalista en un moderno sector de producción, capaz de proporcionar alimentos baratos y otros elementos necesarios para el desarrollo del dominante sector industrial[5]. Se trataba de lograr ‘la modernización’ del sector agrario, con el objetivo de aumentar la producción y productividad agraria y en cómo hacerlo de la forma más eficiente estimulando dicha dinámica y eliminando los obstáculos a la misma. ‘La modernización de la agricultura’ constituía el eje del trabajo analítico que sobre ella se realizaba.

Por la parte marxista, tras el largo período de silencio que supuso la revolución rusa, el desastre del estalinismo y la guerra fría, se reinició la discusión sobre como el desarrollo del capitalismo afectaría al sector agrario, sobre todo si iba a conducir a la desaparición, diferenciación o supervivencia del campesinado. El debate se planteaba sobre todo en los países en desarrollo donde todavía sigue siendo relevante, pero tuvo también su contrapartida en Europa[6], y, aunque su interés ha ido disminuyendo en este continente, todavía se pueden encontrar algunos trabajos respecto al mismo.

Pero la dinámica de la agricultura desdela II GuerraMundial ha hecho necesario un importante esfuerzo de renovación de sus métodos de análisis. Ni la teoría marxista tradicional sobre la evolución del campesinado, ni la preocupación neoclásica sobre la modernización de la explotación agraria son suficientes. Sin rechazarlas en su totalidad, han de ser integradas en esquemas mucho más amplios que sean capaces de reflejar la evolución de la agricultura actual.

Ya desde mediados de los años cincuenta se inició toda una nueva metodología de análisis de la agricultura basada en que la modernización de la agricultura y el desarrollo de la industria agro-alimentaria había llevado a la agricultura a ser integrada en las economías nacionales y en la agro-industria internacional, dando lugar a la aparición de complejos agro-alimentarios internacionalizados. Se comenzaron a estudiar las actividades agrarias enmarcadas en estos complejos agro-alimentarios en el contexto de la dinámica general de las economías internacionalizadas, analizando el impacto de los demás agentes del complejo y de la economía en general en las actividades estrictamente agrarias. En Estados Unidos, dentro de la economía convencional, se iniciaron estos estudios con Davis, Goldberg y su ‘agribusiness’ (1957, 1968 y 1974). En los años setenta, en Europa y América Latina, en torno a concepciones metodológicas más críticas, se realizaron trabajos de gran interés desde la óptica de los complejos agroalimentarios y los itinerarios sectoriales, que significaron una importante renovación en la manera de analizar la agricultura e integrarla en un ámbito más amplio: la fértil corriente de análisis iniciada en Francia por Malassis (1973), con su concepto de agro-industria y el análisis del campesinado francés de la época en el marco de la agro-industria realizado por Mollard (1979), y los desarrollos teóricos de los estudiosos del agro latinoamericano como Trajtenberg o Vigorito (1977 y 1982), además de los numerosos trabajos de Arroyo (1979) y sus colaboradores en el estudio de la agroindustria en América Latina. También en España se realizaron algunos importantes trabajos con este enfoque durante la década de los setenta y primeros ochenta[7].

No obstante, las transformaciones de la economía mundial y de la agricultura que se han ido produciendo desde los años setenta -‘expresada simplemente, la situación actual es una en que las connotaciones de ‘agricultura’… que se limitan a las economías, a los estados y sociedades nacionales están dando lugar a sistemas integrados vertical y horizontalmente de producción, manufactura y distribución de inputs genéricos para la mercantilización masiva de productos alimentarios’ (Friedland, 1991, 3/4)- exigen ampliar los enfoques basados en la agro-industria y, al mismo tiempo, profundizar en la integración del análisis del sector en el conjunto del sistema de acumulación general. Por ello, se puede percibir entre los estudiosos de los temas agrarios una intensa búsqueda por una economía política de la agricultura que, apoyándose inicialmente sobre los estudios anteriores que han utilizado los enfoques de cadenas agro-alimentarias, explique las relaciones sociales de producción actuales en el contexto de una economía mundial global.

En esta búsqueda actual pueden identificarse diversos desarrollos teóricos, si bien ninguno de ellos es claramente dominante y con frecuencia se entremezclan tratamientos que pertenecen a enfoques distintos. La situación es tan fluida en estos momentos que es difícil incluso identificar con claridad las distintas escuelas de pensamiento. Además de los trabajos que se mantienen dentro del esquema de pensamiento neoclásico tradicional que siguen centrados estrictamente en la eficiencia de la transformación y producción agraria, en el ámbito más amplio dela Economía Política, desde finales de los años ochenta del siglo XX, se pueden observar interesantes intentos de integrar el análisis de la agricultura dentro de la dinámica de acumulación del sistema capitalista global:

A mediados de los ochenta en Estados Unidos, algunos sociólogos dedicados a temas rurales – F. Buttel , W. Friedland, A. de Janvry y H. Friedmann entre otros- iniciaron unos nuevos planteamientos tratando de integrar la agricultura en realidades más amplias y complejas[8]. Algo más tarde algunos autores británicos -Goodman y Redclift, (1989)- iniciaron un análisis de la crisis agraria dentro de estos nuevos parámetros y en el marco general de la economía política marxista, que fue seguida muy rápidamente por toda una colección que recogía los trabajos de muy diversos autores que avanzaban en la consideración de la agricultura integrada en los complejos agro-alimentarios y la economía mundial, editada en Londres por P. Lowe, T. Marsden y S. Whatmore. A todos estos esfuerzos hay que añadir una obra editada por W. Friedland en 1991 y cuyo titulo indicaba ya el intento de establecimiento de una nueva metodología: ‘La Nueva Economía Política de la Agricultura’, a la que seguirían otras en líneas similares, aunque no idénticas. Entre ellas, véanse, por ejemplo, las interesantes obras editadas por Le Heron (1993), por McMichael (1994 y 1995), y los numerosos trabajos publicados principalmente en revistas de sociología[9]. Se avanzaba, así, hacia nuevas forma de contemplar el ámbito agrario, con una forma de análisis en el que domina, aunque no es exclusivo, un enfoque neo-marxista que esta dando lugar a interesantes trabajos de investigación y avances en los aspectos metodológicos[10]. Esta línea de investigación, en la que pretende entroncarse el trabajo que aquí presentamos, contempla a la agricultura inmersa en el proceso general de acumulación mundial y la sitúa dentro del amplio proceso de reestructuración que aquel presenta.

Algunos autores que pertenecieron originalmente a esta corriente se están orientando en la actualidad a planteamientos vinculados con la metodología denominada ‘Actor Network Theory’ o Network Actor Systems (Teoría de redes de agentes sociales o Sistemas de redes de actores sociales). Algunos de ellos –Goodman y FitzSimmons, por ejemplo- intentando integrar los aspectos ambientales con el sistema alimentario. Mientras que algunos otros investigadores como Lowe, Marsden, y Whatmore, lo aplican a conjuntos más generales. Todos ellos parten de la interpretación del pensamiento postmoderno de autores como  Granovetter (1985) y Latour (1993) y de los sistemas de redes que estos desarrollan. Por su actualidad, tratamos de sintetizar los puntos más relevantes de este reciente enfoque y nuestra evaluación sobre el mismo, en el recuadro siguiente.

Recuadro 1.- Teoría de redes de agentes sociales (Actor Network Theory)

El ‘Actor Network Theory’ o teoría de redes de agentes sociales (TRAS) asume la crítica al modernismo y se sitúa en el postmodernismo. Su posición básica consiste en que considera que no es adecuado estudiar la agricultura (o cualquier aspecto de la sociedad) inmersa en dinámicas generales, como lo son las que se desprenden del pensamiento moderno, tanto en el ámbito de la economía neoclásica como en el pensamiento marxista, sino que en cada caso hay que revisar las distintas redes de interrelaciones que la enmarcan y evaluar la dirección que éstas imprimirán en su desarrollo. Según Latour (1993) y Law (1994), el mundo social es complejo y revuelto, y cualquier intento de imponer un orden en el mismo no son mas que ilusiones modernistas. Latour contrasta el enfoque que denomina de definición ostensiva según el cual ‘la sociedad es en sí misma la causa de las opiniones de los actores y de su conducta’, con lo que él denomina una definición performativa, en la cual la sociedad es la consecuencia de lo que hacen los actores, y en la cual ‘son los propios actores quienes en la práctica establecen lo que es la sociedad… los conceptos sociales, como por ejemplo el de clase, a menudo concebido como causa de acción social en una definición ‘ostensiva / moderna’ se convierte en un resultado según una definición performativa’ (Goodman and Watts, 1997, 259). Es decir, no es el contexto socio-económico el que incide en la conducta de los actores directos, sino que son estos los que, a través de redes de relaciones complejas, establecen el marco social.

Otros autores consideran que ‘la sociedad compleja [actual] ha supuesto el desplazamiento de la producción material (y con ella, las clases) del centro de la vida social, y el ser reemplazada por la producción de signos y relaciones sociales…  Por tanto, el poder no esta ya concentrado en una clase que domina materialmente; está disperso a través de los varios ámbitos sociales y localizado de forma creciente en códigos simbólicos y formas de regulación… Contemplan los movimientos sociales no como actores colectivos que persiguen estratégicamente sus intereses racionales, sino como una variedad de ‘redes de significados’ cuyas identidades colectivas no son mas que productos tentativos de practicas corrientes sumergidas en la vida cotidiana’ (Callon, 1999, 17, comentando sobre otros autores)

La acción económica la consideran inmersa en redes de relaciones y que ésta ‘tiene lugar entre individuos que tienen conocimiento personal mutuo que afecta a sus acciones, a diferencia de las relaciones impersonales implícitas o explicitas en la mayor parte de la teorización económica neoclásica’ (Swedberg, 1996, 164) Puede haber distintos niveles en las redes económicas pero no niveles jerárquicos discretos. ‘En un determinado mercado, cada empresa productiva tendrá una posición que es enteramente relativa (mi cursiva) a la posición de los otros productores en aquel mercado, tal como es percibida por y por medio de todos los que ofrecen conjuntamente’ (Swedberg, 1996, 164). Es decir, no existen reglas generales de conducta, y por tanto esquemas de análisis, sino que todas las situaciones se relativizan y cada una de ellas constituye un subsistema ad hoc formado por la multiplicidad de redes que lo constituyen. Aunque no se excluyen ‘luchas por el control y la autonomía que acompañan cada lazo entre los mercados en las redes de la economía productiva’, en estas redes no existe presunción alguna de jerarquía, hipótesis previas de relaciones de poder, o dominio, sino que se parte de una interacción simétrica que: ‘con la simetría interactiva como su premisa básica, el agente se conceptualiza como la capacidad colectiva de redes asociativas, y lo que es más importante, relacionales’ (Goodman y FitzSimmons, 1998). Esquematizando mucho, se puede decir quela Teoríade Redes de agentes sociales  postula que cada situación es la consecuencia de todos los actores que en ella intervienen y las relaciones entre ellos, y que el resultado social es la consecuencia especifica de cada una de estas composiciones de redes interrelacionadas. ‘La Teoríade Redes de agentes sociales  proporciona una epistemología y una metodología que ayuda a dirigir nuestra atención a las interacciones y a las relaciones sociales entre actores. Este enfoque también destaca el papel central del discurso en la construcción de los conceptos y la forma en que los distintos actores ven las cosas de distinta forma’  (Goodman y Watts, 1997, 258).

Valorando positivamente la crítica que este enfoque realiza de las grandes generalizaciones teóricas que ignoran partes importantes de la realidad nos parece, sin embargo, que el enfoque de la TRASno resuelve los problemas que plantea. Nada que objetar a su insistencia en considerar las instituciones que conforman una sociedad y las relaciones entre las mismas y los diversos sujetos económicos y de estos entre sí; ni a la importancia de considerar las reacciones de los diversos agentes, o los aspectos locales, temporales y sectoriales y la necesidad de tener en cuenta todos estos aspectos que modifican la forma específica en que se expresa la lógica del capitalismo global. No obstante, el enfoque dela TRASno asegura que se cubran estos aspectos y adolece de importantes fallas metodológicas. En particular su relativismo total que, a mi juicio, impide que esta metodología conduzca a un conocimiento sistemático que permita, por lo menos, postular algunas hipótesis que faciliten la observación de la realidad y dirijan su contrastación empírica. Si todo es relativo y cambia en cada situación, ¿es posible orientar la observación en alguna dirección que permita percibir las líneas de fuerza que la conforman? No parece que ello sea factible en esta escuela para la que todo es contingente y específico y, por lo tanto, ni siquiera existirán tales líneas de fuerza. En su intento por mejorar la metodología, parece que se quedan sin teorías que permitan observar, al menos, la existencia de líneas de relación estables que puedan servir como esquema de base para seleccionar los sistemas de redes más relevantes. Pero el estudio de interrelaciones no elimina la necesidad de la ponderación de las fuerzas sociales y de establecer, por lo menos hipotéticamente, modelos analíticos con lógicas sistemáticas o procesos causales.

Tampoco creemos que en las sociedades modernas pueda aceptarse la igualdad de fuerzas o poder. Es verdad que la naturaleza ha de integrarse en términos de relación de la misma importancia que los demás agentes de la vida social (elemento que según Goodman y FitzSimmons les lleva a aceptar la TRAS) pero ello no exige interpretar que la simetría existe entre todos los agentes sociales de un sistema de redes[11] . Sin embargo, el concepto de ‘sociedad compleja’ no especifica ninguna relación estructural de jerarquía o poder desigual y, por lo tanto, se convierte en un análisis que trata a las normas como neutrales en relación con las relaciones de desigualdad y dominio. Por el contrario, en la sociedad actual, por lo menos tanto como en cualquier sociedad anterior, y probablemente más que nunca, es precisamente la extremada diferencia entre la situación y el poder de los agentes el que constituye una característica importante de la relación social y una de las claves centrales para la interpretación de su dinámica. La igualdad concedida a priori a los sistemas de redes, puede llevar a pensar quela Teoría de Redes de actores sociales recupera de forma extrema, tras un largo recorrido metodológico, el individualismo metodológico que hace del sujeto individual, independiente e igual, la base del análisis neoclásico que aquella critica.

Esta línea de análisis presenta para mi cierto interés en cuanto permite llamar la atención hacia aspectos que completan los esquemas de análisis general. Aspectos que pueden ser muy sustanciales y necesarios para una interpretación mas adecuada de la realidad y que habrán de tenerse en cuenta. No obstante, en los análisis en términos de Economía Política muchos de estos aspectos están ya integrados en el esquema central. A pesar de ello, sin duda, la necesidad de integrar otros elementos permanece, abriendo los sistemas teóricos a más determinantes, más agentes y a las relaciones entre estos, a más políticas y sobretodo a una gran proporción de aire fresco teórico. Precisamente la búsqueda de una nueva metodología de análisis se enmarca, para mí, en la necesidad de esta integración. Pero no me parece que el enfoque del ANT proporciona el esquema mas adecuado.

PARTE II. LOS ELEMENTOS QUE CONFORMANLA EVOLUCION DELA AGRICULTURA.

El estudio de la agricultura tiene que entroncarse en la dinámica de los diversos elementos que la afectan y determinan y en cómo tales elementos se articulan entre sí y con las variables agrarias. La agricultura en España en la primera parte del siglo XXI será, por tanto, la resultante de una serie de fuerzas que conjuntamente la conforman de forma específica y en las que también ella interactúa. Entre todas estas fuerzas, nos parece que las que tienen un mayor impacto y, por tanto, merecen destacarse son las que se recogen a continuación.

II.1. El capitalismo y la conformación de la agricultura moderna

 

En cada etapa histórica de la economía moderna se ha ido generando un sistema de acumulación de capital, de crecimiento económico, que propicia a su vez un sistema específico, implícito y explícito de relaciones sociales, instituciones, normas, reglas y leyes que lo rigen. El conjunto formado por el sistema de acumulación y sus correspondientes relaciones y normas recibe el nombre de régimen de acumulación, aunque otros autores lo denominaran sistema de regulación[12]. La agricultura constituye una parte de todo este conjunto y, como tal, participa de sus características definitorias, acorde con sus aspectos específicos. En esta parte del trabajo, vamos a intentar explicar como, en el marco de toda esta dinámica, ha venido a formarse la agricultura moderna en el contexto de los regímenes de acumulación y el tipo de relaciones que han existido entre ella y el ámbito más amplio de la vida económica y social. Se percibirá así con más claridad la naturaleza de las relaciones entre ambos ámbitos y los elementos más importantes que inciden en la conformación de la agricultura actual.

La agricultura siempre ha sido parte del sistema socio-económico en el que ella se desarrollaba. Sin embargo, en el pasado, las especificidades tanto naturales como sociales que presentaba este ámbito de producción, como la importancia de los ritmos biológicos en el proceso productivo, el alto numero de unidades productivas o el menor peso de las relaciones capitalistas de producción en las explotaciones agrarias, llevaban, con frecuencia, a considerarla distinta de la industria, que constituía el foco central de atención de la vida económica, y a concluir que la agricultura formaba un ámbito diferente que requería un análisis especial. En la actualidad, sin ignorar la importancia de algunos de tales aspectos, se tiene que considerar a la agricultura como parte integrante de la dinámica general del sistema económico, y su análisis requiere considerarla inmersa en la economía y la sociedad ya que la misma forma parte integrante del proceso general de acumulación, si bien en ciertos aspectos su participación en el mismo aparece más indirectamente que la de otros sectores. No por ello es menos relevante.

A medida que la agricultura ha sido integrada de forma creciente en la dinámica general de la economía, el sistema de regulación general va definiendo más estrechamente el sistema de regulación agrario que constituye parte de aquel, dando lugar a lo que se ha definido como régimen agro-alimentario, que se considera constituido por ‘el conjunto de normas y reglas, implícitas y explícitas que gobiernan la agricultura y los complejos [agro-alimentarios] y sus interrelaciones [mutuas y con el resto del sistema] junto con sus orígenes y efectos’. (Friedmann, 1991, 71). El concepto de régimen agro-alimentario sirve así para identificar las formas de acumulación correspondientes a los distintos periodos de la evolución capitalista. En una etapa de globalización económica, con una agricultura internacionalizada por las empresas transnacionales (ETN) en sus relaciones de producción y consumo, las normas que rigen esta agricultura asumen asimismo un carácter global. De forma que el régimen agro-alimentario consiste en el conjunto de reglas que gobiernan la estructura de producción y consumo de los bienes agrarios en el ámbito mundial.

Nos detendremos primero a explicitar en términos genéricos el papel que la agricultura tiene en el proceso de acumulación que implica una economía capitalista, para pasar después a describir los trazos esenciales de cómo éste ha tenido lugar históricamente, es decir la forma concreta que ha ido tomando en cada régimen agro-alimentario.

 

II.1. 1.La agricultura en el proceso de acumulación

La agricultura es una actividad mucho más relevante de lo que indica su importancia cuantitativa debido a que produce los alimentos, bienes absolutamente necesarios para la vida de los seres humanos. Las actividades agrícolas y ganaderas constituyen un factor estratégico en todas las sociedades y, por ello, han recibido, y siguen recibiendo una atención que desborda ampliamente la importancia estrictamente económica de las mismas. El carácter de productora de los bienes fundamentales para la continuidad de la vida humana es ampliamente percibido en todos los ámbitos de la vida social y no es necesario elaborar más sobre el mismo.

Gráfico 1: Insertar  dibujo, p .165 de Cyclope 2001

Hay, sin embargo, otro aspecto mucho menos reconocido, o, por lo menos, hecho explícito respecto a la agricultura actual. En el capitalismo, la agricultura además de producir las mercancías básicas para la vida, como cualquier otra actividad económica, tiene también que producir beneficios. Es decir, la agricultura es una parte de todo el proceso de valorización del capital que supone la economía capitalista. Y ello marca fundamentalmente su carácter en la organización social actual. Es decir, la agricultura en nuestras sociedades tiene una función con dos partes constituyentes: por un lado tiene que producir las materias básicas para la alimentación humana, y, por otro lado, tiene que hacerlo produciendo al mismo tiempo beneficios para el capital invertido en su producción. Ambas funciones tienen que cumplirse igualmente, y si no se cubre la segunda no tendrá lugar la primera. Si se ignora, como es frecuente, la segunda función, no se podrá entender la dinámica de funcionamiento del sector.

La función de la agricultura como productora de beneficios ha sido ignorada principalmente debido a que en muchos países y durante largos periodos históricos la organización de la actividad agraria, por lo menos en una parte sustancial de la misma, no correspondía a una organización de producción capitalista. La producción agraria durante muchos años, y todavía es así parcialmente en muchos países, se realizaba mediante la pequeña producción mercantil, es decir, por medio de pequeñas explotaciones familiares cuyo objetivo principal no era valorizar su capital sino subvenir a las necesidades de mantenimiento y producción familiar. Por otra parte, la producción agraria ha sido, también, obtenida en grandes explotaciones latifundistas que, aunque estuvieran dirigidas a la obtención de un beneficio para su propietario, no se regían exactamente por las líneas del proceso de acumulación y reproducción capitalista. De aquí que la función de la agricultura como productora de beneficios fuera ignorada.

 

Gráfico 2: Insertar  dibujo, p. 168  Cyclope 2001

 

A medida que el capitalismo ha ido avanzando y ampliando su ámbito de actuación, ésta situación ha ido transformándose y, en la actualidad, especialmente en los países ricos, y también en muchas estructuras productivas de los países no desarrollados, no se puede ignorar el carácter capitalista de la producción agraria y su integración en el proceso de acumulación de capital. No podemos desarrollar aquí la justificación de esta posición[13] y solamente señalaremos que, en los países ricos, hasta la más pequeña explotación está totalmente imbuida de los criterios de valorización del capital, y que el campesinado de los países pobres está en su inmensa mayoría integrado de formas muy variadas en los procesos de valorización del capital a nivel global. Pero y especialmente, es en los países ricos, de los que España forma parte, donde la integración de la agricultura, incluida la agricultura familiar, en el proceso de valorización del capitalismo es un hecho incontestable y como tal lo consideramos en este trabajo.

Vamos a revisar muy brevemente las principales formas genéricas en que se manifiesta actualmente la aportación de la agricultura al proceso de valorización del capital:

. Como ya se ha señalado, en la agricultura campesina y en la agricultura familiar el objetivo de valorización del capital no aparecía como fundamental en la actividad agraria. En la actualidad, la agricultura campesina no existe en los países ricos, y la agricultura familiar que sobrevive, lo hace mediante su conversión de forma creciente en empresas agrarias de grandes inversiones en relación con su capacidad productiva, alta tecnología, y producción en masa; teniendo como objetivo el obtener un beneficio para el capital invertido, como no podía menos de suceder en estas condiciones. Además, estas explotaciones son cada vez menos significativas en el total de la producción agraria, siendo, por el contrario,  las empresas agrarias propiamente dichas las que generan la mayor parte de la producción agraria, con el objetivo exclusivo de obtener un beneficio por el capital invertido. La creciente desvinculación del empresario agrario de la actividad directa en la explotación, el aumento del trabajo asalariado, si bien en precario y temporal, pero no por ello constituyendo menos la compra de fuerza de trabajo, las considerables inversiones y la creciente producción masiva de productos para mercados con frecuencia muy lejanos, atestiguan de este carácter capitalista- que busca un beneficio- de la empresa agraria.

. Otra manera en que la agricultura participa del proceso de acumulación es facilitando la acumulación en la agro-industria, proporcionando a la misma, por un lado un mercado para sus productos, y, por el otro la materia prima para el proceso directo de acumulación de aquella. La agricultura moderna es cada vez más un proceso de absorción de inputs que vienen de la agro-industria, para obtener productos que sólo sirven de materia prima para la industria alimentaria. Es decir, de forma gradual las actividades de producción agraria propiamente dichas van siendo constreñidas a convertirse en una actividad intermedia, a una producción instrumental, para que otras empresas ‘industriales’ obtengan un mayor beneficio. Probablemente los contratos de integración de la ganadería intensiva son los ejemplos más claros de esta transformación: en estas actividades los beneficios del ganadero integrado se reducen en tal grado que éste se convierte prácticamente en un trabajador asalariado a domicilio, instrumental a un proceso de valorización del capital que a él le elude, pero que tiene lugar en ambos extremos de la cadena alimentaria: en la industria de piensos, de producción de razas especiales, de medicinas para facilitar el crecimiento animal, sin olvidar los beneficios que los créditos a la agricultura proporcionan al sistema financiero, por una parte, y en la elaboración y comercialización de las carnes, por el otro. La agricultura se convierte en una operación intermedia, de forma muy similar a la producción de motores de automóviles: el motor en sí mismo, no puede valorizarse en el consumo final, pero sí el producto que lo incorpora. Asimismo la producción de cereales o de carne se desvaloriza y se convierte sólo en materia prima, para convertirse en yogures o hamburguesas o platos de restaurante que permitirán obtener sustanciales beneficios a la industria alimentaria o a la de restauración.

.Una forma adicional de participación de la agricultura en el proceso general de acumulación viene dada por la utilización de las mercancías agrarias como moneda de cambio para facilitar el comercio de otros sectores. Por ejemplo, en las negociaciones de comercio internacional bilaterales, en un momento en que la industria de un país quiere vender determinados bienes industriales a otro, es posible que se acepte como intercambio la recepción de mercancías agrarias de aquel. La agricultura se convierte entonces, en puntal de apoyo de las transacciones comerciales del país receptor de los bienes industriales, pero, al mismo tiempo, la agricultura del país que los vende puede verse perjudicada por las importaciones realizadas para potenciar su industria. Durante muchos años, por ejemplo, se habló en España de la venta de material de transporte ferroviario a diversos países más pobres para mantener la industria de material ferroviario aquí, a cambio de recibir barato azúcar de caña que perjudicaba fuertemente el precio de este producto en el estado español. Dado que actualmente los acuerdos de comercio bilaterales son escasos, este aspecto ha podido disminuir en importancia, pero no debería ser ignorado totalmente.

. Finalmente y sobre todo, la agricultura es clave para el proceso de acumulación general porque tiene que producir alimentos baratos para la población. Sólo unos alimentos baratos permiten una reproducción de la fuerza de trabajo de bajo coste, necesaria para la acumulación en los demás sectores. Ya en el siglo XIX, los Clásicos de la economía- Malthus, Ricardo, Marx, entre otros- tenían claro este aspecto: el crecimiento económico requería de unos alimentos baratos para que los salarios pudieran mantenerse bajos y permitiesen unos beneficios que generasen la acumulación. Este papel de la agricultura sigue siendo todavía considerable: si bien la parte del salario que va a la alimentación es ahora mucho menor, ello no disminuye su relevancia, pues si los precios de esta parte del gasto aumentasen los salarios tendrían que aumentar de forma correspondiente. No es casualidad que la alimentación ocupe todavía una parte significativa de la construcción del índice de coste de la vida. Y que la obtención de alimentos baratos se considera una variable importante para mantener la competitividad. De hecho, uno de los argumentos de la patronal europea contra la política agraria comunitaria es que aumenta injustificadamente el coste de reproducción de los trabajadores -el salario- y que debería liberalizarse el comercio agrario para lograr un coste alimentario más bajo.

Es bastante evidente que estas funciones son en parte contradictorias cuando no conflictivas: la mayor valorización del agricultor supone mayores costes para la agro-industria y el beneficio de ésta un aumento del coste de la alimentación. De aquí que se esté asistiendo constantemente a una lucha soterrada por la absorción del excedente que la agricultura puede contribuir a generar, en la que las fuerzas relativas de cada ámbito y su posición relativa en el conjunto de la cadena agro-alimentaria van a ser determinantes respecto a la parte de excedente que podrán absorber. Por todo esto, es necesario tener en cuenta este papel multivalente y complejo que la misma cumple en el proceso general de acumulación.

Una vez consolidada esta percepción es de interés estudiar como este papel genérico ha tenido lugar en las diversas fases de la historia del capitalismo. Desde la consolidación definitiva del capitalismo competitivo, aproximadamente en el último tercio del siglo XIX, se pueden observar dos grandes regímenes de acumulación/regulación que corresponden a las dos etapas del capitalismo moderno que se desarrollan bajo dos potencias hegemónicas distintas, y que han desembocado en la situación actual[14], dando lugar a regímenes alimentarios distintos que pasamos a estudiar a continuación.

 

II.1.2. El primer régimen alimentario

Desdela Revolución Industrialhasta el inicio de la primera guerra mundial, en que se comienzan a apreciar los primeros síntomas de debilitamiento de esta potencia, Inglaterra rige el mundo manteniendo bajo su control un sistema de regulación internacional que favorecían su poder y hegemonía. En esta época, a Inglaterra le convenía un sistema de libre comercio y libre movimiento de capitales en el ámbito internacional, mientras que el oro constituía la base del sistema monetario mundial dominado desde la ‘city’ londinense.

A este periodo de librecambismo internacional le corresponderá, también, un periodo similar para la agricultura. Hasta mediados del siglo XIX el alto coste del transporte y la imposibilidad de conservar en el tiempo muchos productos alimenticios suponía que hubiera poco comercio internacional en productos alimentarios. En Europa Occidental, antes del siglo XVIII, la producción agraria se dedicaba fundamentalmente al consumo local o regional y sólo un 1% de la producción de cereales atravesaba las fronteras nacionales. Pero, desdela Revolución Industrial, en Inglaterra se iría perfilando una división internacional del trabajo en la agricultura basada en el comercio internacional entre los productos agrarios y los manufacturados, siendo la producción interna agraria completada y sustituida por productos provenientes del exterior. Gradualmente, y a medida que su poderío industrial se iba ampliando y consolidando, el Reino Unido proporcionaba al mundo los productos industriales, que intercambiaba (muy desigualmente) por los productos agrarios de las colonias y otros países con industrias incipientes o inexistentes. El debate sobre las Leyes de Granos en la primera mitad del siglo XIX, y el consecuente triunfo de la burguesía que, apoyándose en los argumentos de David Ricardo sobre los beneficios del libre comercio, consiguió que en 1846 sus intereses fueran favorecidos al aprobarse la ley que permitía la entrada de granos del exterior, muestra ya claramente la conformación de esta división internacional del trabajo (DIT) como resultado del poderío industrial inglés y el dominio colonial. Con el imperialismo y la revolución industrial, el Reino Unido se convirtió en ‘la fábrica del mundo’, pero su especialización industrial dependía de forma creciente del acceso a los productos agrícolas de las colonias y las regiones de clima templado del Nuevo Mundo (principalmente el continente americano) que permitía disminuir los salarios de los trabajadores industriales mediante la oferta internacional de productos agrarios. Gran Bretaña y los demás países europeos accedieron a una amplia gama de productos tropicales de las colonias (azúcar, té, café, aceites, algodón, yute, caucho) y productos baratos de clima templado (granos y carnes) de los Estados de Norteamérica y Australasia.

Con la expansión industrial europea del siglo XIX, bajo la hegemonía británica y la organización colonial de los sistemas capitalistas, se conforma así un primer régimen agro-alimentario que consistió en potenciar el libre comercio internacional de los productos agrarios no elaborados o con elaboración mínima (‘commodities’) que les interesaba importar a los países industriales para avanzar en el crecimiento industrial con bajos salarios, para obtener productos manufacturados una parte de los cuales podían exportar a cambio de aquellos. Todavía a mediados del siglo XX, el Reino Unido importaba el 80% de sus materias primas y el 50% de los productos alimenticios que consumía.

En este sistema agrario, las relaciones entre la agricultura y el resto de la economía se realizan ya a nivel internacional, principalmente a través de transacciones comerciales mediadas por las empresas comercializadoras. La producción agraria constituía un sistema relativamente autónomo donde podían coexistir las grandes haciendas coloniales con explotaciones campesinas y familiares de tipo tradicional. La producción agraria formaba un sistema que pudiéramos considerar autocentrado en el sentido de que la mayoría de sus medios de producción eran obtenidos en el propio sector, si bien sus productos estaban ya dirigidos a los mercados.

La división internacional del trabajo a principios del siglo XX se había consolidado en estas líneas y, hacia mediados de siglo, incluso el desarrollo de los países que se iban independizando y otros ya independientes pero menos desarrollados, se vino a entender como un proceso de superación de la especialización agraria. Tanto la teoría de los costes comparativos como los trabajos de Prebish yla CEPALdesde fines de los cuarenta e incluso las teorías de la dependencia se apoyaban fuertemente en esta distinción.

II.1.3. Las transformaciones de la posguerra y el segundo régimen alimentario

Este sistema sufrió intensas turbulencias desde los primeros años del siglo XX:la I GuerraMundial, la revolución soviética, las crisis financieras de los años veinte y, finalmente la crisis del 29. Ello llevó a modificar sustancialmente el sistema de regulación económica. Modificación que se iniciaría con el New Deal de Roosvelt, sería teorizado y legitimado por Keynes y se consolidaría después dela II GuerraMundial, bajo la hegemonía indiscutida de Estados Unidos.

El sistema de regulación económica después dela II GuerraMundial consideraba a los estados responsables de la buena marcha de la economía de sus países. Reconocía la validez y conveniencia de la regulación publica de la vida económica y se aceptaba la intervención activa del estado en la economía para el cumplimiento de los objetivos nacionales. Ambos aspectos daban lugar a una amplia regulación estatal y una activa intervención publica en la economía correspondiente. Para los estados, la preocupación principal era la autonomía en los procesos de crecimiento y el equilibrio interno, mientras reformulaban la relación entre sectores como interna a cada economía nacional, a la que se dirigía también principalmente la actuación económica del ámbito privado. En los países industrializados, todo ello resultó en un periodo de crecimiento muy intenso, con alto nivel de empleo y el establecimiento de sistemas de bienestar social gestionados por el sector público.

En el ámbito internacional, el periodo supuso asimismo, una acusada expansión de las relaciones internacionales, ahora reestablecidas bajo la hegemonía estadounidense. Éstas tenían lugar entre estados soberanos, reguladas por normas internas a los mismos y por las grandes instituciones internacionales que surgieron con el final de la guerra, que aceptaban y sancionaban dicha regulación estatal (FMI y Banco Mundial en Bretton Woods en 1944, GATT en 1948). Junto con un sistema monetario internacional basado esencialmente en el poder del dólar y también estrechamente regulado (con controles internacionales a los movimientos de capital y a las variaciones de las tasas de cambio). Se instituye así un sistema de regulación totalmente distinto del que había regido bajo la hegemonía británica, centrado en y con formas de regulación establecidas por los estados, incluso en cuanto a las relaciones y transacciones internacionales.

En el caso de la agricultura se fue estableciendo un sistema de gran intervención pública, concretado en importantes mecanismos de apoyo público al sector, y con unos mercados internacionales estrechamente regulados por los estados respectivos, con el énfasis situado en la estabilidad y el crecimiento de las agriculturas nacionales. Ello dio lugar al segundo régimen alimentario que supone unas relaciones de producción más complejas y contradictorias.

A finales del siglo XIX, principalmente la consolidación de la nueva frontera en Estados Unidos, y, aunque de menos importancia, la agricultura practicada por colonos blancos en otros países –Australia, Nueva Zelanda, algunas colonias de África e incluso en Argentina-, aumentó fuertemente la producción y el comercio de productos agrarios. En ellos, con una relación relativamente baja de disponibilidad de trabajo respecto a la tierra, se generó una agricultura intensiva en energía y capital, altamente productiva, que se mantendría durante muchos años, hasta el punto de constituir el modelo de desarrollo agrario de Europa Occidental después dela II GuerraMundial y del mundo postcolonial después.

Este tipo de agricultura es significativo puesto que al producirse en un periodo de gran avance tecnológico y productivo de la industria, los intereses de ésta llevaron a impulsar la utilización de los inputs industriales en el sistema de producción agraria –tanto maquinaria, como productos químicos, como alimentación ganadera elaborada industrialmente- y llevó a integrar la agricultura con los intereses de la industria a nivel nacional, facilitando la acumulación y la prosperidad del período bajo la égida de los intereses industriales y la importante intervención publica, ya que las agriculturas fueron fuertemente protegidas por los estados. ‘En el siglo XX, EE.UU. proyectó un modelo de desarrollo alternativo basado en la integración nacional de los sectores agrario e industrial, y un cambio tecnológico intensivo en capital y energía. Mientras que el modelo británico se consideraba ‘dirigido hacia afuera’, el modelo estadounidense se consideró ‘dirigido hacia adentro’. Sin embargo, disimulado en este modelo, se encuentra el poderoso papel de la agro-industria y el poder alimentario de Estados Unidos en el siglo XX’ (Mc Michael, 1998, 99)

Empiezan a percibirse lo que se denominaran los complejos agro-industriales o cadenas alimentarias, es decir la articulación de las actividades de las empresas industriales de producción de inputs, con la producción agraria y de ésta con las empresas de elaboración de productos alimentarios (en ocasiones las mismas empresas productoras de inputs). Cada complejo se define como una cadena, o red, de relaciones de producción y consumo en la que intervienen instituciones públicas y privadas que compran, venden, proporcionan inputs, manufacturan, distribuyen y financian cada tramo. Los vínculos que han ido estableciendo las industrias y los servicios no agrarios con la agricultura han dado como resultado un ámbito de actuación y análisis inseparable que, además, se ha ido ampliando hasta convertirse en los complejos agro-industriales-financieros. Esta articulación, sin embargo, es fuertemente asimétrica, ya que las empresas industriales de ambos extremos de la cadena eran y son mucho más poderosas que las empresas de producción agraria, en muchos casos constituidas por explotaciones familiares. Ya se ha señalado que el conjunto de complejos agro-alimentarios y sus interrelaciones con el régimen de acumulación general constituyen el sistema agro-alimentario.

Este sistema dio lugar a altos incrementos de producción y productividad y, fruto de su propio éxito, los excedentes de productos agrarios comenzaron a constituir un problema, para cuya resolución fue necesario un fuerte apoyo del sector público. Bajo la presión de las industrias agro-alimentarias (IAA) y los grandes productores agrarios, el gobierno de Estados Unidos no dudó en utilizar su política económica para reforzar los intereses agro-alimentarios. Son bien conocidos los subsidios a los agricultores americanos desde 1935, así como la utilización de la ley denominada PL 480 (Public Law) en los cincuenta, para dar salida a los excedentes agrarios estadounidenses y ampliar los mercados externos de estos productos, así como el fuerte proteccionismo –todavía vigente- frente a la competencia del exterior del que se beneficiaron sus productores. Estados Unidos se fue convirtiendo en un importante proveedor de artículos alimentarios al resto del mundo, forzado de muchas maneras a recurrir a las importaciones estadounidenses. Además, en los primeros setenta, los problemas de la balanza de pagos estadounidense llevaron a este país a considerar sus exportaciones agrarias como una forma importante de mejorar su saldo comercial externo, hasta el punto de que la tercera parte de su tierra cultivada se dedicaba a productos primarios de bajo valor (trigo, maíz y soja) destinados a la exportación. No nos detendremos aquí a elaborar estos puntos que son bien conocidos, solo constataremos que Estados Unidos se fue convirtiendo en uno de los mayores exportadores del mundo de productos agrarios.

La expansión agro-industrial así generada dio lugar a su traslación al ámbito internacional al comenzar a implantarse en el exterior las empresas agro-industriales más importantes y aumentar las transacciones de las grandes comercializadoras agrarias. De nuevo con la importante colaboración del estado. A lo largo del siglo XX Estados Unidos, no solo se convirtió en uno de los principales exportadores del mundo en productos agrarios, sino a través de su poder económico y político transformó los procesos de producción de muchos países en modelos de agriculturas muy similares a la suya: agriculturas de alta productividad, con alto consumo de inputs externos e intensivas en energía y capital. Utilizando inicialmente los programas de ayuda internacional, Estados Unidos estimuló la expansión de su sistema de producción intensivo, especialmente de carnes baratas, y alteró la dieta de muchos de los países recipientes de dicha ayuda, que más adelante no tuvieron otro remedio que convertirse en sustanciales importadores de los productos estadounidenses para mantener sus sistemas de producción animal y su consumo de granos[15]. Éste fue ciertamente el caso de España, cuya agricultura, y más precisamente su ganadería intensiva, se modernizó a causa de las presiones de Estados Unidos, siguiendo fielmente su modelo.

La economía de los países de Europa Occidental, desde 1957 agrupada enla Comunidad EconómicaEuropea, siguió las mismas pautas de desarrollo que la estadounidense. Dada la situación política en que se encontraba trasla II GuerraMundial y estimulada por su voluntad de asegurarse la suficiencia alimentaria, estableció un sistema de apoyo publico a la producción agraria que tuvo como resultado el aumento de dicha producción hasta cubrir en exceso la mayor parte de las necesidades de abastecimiento de productos agrarios. Como Estados Unidos, al encontrarse con el problema de volúmenes crecientes de excedentes, trató de aumentar sus exportaciones, dando lugar a una intensa rivalidad comercial entre los dos mayores productores de productos agrarios para los mercados mundiales. Esta competencia por los mercados y el creciente papel de las empresas transnacionales en la economía agraria mundial, proporcionaron el contexto para incluir en los años 80 la agricultura enla Ronda Uruguaydel GATT, de donde había estado excluida hasta entonces (véase II.4.1.1.).

Los países del sur se convirtieron en el lugar de encuentro de la rivalidad comercial entre la actual Unión Europea (UE) y Estados Unidos. En los países del sur, en este periodo, la estrategia de las empresas transnacionales apoyadas por sus estados de origen, consistió en potenciar las importaciones baratas de productos básicos, por un lado, y, por el otro, de extender la Revolución Verdepara aumentar la producción agraria, y en especial producir productos agrarios de exportación (tropicales y productos de alto precio para satisfacer la demanda de las clases altas de los países centrales[16]). En 1950 el Tercer Mundo suponía el 10% de las importaciones mundiales de trigo, pero esta proporción se elevó al 57% para 1980. Además, a causa del problema de la deuda y los programas de ajuste que la gestión de la misma según las pautas dictadas por el FMI y el Banco Mundial ha exigido, forzándoles, de forma brutal en ocasiones, a orientar toda su economía a la obtención de divisas, estos países se han visto obligados a aumentar sus exportaciones y por tanto, a aumentar las exportaciones agrarias que constituyen una de las pocas ramas productivas en que pueden competir[17], reproduciendo en estos países, bajo formas actualizadas el  modelo agrario-exportador de principios del siglo XX. La recomposición de las agriculturas se ha acelerado bajo las fuerzas combinadas de los ajustes estructurales, las estrategias de las empresas transnacionales y las patentes genéticas.

Estos países se encuentran así encajados en una ‘tijera de importaciones-exportaciones’: por un lado tienen que importar los productos básicos para su alimentación, y por el otro tienen que exportar productos de lujo para obtener divisas. ‘La reestructuración agraria actual se construye sobre una diferenciación entre una agricultura de productos baratos y otra de productos de alto valor. La primera ha sido históricamente dominada por el Norte, y el comercio en productos de alto valor se produce de forma creciente por productores empresariales (o los agricultores que trabajan para ellos bajo contrato) que producen en el Sur.…El crecimiento de ‘plataformas’ agro-exportadoras es una estrategia inestable que indica la existencia de un proceso de fondo más fundamental: la amplia subordinación de las regiones productoras a la producción y consumo global organizadas por las empresas transnacionales de la alimentación’ (McMichael, 1998, 104). Todas las economías son integradas en la economía mundial si bien de forma altamente desigual.

A principios del siglo XXI la división internacional del trabajo agrario ya había cambiado sustancialmente. Aunque en cifras totales las importaciones de los países desarrollados siguen superando a las de los países en desarrollo, son ahora Estados Unidos y la Unión Europealos mayores proveedores en los mercados mundiales de productos de clima templado que sirven de base a la alimentación mundial. Estados Unidos controla actualmente en torno al 85% del mercado mundial de maíz, el 80% del mercado de soja y sorgo, y más del 38% del trigo; junto con Australia controla el 60% de los cereales. Todo ello permite a los comerciantes estadounidenses dictar los precios en los mercados mundiales. Por su parte la Unión Europeapasó de ser un importador neto a ser un exportador importante de cereales, carnes y productos lácteos desde los años ochenta (véase II.V.I.)

En todo este proceso las empresas transnacionales agro-industriales y de la alimentación son cruciales ya que, si bien habitualmente no son grandes productores agrarios son, sin embargo, los agentes principales que incorporan las distintas regiones en relaciones de producción y consumo globales, tanto en los países del centro como en los de las distintas periferias, debilitando las bases institucionales nacionales de los sectores agrarios.

 

Durante todo este período puede observarse que la distinción entre agricultura e industria se difumina. En el periodo de crecimiento de los sesentas y setentas, la agricultura, encajada cada vez mas entre grandes empresas agro-alimentarias, va perdiendo gradualmente su carácter de sector independiente y se convierte en un componente de un conjunto complejo de relaciones dentro de un sector agro-alimentario integrado. El sector específico va perdiendo validez a medida que las decisiones en cada uno de los elementos del complejo agro-alimentario responden a una clasificación sectorial original distinta. Por ejemplo, los inputs agrarios -maquinaria, fertilizantes- vienen cada vez más de la industria, para producir productos agrarios como la soja, para elaborarlos en la industria, para alimento del vacuno, ganadería, para convertirse en carne congelada, industria, en los restaurantes de comida rápida, servicios. Todo ello financiado por créditos bancarios, servicios, y apoyado por el sector publico. De aquí que se considera que los ámbitos sectoriales deben ser reemplazados por el concepto de sistema agro-alimentario que, ya se ha dicho, se refiere al conjunto de complejos o cadenas agro-alimentarias. (McMichel 1993 y 1994).

II. 1. 4. Una agro-industria transnacionalizada

 

En este período, además de profundizar en la internacionalización de los proveedores de inputs industriales para la agricultura, ya iniciada en etapas anteriores, se va a asistir a la transnacionalización de la producción agraria y a su creciente conversión en materias primas para las industrias agroalimentarias (IAA) internacionales productoras de alimentos elaborados. Paradójicamente, bajo la apariencia de la producción y el consumo de masas integrados y equilibrados dentro de cada economía nacional, las empresas alimentarias, en su expansión internacional, se convierten en intermediarias entre los productores y los consumidores a nivel mundial. En este proceso se pueden distinguir dos aspectos si bien ambos se completan entre sí[18]:

El primer aspecto se refiere a la substitución de ciertas importaciones, en el sentido que las empresas agro-industriales, localizadas mayoritariamente en los países centrales, investigan sobre cómo crear nuevos alimentos y, especialmente, cómo obtener de ciertos cultivos agrarios ingredientes genéricos que constituyan productos más duraderos, reforzando el aspecto de sustitución entre los distintos alimentos[19]. Incluso es posible hacer que muchos productos agrarios no comestibles en su origen se conviertan en materias primas para obtener productos genéricos digeribles que permiten su conversión en alimentos[20]. Tratan así de desarrollar nuevos productos y materias primas que les permitan disminuir su dependencia de los productos tropicales importados de la periferia, por ejemplo, sustitución del azúcar de caña por el de la remolacha, algodón por fibras sintéticas, azúcar por edulcorantes obtenidos de los cereales[21]. De esta forma, se convierte a los países periféricos no en productores directos de alimentos sino, de forma creciente, en cultivadores de materias primas para las industrias alimentarias, que serán quienes manufacturen y comercialicen el producto alimentario final (a la manera de quienes obtienen productos minerales para las industrias de producción de metales). Solo así se puede entender la paradoja de que, a pesar del aumento mundial de la demanda de edulcorantes y aceites, la relación real de intercambio para las exportaciones tropicales cayera desde los 50s y 60s’, al ser sustituidos sus productos por la eficiente producción de aceites y granos en los países capitalistas de climas templados (McMichael, 1994,264).

A medida que las IAA aumentan su capacidad de manejo de productos agrarios y su dominio de todo el proceso alimentario, el margen de las transformaciones inducidas se amplía, suponiendo, cada vez más, cambios radicales y posibilidades de sustitución acrecentadas, que aumentan fuertemente la competencia entre los productos. ‘A medida que la preparación de las comidas se desplaza de la cocina a la fábrica, los productos se transforman de bienes de consumo final en materias primas industriales’ (Friedmann, 1991,74). Todo ello ha dado lugar a un profundo cambio no solo en las pautas de producción sino también en las de consumo. Cambia la forma en que se consumen los alimentos y cómo se hacen estos disponibles (alimentos congelados, elaborados, suministrados por supermercados, grandes superficies, cadenas de frío, etc.)[22]. La alimentación deja de ser algo producido por los agricultores[23] y comprado por los consumidores y pasa a convertirse en el consumo de mercancías, fruto de sucesivas transformaciones, desde productos no comestibles a alimentos altamente elaborados por la industria.

El segundo aspecto está constituido por la integración transnacional de la crianza intensiva de animales para carne (complejo ganadero), por la que las empresas del complejo piensos/ganado fueron creando un sistema integrado que simultáneamente atravesaba las economías avanzadas y gradualmente fue también incorporando los países postcoloniales, estableciendo cadenas de producción a través de distintos países (la soja, el maíz y la mandioca del pienso vienen de diversos países, incluso los animales pueden ser generados en un país y criados en otro u otros, para vender la carne en otros diferentes) y desintegrando los viejos esquemas de producción y comercio. Técnicamente, se da una tendencia persistente en la producción hacia el incremento en la distancia y la duración del proceso productivo: en otras palabras, se debilitan o desaparecen las particularidades de lugar y tiempo para determinar lo que se produce y se consume, y las dietas compuestas de alimentos standard industrializados reflejan la producción en masa de operaciones industriales gigantescas dirigidas a los mercados mundiales. ‘El sector agro-alimentario de la economía mundial consiste en una serie de cadenas entretejidas en lo que yo denomino complejos, que unen empresas que fabrican productos específicos como materias primas a las empresas que las procesan o distribuyen’ (Friedmann, 1991,71).

Es decir, la agricultura de cada país se descompone en una serie de actividades en el marco de una economía mundial crecientemente integrada, constituyendo un único sistema alimentario global. En el período de regulación nacional, se fue produciendo gradualmente la integración de la industria y la agricultura internacionalmente a través de un grupo de rentables complejos agro-alimentarios, dando lugar a la integración intrasectorial a través de las fronteras nacionales, en un proceso que se fue generalizando a todas las ramas productivas y a muchos países. La agricultura fue descompuesta en ramas crecientemente especializadas vinculadas a cadenas de inputs que cruzaban las fronteras nacionales para crear productos alimentarios comercializados internacionalmente. ‘En ambos movimientos la agricultura fue incorporada al proceso de acumulación y los estados y las economías nacionales se fueron subordinando mas y más al capital. Concluimos que el poder creciente del capital para organizar y reorganizar la agricultura disminuye las políticas estatales que dirigen la agricultura a los objetivos nacionales, tales como seguridad alimentaria, desarrollo articulado y el mantenimiento de las comunidades rurales’. (Friedmann & McMichael, 1989,99)

 

 

II.1.5. Un proceso de acumulación en reestructuración

En el último cuarto del siglo veinte empiezan a manifestarse con fuerza los problemas con que se encuentra este sistema, tanto a nivel general de acumulación como en el agrario. Las dificultades que el sistema regulador anterior tuvo para resolver los problemas que surgieron en los setenta, junto al creciente poder de los agentes privados económicos transnacionales, el impacto de la crisis en las poblaciones y la desaparición de todo sistema alternativo al capitalismo, han dado lugar a un cambio radical en los sistemas reguladores conduciéndolos de forma creciente hacia la preeminencia de la regulación establecida de formas muy elaboradas por los capitales privados .

La dinámica económica, y la regulación intervencionista que la había regido desde el final de la II GuerraMundial, comenzaron a debilitarse a finales de los años sesenta manifestándose de múltiples formas ya muy conocidas y en las que no vamos a entrar aquí[24], mientras se producía una grave crisis económica en los países industrializados. Entre otras consecuencias de esta crisis, se ha ido intensificando fuertemente la internacionalización de los capitales en todas sus manifestaciones (de comercio, flujos financieros y sistemas productivos), bajo la hegemonía del capital financiero. Siendo las grandes empresas transnacionales (productivas y financieras) los agentes específicos de los capitales privados internacionalizados[25].

Estos grandes agentes económicos internacionales privados como agentes decisorios principales, ayudados por las modernas tecnologías, han transformado sus estrategias, reestructurando profundamente los sistemas de producción y reorganizando los mercados, considerando el mundo entero como su ámbito de decisión y tratando de integrar todos los espacios sociales en el ámbito de la mercancía. Dando lugar al proceso que se conoce actualmente como la globalización[26].

La actuación económica de los capitales internacionalizados se realiza siguiendo la dirección de  perseguir la competitividad global en lugar de la coherencia nacional. Es decir, lo que importa es la situación de las empresas respecto a los mercados mundiales y no al nivel de país y su demanda interna. Sumergidas en los mercados mundiales, las empresas se libran a una competencia feroz en todo el mundo, incluso dentro de los propios estados donde se albergan (en principio, los países como tales unidades no pueden competir aunque pueden ayudar que las empresas situadas en ellos sean más competitivas). Se pasa -o se intenta pasar- de países con una coherencia económica nacional a una economía competitiva a nivel global. Este debilitamiento de los intereses a nivel de estado frente a los internacionales constituye una característica principal de la redefinición actual del orden económico mundial

A nivel de país, se considera que las exportaciones tienen que ser el motor del desarrollo, siendo los mercados mundiales los determinantes del crecimiento de las economías de los estados, reforzando la extro-versión de las economías y convirtiéndolas en una especie de espacios de comercio ‘import-export’. Esto hace que los gobiernos estimen que son las grandes empresas transnacionales las que entienden de los mercados mundiales y tienen el conocimiento gerencial para gestionarlos y, por tanto, tratan de que se establezcan en sus respectivos territorios. De esta forma surge la competencia entre los estados para atraer a tales empresas. Todo ello genera el fenómeno que se ha dado en llamar ‘gobierno por las empresas’ (‘enterprise governance’) que supone que los gobiernos ceden a las grandes empresas el manejo de la orientación económica de sus territorios, subordinando su política económica a los intereses de los grandes capitales privados.

Para defenderse y contraatacar en esta lucha competitiva mundial, a la estrategia de la globalización se le añade la de la regionalización. Es decir, los países ricos constituyen bloques regionales con otros países, a distintos niveles de integración económica, que proporcionan ventajas significativas a los países que forman parte del bloque, en una dinámica selectiva que aparentemente constituye una contradicción entre estos movimientos y los de liberalización de las transacciones económicas a nivel mundial que estos mismos países postulan. Contradicción que desaparece cuando se percibe que los objetivos de estas uniones regionales consisten principalmente en reforzarse en una estrategia ‘hacia adentro’ para poder ser más competitivos hacia fuera. Son bloques ‘extravertidos’ y esencialmente competitivos con los demás países y bloques regionales. La importancia de estos bloques regionales es a destacar, particularmente si se tiene en cuenta que la configuración actual dela Unión Europease sitúa en este contexto, que Estados Unidos formó en los primeros noventa el Tratado de Libre Comercio con Canadá y México, mientras que Japón monitorea una integración económica importante en el sureste asiático aunque  sin una estructura jurídica formal.

La globalización y la regionalización competitiva implican una política económica que favorezca la operación sin trabas de los capitales mundiales: la liberalización y desregulación de la economía. Por ello, los grandes poderes económicos privados han ejercido presiones en los estados para forzarles a disminuir y/o reestructurar su capacidad reguladora mediante un replanteamiento básico de sus estrategias de actuación. Dichas presiones, junto con cambios muy sustanciales en las correlaciones de fuerzas sociales y políticas, incidieron fuertemente en la política pública generando la gradual reestructuración de las instituciones nacionales de coordinación y proporcionando una libertad creciente al capital privado para actuar según sus normas y estrategias[27]: libertad para la expansión de los mercados, que las empresas operen sin restricciones de ninguna clase, que la intervención pública en ningún momento trabe la operación de las mismas, sino que, al contrario, tome las medidas adecuadas para impulsarlas y garantizarlas. Libertad para comerciar y libertad para producir a nivel del mundo, con procesos fundamentales de integración inter e intrasectorial no limitados por las fronteras nacionales (la deslocalización de los procesos productivos). Asimismo se exigirá la apertura de todos los ámbitos de la vida pública a las actividades de las empresas -privatización, mundialización de la licitación pública, debilitamiento del estado del bienestar-. ‘Se esta construyendo una nueva era en la cual la gente y la tierra son forzadas a ‘ajustarse’ al ‘mercado’ y son los mercados, no la gente, los que exigen la libertad.’ (Friedmann,1993, 95)[28]. En una palabra, lo que ya es bien conocido como una política económica neoliberal, que se establece tanto a nivel de país y de bloques regionales como orientación de la política económica internacional.

La especulación financiera facilitada por este modelo impide, asimismo, que exista un control monetario de ningún tipo, de forma que el valor de las monedas está también a merced de las decisiones y poder de los agentes privados[29]. ‘Este poder del dinero sin limites privilegia a las instituciones financieras multilaterales y reconstituye el poder del estado en torno a la realización de la ortodoxia monetarista …’ (McMichael, 1999,9) Cada vez se acepta más abiertamente que las grandes operaciones financieras privadas controlen y obliguen a los estados a ajustarse a sus criterios. No sólo la crisis financiera de 1998 lo atestigua, sino que prominentes políticos no dudan en manifestarlo explícitamente: ’en adelante, los mercados disciplinaran a los políticos’ (Tienmayer, Ministro de Finanzas alemán en la época)

Esto no quiere decir que los estados son eliminados, sino reestructurados en instituciones que llevan a asegurar que los circuitos globales del dinero y los productos operen de acuerdo con los intereses de los grandes agentes transnacionales en sus ámbitos respectivos. Es más adecuado referirse a la reestructuración del papel de los estados que a su disminución, pues si bien la filosofía pública de los nuevos modelos se refiere a la disminución del papel del estado, en la realidad, lo que se esta potenciando es una reestructuración de este papel para que apoyen la acumulación del capital privado de formas muy variadas (desregulación publica, apertura del ámbito público a los negocios privados, nuevas regulaciones por ejemplo en el mercado laboral que favorecen a las empresas privadas, disminución asimétrica de la fiscalidad, etc.) pero que, esencialmente, no disminuyen el papel del estado sino que lo refuerzan en favor del capital privado. Los estados se convierten en los agentes que aseguran que las condiciones de reproducción del capital en sus espacios territoriales se dan de forma adecuada a la acumulación de los capitales a nivel global[30].

Al mismo tiempo se va transformando también el papel de algunas instancias internacionales de carácter público. Algunas de ellas formalizadas, comola Organización Mundialdel Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (Banco Mundial),la Organización Económicaparala Cooperacióny el Desarrollo (OECD), y en otros casos sin institucionalizar, como el G-8. Estas instancias, de forma creciente favorecen la reestructuración del papel de los estados nacionales en favor de los capitales privados y, también, orientan la regulación internacional que ellos realizan a facilitar la operatividad de las estrategias de estos mismos capitales privados, bajo el planteamiento que los mercados desregulados suponen los procesos más eficientes de organización económica y social.

El resultado de toda esta fase de globalización ha sido la reorganización de las relaciones institucionales y de producción e intercambio del capitalismo hacia una gran desregulación publica y hacia la hegemonía de las decisiones de los grandes capitales privados. Reestructuración que es mucho más profunda que los cambios en la importancia relativa de las economías nacionales, y que se refiere más al desarrollo de una nueva y mucho más compleja división internacional del trabajo en la producción y distribución de mercancías y en sus relaciones con el capital financiero y con los mercados de trabajo.

La economía mundial que aglutina a las distintas partes especificas -economías estatales y ramas de producción concretas- se considera actualmente inmersa en un profundo y acelerado proceso de expansión y cambio, en el cual se están reestructurando y re-articulando sus diversas partes componentes. Todo ello constituye parte del proceso de globalización, denominación por la que se caracteriza la presente etapa de la evolución del capitalismo.

Se está produciendo un debate sobre si esta reestructuración y cambio suponen simplemente una recuperación del orden anterior tras la crisis de los setenta o si, realmente, la misma constituye un proceso que presagia un nuevo orden (sin que ello implique un nuevo sistema económico y social), siendo cada vez más los autores que consideran que el final del siglo XX constituyó un periodo de transición entre el final de una era y el comienzo de otra diferente[31]. Para nuestro trabajo no es necesario que nos pronunciemos sobre el resultado de dicho debate, pero sí que lo situemos en este período de rápido cambio e intensas turbulencias.

Este periodo de reestructuración constituye, como es obvio, el marco temporal de este trabajo y uno de sus elementos unificadores, ya que, dentro de la variedad de procesos concretos que comprende, todos ellos tienen lugar durante la misma etapa, lo que, en cierto modo muestra la universalidad de la reestructuración dentro de la diversidad de formas. La unidad se desprende también de la similitud y las conexiones de los procesos de reestructuración, a pesar de las diferencias de sus formas locales.

 

II.1.6. Hacia el tercer régimen alimentario

El estudio de la agricultura contemporánea se ha de situar en el marco que acabamos de describir. En dicho marco, es obvio que está teniendo lugar una profunda reestructuración de los sistemas agrarios mundiales, integrados de forma creciente en el proceso general de acumulación a través de la producción de alimentos baratos para que los salarios sean bajos y competitivos y los beneficios mayores, de la producción masiva de materias primas baratas para mejorar los beneficios del sistema alimentario (agro-industria y distribución) y de la producción competitiva a nivel mundial para generar las divisas necesarias para los equilibrios externos de los distintos países. Todo ello apunta al inicio de un tercer régimen alimentario, que parece transcurrir por las líneas siguientes:

– Inestabilidad y competencia. Desde los primeros setenta, también el sistema agro-alimentario había experimentando graves alteraciones. Las compras soviéticas de cereales a gran escala llevaron a que en 1973-74 los precios de los productos alimentarios aumentaran fuertemente, lo que estimuló la producción. Para aumentar la producción los agricultores, especialmente en Estados Unidos, se endeudaron fuertemente, con la tierra como garantía, que se cotizaba a precios muy altos. El aumento de producción pronto se convirtió en excedentes y de nuevo en una guerra comercial con lo que los precios volvieron a caer. Esta caída de precios junto a los cambios en la política de apoyo a la agricultura establecidos por el gobierno de Reagan, causaron una importante crisis agraria en Estados Unidos que afectó a muchos agricultores incapaces de pagar sus deudas e incluso a bancos con una importante parte de sus carteras en créditos a la agricultura, que hubieron de ser rescatados por el sector público. La crisis no se hizo sentir con tanta intensidad enla Unión Europeay otros países productores por lo que la producción agraria se recuperó con relativa rapidez y, aunque los excedentes agrarios acumulados han disminuido, su posible recurrencia sigue siendo una de las características y uno de los problemas de la agricultura al comienzo del nuevo siglo. La competencia en los mercados mundiales agro-alimentarios sigue siendo feroz y la inestabilidad en los precios una de sus características más destacadas: a principios del siglo XXI para algunos productos se llegó  a los precios más bajos desde el final dela II GuerraMundial, pero de nuevo a partir de 2002/3 los precios han reiniciado un proceso de aumento muy acusado, que no se sabe en que dirección evolucionará

– Creciente integración en el proceso de acumulación. Ya se ha visto antes cómo la modernización de la agricultura y su incorporación en los sistemas agro-industriales llevó a integrarla mucho más intensamente en el conjunto de la economía que en otras épocas. Actualmente, la intensificación de la expansión permanente del capitalismo que supone la globalización, conduce a que hasta el más remoto elemento de la producción agraria sea absorbido en el conjunto del proceso general de acumulación. A medida que los mercados globales de capitales participan también en los sistemas alimentarios integrándolos y transformándolos, las relaciones económicas, financieras y tecnológicas comunes afectan de forma creciente al ámbito productivo agrario que se va encontrando inmerso en la dinámica económica global. Lo que supone, como ya se ha señalado, que el análisis de la evolución agraria actual tiene que situarse en el ámbito más amplio de la acumulación general.

– Un sistema agro-alimentario global. Todo ello en un contexto en el que las empresas alimentarias, con una serie sucesiva de fusiones y compras, siguen aumentando su poder de organizar la producción y el consumo a nivel mundial (véase II.2). El sistema agro-alimentario se organiza a nivel mundial, con provisión de inputs en todo el mundo, para la producción de alimentos a nivel global. Sólo los procesos estrictos de producción están localizados en algún lugar, pero éste puede ser sustancialmente alterado. Esta reestructuración global no sólo altera los equilibrios sectoriales entre países, sino que desagrega sectores importantes, como el de la agricultura, en divisiones menores que luego reincorpora en una red compleja de inputs y outputs sucesivos para sistemas alimentarios crecientemente complejos y diferenciados.

Hay que señalar, también, como este creciente control de la producción por las empresas agro-alimentarias, así como la tecnología agraria y las medidas de política agraria han dado lugar a una gran concentración de los productores agrarios. Enla Unión Europea, ya en 1992la Comisiónseñalaba que menos del 20% de los productores obtenían mas del 80% de la producción agraria. Y la tendencia a la concentración ha ido acentuándose. (véase II.3.1.).

Las unidades productivas se han transformado de tal manera que el gobierno de Estados Unidos ha contemplado incluso, aunque todavía no lo ha llevado a cabo, el eliminar ‘la agricultura’ como categoría ocupacional en los Censos de Población, mientras que enla Unión Europea, en varios países (Inglaterra, Holanda, Alemania) han cambiado la denominación de sus antiguos Ministerios de Agricultura bien eliminando este nombre y sustituyéndolo por el de Medio Ambiente y Desarrollo Rural u otros similares o bien ampliándolo para recoger las nuevas funciones (en Italia decidieron eliminar la referencia a la agricultura, pero tuvieron que reintegrarla debido a la necesidad de tener un interlocutor conla UE).

 

– Un sistema de producción masiva. Los productores se ven obligados a la producción intensiva en masa de mercancías baratas para poder mantenerse como empresas. Tanto para facilitar unas abundantes materias primas de bajo coste a la industria alimentaria, para que ésta pueda mejorar sus beneficios, como para permitir que los trabajadores puedan acceder a un consumo alimentario de bajo coste que facilite la contención de salarios y mejore la competitividad de la industria y los servicios transables. En una etapa como la actual en que la competitividad productiva de todos los ámbitos se contrasta a nivel global, la disponibilidad de las materias primas alimentarias a bajo precio acentúa su importancia crucial. Para ello no se dudará en recurrir a las importaciones de alimentos de cualquier lugar del mundo si éstos son más baratos, lo que aumenta el carácter global y la competencia de la actividad agraria actual. Mucho más teniendo en cuenta que la población activa agraria constituye una parte extremadamente reducida de la población productiva de los más importantes países industriales que puede ser sacrificada, o sostenida por medio de subsidios, sin demasiados problemas.

 

Ello no supone que no existan algunos segmentos de mercado para la producción de mercancías de alto nivel de calidad, precios altos y cantidades limitadas, como se señala más adelante, pero en el conjunto de la producción agraria éstos no dejan de ser cuantitativamente limitados y, aunque aumenten en algunos aspectos específicos (agricultura orgánica, por ejemplo) resulta muy difícil prever que en el corto plazo se conviertan en mayoritarios o siquiera que alcancen la importancia suficiente como para ser significativos respecto a la dinámica del conjunto de la agricultura actual. Es de temer que para la gran mayoría de la agricultura actual, la producción masiva de productos baratos sea la línea más probable en la que tengan que continuar orientando su actividad.

– El problema de la seguridad alimentaria. Y ello a pesar de que en los últimos años están apareciendo, especialmente en la Unión Europea, graves problemas de sanidad alimentaria como el denominado de ‘las vacas locas’, el envenenamiento con las dioxinas encontradas en los pollos, la recurrencia de la fiebre aftosa en el porcino y otros elementos, menos espectaculares pero no menos serios, basados en la contaminación causada por los productos químicos utilizados en los vegetales, o por los purines animales en las tierras y las aguas[32]. En 2001 los problemas de seguridad alimentaria ocuparon uno de los primeros lugares entre las inquietudes de la población y obligaron a las autoridades relacionadas con el sistema alimentario europeo y los estados nacionales a plantearse los resultados del sistema de agricultura intensiva dominante. Es sorprendente que en 2005, la gravedad y urgencia del problema de la sanidad en la alimentación ha descendido sustancialmente entre las preocupaciones de los consumidores[33], atestiguando de la pobre memoria de los mismos y la capacidad del sistema agro-alimentario y publicitario para diluirlos. Pero la preocupación subyacente permanece y puede volver a estallar si se producen nuevos episodios. No obstante, las medidas que se postulan frente a esta grave crisis, aunque hacen referencia a la necesidad de una ganadería menos intensiva y que evite los problemas sanitarios, no parece que ponen radicalmente en cuestión los elementos esenciales del sistema alimentario basados en la producción masiva e intensiva de alimentos baratos.

 

– La internacionalización y estratificación del consumo. La competencia global y la internacionalización no se producen sólo frente a los productores, sino también frente al consumo que está fuertemente determinado por las líneas que marcan las empresas que elaboran los productos y los distribuyen. A pesar de las diferencias culturales, se perciben claras tendencias de homogenización internacional del consumo de bienes alimentarios para grupos sociales similares. Los bienes alimentarios de consumo se dirigen cada vez más a satisfacer las distintas capacidades de adquisición de los grupos sociales de forma que el consumo ya no se diferencia por países, regiones o gustos, sino por la clase social a la que los consumidores pertenecen. Se produce la standardización de los productos alimentarios de bajo precio -hamburguesas, pescados congelados, pollo, pizzas, aceites baratos- y su diferenciación con los bienes de consumo dirigidos a las mesas de los ricos de todo el mundo. Para las ETN ambos aspectos son incluso complementarios, ya que una ternera producirá el solomillo para los ricos y la carne picada para las hamburguesas o salchichas de las mesas de los pobres. Es una organización genuinamente global en la consideración y ejecución de las estrategias empresariales tanto para la producción como el consumo. Lo que no quiere decir que es igualitaria. No olvidemos que alrededor del 80% de los ingresos mundiales son producidos y consumidos por el 15% de la población mundial, mientras que el resto del mundo permanece en la pobreza.

– Liberalización y desregulación. La internacionalización de la producción y el consumo realizada por las empresas transnacionales implica que éstas lleven a cabo un intenso esfuerzo de liberalización del sistema agro-alimentario, ya que las regulaciones estatales pueden dificultar y hacer más costosa su operación. A dos niveles, por el primero, en el interior, tratan de eliminar los apoyos y las estructuras reguladoras estatales al sector agrario (lo que supone una desnacionalización de la agricultura), y, por el otro, hacia el exterior, pretenden suprimir las regulaciones a nivel estatal que dificultan las operaciones internacionales a nivel de comercio y flujos de capitales. ‘Las luchas actuales sobre la liberalización del comercio agrario se pueden considerar como una elaboración de la tensión entre las políticas nacionales e internacionales, o, en otras palabras, entre el esfuerzo por mantener las formas agrarias existentes y las estructuras correspondientes de regulación nacional y los esfuerzos de promover la acumulación global y la globalización del sistema agro-alimentario’ (Ufkes, 1993, 219). Se conoce bastante bien lo que ha ido sucediendo en las primeras, pero muy poco y casi no existen teorías para analizar la segunda. No obstante, sólo la yuxtaposición de ambas, en un análisis de la agricultura que recoja la dinámica tanto del ámbito nacional como el supranacional o global permitirá entender la reestructuración global de la agricultura como un proceso a la vez fluido y al mismo tiempo sometido a importantes contradicciones.

En  este tercer régimen agro-alimentario está evolucionando  la agricultura española. Si bien la internacionalización del consumo de productos alimentarios, aunque significativa y aproximándose gradualmente a las tendencias que aquí se señalan, no parece tan acentuada en nuestra sociedad como en otras mas avanzadas, sí puede observarse la internacionalización de la producción -la mayor parte de las empresas agro-alimentarias que operan en nuestro país son transnacionales-. Internacionalización bajo la égida de la competitividad a nivel mundial, con las empresas transnacionales como principales agentes decisorios y con un sistema de regulación estatal regido por el ‘gobierno de las empresas’ y la desregulación social en un sistema mundial globalizado y regionalizado.


II.2. Las  empresas transnacionales y la globalización de la agricultura[34].

 

El objetivo es el control. Para entender los fines adecuadamente uno debe entender primero el objetivo. Un agricultor que no pide créditos y planta sus propias semillas es difícil de controlar porque puede alimentarse a sí mismo y a sus vecinos. No depende ni del banquero o del político de una ciudad lejana. Mientras que los agricultores en la América (EE.UU.) actual son poco más que inquilinos de los intereses de las grandes empresas y los bancos, el mundo rural del Tercer Mundo ha permanecido relativamente alejado de su influencia -hasta ahora.[35] 

 

 

Del Apartado II.1 se desprende el papel clave que juegan las empresas agro-alimentarias en la conformación del sistema alimentario actual. Empresas que son de carácter transnacional, es decir, empresas internacionales que operan a nivel global. Su actuación se intensifica en el tercer régimen alimentario, donde son las ETN quienes establecen las relaciones entre productores y consumidores en el ámbito mundial, transformando en el proceso tanto el sistema de producción como el de consumo hasta convertirlo en un único sistema global.

Aunque  en una primera consideración no parezca que la forma de  control directo de la agricultura por las IAA  a través de los inputs y la tecnología y la compra de productos haya cambiado en las dos últimas décadas, la profundización de la operación a nivel mundial que supone la globalización ha conducido a que se haya alterado muy sustancialmente la articulación entre las diversas producciones primarias y la producción de los bienes alimentarios finales para el mercado, llevando a internacionalizar la producción sectorial, a industrializar la producción agraria, a diluir los limites de los sistemas de producción y al aumento de la importancia de la distribución. Quizá valga la pena mencionar desde ahora que las industrias alimentarias parece que han optado más por una estrategia de aproximación al ámbito de la distribución que al de la producción agraria: ‘De las empresas extranjeras afiliadas propiedad de las 100 mayores empresas agro-alimentarias, en el periodo 1978-90 la participación de las relacionadas con la agricultura bajo del 10% al 7% del número total de afiliadas, mientras que aumentaban del 18% al 20% las vinculadas a la distribución’. (Rama, 1998,35)

Por medio de la incidencia de las grandes empresas transnacionales en la producción y distribución de los mercancías, los productos alimentarios se obtienen por la combinación de procesos diferenciados que tienen lugar en una multiplicidad de países y se consumen en otros que pueden estar muy alejados de estos. Por ejemplo: los pollos o los cerdos que se venden a la industria cárnica en Cataluña, y cuyos productos elaborados se venderán enla UE, son criados en Lérida, con embriones originarios de Holanda o Estados Unidos o animales recién nacidos comprados en el Reino Unido, con piensos que contienen la soja de Argentina o Estados Unidos, la mandioca de Tailandia, las hormonas de Alemania… y de cuyos residuos (estiércoles) es posible que se disponga enla India. Comolos automóviles o los aviones -en los cuales muchos componentes que se producen en distintas factorías y en economías diferentes se unen por medio de empresas transnacionales a través de subsidiarias directas o subcontratantes- el sector ganadero se conecta, a través de la industria transnacional de piensos, a los ganaderos especializados en todo el mundo, para producir carnes que serán consumidas principalmente en los países ricos donde está concentrada la capacidad de compra de los consumidores.

Es necesario precisar que el que la planificación de la producción y el consumo y el aprovisionamiento de algunos inputs y ciertas operaciones se ejecuten a nivel global no debe interpretarse que disminuye la concentración de las empresas que constituyen los agentes activos del proceso, ni a nivel de actuación en países concretos:  ‘Entre América del Norte,la Unión Europeayla Cuencadel Pacífico concentran el 70% de las industrias mundiales de alimentos y alrededor del 90% del flujo de inversiones directas que realizan las firmas multinacionales del sector. En este contexto surgen nuevos oligopolios transnacionales (Arla Foods (Dinamarca/Suecia), Fonterra Cooperative group (Nueva Zelanda), Lactakis (Francia) frente a los tradicionales grupos del agrocomercio (Cargill, Nidera) y de las industrias multiproducto (Nestle, Unilever, General Food) se suman ahora otros conglomerados empresariales posicionados en la distribución minorista (Carrefour, Wal-Mart, Sainsbury) y el consumo colectivo (Mac Donald´s, Pepsico, Pillsbury)’. (Gorenstein, 1998, 458).

No obstante, la gran dimensión y poder económico de las empresas alimentarias, junto con su capacidad de sustitución de productos a la que ya nos hemos referido (véase II.1.3.), así como el de  incidir en y homogeneizar la demanda de los consumidores, les permite elaborar productos para mercados muy amplios situados en distintos países. La tendencia dominante actualmente es la de producir bienes duraderos para destinos lejanos y la supresión de particularidades de tiempo y lugar, tanto en la agricultura como en los consumos alimentarios. Mas rápidamente que nunca, las IAA desconectan la producción del consumo y los vuelven a relacionar a través de compras y ventas. Han creado un sistema productivo para la economía mundial que elimina las consideraciones de lugar orientándose al servicio de los mercados de consumo globales. ‘Antes, yo necesitaba en Europa 24 fábricas de congelados. Hoy puedo trabajar con 4, abastecer desde la de España a una parte del resto de Europa y viceversa… Antes producíamos exclusivamente para España. Hoy, el 40% de los volúmenes que produce España se exportan. Estas exportaciones abastecen a empresas de Nestle en otros países’ (Consejero Delegado de Nestle en El Pais 26/7/2004). ‘Cuando se habla de crear un ‘ternero mundial’ -¿clónico?- de la misma manera que de producir un ‘coche mundial’… aunque ambos son productos ‘made in the world’ (hechos en el mundo), quienes dirigen el proceso son ETN de propiedad fuertemente concentrada situadas en los países centrales, mientras que quienes  los consumen están asimismo concentrados en pocos países ricos y en algunas capas minoritarias de élites con alta capacidad adquisitiva en los países pobres’. (McMichael, 1994, 281)

Como una gran parte de esta actuación ha quedado incorporada en los apartados anteriores, no entraremos aquí en aspectos que puedan suponer una repetición sino que sólo completaremos algunos elementos  que no han sido recogidos hasta ahora.

II.2.1. La dimensión y concentración empresarial

‘La dimensión media de las cien mayores empresas multinacionales de alimentación y bebidas en Europa y Japón era de una producción anual de 6,7  y 5,7 billones  de dólares (miles de millones) respectivamente en 1994, mucho menor que la de las multinacionales de Estados Unidos con 13 billones. La producción de las 100 mayores empresas del mundo en alimentación y bebidas creció en dólares corrientes de 143,5 billones en1974 a826,4 en 1994; … la participación de este grupo (las cien mayores), que estaba en torno a un tercio de la producción mundial, así como la de la mayor parte de la producción internacional de alimentación y bebidas desde el principio de los noventa, es muy probable que aumente en los próximos años… Como media, las ventas globales de las 100 empresas mayores crecieron en dólares corrientes al 21,3% anual en el periodo 1974-81; al 7,5% anual en 1981-88 y al 3,6% en 1988-94’. (Rama, 1998, 32). ‘Las 20 mayores empresas alimentarias controlan un 6,7% del mercado mundial’ (País 25/7/2004). Cifras en sí mismas bastante impresionantes tanto respecto a la dimensión empresarial como a sus  tasas de crecimiento.

Cuadro II.2.1. Ranking de las mayores empresas agro-alimentarias entre todas las mayores empresas del mundo

                                                                                 Número

Wal-Mart (distribución)                                                  8

Phillips-Morris (tabaco)                                                29

Unilever (mantequillas y grasas)                                     35

Nestle (multiproducto)                                                  36

Pepsico   (bebidas)                                                       95

Carrefour (distribución)                                                 96

Fuente: Fortune. Aunque lo citamos como ejemplo, no estamos muy convencidos del rigor de la clasificación, pues es evidente que las distribuidoras como Wal-Mart  no son sólo agro-alimentarias. De todos modos, incluso con dudas los rankings que se mencionan nos parecen de interés

Cuadro II.2. 2. Las diez mayores empresas de alimentación y bebidas. 2000

Empresa

País

Ventas A y B*

(miles millones $)

A y B/

total ventas (%)

Nestlé

Suiza

48,8

100

Phillips Morris (Kraft + Nabisco)

Estados Unidos

30,9

49

ConAgra (+ Intern Home Food)

Estados Unidos

25,3

100

Unilever (+Bestfoods)

Holanda-Reino Unido

21,1

48

CocaCola Co.

Estados Unidos

20,5

100

Pepsico Inc.

Estados Unidos

20,4

100

IBP Inc.

Estados Unidos

16,6

100

Diageo

Reino Unido

16,6

100

Mars Inc.

Estados Unidos

15,3

n.d.

Groupe Danone

Francia

12,3

100

*A y B = alimentación y bebidas

Fuente: Soler, M (2004).

Además, las grandes empresas productoras de alimentos manufacturados tienen sus sedes  en los países centrales. De las 25 mayores empresas procesadoras de alimentos Suiza, Francia e Italia son la sede de una empresa, Japón de dos, 5 están en el Reino Unido, con una mas entre el Reino Unido y Holanda, y  las 14 restantes en Estados Unidos. En los restantes cuadros de este apartado se puede observar que lo mismo sucede con las grandes comercializadoras y, también, con las grandes proveedoras de inputs para la agricultura. La industria agro-alimentaria es una industria fuertemente concentrada económica y territorialmente.

 

La creciente competencia internacional y la desigual adopción de tecnologías, junto con la inelasticidad de la demanda de productos alimentarios, motivó una caída de la tasa de beneficios de las industrias alimentarias durante los ochenta. Éstas percibieron que los beneficios reales residían en el poder de mercado y que se basaban en la diferenciación del valor añadido de los productos y  la distribución al por menor. Para capturar estos ámbitos del mercado iniciaron una estrategia múltiple basada por una parte en la consolidación de los negocios principales, y por otra en la diversificación hacia los alimentos manufacturados. Todo ello ha llevado desde entonces a un proceso de reajuste empresarial, mediante compras y ventas de empresas, que conduce a una reestructuración empresarial y a una concentración acelerada. ‘En justo dos décadas, desde1970, hatenido lugar una ola enorme de concentración industrial e inversión empresarial que ha transformado la imagen- y la orientación-  de la generación de plantas en Europa y en el resto del mundo industrializado.’ (Vellvé R., 1992,39). El gran poder de las empresas agro-alimentarias se acrecienta constantemente debido a un intensísimo proceso de amalgamas, absorciones, fusiones y las consiguientes reestructuraciones, que dan lugar a una fuerte concentración de las grandes empresas agro-alimentarias que controlan el sistema alimentario. Proceso que se mantiene continuamente a un ritmo acelerado, a modo de un sistema exponencial.

Por el lado de los inputs los productores constituyen grandes empresas  multinacionales de maquinaria, semillas, químicas, y más recientemente de biotecnología y farmacia, todas ellas de gran entidad.

Cuadro II.2.3. Clasificación por sectores basadas en los ingresos en 2000: agroquímicas, semillas y farmacéuticas.

Ventas en millones de dólares USA y clasificación global (C)

Agroquímicas

Semillas

Farmacéuticas

Empresa

C

Ventas

C

Ventas

C

Ventas

Syngenta

1

6.100

3

958

Astra Zeneca

4

14.834

Novartis

7

12.698

Pharmacia

2

4.100

2

1.600

8

11.177

(incl. Monsanto)

Aventis

3

3.400

10

267

5

14.809

BASF

4

3.400

Dupont (Pioneer)

5

2.500

1

1.938

1.630

Bayer

6

2.100

18

5.330

Dow

7

2.100

7

350

Fuente: Paul y Steinbrecher, 2003, Cuadro 4.2., p. 84

No sólo son empresas de gran dimensión, sino altamente concentradas, lo que implica la existencia de mercados oligopolísticos muy acentuados: ‘En 1996, las diez empresas agro-químicas mayores agrupaban el 82% de las ventas de agroquímicos, las 10 mayores empresas de semillas controlaban más del 40% del mercado global (mundial) de semillas, y las 20 empresas farmacéuticas mayores controlaban aproximadamente el 57% del mercado de productos medicinales’. (Balanya et al. 2000). En la industria de pesticidas las  5 compañías mayores controlaban el 70% de las ventas (CAES, 2001) y en el año 2000, cinco empresas agro-químicas -DuPont, Syngenta, Aventis (luego BayerCropScience), Monsanto y Dow- controlaban asimismo el 71% de todas las patentes en biotecnología agrícola, las nueve mayores suponen aproximadamente el 85% de las ventas y las dos mayores controlan el 34% del mercado total. Además,  ‘esperamos que sólo queden cinco o seis empresas agro-químicas para el2002’(Paul y Steinbrecher, 2003, 38 y 82).

Más ejemplos: cuatro empresas principales (Foro, Case, Massey Ferguson and John Deere) controlan el 77% del mercado de maquinaria agrícola en el Reino Unido. En Europa Occidental el número de empresas independientes de fertilizantes cayó de 56 en1980 a29 en 1990. En el Reino Unido solo dos ETN (Norsk Hydro y Kemura) controlan el 90% del mercado de fertilizantes y las mismas están, además, situadas entre los principales productores europeos. Kemura gastó 257 millones de dólares desde1986 a1991 en compras de empresas, triplicando su capacidad de producción  y Norsk Hydro es el mayor productor europeo.

Esta gran concentración que, por un lado, les proporciona un inmenso poder, por otro, les vincula estrechamente a la coyuntura agraria y les hace bastante vulnerables a los problemas de la misma. Por ejemplo, en el Reino Unido, la introducción de las cuotas lecheras supuso a las empresas de piensos compuestos una caída en sus ventas de 4 millones de Tm. en 1983 a2,5 millones en 1987. Y una incidencia parecida en los tractores, fertilizantes y todo tipo de inputs agrarios[36]. Muy probablemente la caída en el consumo de carne debida a la aparición dela Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) y su extensión a diversos países dela UE especialmente en los años 2000 y 2001 tendrá efectos muy similares, aunque no sabemos que todavía hayan sido evaluados con precisión.

Respecto a los productos de alimentación animal a fines de Mayo del 2001 Cargill, una poderosa empresa internacional incluida entre las cuatro principales comercializadoras de cereales del mundo (véase más abajo), mediante la compra de la multinacional Agribrands (antigua Purina) se convirtió en el primer grupo mundial de alimentación animal. En otro ámbito que con frecuencia pasa desapercibido pero con mercados crecientes, el de la alimentación de los animales domésticos de compañía, Nestle en Enero de 2001 compróla Ralston Purinaconvirtiendose así en la lider del sector a nivel mundial.

Un caso muy elocuente que ilustra la dinámica de estas empresas está constituido por las empresas de semillas. En éstas, a su evolución económica habitual, ya muy potente, hay que añadir el impacto que ha supuesto la absorción y el desarrollo de la biotecnología por el mundo de los negocios, que ha acelerado enormemente el proceso de concentración. Las empresas de semillas como Pioneer, Hi-Breed, deKalb, Mycogen y otras ha nivel mundial  han sido absorbidas por un pequeño grupo de empresas  químicas como Monsanto, DuPont y Novartis, Dow Chemical y Astra Zeneca[37], las cuales han formado un cartel global para monopolizar y restringir el comercio de semillas transgénicas de maíz y soja, para evitar que entren otros competidores (cinco empresas transnacionales agro-alimentarias y farmaceuticas controlan más del 95% de las patentes biológicas)[38].

Desde 1996 Monsanto ha gastado 8 billones de dólares en adquisiciones empresariales[39]. Con la compra en 1998 de las compañías de semillas Delta &  Pines Land y DeKalb  pasó a controlar conjuntamente el 85% de las semillas de algodón. También ha comprado  la patente del gen que permite a las empresas vender semillas que los agricultores no pueden reproducir[40], y posteriormente ha desarrollado una ‘joint-venture’ con Cargill  y una fusión con Americana Home Products. Todo ello le ha convertido en la empresa de semillas más importante del mundo[41]. Aunque en 1999 se vio obligada a anunciar que vendería la empresa de semillas de algodón para satisfacer a las autoridades antitrust de Estados Unidos, en febrero del 2000 junto con Dupont eran propietarias del 73% de los productores de simiente de algodón en Estados Unidos. En marzo de  2000 se anunció la fusión entre Monsanto y la empresa sueca ‘Pharmacio & Upjohn’ que crearía la empresa Pharmacia Corporation, aunque su rama agrícola continuaría llamandose Monsanto, mientras que en 2002 estableció acuerdos con Dupont para participar en algunas tecnologías de esta última,… su actividad de compras, ventas, fusiones y acuerdos de participación continua imparable.

Por el lado de las empresas de productos alimentarios la magnitud y concentración empresarial es todavía más acentuada. Basta citar nombres de grupos empresariales como Nestle, Phillips-Morris-Nabisco-Kraft Foods, primera y tercera empresas agroalimentarias mundiales respectivamente, General Mills que con la compra de Pillsbury en 2000 hadado lugar al quinto mayor fabricante del sector alimentario mundial y tiene, además, una joint venture  con Nestle, etc. Asimismo, para reforzar su posición en los mercados europeos, entre 1983 y 1988 Unilever, que fue una de las empresas pioneras en obtener sus materias primas del mundo entero, incluyendo semillas oleaginosas de Asia y África para mezclarlas con granos y semillas oleaginosas europeas, en la década de los noventa vendió noventa empresas (que le reportaron unos 2,3 billones de libras esterlinas) y compró cien empresas (que le costaron 4,7 billones de libras esterlinas); en Junio de 2000 compró Best Foods por el equivalente de 4,2 billones de pesetas, en lo que fue la mayor operación agroalimentaria de la década de los noventa); mientras  Koulberg Kravis Roberts (KKR), que ya había comprado Beatrice Foods en 1987 en lo que constituyó la mayor transacción de la historia agroalimentaria, aunque fue pronto superada por la fusión de Kratf y General Foods en 1989 (Friedmann,1994), se sobrepasó a si misma comprando otro gigante, RJR Nabisco, complejo que fue a su vez absorbido por Phillips-Morris… y así en un elevado número de transacciones. No es necesario abundar en la alta concentración empresarial existente en el sector de bebidas, muy fuerte en todas las variedades, pero especialmente acentuado en el subsector de refrescos :Coca-cola, Pepsico, Sweeppes…

En el Cuadro II.2.4. se recogen algunos datos más para las empresas de elaboración de artículos alimentarios en Estados Unidos, donde se puede observar el altísimo nivel de concentración empresarial en este sector ya a fines de los noventa.

 

Cuadro II.2.4. Las mayores empresas de elaboración alimentaria de Estados Unidos.

Porcentaje del producto que elaboran las cuatro                  primeras. Octubre 1997

Productos

Carne pollo

Vacuno

Porcino

Ovino

Pavo

Harinas

Maíz seco

Maíz húmedo

Molturación soja

Porcentaje 4 mayores

55

87

60

73

35

62

57

74

76

Tyson-foods

x

Gold Kist

x

Perdue Farms

x

ConAgra

x

x

x

x

x

x

x

IBP

x

x

Cargill

x

x

x

Farm Land Ind.

x

Smithfield

x

Superior Pck.

x

High County

x

Denver Lamb

x

Wampler Turkeys

x

Hernel

x

Rocco Turkeys

x

Archer Daniels

x

x

X

x

Cereal foods

x

Bunge

x

x

Ag. Procesors

x

Illinois Cereal

x

Tate & Lyle

X

CPC

Fuente : Elaboración propia con datos de Heffernan W.D., Agriculture & Monopoly Capital. En Monthly Review, Vol. 50, Nº. 3, Jl.Ag. 1998

Que no ha disminuido, sino al contrario, a juzgar por los datos disponibles acerca de las empresas productoras de alimentos cárnicos puede comprobarse en el Cuadro II.5.5. del Apartado II.5.1.  Empresas que operan a nivel mundial, con lo que el impacto  de las grandes empresas globales queda patente. Si, además se observa que algunas de estas empresas oligopolísticas se dedican a varios productos distintos se puede deducir el inmenso poder que ejercen en los mercados de productos agrarios.

Para los principales países de Europa la información de que disponemos es algo más antigua (para la carne de porcino se proporciona alguna información actual en el apartado II.5.1.). No obstante, el  Cuadro II.2.5 proporciona alguna información:

Cuadro II.2.5.Porcentaje de ventas que corresponde a  los tres mayores proveedores. 1991

Producto

Reino Unido

Francia

Alemania

Italia

España

Alims.infantiles

62

99

85

85

80

Galletas

70

50

50

67

54

Chocolates

79

51

51

50

49

Cafè

78

64

63

67

88

Congelados

35

33

53

79

49

Leche

64

40

18

21

nd

Yogurt

62

65

39

67

84

Fuente: Selección propia de Tansey G. y Worsley T., The food system. Earthscan. Cuadro 6.1. p. 112

Permite también  apreciar el alto grado de concentración,  que, en todo caso, sólo se ha intensificado desde dicha fecha. Por ejemplo: tomando la producción de azúcar, ya en 1988, solo 12 grandes grupos azucareros controlaban más del 75% de las cuotas de producción y refinado; ‘desde entonces, la industria ha estado sometida a un intenso proceso de reestructuración siendo en la actualidad menos de ese número las empresas que controlan la industria’ (Delgado y Marquez, 1999, 56). Más actual, el Consejero Delegado de Nestle, una de las mayores empresas alimentarias del mundo no tiene inconveniente en señalar: ‘En tres años, hemos invertido 20.000 millones de dólares en compras. Las más importantes, Ralston Purina (comida para animales de compañía), Dreyer´s (helados), Chef America (congelados), Shoeller o Mövenpick (helados)’. (El País 26/7/2004)

Este intenso proceso de concentración no tuvo demasiado éxito. Bastantes de las compras y fusiones que las empresas agro-alimentarias realizaron se mostraron poco rentables y han dado lugar a nuevos procesos de reajuste, en general dirigidos a mantener las líneas básicas de especialización empresarial, abandonando las nuevas líneas que  habían introducido con las amalgamas empresariales. El coste y riesgo de estas enormes operaciones, con frecuencia hostiles, parece que está llevando a las empresas a modificar sus estrategias. En los últimos años los gigantes agro-alimentarios se orientan más hacia las alianzas comerciales o industriales, tales como las concluidas entre Sodiaal (Francia) y Philips-Morris Kraft (EE.UU.) para distribuirse el mercado del yogurt en Italia, o entre Danone (Francia) y Unilever (Holanda) para fabricar yogures helados para Europa.

Las empresas transnacionales de comercio de frutas y verduras son también destacados ejemplos de esta hipermovilidad empresarial, pero no disponemos del espacio suficiente para recoger su amplia y, frecuentemente contradictoria, dinámica[42], por lo que proporcionaremos un solo  ejemplo: en Chile, actualmente el mayor suministrador de frutas y verduras de fuera de temporada a Estados Unidos yla Unión Europea, mas del 50% de las exportaciones están controladas por cinco empresas transnacionales

 

Todavía mayores son algunas empresas polivalentes, situadas en Estados Unidos. Imposibles de clasificar entre las de inputs o outputs porque participan en ambos lados de la cadena, y  en algunos casos, son, además, las mayores comercializadoras de productos agrarios. Destacan entre ellas Cargill, que es la empresa numero 11 del mundo que emplea mas de 70.000 personas en 800 localizaciones distintas en 60 países y en cincuenta negocios diferentes -desde el comercio de granos al empaquetamiento de carne, fertilizantes, cacahuetes, sal, café, transporte, acero, caucho y frutas y vegetales. ConAgra, por su parte, reúne el 25% de las ventas de alimentos, piensos y fertilizantes; 53% de las ventas de todos los alimentos refrigerados y 22% de todos los comestibles (datos McMichael 1998,105). El año 2000 por cada dólar gastado en alimentación en Estados Unidos, seis centavos iban a esta compañía; pero la marca es superada por Philip Morris que recibe diez centavos por cada dólar gastado en alimentación, que es ¡más de lo que reciben todos los agricultores estadounidenses juntos! (Norberg-Hodge et al, 2002, 93).  En el Cuadro II.2.4. se recogen las cuatro mayores empresas  en Estados Unidos  para algunos productos agrarios específicos donde se puede observar el altísimo nivel de concentración empresarial en este sector. Quizás el caso mas destacado en este aspecto  es que la empresa Mitsubishi, que se cuenta entre los principales fabricantes de automóviles del mundo, es también ahora una de las mayores manufacturadoras de productos de vacuno del mundo. Son también conocidas las inmensas haciendas que Volkswagen ha comprado en Brasil para dedicarse a la explotación de ganado.

Como un ejemplo destacado, y bastante impresionante, de concentración empresarial y la variedad de operaciones que abarca, presentamos en el Recuadro 2 una descripción parcial de las operaciones que realiza la empresa Cargill

Recuadro 2.- Una empresa agro-alimentaria global: Cargill

Una lista parcial de las operaciones de esta compañía incluye:

. plantas de elaboración de productos de las naranjas en Brasil, Pakistán y Estados Unidos,

. empresas en Chile para hacer zumos de frutas para los mercados de Estados Unidos, Europa y Japón,  .empresas para producir aceite de coco en Filipinas,

. tostadores de almendras en Turquía,

. molinos para cereales en Norte América, Europa y Latín América

. fábricas de harinas en Estados Unidos, India, Argentina, Bélgica, Canadá, China, Francia, Alemania, Holanda y España,

. plantas de producción de aceites de soja, girasol, cacahuetes, maíz, algodón y otros productos oleaginosos en Estados Unidos, Latinoamérica, Europa y Asia,

. plantas de preparación del algodón en Tanzania, Zimbabwe y Malawi,

. plantas de elaboración del cacao en Holanda, Brasil y Costa de Marfil,

. instalaciones de recepción de ganado y plantas de elaboración de productos de vacuno y porcino en Estados Unidos,

. plantas de preparación de carne para productos cárnicos frescos y congelados para tiendas y supermercados en Estados Unidos, Canadá, Australia y Honduras,

. producción y empresas elaboradoras de pollos y productos avícolas en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Honduras y Tailandia,

.plantas productoras de sal en Estados Unidos, Australia y el Caribe,

. minas de fosfatos e industrias de fertilizantes para su distribución en Norte y Sur de América y la costa del Pacífico.

Además de sus empresas de elaboración de productos agrarios, Cargill es una de las principales empresas comercializadoras de productos agrarios manteniendo oficinas comerciales en Estados Unidos, América Latina, Europa, Africa, y Asia. Los productos comercializados por Cargill incluyen:

. cereales, de los que constituye una de las dos comercializadoras mundiales dominantes,

. grasas animales comestibles y no comestibles compradas a los preparadores de carnes en Estados Unidos  para su venta en Argelia, Brasil, Colombia, Egipto, Corea, Mexico, Holanda, España y Venezuela,

. azucar moreno y blanco comercializado desde las oficinas de Minneapolis, Paris, Genova, Hong Kong, Maxico D.F. Sao Paulo y Moscou,

. café verde vendido a los tostaderos de Estados Unidos, Europa y Asia,

. caucho, arroz, aceite de palma y coco, y productos del cacao.

Cargill opera también directamente en trabajo de consultoría agraria para bancos multilaterales de desarrollo, agencias de ayuda y gobiernos. Sus consultores agrarios han trabajado en 116 países.[43]

Fuente: Norberg-Hodge H. et al., 2002, pp.90-91

Un tipo relativamente nuevo de empresas que es necesario incluir en este apartado es el constituido por las empresas denominadas de la gran distribución (GD), las cuales, para los años ochenta se habían convertido ya en las principales distribuidoras de productos alimentarios: ‘En el sector alimentario, mas del 50% de los productos son comercializados porla GDen Alemania, Francia e Inglaterra; los diez principales grupos societarios de la distribución minorista en Estados Unidos concentraban a fines de los 80, el 65% de las ventas alimentarias en estos mercados… y una de sus corporaciones gigantes (Wal-Mart) estima que el rubro alimentario alcanzará más del 50% de sus ventas totales antes del año 2000… en Francia  el avance de la venta minorista concentrada fue explosivo durante los 80 pasando del 40% al casi 60%; en el Reino Unido las diez principales firmas concentraban el 80% y el grupo lider (Sainsbury) casi el 20%…’ (Gorenstein , 1998, 467).

Estas empresas han seguido una evolución muy rápida y dominan totalmente  la distribución agroalimentaria a nivel mundial

Cuadro II.2.6. Top de la distribución mundial alimentaria.

Nº. Empresa País

Nº.

Vol.  neg.

1

Wal-Mart Stores Inc.

EE.UU.

3.408

118,00

2

METRO AG

Alemania/Suiza

3.400

35,67

3

ITM enterprises

Francia

9.290

36,89

4

AHOLD

Holanda

3.500

34,56

5

ITO-YOKADO

Japón

34,15

6

REWE

Alemania

11.230

34,10

7

EDEKA/AVA

Alemania

3.000

32,28

8

Carrefour

Francia

320

31,76

9

TESCO

Reino Unido

758

29,68

10

ALDI

Alemania

4.315

29,50

Facturación en miles de millones de dólares. Fuente: Planells y Mir,2000, 49

Obsérvese que la mayoría de estas empresas tienen su sede central en la UE. Noes sorprendente, por tanto, que en 1997 los cinco primeros grupos distribuidores absorbían más del 60% del negocio en la mayoría de los países de la UE. Pero, además, estos grupos proceden constantemente a procesos de reestructuración[44] que aumentan la concentración empresarial: ‘La llegada a Europa en 1998 de Wal-Mart con la compra de la cadena alemana Werkauf  y de Interespar a finales de ese mismo año, junto a OPA sobre la cadena británica ASDA…. la fusión entre Carrefour y Promodès anunciada a finales de agosto, que convierte al nuevo grupo en lider indiscutible a nivel europeo y segundo en el mundo… Una cuestión en la que están todos de acuerdo es que el panorama de la distribución europea va a cambiar muy rápidamente…’(Planells J.M. y Mir J., 2000).  Por ejemplo, a 31 de Diciembre de 2000 Carrefour contaba con 5425 establecimientos y estaba presente en 27 países. Sin duda, la dinámica experimentada por este subsector recientemente no hace más que intensificar muy fuertemente la tendencia a la concentración. Las 32 mayores empresas de distribución comercial concentran el 34% del mercado de la distribución alimentaria mundial, y las diez mayores controlan el 54% de las ventas del grupo de las 32 mayores (ETC Group, 2001)

 La importancia de la GDha alterado muy sustancialmente la relación agricultor-industria alimentaria-distribución,  teniendo el último grupo, debido a su papel clave en la distribución  un impacto decisivo sobre las grandes firmas alimentarias y alterando muy sustancialmente el juego de poderes hasta hace poco dominado por los intereses industriales. Actualmente, a través de los contratos de aprovisionamiento, la coordinación logística y las técnicas de gestión comercial, éstos se ven fuertemente afectados por la gran distribución considerándose en ocasiones que ésta constituye el núcleo dominante en la cadena agroalimentaria. ‘El fuerte grado de concentración de las empresas distribuidoras, organizadas en grandes redes de distribución que canalizan en los mercados europeos el 70% de la comercialización agroalimentaria, junto con la abundancia de productos, y una demanda altamente saturada, sitúan a la gran distribución en posiciones de privilegio para la negociación en mercados para los que en gran medida, poseen la llave de acceso’. (Sanz Cañadas, 1997). No obstante,  ‘las evidencias no permiten extraer conclusiones contundentes a este respecto. Por un lado, se observa cierta vulnerabilidad del sector comercial vinculada con la concentración de la industria y la consecuente dependencia para la provisión de una amplia gama de productos. Por otro lado, se destaca que el lanzamiento de ‘productos libres’ (marcas blancas o con marca del distribuidor) y la capacidad de formación del stock de oportunidad, entre otros factores, contribuirían a aumentar el poder de los grandes distribuidores. Por último, en muchos casos,  más que una relación de conflicto, la situación pareciera cercana a la del oligopolio bilateral’ (Gorenstein, 1988, 468)[45]. Se observa, también, que las grandes empresas productoras de alimentos elaborados refuerzan su dedicación a la distribución en los productos de consumo directo. Así, otra vez Nestle, el año 2000 negociaba con General Mills de Estados Unidos la compra del 50% que todavía no controlaba de Ice Cream Partners (Häagen Dazs) y trataba de reforzar la alianza que ya tiene con Coca-Cola  desde 1991  ‘Coca-Cola Nestle Refreshements’ para la comercialización de café y te listos para el consumo inmediato, que estará presente en 24 países.

Todas estas operaciones de reestructuración aumentan la concentración, tanto en cuanto a propiedad como en localización territorial: ‘En total, la mitad de las operaciones de reestructuración referidas al último cuarto del siglo XX  se realizaron por los 20 grupos agroindustriales multinacionales más importantes… ‘. (Tozanli, 1996,34).

 

A esta concentración empresarial hay que añadir las asociaciones y agrupaciones que las mismas establecen para ejercer presión en las diversas instancias públicas o privadas que les interesan. (como ejemplo véase Recuadro 11). Sin olvidar las múltiples fundaciones internacionales que a través de sus programas de investigación y de ayuda tienen un fuerte impacto en las prácticas agrarias de los países empobrecidos.

Todas estas industrias, instituciones  y asociaciones, además, utilizan las mayores y más prestigiosas empresas de publicidad y relaciones públicas para influir en la opinión pública. Utilizando para ello los más sofisticados métodos y los más variados mensajes señalando que están preocupadas por la suerte del planeta y el bienestar de la humanidad.  Incluso ‘desgraciadamente, mucho de lo que se considera actualmente actividad de la ciudadanía está pagada por intereses empresariales, como la industria del tabaco que utilizandola Burston-Marsteller(una de las compañías de relaciones públicas mayores del mundo) creola Alianza Nacionalde Fumadores. Gastaron más de 100 millones de dólares para crear una organización con 3 millones de miembros –recopilados en una base de datos informática-y a los que se podía contactar por correo electrónico o teléfono. Tenían incluso animadores locales. Cuando la industria del tabaco necesitaba llenar de llamadas telefónicas el Congreso o la legislatura local para oponerse a las restricciones para fumar, allí estabala Alianza Nacionalde Fumadores… Enla Cumbre Mundialpara el desarrollo sostenible en Johannesburgo en 2002 llamó mucho la atención una marcha de campesinos pobres a favor de la ingeniería genética (hasta que se descubrió) quela Redpara un Desarrollo Sostenible que organizaba la marcha estaba basada en Londres y dirigida por Julian Morris que está vinculado al Institute of Economic Affairs, y ala AgBiowrold Foundation,la Asociaciónpor el libre comercio de Lima y otras muchas asociaciones de carácter muy conservador.’ ’ (Paul y Steinbreche, 2003, 55) Los ejemplos se multiplican, mostrando la absoluta falta de escrúpulos con tal de inducir al consumo de los productos convenientes para las grandes empresas agro-alimentarias y sus asociaciones que les pagan.

II.2.2.La integración de diversas ramas de producción.

Las empresas transnacionales alimentarias no solo han internacionalizado el complejo ganadero, como  hemos considerado más arriba, sino que se puede  observar que bajo su dominio se ha ido produciendo una creciente integración de distintas ramas de la producción agraria. Friedmann nos explica que ‘El sistema establecido después dela IIguerra mundial en los países desarrollados -época de la regulación nacional- constaba básicamente de tres grandes bloques: el complejo ganadero, que representa desde sus orígenes la globalización, incluso antes que esta palabra fuera acuñada, pues ya después de la guerra incluía el suministro mundial de la alimentación animal; la producción de cereales, en la que se centraba la protección a la agricultura de estos países, y la producción de mercancías duraderas (aceites, azúcar,…), consecuencia de los modelos nacionales de la agricultura subsidiada con sus raíces en la agroindustrialización. Sobre la base de estos tres bloques se establecían unas relaciones internacionales que han ido conduciendo al control de la agricultura mundial por los países centrales’(Friedmann  1994).

Desde la mitad de los años setenta el complejo ganadero, de forma creciente, integra a los otros dos complejos más ‘nacionales’. Sólo a través de este proceso de integración se pueden entender, por ejemplo las conexiones entre la producción intensiva de maíz en Estados Unidos, de mandioca en Tailandia, y la producción extensiva de ganado enla Amazonia, las conservas de carne en la frontera mexicana, las hamburguesas congeladas que utilizan los subproductos de la carne de ternera de primera en los supermercados de todo el mundo y los MacDonalds de Budapest y Hong Kong.

Además, ‘las cadenas ‘de carne’ interrelacionadas intersectan con cadenas paralelas de patatas o ensaladas para formar ‘un producto’ final que de forma arbitraria se puede denominar ‘agrario’ (patatas irradiadas), o ‘industrial’ (patatas fritas congeladas) o de ‘servicios’ (un plato de patatas fritas calientes)’ (McMichael, 1994, 281). El complejo ganadero, recombinado con los otros por las empresas alimentarias, ejemplifica la amplitud y las consecuencias en las formas de vida de la comercialización de los productos agrarios a nivel mundial.

II.2.3. Diferenciación y complementariedad del producto.

Las IAA incorporan nuevas estrategias de ventas dirigidas a los mercados globales y regionales más que nacionales, lo que, junto con la internacionalización del consumo y la creciente desigualdad de rentas está llevando a conformar dos segmentos de mercado: a) mercados de productos masivos, sean locales o extranjeros, que de forma creciente se conforman a normas globales (alimentos baratos para las clases populares) y b) mercados de nuevos productos especializados, orientados a nichos de mercado segmentados, tales como productos frescos y/o exóticos para los consumidores ricos. En la ganadería se observa claramente esta diferenciación entre un tipo de ganado para los consumidores de élite (ciertos tipos de vacuno) y una producción ganadera barata para las capas populares (pollo y porcino, además de las piezas secundarias del vacuno). Parcialmente, ambos grupos de productos pueden ser complementarios, pues algunos de estos productos pueden ser subproductos de los de otro mercado: el solomillo para un mercado de consumidores de alto poder adquisitivo se complementa con la carne picada para los más modestos.

 

II.2.4. Incremento de la competencia entre productores agrarios.

 

La reorientación de los bienes agrarios básicos como productos exportables que sirven de inputs para la industria alimentaria global, convierte a los productores agrarios en competidores a nivel mundial  sometidos al inmenso poder de una industria alimentaria  enormemente concentrada.. La lucha por la supervivencia es feroz. Una agricultura que compite a nivel mundial implica una pesada carga para los productores, y especialmente para aquellos que no disponen de factores en condiciones ventajosas. Casi eliminadas las condiciones naturales como ventaja, sólo depende de los avances en tecnología productiva y de la mano de obra barata. Los agricultores de un país que no presenten condiciones favorables en alguno de ambos factores tendrán mayores dificultades para su operación y supervivencia.

II.2.5. La especialización regional.

Además, dado que las empresas alimentarias realizan compras de gran volumen, pueden conducir a la especialización de la producción agraria de regiones enteras que producirán para los mercados globales, con frecuencia situados en lugares que no tienen ninguna relación con la producción y dependiendo de las compras de una o pocas empresas. En este caso puede ser muy difícil para los agricultores de la región salir de ese nicho de producción y compra del producto por las IAA. Tarea mucho más ardua si se consideran también las posibilidades que proporciona la industrialización de la agricultura a la que nos hemos referido más arriba. En este contexto no podemos dejar de mencionar un comentario que efectúa Friedmann en el artículo mencionado: ‘La humilde patata, el alimento más barato para las clases trabajadoras industriales de Europa y Norte América es un ejemplo de la simultanea transformación de las dietas y la industrialización de la agricultura. Las patatas se han convertido en la base de uno de los mayores imperios empresariales del mundo: McCain, cuyo producto principal consistía en patatas fritas congeladas, seguidos por otros productos de alto valor añadido, para asegurarse un suministro regular de productos frescos standard, reorganizó la agricultura tradicional de muchas comunidades en el este de Canadá. Suscribiendo contratos monopolistas que especificaban la mayor parte de aspectos de la producción subordinó a las explotaciones familiares y creo una región de monocultivo’ (Friedmann, 1994, 264). La política de compras de las indústrias alimentarias también puede llevar a especializar las regiones en función de mercados diferenciados, por ejemplo si ciertas áreas se dedican a producir el grano barato para la producción animal, mientras otras pueden producir para mercados de alto poder adquisitivo. Empresas como Cargill y Continental que abarcaban el 50% de las exportaciones de granos de Estados Unidos pueden alterar la ventaja comparativa de distintos países simplemente con sus decisiones acerca de donde construir sus instalaciones de almacenes, transporte y elaboración de sus productos.

 

II.2.6. La influencia en la demanda.

Las ETN alimentarias y en particular las grandes empresas de distribución, tienen una alta capacidad de influir en los hábitos de consumo de la población, mediante los que rigen el tipo de productos que se van a presentar en el mercado, aislando al productor agrario de la demanda final. Por un lado, nuestra dieta, bajo el influjo de una potente publicidad de ámbito mundial, y de la transnacionalización de las empresas distribuidoras de alimentos, se va conformando cada vez más a los hábitos de consumo de los países más ricos. En ella, los productos manufacturados y distribuidos por las empresas alimentarias son los que se consumen principalmente, lo que permite que, con un comercio liberalizado, tanto la materia prima como los propios productos alimentarios manufacturados provengan de cualquier país si ello es más conveniente para la empresa alimentaria que lo produce y/o comercializa (¿quien sabe dónde se produce la harina de las productoras de pastas y las múltiples variantes de pastelitos que ofrecen los supermercados, la leche que se utiliza en la increíble variedad de productos lácteos existentes e incluso el vino utilizado para el envasado de calidades populares?)

II.2.7. La incidencia en la intervención publica.

Hay que destacar, también, la importancia del poder de las empresas transnacionales para presionar en la actuación publica, para afectar las decisiones y políticas publicas de los ámbitos en los que operan. De hecho, para entender la dinámica de la agricultura actual uno de los elementos más relevantes del análisis constituye el estudio de cómo los intereses privados tanto internacionales como internos, se combinan con las distintas expresiones de las fuerzas políticas internas (partidos) y con los centros públicos de decisión, tanto de ámbito estatal (gobiernos centrales y regionales) como regional y mundial (Unión Europea, OMC) para generar decisiones  publicas que les favorezcan a todos los niveles de actuación pública. De aquí que sea necesario explorar también las diversas instancias de poder que estas fuerzan representan y como éstas se articulan para  generar decisiones publicas que afectan al ámbito agrario, tanto directa como indirectamente, mediante su impacto en otros ámbitos de la economía y la sociedad.

Un caso claro se presenta  en la actualidad al observar cómo las empresas transnacionales plantean la globalización: todas ellas propugnan la liberalización total de la economía y los mercados agrarios. Argumentando que la eficiencia económica requiere la liberalización, privatización  y la desregulación de todas las transacciones económicas, presionan para reducir los subsidios de apoyo a la agricultura, están logrando eliminar muchos controles al comercio internacional agrario (cuotas de importación, tarifas, …)  y pretenden establecer un sistema general  de mercados no regulados por el poder publico[46].

Todavía más significativos son los esfuerzos recientes de las grandes empresas agro-alimentarias  para lograr una legislación favorable a sus intereses,  uno de cuyos ejemplos más claros es  la batalla que ha tenido lugar entre 1995 y 1998 para permitir la patente de elementos de vida (The Directive on the Legal Protection of Biotechnological Inventions). Se originó porque en 1995la Comisión Europearechazó la posibilidad de patentar los elementos de vida y la decisión debía revisarse en 1998. Así, en 1997 se establecióla Coordinadoradela Bioindustriaeuropea (FEBC), un grupo de presión consistente en una impresionante agrupación de intereses sectoriales para forzar la aceptación de una nueva Directiva, más favorable a las patentes. Entre otras muchas agrupaciones empresariales, formaban parte de ella EuropaBio, grupo de presión basado en el anterior grupo de trabajo dela Federaciónde Industrias Químicas CEFIC (Senior Advisory Group on Biotechnology SAGB) formado por unas 600 empresas en las que están incluidas las mayores empresas europeas y mundiales interesadas en biotecnología, la empresa farmaceutica SmithKline Beecham,la Cámarade Comercio Internacional, The Genetic Interest Group (otra coordinadora basada en el Reino Unido),la Alianza Europeapara apoyar a los grupos genéticos, etc.etc, que tras una campaña dirigida por la mayor empresa de relaciones públicas del mundo (Burston-Marsteller) y en la que no dudaron, entre otros aspectos, en jugar con grupos de pacientes engañados por ellos,  lograron que en 1998 se aprobarala Directivaen el sentido favorable a la patente de los elementos de la vida. (Para más detalle véase Balanya et al. 2000). Asimismo hay que anotar el éxito de la empresa Novartis logrando quela Comisiónaceptase la comercialización de su maíz, genéticamente modificado, obligando así a todos los países miembros a su aceptación, o, el caso más reciente (2001) en el quela Comisiónha aprobado la comercialización de productos transgénicos que habían sido prohibidos hasta esta fecha.

Las conexiones entre las grandes empresas agro-alimentarias y los círculos del poder político son destacables. No sólo a través de los ‘lobbies’ o grupos de presión indirectos -un buen ejemplo de ello es Bruselas, donde tienen una delegación todas las grandes ETN y sus asociaciones-  sino que, incluso es frecuente la conversión de altos funcionarios en empleados de las grandes transnacionales y viceversa[47], lo que ‘ayuda’ a que los criterios de éstas se transmitan directamente a los ámbitos del poder político: ‘el que fuera director general del GATT desde 1980 hasta 1993, y previamente negociador suizo, Arthur Dunkel, pertenece a la dirección de Nestle y encabeza el grupo de trabajo sobre comercio internacional y política de inversión dela Cámara de Comercio (en inglés ICC), el grupo de presión más activo antela OMC. Y su sucesor al frente del GATT/OMC hasta 1995, el irlandés Peter Sutherland, actualmente ligado a las grandes transnacionales BP y Goldman Sachs International, dirige el grupo de trabajo sobre relaciones económicas dela Mesa de Industriales Europeos (ERT). Y, según el secretario general dela ERT, aprovechando ‘sus conocimientos, su experiencia, sus canales’ este grupo de presión puede influir mejor en los asuntos tratados porla OMC.  (Sabalo, 2000, 35). Los casos concretos podrían multiplicarse.

Los ejemplos también abundan al otro lado del Atlántico. Así, durantela Ronda Uruguay, un directivo de Cargill, la mayor empresa del sector, era el representante de Estados Unidos en las negociaciones sobre agricultura (WEDO, 1995) y el principal negociador, el entonces Secretario de Comercio Mickey Cantor, se incorporó posteriormente a Monsanto. Y resulta que Monsanto es una de las ETN que consiguió introducir el ADPIC enla OMCcon el decisivo apoyo de la representación estadounidense, en la que, por cierto, 96 de sus 111 miembros procedían del mundo empresarial.’ (CEO, 1999)

Las grandes empresas agro-alimentarias y su capacidad de presión en los sistemas públicos, y la incidencia de ambos sobre los productores agrarios se articulan de muy diversas maneras en cada rama productiva y ámbito territorial de actuación. Esta articulación entre fuerzas distintas no es necesariamente de armonía y cooperación sino que con frecuencia se presentan como conflictos que se resuelven a favor de quien detenta más poder y capacidad de dominio. Más adelante se hace referencia más amplia a la incidencia de las fuerzas sociales, pero precisamente por el poder de las empresas transnacionales como tales, nos parece necesario mencionarlas ya en este apartado.

Las empresas transnacionales son también agentes clave en otros aspectos que afectan significativamente a la agricultura. De entre todos ellos, por su importancia actual, trataremos más adelante de forma independiente los mercados mundiales de productos agrarios y el controvertido tema de la tecnología agraria, -véase II.5.3- Sin embargo, este tratamiento diferenciado no debe llevar a disminuir o ignorar el papel de las empresas trasnacionales en la evolución de estos relevantes elementos.

II.3. Las empresas agrarias.

II.3.1. Las explotaciones agrarias

Las empresas y explotaciones agrarias constituyen el ámbito último donde se plasman las decisiones de producción e intercambio agrarios que toman sus titulares, que son  los agentes microeconómicos de decisión.  En este trabajo, aún reconociendo la importancia de este ámbito, no nos proponemos entrar en el análisis interno de las unidades productivas agrarias, como por ejemplo su rentabilidad o la eficiencia en la utilización de sus recursos, sino que pretendemos preferentemente analizar desde una consideración mas agregada las consecuencias que en ellas tienen los elementos externos a las mismas que aquí se estudian, cómo estos inciden en sus decisiones y cómo afectan a su evolución y estructura. Ya se ha señalado repetidamente que se considera que este enfoque es más adecuado para destacar quiénes son los agentes últimos que realmente determinan las variables principales de la dinámica de la agricultura española, tanto respecto de los agentes microeconómicos de decisión como para los aspectos macroeconómicos.

La consideración de la empresa agraria requiere plantear las relaciones sociales de producción que la misma implica. Con frecuencia en la agricultura europea y española, se suele considerar que las relaciones de capital y trabajo presentan características específicas en la agricultura debido a la importancia que en las mismas tiene la agricultura familiar, donde la familia propietaria de los medios de producción (con o sin la tierra) es quien realiza el trabajo productivo y es la dueña del producto. Es obvio que en ésta no se produce la separación entre el capital y el trabajo característica de las estructuras de producción capitalistas, por lo que muchos autores tienden a negar el carácter capitalista de la agricultura familiar y consideran que son necesarios otros elementos metodológicos para analizar la misma, en tanto que otros autores se detienen en estudiar la evolución de la agricultura no capitalista hacia el capitalismo.

En la actualidad, en los países desarrollados, con muy pocas excepciones correspondientes a una agricultura marginal que aquí podemos ignorar, incluso la agricultura clasificada como familiar tiene como objetivo de su actividad la producción de mercancías para el mercado, con inversiones considerables de capital, con el objetivo de obtener un beneficio[48]. En este sentido se puede considerar que todas las unidades de producción agraria son de naturaleza capitalista, aunque no recurran al trabajo asalariado de forma regular y permanente[49]. Tampoco se puede ignorar que la intensidad de la producción actual esta llevando a muchas explotaciones familiares a recurrir al trabajo asalariado o a formulas renovadas de uso de trabajo externo como el trabajo a contrata, que si bien se utilizan más frecuentemente de forma temporal, suponen una utilización creciente del trabajo asalariado. Por ello, en este trabajo se considera que en la actualidad la agricultura de los países centrales, incluida la agricultura familiar, presenta las formas esenciales de la producción capitalista.

Las unidades productivas agrarias presentan, sin embargo, modalidades muy distintas: desde lo que sin duda ninguna se puede calificar de empresa agraria constituida por la gran explotación agraria, con elevadas inversiones[50], muy moderna tecnológicamente, con técnicas intensivas y de producción masiva, recurriendo ampliamente al trabajo asalariado, hasta la explotación familiar donde únicamente se recurre al trabajo propio de la familia, incluso en ocasiones sólo de forma parcial. Esta agricultura familiar, aunque utiliza técnicas modernas que requieren inversiones substanciales y prácticas intensivas, por su propia dimensión  no puede obtener grandes cantidades de productos. Entre ambos extremos las diversas modalidades son abundantes. En todas ellas, además,  la tierra puede ser propia o alquilada y, en este último caso, bajo formulas muy variadas.

El carácter de la gran empresa agraria cuyo propietario puede o no estar directamente relacionado con la gerencia empresarial, y que opera sobre la base de trabajo asalariado, no es estrictamente el mismo que el de la explotación agraria donde los miembros de la familia obtienen la mayor parte o la totalidad de sus ingresos familiares de la misma. Para los primeros, la empresa agraria es una inversión indiferenciable de cualquier otra de carácter económico, mientras que para los segundos, su actividad constituye no solo su forma de ganarse la vida sino que con frecuencia abarca todo su patrimonio y, a menudo, también conforma una forma de vivir. Esto no quiere decir que estos últimos ignoran los aspectos exclusivamente económicos de su actividad, o que no están dispuestos a abandonar la misma. Lejos de ello, el abandono de las explotaciones familiares desde la industrialización muestra que los agricultores son muy conscientes de las realidades económicas y el coste de oportunidad de su actividad, pero ello no obsta para que, mientras siguen siendo agricultores familiares su vinculación con su forma de ganarse la vida es distinta de la del mero empresario agrario. La  estructura de la  producción mercantil familiar en cualquier sector (comercio, pequeños talleres, agricultura)  aunque sea altamente tecnificada y busque el beneficio y la reproducción ampliada, siempre presenta una relación distinta con los medios de producción  que la del capital con su propietario. Una gran agricultura empresarial, dedicada sólo a la producción para obtener un beneficio, es cualitativamente distinta de una agricultura familiar capitalista.

Dicho esto, sin embargo, hay que añadir que la divisoria entre estas dos grandes categorías está cada vez mas diluida y que no es analíticamente adecuado ignorar el acentuado carácter empresarial de muchos agricultores familiares. A medida que las cantidades de capital a invertir en la actividad agraria son cada vez mayores, y que la producción tiene que aumentar y ser cada vez más intensiva y competitiva, los dos universos tienden a entremezclarse y el carácter capitalista de la agricultura es más evidente.

La modernización y diferenciación de las explotaciones agrarias que comentamos, ha supuesto la correspondiente evolución y diferenciación de la figura del agricultor. La modernización ha obligado al agricultor tradicional a convertirse en un moderno gestor empresarial, capaz de obtener los recursos necesarios para su actividad empresarial, familiarizado con la tecnología  moderna, la dinámica de las instituciones financieras y los mercados y con las disposiciones de la política agraria -en una palabra en una persona altamente cualificada y abierta a los ámbitos externos a la explotación-, muy alejada de la visión (a menudo caricaturesca) que se tenía del agricultor tradicional;  mientras que la diferenciación ha ido, por un lado, eliminando los agricultores  que no eran capaces de dicha transformación y, por el otro, estratificándolos en función de su mayor o menor capacidad económica.

Es necesario mencionar también las transformaciones que toda esta dinámica implica en la autonomía del agricultor. De ser una profesión reconocida por su autonomía, capacidad de autorreproducirse e independencia, ha pasado a convertirse en una actividad estrechamente encajada en la cadena agroalimentaria con agentes a ambos lados de la misma que le superan enormemente en capacidad económica y de decisión. El agricultor ha pasado a convertirse en el eslabón más débil de unas cadenas alimentarias que constriñen enormemente su capacidad de decisión y de obtención de un beneficio por su actividad. Esto se evidencia de la forma más clara en los contratos de integración que dominan actualmente grandes sectores de producción agraria –‘La agricultura de contrato ha sido común en algunos sectores durante bastantes años, pero actualmente una parte significativa del porcino, aves, vacuno, frutas y hortalizas se producen bajo diversas formas de contratos negociados antes del final del proceso productivo. De forma creciente, por lo menos en Estados Unidos, los cereales y oleaginosas se venden también por anticipado, bien para asegurarse los precios o para asegurarse una prima por calidades especiales. La producción láctea tanto en Europa como en Estados Unidos hace mucho que se vende bajo contratos vinculados a las cuotas’ (Josling ,1999, 5)- pero afecta a todos los cultivos. Hasta el punto que se discute si  el agricultor sigue siendo un agente independiente de naturaleza empresarial o se ha convertido en un asalariado a domicilio percibiendo un tipo de ‘salario’ peculiar.

Nunca todos los agricultores han sido iguales, pero la evolución agraria actual lleva a que la diferenciación económica entre la agricultura familiar modesta y la empresa agraria de producción intensiva (que acabamos de señalar que puede ser familiar) sea cada vez más acentuada. Por ello, los intereses agrarios no siempre se orientan todos en la misma dirección, sino que en el medio agrario pueden observarse relaciones de fuerzas muy complejas, en ocasiones cooperantes pero que pueden, también, ser conflictivas.

Un claro indicador de la filosofía crecientemente empresarial de los agricultores lo proporcionan las organizaciones que los agrupan y representan. La gran mayoría de las Cooperativas Agrarias, en sus muy diversas modalidades,  hacen explícita constantemente su voluntad de constituirse en mediadoras de los agricultores para poder alcanzar la necesaria eficiencia y competitividad para la sobrevivencia empresarial, tendiendo a ignorar cualquier otro objetivo, y más a medida que se considera que tienen un mayor éxito; por otra parte, no hace falta abundar en el carácter empresarial de las Cámaras Agrarias, mientras que los Sindicatos Agrarios históricos, con muy pocas excepciones (quizás Vía Campesina sea el único con cierta representatividad que mantiene e incluso ha aumentado su papel de defensor de los campesinos y  pequeños y medios empresarios[51]) han ido asumiendo su papel de defensores de pequeños y medios empresarios, mientras que los de fundación reciente -por ejemplo en España, ASAJA- han surgido precisamente para destacar su papel empresarial. La creciente diferenciación entre los tipos de explotaciones agrarias ha incidido en sus organizaciones, que se han ido  diferenciando y compartamentalizando para responder a los distintos tipos de empresarios agrarios según su mayor o menor capacidad económica, ya que los intereses de estos distintos grupos no siempre coinciden sino que pueden incluso ser contradictorios.  Asimismo la separación total que se observa entre los sindicatos de agricultores (patronos)  y los de asalariados del campo (trabajadores) atestigua de esta transformación, por lo menos en el caso de España, pero creemos que también en el de otros países europeos.

Respecto a la dimensión de las explotaciones y su dinámica, una de las hipótesis de este trabajo es que la presión de todos los elementos que conforman el capitalismo actual y el tercer régimen alimentario conducen, precisamente, a la desaparición de muchas explotaciones productivas de carácter familiar y a la conversión de las explotaciones que sobreviven en empresas agrarias de carácter capitalista cada vez mas acentuado, aunque su titularidad, trabajo y gestión correspondan a una familia[52]. Y que dicha transformación comprende al mismo tiempo una concentración creciente de la dimensión productiva de la explotación, de modo que la mayor parte de ésta se obtiene de un número reducido de explotaciones cada vez mayores[53]. Si observamos la estructura de las explotaciones en los países con agricultura muy desarrollada es difícil pensar en otro tipo de evolución.

No se trata de ignorar que pueden producirse algunos aspectos que frenen la disminución del número de explotaciones familiares modestas: por ejemplo, la falta de empleos o salidas profesionales fuera del sector: durante la crisis de los setenta del siglo pasado se observó en todala Unión Europeacómo los agricultores frenaban su emigración y algunos parados urbanos volvían al medio rural (aunque el movimiento neto en la agricultura continuó siendo negativo). No obstante, la vuelta al medio rural no garantiza la vuelta a la actividad agraria que requiere de disposición de la tierra, fuertes inversiones y conocimientos especializados, y, además, la reducción de márgenes por la actividad agraria hace que la mayoría de quienes vuelven dirigen su iniciativa a actividades no agrarias. Tampoco la política agraria se orienta a apoyar enérgicamente las explotaciones de menor dimensión.  De aquí que estos fenómenos tienen un carácter temporal y de reducida importancia, sin conseguir revertir la tendencia dominante de que las explotaciones agrarias de menor dimensión van disminuyendo.

Recuadro 3 .- Dimensión de las explotaciones y producción.

 Menos de 350.000 explotaciones agrícolas, para las cuales la agricultura es la actividad dominante producen el 87% de la producción agrícola estadounidense.

 

1.- Explotaciones ‘comerciales’

Grandes empresas familiares:         Ventas comprendidas entre $250.000 y $499.000,     4% de explotaciones

Empresas familiares muy grandes:  Ventas mayores a $500.000,                                        3% de explotaciones

Explotaciones no familiares:            En sociedad o cooperativas,                                      2% de explotaciones

 

En el conjunto de la categoría de explotaciones ‘grandes’, menos de 160.000 explotaciones, con ventas medias de $900.000,  producen el 72% de la producción agrícola estadounidense. La superficie media es superior a las750 ha.

 

2.- Explotaciones ‘pequeñas’:

Todas las explotaciones cuyas ventas agrícolas son inferiores a $250.000, es decir, en torno a 1,9 millones de explotaciones, producen menos del 28% de la producción americana.

Las que venden entre $100.000 a $250.000: 189.000 explotaciones, 15% de la producción actividad agrícola dominante, pero más de la mitad de los ingresos de las familias provienen de actividades no agrarias. Superficie media de la explotación: mayor de400 ha.

Ventas inferiores a $100.000 la pluriactividad es dominante,                                             22 % de explotaciones

Explotaciones ‘de ocio’,                                                                                                         14% de explotaciones

Explotaciones marginales con ingresos totales menores a $20.000,                                  6% de explotaciones

 

Fuente: Cyclope, 2001,173. Aefectos comparativos se puede igualar aquí el dólar a un euro (N. propia)

Además, ya en 1994, el 50 % de los productos agrícolas de EE.UU. se originaban en el 2% de las explotaciones y sólo el 9% correspondía al 73% de las explotaciones más pequeñas… el 80% de la carne de vacuno se sacrificaba en sólo 3 mataderos -Iowa Beef Packers (IBP), ConAgra y Cargill-. Asimismo, sólo 66 operaciones de porcino (4 de cada 10.000) vendían más de 50.000 cerdos al año; pero estas 66 operaciones suponían el 17% del total de ventas de cerdos; de igual modo, menos de un cuarto de los cerdos se producen y venden bajo contrato en el mismo país, pero este ratio llega al 80% de las operaciones que venden más de 50.000 animales al año. Y todavía más definitorio: en 1992, el coste por 100 kilos de aumento de producción de carne era el doble para el 25% de los productores de costes más altos, comparados con el 25% de productores de costes más bajos. (Datos de OCDE, Perspectivas, 1997, pp.59).

Y en la misma dirección apunta la evolución de las explotaciones ‘Un buen número del 94% de los agricultores franceses que no supera la cifra de ventas de 1,5 millones de francos franceses {que son más que 200.000 euros actuales}  no formarán parte del sistema mundial dentro de 5 o 10 años… En Estados Unidos, de 1984 a1990 la crisis agraria provocó la desaparición de 195.000 explotaciones (es decir, el 10% del total de menos de 2 millones de granjas)… en Iowa, el nivel de viabilidad de una explotación agraria se ha doblado en el último decenio hasta llegar a las 350 ha.’ (Le Point & Business Week, 1999). Es bastante impresionante la información que señala que en el área del Pacifico, en los últimos noventa se estaban desarrollando enormes complejos de integración vertical para los mercados asiáticos[54]. Desarrollos iniciados por empresas como Mitsubishi, Marubini, Nippon Meats e Ithoan, que incluyen explotaciones de hasta 60.000 cabezas de ganado, o en la región Riverina, detrás del río Murray, conocida por sus explotaciones de gran dimensión, donde desde 1988 han comenzado a operar explotaciones ganaderas con capacidad de producción de 250.000 cabezas.(Lawrence G. & Frank V., 1994, 88).

En  el Cuadro II.4.1 se pone de manifiesto, además, que la distribución de las ayudas públicas, que constituyen una parte sustancial y creciente de los ingresos netos agrarios, al estar basadas en la producción, no alteraban esta situación sino que incluso la reforzaban y que, no parece muy probable que los criterios de modulación establecidos vayan a alterar esta distribución,  lo que contribuye a que , en conjunto, la relación entre los ingresos de los agricultores mayores y menores se agrande. En Estados Unidos esta relación es de 8 a 1. Según la información recogida en III.2.2. no parece que en el continente europeo e incluso sólo en España sea mucho menor.

Parece que se puede sostener que en la Unión Europeay en España `la agricultura de los países centrales va conformándose en una estructura que podemos considerar dual: unas pocas explotaciones de carácter empresarial, de gran capacidad productiva y económica, pero de muy reducida capacidad de absorber mano de obra, que son responsables de la mayor parte de la producción y que pueden sostenerse con muy pocos o ningún subsidio, junto con un amplio numero de explotaciones familiares con reducida capacidad de producción e incapaces de proporcionar los ingresos suficientes para el mantenimiento y desarrollo familiar’ (Etxezarreta y Viladomiu, 1997, 344). En éstas últimas se incluyen desde las explotaciones marginales, situadas pasivamente en un equilibrio de baja intensidad, logrado en gran parte por medio de los subsidios, hasta explotaciones familiares bastante eficientes, dinámicas y diversificadas que aunque actualmente obtienen ingresos bastante satisfactorios se ven obligadas a un permanente proceso de aumento de su volumen de producción y su productividad a través de la capitalización e intensificación productiva, hasta que llegan a límites que no pueden superar y han de abandonar su explotación. ‘Las explotaciones agrícolas que no disponen de bases económicas sólidas no pueden ser durables’ (Fischler, 2001,4). Dentro de éstas últimas es necesario detenerse brevemente en la importancia que para el mantenimiento de la agricultura familiar está teniendo el fenómeno de la pluriactividad. En este trabajo no nos proponemos analizar en detalle este fenómeno, pero su creciente relevancia obliga a mencionar siquiera sea brevemente los principales elementos en los que se genera y mantiene[55].

La pluriactividad, consiste en que las familias agrarias completan sus ingresos familiares mediante el ejercicio de actividades remuneradas distintas de las agrarias que pueden ejercerse sin abandonar su explotación y los ingresos que ésta les proporciona[56]. Ello permite aumentar los ingresos familiares y, en muchas modalidades de la pluriactividad, aumentar el contacto con otros sectores de población e ir incorporándose a formas de vida más urbanas, deseadas por una parte importante de la población rural.

La pluriactividad -nombre para la versión moderna de la muy antigua agricultura a tiempo parcial y multiactiva-,  ha sido una forma de vida siempre practicada por los pequeños agricultores que ejercían permanentemente múltiples actividades. Se desarrolló fuertemente combinándose con los empleos industriales en la época de la industrialización (entonces se la llamaba agricultura a tiempo parcial) y que ha ido adquiriendo sus características actuales en Europa con el objeto de resolver los problemas de empleo que generó la crisis industrial de los setenta  y los que surgen de la permanente tendencia al deterioro de la agricultura familiar de las dos últimas décadas. Al facilitar el mantenimiento de la agricultura familiar, se espera también que la pluriactividad permita desarrollar formas no agrarias de desarrollo rural.

Esta fórmula de supervivencia que se fue expandiendo mucho y espontáneamente durante la crisis de los setenta, fue rechazada durante bastantes años por los intereses agrarios yla Unión Europeacomo correspondiendo a un tipo de agricultura de orden menor y orientada a su desaparición. Sin embargo,la UEcambió radicalmente de actitud durante la segunda década de los ochenta, adoptando este modelo como muy adecuado para el mantenimiento de la agricultura familiar y potenciando la pluariactividad fuertemente desde los noventa. En II.4.1.1, la política agraria dela UE, se desarrolla este punto con mayor amplitud. Asimismo los dirigentes de las asociaciones de agricultores familiares han ido cambiando su evaluación -si bien siempre con ciertas reticencias- de esta forma de organización y haciéndola más positiva.

La pluriactividad puede permitir y facilitar la permanencia de las familias agrarias en la actividad y el medio rural. Pero su capacidad es bastante limitada y presenta también problemas en los que no entraremos aquí. Hay que señalar que, a pesar de los esfuerzos por desarrollar esta modalidad de explotación, no se ha conseguido frenar la desaparición de explotaciones familiares, aunque parece que puede tener algún éxito en ralentizarla. No obstante, hay que añadir también que se ha ido convirtiendo en la forma mayoritaria de organización de una parte muy importante -en algunas regiones la mayoritaria- de los agricultores familiares, por lo que actualmente forma parte significativa del medio rural, aunque no siempre son los agricultores sus agentes más importantes.  Por tanto, no puede ser ignorada para evaluar las tendencias del futuro. Pero, al mismo tiempo hay que señalar que la pluriactividad tiende con frecuencia a disminuir la dedicación agraria de los operadores agrarios y que la mayoría de agricultores pluriactivos tienden a ser parte de lo que consideramos una agricultura marginal en términos de producción y desarrollo del sector[57]. Como dice H. Friedmann ‘Si los ingresos de las explotaciones se apoyan por razones distintas a las de la producción agraria -asistencia social, mantenimiento del empleo, protección del medio ambiente, promoción del turismo- entonces, ¿qué sucederá con la agricultura?’ (Friedmann, 1993, 51) La agricultura pluriactiva nos parece que indudablemente formará parte del paisaje rural dela Unión Europea y de España en el próximo futuro, pero sus explotaciones constituyen ya mayoritariamente parte de la pequeña agricultura del modelo de agricultura dual que creemos se ha ido estableciendo. Precisamente uno de los aspectos de interés de este trabajo es analizar la evolución de los diversos tipos de explotaciones, si se transforman de unas a otras estructuras y cómo  y cuales son los factores principales que determinan estas dinámicas.

II.3.2. El trabajo en la agricultura

No se puede terminar este apartado sin incluir algunos aspectos con frecuencia ignorados en los análisis de la agricultura. Nos referimos a la necesidad de estudiar la evolución del trabajo en la agricultura y sus consecuencias. Aspecto de interés por múltiples razones: en primer lugar, porque cada vez es menor la capacidad de las actividades agrarias de absorber mano de obra[58]; además, porque crece el trabajo asalariado en la agricultura y cambian sus características, y porque la naturaleza de los actuales medios de producción agrarios -maquinismo, quimiquización, computerización, automatización e incluso la biotecnología- tiende a reforzar con gran fuerza la subsunción del trabajo por aquéllos. La clase social de los activos agrarios se va delimitando con mayor claridad así como su carácter capitalista.

Una agricultura con unidades productivas cada vez más mecanizadas tiene cada vez menos capacidad de absorber mano de obra y generar empleo. Al acentuar una tendencia que se observa desde hace ya muchos años, se ha llegado a que las actividades de producción agraria tengan una capacidad muy limitada respecto a la magnitud de población activa que pueden absorber y a alcanzar niveles críticos respecto a su posibilidad de constituir la base económica de la población rural y el sustento del desarrollo territorial. En España, – véase III.1.2. – la disminución de la fuerza de trabajo en la agricultura ha sido de una gran magnitud ya desde los sesenta, y continúa en la actualidad, cuando la población ocupada en el sector en los últimos noventa escasamente alcanzaba la cifra de un millón de trabajadores (en torno al 7% del total ocupado y con tendencia decreciente). De aquí que, junto con las dificultades de la agricultura familiar de obtener de la misma los ingresos necesarios para su mantenimiento a los que se ha hecho referencia en el apartado anterior, desde los años setenta enla Unión Europease está asistiendo a la búsqueda de nuevas fórmulas de organización social y de utilización del trabajo familiar para mantener y potenciar el medio rural. Una dinámica importante que está alterando sustancialmente la composición social del medio rural. Ya se ha señalado que en este trabajo no se pretende indagar en estos desarrollos, aunque más adelante comentamos brevemente sobre su importancia para la composición social de las comunidades rurales y la vitalidad del medio rural. (Véase II.4.2)

Para nuestros objetivos, presenta más interés estudiar la evolución de las formas de trabajo y sus consecuencias, lo que pasamos a plantear a continuación[59].

 

En este trabajo se ha señalado repetidamente la creciente vinculación de la agricultura con la economía general. Y la misma vinculación creciente se observa respecto al trabajo agrario. En el que, particularmente desde la crisis de los setenta, se puede observar que se siguen las mismas tendencias de evolución que en los demás sectores respecto a las relaciones sociales de producción y la organización del proceso de trabajo. Entre los aspectos principales, además de la reducción del trabajo necesario que se ha señalado más arriba se puede mencionar:

. aumento de la productividad y la escala de producción: la tecnología actual permite un gran aumento de la capacidad productiva por trabajador, y ésta  a menudo es utilizada por los agricultores familiares más para aumentar la producción que para disminuir la carga de trabajo. Principalmente debido a la voluntad de obtener mayores ingresos, como es lógico, pero también porque la valorización del alto capital invertido y el deseo de un nivel de consumo más alto necesitan de altas producciones para hacer frente a su amortización y mantenimiento. Los agricultores modernos no trabajan menos que hace veinte años sino que producen mucho más.

.la disminución del esfuerzo físico necesario, constituye uno de los beneficios importantes de la tecnología moderna en la agricultura. Afecta no sólo al bienestar de los trabajadores agrarios sino que tiene una incidencia relevante en la división del trabajo familiar, ya que ahora permite a las mujeres realizar tareas para las que antes estaban imposibilitadas por los requerimientos de fuerza física que suponían.

.no obstante el trabajo de las mujeres en la agricultura está también experimentando cambios importantes: en la agricultura familiar, la mejora en el nivel económico de las explotaciones que subsisten y la mecanización ha conducido a que el trabajo de las mujeres en las actividades productivas disminuya sustancialmente observándose una masculinización del trabajo directo. Aunque  las mujeres son cada vez más activas en las actividades administrativas (que no de gestión de la explotación), son cada vez más también las familias agrarias en las que las mujeres tienen una actividad independiente de la explotación. Las esferas productivas y domesticas tienden a diferenciarse de forma creciente. Respecto al trabajo asalariado en la agricultura, el recurso al trabajo femenino está aumentando tanto en las tareas agrarias directamente, como en la preparación de los productos para el mercado, donde el trabajo a realizar es análogo al de la cadena de montaje industrial.

.el trabajo agrario, aunque de menor requerimiento de esfuerzo físico, constituye en la actualidad  un trabajo mucho más intenso, ya que como en la industria, el trabajo agrario consiste en operar con máquinas muy sofisticadas. Las máquinas tienen que trabajar a un fuerte ritmo para ser rentables y sus operadores, agricultores familiares o asalariados, son dominados por éste,  que exige un trabajo muy atento y regular sin huecos intermedios. El trabajador se convierte en un instrumento de la máquina. Asimismo la competitividad acrecentada fuerza los ritmos de trabajo.

.el trabajo del agricultor independiente del pasado se ha diluido en la máquina. Las exigencias de la tecnología, las normas del producto y la necesidad de grandes producciones han conducido al trabajo a  una versión ‘agraria’ de la subsunción del trabajo por el capital. El proceso de toma de decisiones se ha alterado sustancialmente ya que los medios de producción, la tecnología y los procesos de comercialización actuales hacen que el agricultor necesite el apoyo de técnicos y asesores externos. Ha perdido una gran parte de su autonomía y el ámbito de sus decisiones independientes se ha reducido grandemente. Especialmente en los contratos de integración, pero no sólo en éstos. Hasta tal punto que ha dado lugar a un debate acerca de si el trabajo que se realiza en estas condiciones es una forma sofisticada de trabajo asalariado o sigue manteniendo el carácter de pequeño empresario agrario. En cualquier caso, y sin entrar en este debate, está claro que la capacidad del agricultor de tomar decisiones independientes se ha reducido sustancialmente. ‘El trabajo agrícola es reducido, degradado a ejecutar trabajo manual. El trabajo mental, o por lo menos una parte sustancial del mismo, es externalizado’ (Van der Ploeg, citado en Etxezarreta, 1992).

.asimismo se producen cambios importantes en las condiciones de trabajo: por una parte el uso de productos químicos muy fuertes, con frecuencia tóxicos, somete a los trabajadores agrarios a riesgos sanitarios importantes (son bien conocidas las condiciones de alta insalubridad de los trabajadores agrarios trabajando en invernaderos, por ejemplo, pero no son las únicas instancias de malas condiciones sanitarias) y, además, la utilización de máquinas muy potentes puede causar accidentes graves. La disminución de los requerimientos de trabajo ha hecho también de los agricultores familiares trabajadores solitarios, aspecto que es resentido intensamente por muchos de ellos que sufren de la falta de relación con otros trabajadores. Un problema asociado con el deterioro de las condiciones de trabajo en la agricultura familiar es que, debido precisamente al carácter familiar de la explotación, no existen fuerzas sociales que controlan el cumplimiento de la legislación laboral conducente a salvaguardar las condiciones esenciales del trabajo.

.cambios en la composición de la mano de obra. El carácter más empresarial de las explotaciones y las exigencias de la producción masiva están dando lugar a un aumento sustancial del trabajo asalariado, si bien a menudo éste es de naturaleza temporal y para la realización de tareas específicas. La agricultura moderna manifiesta, así, con claridad su carácter de empresa capitalista. Con frecuencia para este tipo de tareas se recurre a trabajadores inmigrantes de otros países, que presentan menores exigencias en términos de salarios y condiciones de trabajo que los trabajadores autóctonos, en cierto modo internacionalizando la competencia entre los trabajadores. La utilización de mano de obra inmigrante supone, también,  significativos cambios sociales en las comunidades rurales poco habituadas a la aceptación de personas distintas en sus territorios. Desgraciadamente no son desconocidos los episodios de xenofobia y racismo. La necesidad y el interés de un análisis del papel de la inmigración en el mantenimiento de la agricultura es uno de los aspectos que se deducen con claridad de este trabajo.

.es sabido que en los mercados de trabajo actuales ‘la flexibilidad laboral’ parece la palabra mágica que puede resolver todos los problemas de competitividad y organización laboral. La agricultura tradicional, donde los picos de necesidad de trabajo estacional eran importantes, siempre ha puesto en práctica ingeniosos sistemas para resolverlos facilitados bien por su vinculación con el trabajo familiar, bien por la  contratación de trabajadores de temporada o incluso diarios, cómo por recurrir a fórmulas colectivas de ejecución de tareas (con frecuencia equipos de trabajo vecinales operando sobre la ayuda recíproca). La mecanización del campo pareció suavizar los ciclos de trabajo temporal conduciendo a contrataciones más estables, si bien mucho menores en su volumen total, pero la intensificación de las nuevas tecnologías y prácticas agrarias, así como el creciente volumen de producción agraria y la especialización de los cultivos (en muchos cultivos, las grandes explotaciones se limitan a una o unas pocas variedades, presentando picos de trabajo de las tareas manuales, especialmente la cosecha), ha vuelto a plantear el problema de temporalidad y la correspondiente exigencia de flexibilidad laboral con mayor intensidad. Actualmente, la agricultura, tanto empresarial como incluso la familiar, resuelven este problema recurriendo al trabajo asalariado temporal, especialmente, como ya se ha dicho, inmigrante, o a la contratación al exterior de la ejecución de determinadas tareas o encargos de asesoramiento técnico y comercial. El sistema laboral de la agricultura de hoy  consiste en combinar muy poca mano de obra fija -un miembro de la familia o un gestor o capataz- con múltiples formulas de trabajo temporal como las señaladas. Al contrario y paradójicamente, ni siquiera el trabajo familiar puede considerarse como ‘fijo’,  pues el exceso de mano de obra familiar disponible hace que ésta tenga que dedicarse a actividades distintas de la agricultura, bien como empleado a tiempo completo fuera de la explotación o recurriendo a combinaciones múltiples de pluriactividad.

. toda esta dinámica tiene su correspondencia en la cualificación necesaria del trabajo. Se observa aquí  una dicotomía entre unos trabajadores temporeros sin cualificación precisa por un lado,  y las necesidades de gestión que implican no sólo la producción sino la financiación, comercialización y otras tareas de índole directiva empresarial, por otro lado. El cambio es más acentuado para los agricultores familiares a quienes corresponde cubrir todo el amplio abanico de cualificaciones exigidas y requiere un significativo cambio de enfoque de éstos entre el agricultor que conoce y ejecuta las tareas de producción agraria y el empresario que tiene que estar al corriente de las variaciones en los sistemas de producción y mercado, así como de los mercados de inputs, tecnología y condiciones financieras. Una transformación no fácil de lograr y que, además, supone contradicciones importantes para aquellas personas que optaron por dedicarse a la agricultura por su afición a las tareas vinculadas a la naturaleza y se encuentran inmersas en las complejidades de  gestión que se realizan en otros ambientes muy diferentes.

De todo lo anterior se desprenden dos líneas más significativas de evolución: por un lado, en las condiciones actuales de producción, la utilización de mano de obra en la  agricultura es decreciente y el sector presenta cada vez menor capacidad de absorber mano de obra y población estable; por otro lado, las condiciones de trabajo tienden a converger con las de fuera del sector agrario percibiéndose una dicotomía entre los agricultores familiares que requieren una creciente cualificación, cada vez más amplia que abarque el ámbito empresarial y el creciente trabajo asalariado de baja o nula cualificación en condiciones de contratación y salarios bastante precarias.

II.4. La intervención publica y las fuerzas sociales.

 

 

II.4.1. La intervención publica       

 

Dada la importancia de los sistemas institucionales y de regulación para el desarrollo de la agricultura, es necesario detenerse a analizarlos, así como sus probables líneas de evolución. Dentro de la misma hay que distinguir la política económica general de la política agraria en particular. Aunque ésta última es la que esta directamente dirigida a las materias objeto de nuestro interés, no hay que disminuir la importancia del impacto de la política económica general en el ámbito agrario. En los apartados II.I.4., II.I.5. y II.1.6., se hace amplia referencia al modelo económico y de política económica general en el que nos encontramos, y a los mismos remitimos al lector. Únicamente repetir, pro memoria, que, a menos que haya cambios muy radicales que hoy a parecen poco probables[60],  la agricultura española al principio del Siglo XXI se habrá de desarrollar en el marco de una política económica neoliberal, que, como es sabido, supone la liberalización de las transacciones económicas internacionales, la desregulación publica, la privatización, la competitividad a nivel mundial   y el dominio de los criterios de mercado en todos los ámbitos de la vida económica. Esta línea de política económica se aplica tanto a la política coyuntural como respecto a los aspectos más estructurales. Y la misma enmarca, también, la política específicamente agraria.

En cuanto a la política agraria, se reconoce que constituye una de las influencias principales que ha conformado las agriculturas de los países centrales  especialmente desde el final dela II GuerraMundial, cuando el apoyo de los gobiernos al sector agro-pecuario fue determinante en su evolución. Además, en la actualidad, existen otras conformaciones de nivel superior en forma de bloques regionales supraestatales, -en el caso de Europa,la Unión Europea-que tienen también un papel definitorio en la dirección de la política económica y agraria de los estados que los conforman. No sólo esto, sino que existen instituciones públicas internacionales de carácter mundial, que cada vez tienen más incidencia en el desarrollo de la estructura productiva y de los flujos externos de los países. El FMI y el Banco Mundial son bien conocidos al respecto, y su impacto ha sido considerado en los apartados II.1.4.,  II.1.5., y II.I.6.,  pero en los últimos años y respecto a la agricultura han sido de gran importancia las disposiciones del GATT, hoy trasladadas a su heredera,la Organización Mundialde Comercio (OMC) a cuya influencia nos referiremos en esta Sección. Sólo intentando detectar en qué dirección se orientará la acción de los estados y las instituciones supranacionales, en qué líneas se desarrollara la política agraria en los principales países y regiones, se podrá intentar percibir la orientación probable de la economía y la agricultura española en los primeros años del próximo siglo.

II.4.1.1. Las tendencias de la política agraria

Ya hemos dicho que una de las características a destacar de la evolución de la agricultura en los países ricos después de la II GuerraMundial es el fuerte apoyo público de cada estado a su agricultura y ganadería.

 

Es sabido que los dos principales poderes agrarios en la escena internacional son Estados Unidos  y los países que hoy constituyen la UE, que en la actualidad, son no sólo los principales productores sino también los principales importadores y exportadores del mundo para los productos agrarios. En particular, la lucha por los mercados agrarios mundiales contrapone a estos dos gigantes de la producción agraria mundial. Sus políticas agrarias condicionan en gran parte el equilibrio de los mercados agrícolas internacionales y juegan un papel determinante en el crecimiento económico y la organización de la producción en todos los países. De aquí que un análisis de las tendencias de la agricultura española en el futuro tenga que considerar como elemento básico las tendencias de evolución de la política agraria, tanto a nivel de las instituciones internacionales, como de los principales países productores agrarios, en particular Estados Unidos y la Unión Europea[61].

 

La política agraria actual tiene sus orígenes inmediatos en la situación de la agricultura desde la crisis de 1929, cuando la administración estadounidense comenzó a apoyar considerablemente su agricultura; apoyo que se intensificó a partir del final de la II Guerra  Mundial.  Asimismo, tras la IIguerra mundial, en Europa Occidental se estableció un sistema de fuerte apoyo a la agricultura, justificándolo por la necesidad de reforzar su ‘seguridad alimentaria’, que se había visto amenazada por la guerra, y por la exigencia de  proporcionar a la agricultura familiar un nivel de vida adecuado. El Tratado de Roma firmado en 1957 muestra ya con claridad la importancia de la política agraria en el contexto europeo.

 

Aumento de la producción y aparición de nuevos problemas: El apoyo del sector público, el desarrollo de la agro-industria y de la tecnología aplicable al sector junto con una demanda mundial creciente, impulsó fuertemente la productividad y la producción agraria en los países centrales y ha originado cambios importantes en la división internacional de la producción agraria. Desde el comienzo de los años ochenta, los países centrales han pasado a ser los principales productores agrarios del mundo en detrimento de la producción que tradicionalmente provenía de los países periféricos.

Este crecimiento de la producción agraria en los países centrales ha generado nuevos problemas. El aumento de la producción por parte de los países más poderosos del mundo, frente a una demanda que no ha crecido en la misma proporción[62] ha conducido a la aparición de importantes excedentes agrarios, a una fuerte intensificación de la competencia entre los principales productores y exportadores y a un aumento sustancial de los fondos públicos asignados al apoyo a la agricultura.

Estados Unidos, como principal productor agrario del mundo, se ha ido  encontrando con una intensa competencia por parte de los países de la UE, que constituye el segundo productor y exportador mundial de productos agrarios (tras un periodo en que con la integración de España y Portugal pasó a ocupar el primer puesto como exportador agrario mundial, posición que es probable que recupere con la UEa 25). Asimismo, otros países tradicionalmente grandes productores agrarios (Australia, Nueva Zelanda, Argentina,… que constituyen el denominado Grupo Cairns[63]), junto con otros que se han visto obligados a aumentar sus exportaciones para poder pagar los intereses de la deuda, constituyen en la actualidad un sistema mundial de producción y exportación agraria en durísima competencia. (Véase II.5.1.).

Esta situación que se enfrenta, además, en un período en que de modo general se pone en cuestión la intervención pública en la economía, ha llevado a un replanteamiento sustancial de la política agraria tanto desde las organizaciones internacionales -particularmente el GATT en su última etapa y la OMCen la actualidad- como desde los sistemas nacionales de apoyo. Las nuevas líneas de actuación se iniciaron a mediados de los ochenta, se consolidaron con las negociaciones del GATT terminadas en 1992 y han continuado en la misma dirección a lo largo de toda la década, en la Farm Billde 1996 y la Fair Actde 2001 en Estados Unidos, así como en la evolución que ha experimentado la política comunitaria desde 1991 con las propuestas MacSharry  hasta la Agenda2000[64] y las propuestas realizadas por el Comisario de Agricultura en 2002 y 2003. Las mismas líneas presiden la orientación de la política agraria en los Acuerdos Agrarios dela OMC para el comienzo del siglo XXI.

En esta dinámica de la intervención pública no son ajenas las presiones de las industrias transnacionales que pretenden operar sin trabas a nivel mundial, como ya hemos señalado en el II.2.7. La reestructuración agraria actual se hace en una época de creciente desregulación pública y bajo la acrecentada égida de las ETN y de los mercados que reorganizan sustancialmente el sector a medida que declinan las capacidades reguladoras de los estados y cambian sus objetivos. Por ejemplo, las ETN han sabido utilizar bien el GATT para desarmar la protección a la producción agraria (ya que constituyen una barrera para sus operaciones globales) acelerando la mercantilización de la alimentación y la reestructuración de la agricultura bajo el impulso privado en los países del centro, mientras que, paradójicamente, con los acuerdos enla OMC, han reforzado el poder de las patentes de las grandes empresas respecto a inputs agrarios cruciales, como las semillas seleccionadas en todo el mundo.

A continuación revisamos brevemente las tendencias de evolución de la política agraria de los principales agentes de la misma: OMC, Estados Unidos y Unión Europea.

– GATT y OMC: Puede decirse que prácticamente la agricultura había sido excluida de las negociaciones del GATT hastala Ronda Uruguay (1986). Pero, como la competencia por los mercados mundiales agrarios llevó a alterar la situación existente hasta los primeros ochenta a expensas de la hegemonía de EE.UU., este país recurrió de forma creciente a presiones bilaterales y, al mismo tiempo, forzó la inclusión de los temas agrarios enla Ronda Uruguay del GATT que, iniciada en 1986 se completó en 1992. En ella, EE.UU., que desde el inicio de la década de los ochenta practicó una política económica neoliberal, propugnaba la desaparición de los subsidios agrarios, principalmente a la exportación, y la liberalización de los mercados agrarios, en general fuertemente protegidos. Los países del Grupo Cairns apoyaron esta posición, con objeto de contrarrestar la potencia de la fuertemente protegida agricultura dela Unión Europea y recuperar parte de sus mercados. Por su parte los dirigentes dela UE, que participan de la tendencia neoliberal de la política económica, tampoco veían con malos ojos una disminución de la protección a la agricultura que está absorbiendo partes sustanciales del raquítico presupuesto dela Unión. Enla Ronda Uruguay se alcanzaron compromisos de reducción progresiva de la protección y de las subvenciones en ayuda interna, de acceso a los mercados y de competencia de las exportaciones, durante un periodo de aplicación de seis años, que finalizaría el 31 de diciembre de 2000. Además, para establecer sus perspectivas de evolución futura  tendentes a la disminución de los apoyos públicos, se clasificaron  las ayudas en varias categorías – ‘cajas de diversos colores’ –  las rojas son ayudas prohibidas, las azules y amarillas o ámbar son ayudas que deben ir desapareciendo gradualmente, y las verdes son aquellas que se pueden mantener por estar desvinculadas de la producción (desacopladas).  Por otra parte, ‘El peso del debate agrario dentro de la problemática comercial mundial tiene un reflejo significativo en el conjunto de los litigios planteados dentro del sistema de solución de diferencias dela OMC, que ha sido uno de los principales logros dela Ronda Uruguay. Baste señalar que más del 30% de los paneles resueltos y en curso hasta la fecha son de carácter agrario.’(Barreiro, 1999,22).  Desde mediados de los ochenta, por tanto, el marco internacional conducía a un cambio sustancial en las tendencias de evolución de la política agraria en los principales países centrales. Tendencia que continúa en la actualidad.

Establecidala OMCen 1994, en la nueva Ronda de negociaciones comerciales multilaterales que se habían propuesto iniciar en 1999 se preveían nuevas presiones para reducir la protección fronteriza, para disminuir las subvenciones a la exportación y reestructurar la ayuda interior para conseguir instrumentos más disociados de la producción, impulsando, al igual que el FMI y el Banco Mundial, las orientaciones de los modelos neoliberales para la economía y la agricultura.

Es sabido que la oposición de los movimientos sociales y los conflictos internos de los países participantes impidieron quela Rondadel Milenio se iniciara en Seattle. No obstante, la continuidad de las negociaciones sobre la agricultura no peligró ya que se había firmado el Acuerdo sobrela Agricultura(AA) en Marrakech en abril de 1994 dentro del paquete final de conclusiones de las negociaciones dela Ronda Uruguay, que dieron lugar a la creación dela OMC. Enel Artículo 20 de dicho Acuerdo se establecía que las discusiones comerciales sobre la reducción del apoyo a la agricultura se reiniciarían ‘un año antes del término del periodo de aplicación [de éste]’ , lo que se hizo efectivamente en el año 2000, es decir, un año antes del fin del periodo 1995-2001, Por lo tanto, estas negociaciones ya estaban bien consolidadas con  base al art. 20 del AA.

El Acuerdo sobre la Agriculturaretomaba como objetivo a largo plazo ‘convenido en el Balance a Mitad de Periodo de la Ronda Uruguay(el de) establecer un sistema de comercio agropecuario equitativo y orientado al mercado,…’. Y para que no quepan dudas acerca de la orientación de este deseado sistema se añade ‘el objetivo a largo plazo arriba mencionado consiste en prever reducciones progresivas sustanciales de la ayuda y la protección a la agricultura, que se efectúen de manera sostenida a lo largo de un periodo acordado, como resultado de las cuales se corrijan y prevengan las restricciones y distorsiones en los mercados agropecuarios mundiales’[65]. (Acuerdo sobre Agricultura).

Entre sus elementos principales se cuenta la liberalización comercial en frontera, la disminución del apoyo público a la producción agraria y la reestructuración del sector siguiendo las indicaciones de los mercados y productores más poderosos.   ‘Como todos los tratados dela OMC, el Acuerdo sobre Agricultura se basa en la firme convicción ideológica de que la liberalización del comercio siempre traerá beneficios netos a todos los participantes. Con la eliminación de los obstáculos, se incrementará la especialización regional. En todo el mundo las regiones se especializarán en aquello que su agricultura pueda producir más barato  que las demás. Cuando se intercambien sus productos, todos ganarán porque el coste combinado de la producción es menor que si cada región hubiera producido el suyo’. (Einarsson, 2001, 1)

Por su parte, las negociaciones que se están llevando a cabo como previsto en el marco del Art. 20 del AA ‘tienen por objeto contribuir a una mayor liberalización del comercio de productos agropecuarios… (y deben conducir) a reducciones sustanciales y progresivas de la ayuda y la protección que se traduzcan en una reforma fundamental’. Reforma básicamente orientada a nuevas reducciones sustanciales en los aranceles y en la ayuda interna -que constituyen una novedad importante y sólo se establecen para el comercio agropecuario- y las subvenciones a la exportación.

Es decir, a pesar de una creciente puesta en cuestión por importantes sectores de la opinión pública de todo el mundo de la política agraria mundial de las grandes instituciones internacionales, éstas  propugnan decididamente la continuidad del modelo neoliberal para la economía, la agricultura y la política económica y agraria que ya hemos visto más arriba en qué consiste[66]. Asimismo ‘parece oportuno señalar que en el debate sobre la liberalización del comercio agrario está cada vez más vinculado con otras áreas y se recoge en un gran número de Acuerdos dela OMC. En este sentido, es obligado hacer referencia, además del citado Acuerdo sobre medidas Sanitarias y Fitosanitarias puesto en vigor a través del propio Acuerdo sobre le Agricultura, al área de Comercio y Medio Ambiente, al Acuerdo sobre los Derechos dela Propiedad Intelectual, al relativo a los Obstaculos Técnicos e incluso a los temas propios de la problemática social’ (Barreiro, 1999, 22).

Es sabido que la nueva Ronda de negociaciones de la OMCcomenzó en la inexpugnable fortaleza de Qatar en Noviembre de 2001, donde quienes toman las decisiones internacionales se refugiaron de la presión de los movimientos sociales. En el comienzo de dicha Ronda los agentes más influyentes en la misma, Estados Unidos y la Unión Europease encontraron en una situación desigual: Estados Unidos, había  renovado su propia ley agraria antes de que avanzaran las negociaciones de la OMCcon lo que podía orientar las actuales reglas sobre ayudas de la OMCen la dirección que a ellos les convenía, mientras que la UEen principio, no había realizado para entonces la revisión ‘a medio camino’ de los aspectos agrarios de la Agenda2000[67]. Por lo que el panorama puede ser relativamente inquietante para los países de la UE: No sólo el número de agricultores es muy diferente, 2 millones en Estados Unidos y y 7 millones en la Unión (antes de la integración de los nuevos 10 miembros), sino que EE.UU. tiene la fuerza de un país único con estructuras productivas más competitivas, mientras que la UE es sólo un bloque con desacuerdos internos respecto a su política, una estructura agraria más desfavorable respecto a la dimensión de las explotaciones y probables problemas derivados de la ampliación hacia el Este[68].

No obstante, no conviene ignorar la confluencia de ambos poderes en muchos aspectos y su incidencia conjunta en la política dela OMC. Enel otoño del 2001 se comentaba la posibilidad de un intento de ambos poderes para llegar a un acuerdo para presentar una agenda bilateral en la ronda de negociaciones que se planeaba iniciar en Noviembre. Y aunque no parece que esto se plasmó formalmente, si hubiera tenido lugar, la política dela OMChubiera quedado en gran parte definida por estas propuestas.

Hay que tener en cuenta, también, los cambios que están teniendo lugar, que pueden tener importantes consecuencias para el comercio agrícola mundial. Especialmente la integración de China enla OMCy la posible expansión de la integración regional en el continente americano, con la iniciativa conocida como ALCA (Acuerdo de Libre Cambio de las Américas). Ambas situaciones suponen cambios sustanciales  en la situación actual de los mercados mundiales que afectan no sólo a la población sino a la producción, el consumo y las transacciones comerciales en el mundo. China tiene más de 1.300 millones de habitantes (más de 20% de la población mundial) y el ALCA afectaría alrededor de 740 millones de personas (14% de la población mundial) que, a causa de la inclusión de Estados Unidos, abarca el 30% de la riqueza mundial. Añadamos a ellas la posibilidad del Área del Pacifico (Pacific Rim) que reuniría a 18 países ribereños del Océano Pacífico (casi el 40% de la población mundial), 50% del PIB mundial y una tasa de crecimiento del 7% frente al 1% de la media mundial para 1989-90. (Bertrand et al., 1997, 54). No obstante debido a la incertidumbre que todavía acompaña a estos últimos proyectos no profundizaremos en los mismos, pero el impacto de su probable realización no habría de ignorarse.

En 2003 tuvo lugar la cumbre de Cancún, que constituyó un total fracaso,  a causa del tema de los subsidios agrícolas y al rechazo de los países periféricos de las pretensiones de los más ricos, cuando una veintena de países liderados por Brasil y China paralizaron las negociaciones debido a que Estados Unidos yla UEno estaban dispuestos a negociar una reducción de sus subsidios- algunas fuentes cifran en 300.000 millones de dólares anuales  los subsidios de los países ricos a sus agriculturas.

En el verano de 2004 tuvo lugar la reunión de Ginebra. En esta Cumbre las perspectivas respecto a acuerdos logrados parecieron más optimistas. Pareció haberse superado el escollo de las subvenciones agrarias con el compromiso sobretodo de Estados Unidos,  la UEy Japón de reducirlas en torno a un 20%;  y se prevé que ello permitirá lograr un acuerdo para continuar liberalizando el comercio mundial. Como si de un gran avance se tratara se señalaba que dicho acuerdo supondría la reducción de los apoyos a la agricultura de los países centrales – dijeron que Estados Unidos tendría que realizar un fuerte recorte en sus ayudas a la agricultura, superior al de todas las reducciones que fueron aceptadas en la Ronda Uruguay, ya que habría que igualar sus recortes a los ya prometidos por la UE-  y que a cambio los países periféricos se comprometen a reducir los aranceles que obstaculizan la entrada de productos industriales y servicios a sus mercados.[69](El País 1/7/2004).

Nos parece que la importancia concedida a este acuerdo residió en que permitía la continuidad de las negociaciones iniciadas en Doha y congeladas en Cancún (que si todo va bien se espera que culminarán en 2005 en Hong Kong,  en la que será la última conferencia de la Rondade Doha), ya que de otra manera no se entiende la importancia concedida a unas negociaciones que no suponen más que la continuidad de las líneas anteriores y la profundización de una liberalización comercial favorable a todas luces a los países ricos -la liberalización del comercio de los productos industriales y los servicios es una importantísima concesión por parte de los países más pobres-, aunque parezca que los países pobres saldrán beneficiados al disminuir las trabas a la exportación de sus productos agrarios a los primeros[70]. En cualquier caso, de lo que a nosotros nos interesa aquí, como tendencia  parece mantenerse la presión hacia la disminución de las subvenciones agrarias a la agricultura, entre ellas las dela UE que es la que afecta directamente a la agricultura española. Cabe preguntarse, sin embargo, si como en otras ocasiones esta ‘disminución’ no será compensada con ingeniosos procedimientos que continuarán asegurando a la agricultura de los ricos países centrales amplios márgenes de rentabilidad de  su actividad debido al apoyo de sus administraciones. No se debe olvidar que algunos autores señalan que ‘Más que avanzar seriamente hacia mecanismos para promover el libre comercio, los dos superpoderes han recurrido a la retórica del libre comercio para regular las condiciones de competencia monopolística entre ellos, cada uno intentando lograr ventajas en los márgenes’ (Kwa and Bello, 1998). Ya es bastante curioso que todavía no se  haya establecido la fecha de cumplimiento de estos acuerdos.

A finas de 2005 habrá tenido lugar la cuarta reunión ministerial dela OMCen Hong Kong. Las negociaciones sobre la agricultura continúan siendo uno de los principales elementos de la reunión, y como siempre, siguiendo la línea de creciente liberalización comercial. No obstante en esta ocasión las perspectivas de llegar a acuerdos satisfactorios son tan limitadas que ya bastante antes del comienzo de dicha reunión, en otoño de 2005 cuando se redactan estas líneas, se considera que no se alcanzarán acuerdos de importancia debido, una vez más,  al rechazo de los dos poderes principales de alterar sustancialmente su política agraria, y a la resistencia de los países más pobres de liberalizar su comercio sin obtener contrapartidas significativas a cambio.

Nada nuevo en la estrategia dela OMC: la liberalización indiscriminada del comercio mundial y la disminución de los apoyos a la agricultura de los países ricos -el principio del fin de los subsidios agrícolas, según el Ministro de Asuntos Exteriores de Brasil-, apoyada por los grandes productores agrarios (grupo Cairns, que no los países más pobres) a cambio de lograr la liberalización de la entrada de sus productos industriales y de servicios en el mundo periférico. Se sigue manteniendo, con gran optimismo,  la ficción de que el comercio incontrolado favorece a todos los participantes, como si todos ellos fueran iguales.

– La política agraria de los Estados Unidos. La estrategia agrícola estadounidense ha de contemplarse en el marco de la voluntad de preservar una parte importante de la riqueza nacional que permita cubrir las necesidades alimentarias de la población, pero también de la voluntad de incrementar sus exportaciones que, a pesar de haber disminuido desde los años ochenta, son todavía las más importantes del mundo, ya que constituyen ya el 22% de las exportaciones agrícolas mundiales. La política agraria estadounidense se basa en su Ley Agraria Básica de 1949 que es actualizada por sucesivas leyes agrarias que se aprueban por periodos de cinco años y que son las que establecen el marco global para la política agraria del periodo. Revisaremos brevemente las leyes que afectan el periodo actual. Aunque la ley vigente hasta 2006 esla Farm Security Act todavía está próximo el impacto dela Farm Bill de 1996 (FAIR Act) para el periodo 1996-2001. Por tanto, haremos algún comentario respecto a esta última y sus resultados e incluiremos después las líneas principales de la ley vigente en la actualidad Farm Security Act, aprobada a fines de 2001.

 

a) La ley agraria aprobada en 1996

Denominada Federal Agricultural Improvement Reform (FAIR) Act, se planteaba innovadora y presentó algunas modificaciones en los sistemas vigentes de apoyo agrario[71] que hacen útil su consideración.

En 1996, en un contexto de acentuado neoliberalismo, precios agrarios altos y mercados de exportación en expansión, se proponía que la producción agraria se orientase crecientemente por medio de las indicaciones de los mercados en lugar de las ayudas públicas. Esta ley, redujo ostensiblemente los apoyos y los sustituyó por unas ayudas anuales desvinculadas de los niveles de precios y producción, fijas y decrecientes a los largo del periodo de vigencia de la ley. Se planeaba continuar disminuyendo unas ayudas agrarias que ya iban decreciendo desde mediados de los ochenta (cuando alcanzaron la cifra de  26.000 millones de dólares) y que ya se habían reducido hasta 10.000 millones para el periodo de1990 a1995; el gasto total anual para el periodo de la ley se fijaba en torno a una media de 6.000 millones de dólares anuales y se preveía el abandono de todo apoyo a la agricultura para el 2002.

En conjunto, contra el parecer de los partidarios más radicales de la desregulación que pretendía su eliminación total, aunque disminuyeron las ayudas, se mantuvo una política agraria activa, dedicando todavía fondos sustanciales al apoyo a la producción y aumentando el apoyo a las ayudas ambientales. Asimismo, no parece que Estados Unidos estaba dispuesto a disminuir su presencia en los mercados mundiales ya que hay que destacar el decidido apoyo a las exportaciones aunque no consista en subvenciones directas que están prohibidas porla OMC. Almismo tiempo, desregularon parcialmente el sector, al eliminar los controles a la retirada de tierras o a los productos que cualificaban para obtener las ayudas, disminuyeron el apoyo directo a la producción -fijación de precios máximos para los ‘market loans’,  y eliminación de los pagos diferenciales convirtiéndolos en pagos temporales a la renta-, y estimularon las exportaciones. Parecía quela Leyse dirigía a aproximar la producción agraria a las condiciones de mercado (llegaron a llamar a esta Ley ‘Freedom to farm’/‘Libertad para cultivar’), pero de forma gradual, a diferencia de los planteamientos de desregulación rápida de Reagan en los primeros ochenta, cuando causó con ello una tremenda crisis en la agricultura estadounidense.

Recuadro 4. Aspectos principales de la  Farm Bill de 1996:

. eliminó las retiradas obligatorias subvencionadas de las superficies de cultivo (autorizando únicamente la retirada de tierras con subvención con una justificación medio ambiental),

. nominalmente pretendió avanzar hacia la eliminación de los pagos por diferencias, pero debido a la importancia de esta medida estableció un procedimiento gradual para lograrlo, manteniendo cierto tipo de pagos en razón de ‘la transición al mercado agrícola’ pero convirtiéndolos en pagos a la renta durante 7 años por una cantidad global, con base en los pagos históricamente percibidos,

. a diferencia del sistema anterior en que si se pretendían cobrar los pagos diferenciales sólo se podía cambiar de productos cultivados de forma limitada, se liberalizaron los controles en el sentido de que los agricultores podían sembrar cualquier producto y permanecer cualificados para percibir los pagos, (lo que permitía, también, eliminar la responsabilidad federal en el control de la oferta de productos básicos),

. los ‘market loans’ (créditos de mercado) se sostuvieron, pero los precios garantizados quedaron limitados a un máximo correspondiente a los precios alcanzados en 1995,

. se mantuvieron e incluso se ampliaron los programas a la exportación mediante diversos mecanismos distintos a la subvención directa; asimismo se ampliaron los programas sobre conservación de suelos,

. se completóla Leycon reducidas aportaciones a créditos de campaña y la asignación de una cantidad testimonial al desarrollo rural.

Se consideraba a esta ley como una ‘ley de combate’ que permitiera la conquista de nuevos mercados, pero las exportaciones estadounidenses disminuyeron fuertemente debido a la crisis asiática y la fortaleza del dólar; tampoco se logró que los agricultores respondieran más a las indicaciones del mercado, sino que la conjunción de precios históricamente bajos y  las cosechas y stocks records llevaron a los agricultores a recurrir  más que nunca a los apoyos públicos al sector.

No parece que, a corto plazo, la FAIR Actpudo cumplir sus previsiones. Las expectativas que los agricultores estadounidenses habían depositado en los mercados exteriores se desvanecieron a finales de 1997 como consecuencia de la crisis financiera de los mercados asiáticos y de la sobreproducción mundial, que causó una fuerte depresión en los precios de los mercados mundiales, lo que, unido a otras causas de carácter doméstico, llevaron a una aguda crisis en el sector agrario estadounidense. Por lo que aunque las previsiones de la Fair Acteran dar una serie de ayudas desacopladas de la producción  y decrecientes gradualmente hasta desaparecer, la realidad es que en los cuatro años 1998-2001 se concedieron ayudas adicionales ‘extraordinarias’ de urgencia por encima de los 30.000 millones de dólares y se recurrió de forma masiva a los ‘marketing loans’ para compensar la perdida de renta de los agricultores[72]. En el año 2000, las ayudas gubernamentales directas alcanzaron la entonces cifra record de 24.000 millones de dólares, que representaba más de la mitad de las rentas netas agrarias para aquel año[73]. Esto supuso, además, avanzar por una orientación de política agraria por la que estas ayudas adicionales en el futuro ya no sean extraordinarias sino que se conviertan en norma más que excepción (esta fue de las principales reivindicaciones de las organizaciones agrarias que tuvieron éxito frente a esta ley).

 

b) La Farm Security Act 2001.

Dado quela Farm Billde 1996 debía renovarse lo más tarde para el comienzo del año fiscal 2003 (que empieza en Octubre 2002) la nueva Ley, denominada Farm Security Act 2001 HR 2646, fue aprobada por el Congreso el 5 de Octubre de 2001.

El contexto en el que se aprobó la Leyde 2001 era muy distinto del de 1996. Cuando se aprobó la ley de 1996 nadie podía imaginar la situación en que se aprobaría la de 2001, de altos costos (aumento del precio de la energía) y precios bajos para el producto (como ya se ha dicho, a causa de la crisis asiatica y la sobreproducción mundial). De hecho los precios para el trigo, maíz y soja -productos básicos de la agricultura estadounidense- eran en 2001 hasta un 31% menores que las proyecciones que había hecho el Departamento de Agricultura cuando se aprobó la ley de 1996. Por ello, los subsidios no fueron puestos en cuestión.  

La política agraria planteada por la ley de 2001, aunque retóricamente es una continuación de la  FAIR Actde 1996, no pone en duda las ayudas y es completada por un instrumento contracíclico y un apoyo ambiental muy reforzado, lo que hace que en realidad se diferencie bastante de aquella. Plantea, eso sí, una gran continuidad en los instrumentos, sin ninguna voluntad aparente de innovar en éstos. Las líneas maestras de esta ley consisten en mantener el esquema general de pagos desligados o desacoplados (de la producción y de los precios), incluyendo las oleaginosas en los mismos, mantener el programa de créditos de campaña (marketing loans) se puede poner marketing loans directamente e introducir los llamados pagos contracíclicos, que vendrían a sustituir a las ayudas ‘extraordinarias’ que se dieron bajo la Fair Actde 1996 en  cada campaña. Este esquema proporciona una triple red de seguridad y un gasto adicional de $73.500 millones de dólares en 10 años[74]. Se ha aceptado que los apoyos son necesarios para el mantenimiento de la agricultura de Estados Unidos y, por lo tanto, a diferencia dela FAIR ACT, en ningún momento se plantea su disminución. Al contrario ‘se institucionaliza un apoyo interno masivo que está en las antípodas de la reducción de los apoyos a la agricultura que exigela OMC: la política agrícola americana actual tiene más en común conla Unión Europea que con el Grupo Cairns’ (Cyclope, 2001)

Dela Fair Actse mantiene la focalización de las ayudas directas en un número limitado de grandes cultivos vegetales, con una cierta reorganización de los productos afectados, la flexibilidad en la siembra de cultivos con la ausencia de instrumentos de control de las producciones ayudadas (continúa no siendo obligatoria la congelación de tierras), las ayudas no vinculadas  a los niveles de producción o precios (desacopladas) y el programa de créditos de campaña o ‘market loans’.

La nueva Ley se propuso aumentar la certeza de que continuarán los apoyos públicos a la agricultura, consolidando ayudas hasta ahora ‘extraordinarias’ de emergencia que ejercerán una función contracíclica.. Ya se ha señalado que en los últimos años se habían establecido ayudas temporales,  ‘de emergencia’ , a la renta que consistían en pagos desacoplados en función de los niveles históricos de renta de los agricultores junto con el nivel de los precios de los productos (loan deficiency payments). La nueva ley propone una solución a la situación anterior transformando las actuales ayudas ‘extraordinarias’  en otras permanentes y combinadas que variarán en función del nivel de precios de los productos y del de la renta agraria actual (no histórica), basándose en una fórmula por la que una vez determinada la renta objetivo de cada cultivo (fijada por la administración), cuando la renta real esté por debajo de dicho nivel desencadenará automáticamente la ayuda. Estas ayudas se ampliarán, además,  a nuevos sectores (frutas, hortalizas y ganadería).

Se refuerza el aspecto ambiental con una ampliación del presupuesto para la conservación de los suelos y el agua de hasta el 80% sobre los años anteriores. Además, se establecen ayudas de hasta 100 millones de dólares por año (con un límite total de 850 millones en un periodo de 10 años)  para proporcionar asistencia técnica para la conservación para los productores agrarios, utilizando asesores públicos o privados, lo que les permite financiar el gasto en esta partida que en años anteriores había supuesto una cifra sustancial.   Lo que acentúa la toma a cargo del sector público del coste de reglamentaciones de protección del medio ambiente, que, contra todas las tendencias neoliberales, están aumentando muy fuertemente.

La Leyproporciona también aumentos de ayudas en los ámbitos que la ley no considera prioritarios,   como el estimulo al Desarrollo Rural o facilidades para desarrollar industria agro-alimentaria en las granjas, o aumento de las compras dirigidas a ampliar los mercados (apoyo adicional para compras de productos agrarios para gentes necesitadas y ancianos),  y otras de menor entidad.

Entre las prioridades principales de la nueva ley hay que destacar su interés por reforzar la vocación exportadora de la agricultura estadounidense -el 40% de las primeras materias agrarias (commodities) van al mercado externo- que se beneficia de sustanciales apoyos, que, con formas variadas consiguen eludir la prohibición de ayudas a la exportación y ser tolerados por la normativa dela  OMC. Detodos modos, contra esta vocación exportadora de la mayoría de la agricultura estadounidense existen algunos sectores, regionalmente importantes, que buscan sobretodo protegerse de la competencia externa (lácteos, azúcar, cacahuetes y cítricos). Colectivamente estos sectores tienen un considerable peso político, lo que los pone en disposición de hacerse oír ante sus autoridades.

La ley de 2001, en principio, manifiesta pretender, también, una nueva distribución de las actuales ayudas de forma que las pequeñas explotaciones familiares se beneficien en mayor medida de las mismas. Hay que tener en cuenta que la agricultura actual de Estados Unidos dista mucho de ser una agricultura de pequeñas explotaciones familiares. Los residentes agrarios suponen ahora menos del 2% de la población de Estados Unidos y, aunque el número de explotaciones supera los dos millones, la mayoría de sus titulares operadores directos lo son sólo a tiempo parcial, obteniendo la mayor parte de sus ingresos de empleos externos. La  mayor parte de la producción proviene de  pocas explotaciones,  grandes y especializadas (véase II.3.1.) y, los subsidios agrarios, crecientes respecto a los ingresos totales netos, al estar basados en la producción favorecían hasta ahora a las explotaciones más grandes. Véase Cuadro  II.4.1

 

 

Cuadro II.4.1.- Distribución de las ayudas directas por tipo de explotación

% número de explotaciones

% de las ayudas públicas

Subvención media por explotación ($)

Explotaciones pequeñas

92

53

            Marginales y de ocio

63

13

                                    5.000

            Ventas menos $100.000

22

15

8.800

            Ventas $100-$250.000

8

25

27.000

Explotaciones ‘comerciales’

8

47

            Ventas $250-$500.000

4

21

50.800

            Ventas más $500.000

3

22

85.200

            Entre ellas no familiares

1

4

34.000

Año

1998

1999

2000

 Ayuda directa a ingresos agrarios (millardosdolares)

12,2

20,6

23,3

Ingreso neto agrario

44,6

43,4

45,6

Porcentaje Ayuda/Ingresos

27,3

47,4

51,0

Fuente: Cyclope, 2001, pp. 174 y 176

Por ello se establecen en esta ley límites individuales (por persona, no por explotación)  para algunas ayudas (modulación): $40.000 por los pagos fijos desacoplados, $75.000 por los pagos contracíclicos y $150.000 por los beneficios de ‘marketing loans and loans deficiency payments’. No hay límites en las ayudas por otros conceptos.  Dado que estos límites se aplican a las personas y no a las explotaciones, una sola explotación con varios propietarios/operadores puede recibir cantidades mucho mayores. De donde parece que la intención manifestada de favorecer a las pequeñas explotaciones sea mucho más retórica que real y se puede poner en duda el objetivo real de esta modulación.

Esta ley señala claramente un cambio de orientación en la política agraria estadounidense. Después de la política radical de Reagan, de eliminar los apoyos a la agricultura, y de la mucho más ponderada de la FAIR Actde 1996, pero también tendente a la disminución de los apoyos, la Farm SecurityAct de 2001 retorna a una política continuista con sustanciales apoyos a la agricultura estadounidense[75], si bien está modelada para que pueda ser permitida sin demasiados problemas porla OMC. Es una ley agrícola muy generosa para los agricultores pero muy costosa para el erario público, en abierta paradoja a lo que parece probable de una administración muy conservadora y neoliberal.

Los efectos finales de  esta ley  dependen de muchos aspectos, particularmente de la situación de los mercados internos y mundiales, pero parece que señalan hacia un probable aumento de la producción, si bien no demasiado acusado, y a una continuidad de la transformación estructural hacia la potenciación de las empresas productivas más potentes, junto con el incremento de la competencia en los mercados mundiales por parte de Estados Unidos. La continuación de la desregulación de la reducción de la superficie de cultivo y la mayor flexibilidad respecto a los productos que cualifican para percibir las ayudas es probable que conduzca a que se cultive una mayor extensión de tierra y, por lo tanto, aumente la producción. Pero, al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que al mantenerse congeladas las subvenciones a la tierra por razones ambientales es también posible que muchas tierras ahora baldías por obligación se integren en dichos programas y el aumento de producción no sea tan acentuado. Por otra parte, es difícil predecir en qué dirección operaran la fijación de precios de apoyo máximos, y la desconexión entre el nivel de precios de mercado y las ayudas a las rentas. Según la teoría económica, en principio, una reducción de los precios conduciría a una disminución de la producción. Pero hay que matizar este planteamiento con distintas consideraciones: por un lado, reducir los precios de garantía no supone reducir los precios de mercado si estos se sitúan por encima de aquellos (como fue el caso en ciertas épocas recientes si bien no lo era a fines de 2001), y, por otro, está también ampliamente confirmado que en muchas ocasiones en la agricultura una reducción de precios conduce a un aumento de la oferta para compensar las rentas disminuidas por la reducción de precios. De aquí que la mayoría de comentaristas parecen concluir que a corto plazo, a causa de la sobreproducción actual, el impacto de la ley en la producción no será muy intenso, aunque a plazo más largo, parece existir un cierto consenso de que se producirá un aumento de la producción en aquellas explotaciones que puedan producir con precios más bajos, mientras que aumentarán las dificultades de las explotaciones menos potentes, generalmente de menor dimensión. La agricultura estadounidense continuará constituyendo uno de los principales productores agrarios del mundo y los demás países habrán de situarse en un marco de un  exceso de producción.

Las leyes agrarias americanas se completan con otras provisiones tendentes a intentar conciliar (con mayor o menor fortuna) una estrategia de política económica general de carácter  neoliberal  con el apoyo a las exportaciones, que es rechazado porla OMCy las barreras a las importaciones (asimismo prohibidas). El poder de este país les permite una interpretación bastante peculiar de las disposiciones dela OMCacerca del comercio mundial: ‘Los Estados Unidos concilian muy simplemente el libre cambio, las subvenciones a las exportaciones y el proteccionismo: el primero es adecuado para aquellos productos para los que Estados Unidos tienen una posición de lideres mundiales; las segundas son necesarias porque otros países las practican, obligando a EE.UU. a hacer lo mismo; el tercero, es necesario en los sectores donde la calidad americana tiene necesidad de ser defendida’. (Bertrand et al., 1997 63).

 

– La política de la Unión Europea para el comienzo del nuevo siglo. Tras muchos años de fuerte apoyo al sector, que fue modificándose gradualmente desde mediados de los ochenta y sometido a una importante reforma en 1992 ,- véase II.4.1.1- la política agraria dela Unión Europea para el principio del siglo XXI se basaba en la denominada Agenda 2000, que recogía  y en su parte agraria planteaba según la propia Comunidad,  ‘la reforma más radical y amplia de la historia dela PAC’, que fue aprobada enla Cumbre de Berlín de Marzo de 1999. Sin embargo, en Junio de 2003, con ocasión de la ‘Reforma Intermedia dela PAC’ se volvió a hablar de ‘reforma radical’ y se  modificó de nuevo  sustancialmente la política agraria. Estos cambios ‘radicales’ casi permanentes, dan la impresión que la problemática agraria con que se encuentrala UE no es fácil de resolver. En lo que sigue recogemos primero las líneas principales dela Agenda 2000 sobre agricultura, para pasar a comentar después los cambios que planteala Reforma Intermedia

Recuadro 5.- Las alianzas que impulsan la PAC

Al iniciarse en 1962,la PACtenía que asegurar la seguridad alimentaria de una Europa que no cubría más del 80% de sus necesidades. Pero era también fruto de un compromiso entre Alemania y Francia. La primera aceptaba pagar para permitir a la segunda dotarse de una agricultura exportadora, sabiendo que la industria del otro lado del Rin tenía vocación de dominar un mercado común en construcción. Concediendo a los agricultores precios garantizados altos y estableciendo una protección en frontera,la PACasumía al mismo tiempo la supervivencia de una agricultura alemana poco competitiva; un objetivo político para los cristianos demócratas preocupados por favorecer una parte de su base electoral. Del lado francés, la misma política les permitía a los más competitivos comprar las pequeñas estructuras ayudados por préstamos bonificados. Las explotaciones mayores, aumentaban así su explotación y su productividad, mientras que la evolución tecnológica incrementaba los rendimientos. La producción aumentó rápidamente.

A mediados de los setenta se comienza a percibir ya una situación de sobreproducción y Europa se descubre una vocación exportadora. Este cambio benefició principalmente a Francia, con gran satisfacción del FNSEA, principal sindicato francés de agricultores, que vieron abrirse para ellos amplios márgenes de crecimiento… si se proporcionaban subvenciones a la exportación. En los ochenta, la fuerza exportadora dela UEy la competencia que esto suponía para Estados Unidos y el grupo Cairns, impulsó la integración de la agricultura en las negociaciones dela Ronda Uruguayque condujeron a la reforma dela PACde 1992. Tras muchas discusiones, en el acuerdo de Marrakech en 1995,la UEse comprometió a aproximar los precios garantizados a los agricultores a los de los mercados mundiales, y pasó a subvencionarlos a través de ayudas directas basadas en la producción pasada. Los grandes cerealistas, francamente hostiles a esta política al principio, se dieron cuenta finalmente que podían beneficiarse de esta política. Más todavía cuando unos precios mundiales al alza les permitían exportar rentablemente sin subvenciones y cobrar las ayudas directas. Mientras que los salarios aumentaban muy débilmente, y la mano de obra ocupada en la agricultura disminuía fuertemente, los ingresos agrarios fueron aumentando el 4% entre 1994 y 1997.

La PACvuelve a revisarse en 1999. Continúan las presiones de Estados Unidos y  la OMCpor el desmantelamiento de las ayudas agrarias y se teme el aumento del gasto que puede suponer la ampliación al Este, lo que llevará a fijar el presupuesto agrario- 40 millardos[76] de euros- y a acordar conceder a los nuevos miembros sólo el 25% de las ayudas dela PAC. Además, se reducen de nuevo las subvenciones a la exportación, pero aumentando las ayudas directas; compromiso obtenido por el gobierno francés de los alemanes que buscan disminuir su aportación ala UE, pero que puede no durar.

Fuente : Alternatives  Economiques, Nº. 192, Dossier, pp.42-44

 

 

a) la Agenda 2000

 El planteamiento agrario de la Agenda2000, que es en el que basamos este apartado y a la que corresponden todas las citas incluidas en el mismo si no se menciona lo contrario,  partía de una evaluación de la reforma de la PACde 1992, que se consideraba favorable en sus líneas generales. Se constataba la desaparición de los grandes stocks de productos agrarios[77], y se preveía que la situación del sector agropecuario continuaría experimentando transformaciones rápidas para adaptarse cada vez más a la evolución de los mercados y a las normas de los intercambios comerciales.

Se señalaba explícitamente que se seguían las opciones tomadas en el Informe de 1995 sobre la estrategia en materia agrícola, presentado en el Consejo Europeo de Madrid que ‘abogaba en favor de una evolución más racional de la producción agraria a través de la mayor adecuación de los precios a la realidad del mercado y la continuidad del proceso de ajuste estructural… y que propone profundizar y ampliar la reforma de 1992 prosiguiendo la reorientación hacia el sistema de pagos directos en lugar del de apoyo a los precios, y el desarrollo de una política rural coherente que acompañe este proceso’

Como objetivos principales de la renovada PAC hay que destacar, en primer lugar, el relanzamiento/aumento de la competitividad interna y externa, -‘queremos una agricultura competitiva capaz de imponerse tanto en el mercado interior como en los mercados mundiales’ (Fischler, 2001,2)- aunque parece que la segunda preocupa más ala UEya que añadían ‘para que los productores dela UEse beneficien por completo de la evolución favorable del mercado mundial’, junto con la seguridad y calidad de los alimentos (¿preocupación por el episodio de las ‘vacas locas’?), y el de ‘garantizar un nivel de vida justo a la comunidad rural y contribuir a la estabilidad de la renta agraria’.

Respecto a la política dela UEpara los mercados mundiales de productos agrarios se perciben dos perspectivas: por una parte, la de las negociaciones en el marco dela OMC, donde la rivalidad con Estados Unidos ocupa un lugar preferente, y, por otra parte, la demanda de los países en desarrollo. La lógica de una guerra comercial entre agro-exportadores vinculada a la primera, contrapuesta con una lógica de concertación que tendría que presidir la segunda. La opción dominante influirá también en los aspectos internos dela PACya que afectará al tipo de agricultura de la que Europa quiera dotarse y sobre las capacidad productivas que se quieren preservar o estimular.

A juicio de algunos estudiosos del tema  ‘La próxima reforma dela PACen 2000 se parece un poco a la cuadratura del círculo: como producir menos, gastar menos y mejor, aumentar los ingresos de los agricultores, movilizar más tierras y trabajo sin frenar el progreso de la productividad ni la disminución de los costes de producción, todo ello acompañado de la integración progresiva de los países del Este, respetando los compromisos internacionales con los países terceros y abriéndose a una mayor seguridad alimentaria en el planeta’ (Bertrand et al., 1997, 75)

En este contexto, aprobada la Agenda2000, la reforma de la PAC  concretó la cuantía de los fondos asignados a la reforma del sector agrícola  -‘El presupuesto agrario se limitará a una media de 38.000 millones de euros anuales para la política de mercados (comprendidas las medidas veterinarias y fitosanitarias) y de 4.300 millones de euros para las medidas de desarrollo rural’ (Comisión Europea, Informe 1999, 27)-  y aprobó diez reglamentos. Debido a que los mismos ya han sido alterados con la Reforma Intermedialos presentaremos únicamente en un pie de página[78].

La Agendase detiene de forma especial en la problemática de las zonas rurales y establece explícitamente la política de desarrollo rural como segundo pilar dela PAC. Seconsidera el ámbito rural, por una parte afectado negativamente por la dinámica agraria que se prevé y, por otra, con posibilidades de nuevas oportunidades por las funciones medioambientales y recreativas que se plantea han de satisfacer. Dado que la política agraria ha experimentado un cambio sustancial en su filosofía respecto a la agricultura familiar en los últimos veinte añosa principios del siglo XXI – véase recuadro 6- la concepción de la política agraria (sectorial)  se amplia para convertirse en política de desarrollo rural (territorial). Por la que se amplían y refuerzan los elementos de apoyo y estimulo a la diversificación de actividades económicas, incluyendo  muchas de las actividades medioambientales.

No obstante, aunque en la Agenda2000 se señala que se deberían potenciar estas nuevas posibilidades se establece que debería de hacerse básicamente mediante ‘la reorganización de los instrumentos de política rural existentes’. Es decir, la Agenda parecía apuntar a que las ayudas al desarrollo rural no se incrementaran sustancialmente y, se limitaban a señalar la reestructuración financiera que éstos experimentarían y que se aplicarían de forma horizontal y descentralizada. La limitación financiera se ha confirmado totalmente pues, de hecho, el presupuesto aprobado para el desarrollo rural (4.300 millones de euros)  es muy parecido al gastado en 1996 e inferior al de 1998[79]. En realidad las dos modificaciones respecto a éste que se aprobaron en Berlín consideradas importantes por la Comunidad consisten en ‘la posibilidad de aplicar esta política de desarrollo rural en todo el territorio comunitario y la posibilidad de utilizar tanto los créditos de los Fondos Estructurales de la sección de orientación del FEOGA como los créditos de la partida de agricultura del presupuesto, es decir, los de la sección de Garantía del FEOGA.’  (Comisión Europea, Informe 1999, 125)[80]. Este tratamiento financiero difícilmente implica apostar decididamente por el estimulo al desarrollo rural. Al contrario, si el mismo presupuesto ha de distribuirse en todo el territorio dela Comunidad frente al tratamiento más selectivo aplicado anteriormente, quiere decir que la ayuda local o regional específica de las zonas que antes ya la disfrutaban tendrá que disminuir. Parece más una potenciación retórica y una redistribución entre antiguos y nuevos receptores que una apuesta decidida por el Desarrollo Rural. Con estas limitaciones el apoyo al desarrollo rural desde una óptica crítica  también cabría entenderlo como un estimulo a los pequeños negocios de iniciativa privada y apoyo a la extensión/valorización del capital en nuevos ámbitos: paisaje, ocio, territorio…

Recuadro 6. Cambios en la filosofía de la PAC respecto a la agricultura familiar

Hasta mediados de los ochenta  la filosofía que presidió la PACmanifestaba tener como objetivo  la paridad de rentas para los agricultores familiares dedicados exclusivamente al sector. Se trataba de ‘profesionalizar’ la agricultura familiar. Esta filosofía fue cambiando a partir de dicho periodo y tras un largo período de evolución, especialmente desde la reforma de 1992, la política comunitaria se ha ido planteando bajo la premisa de que una parte importante de las explotaciones familiares no podrán asegurar un nivel de vida adecuado a las familias agricultoras sólo mediante su actividad agraria y que muchas de entre ellas habrán de recurrir a la diversificación de actividades agrarias y no agrarias y la pluralidad de ingresos para alcanzarlo (véase II.3.2) Asimismo, se considera que las nuevas demandas que la sociedad hace del espacio rural en términos de nuevas formas de vida y de ámbito para el ocio proporcionan oportunidades inéditas que pueden ser aprovechadas por las familias, agricultoras o no, que vivan en el medio rural. Por tanto la política comunitaria pasa a hacer referencia a la comunidad rural y no sólo a los agricultores  ‘A ello se añade el hecho que en el futuro, la política agraria dela UE será definida cada vez menos por referencia a su dimensión sectorial y cada vez más en relación con su dimensión territorial. A largo plazo desembocará en una política económica integrada para el espacio rural que tendrá en cuenta las nuevas prioridades de la sociedad…’ (Fichler, 2001, 6)  Actualmente se mantiene que la pluralidad de actividades puede facilitar la supervivencia económica de las explotaciones agrarias familiares, mejorar su nivel de vida y adecuarlo a formas más modernas. Al mismo tiempo puede constituir un elemento importante para el mantenimiento y reactivación socio-económica de las zonas rurales, incluso de aquellas más deprimidas. De forma que entre los objetivos de la política agraria se añade explícitamente la de ‘la creación de empleo alternativo y nuevas fuentes de ingresos para los agricultores y sus familias’ A todo ello se adjunta ‘la integración de los objetivos medio ambientales dela PAC.

Muy tajante Fischler aseguraba: ‘La agricultura no es un sector como los otros y no lo será jamás. En Europa es mucho más que la simple producción de cereales o de carne bovina: incluye igualmente las prestaciones ambientales, la calidad y la seguridad de los productos alimentarios. Es a la política agraria común a la que incumbe la importante tarea de gestionar esta especificidad y de contribuir a la mejora de la competitividad de la agricultura de la UE’.(Fichler, 2001, 7)[81].

 

Las líneas principales de la política agraria dela Agenda2000  han sido resumidas de la forma siguiente: ‘para los cereales y las carnes bovinas y ovinas, se había continuado la lógica de reducción de precios y el establecimiento de primas compensatorias. El dossier ‘leche’ se había dejado como estaba y remitido hasta el 2005. Lo esencial de los recursos del FEOGA continuaba dedicado a la sección de Garantía del mismo, y el presupuesto para el desarrollo rural no representaba más del 10% del total. Estaba bien lejos el discurso de la realidad práctica y financiera dela PAC. En2000, un ataque un poco frontal de F. Fischler, comisario austriaco a cargo de la agricultura, acerca de la reglamentación del azúcar (uno de los bastiones dela PAC, inmóvil desde 1962) se había saldado con una rápida marcha atrás. Gracias a la debilidad del euro, era incluso posible exportar cereales sin restitución… Todo estaba bien en la inmovilidad del mejor de los mundos’. (Cyclope, 2001, 163)

 

            b) La Reforma Intermedia de la PAC

No obstante, tan satisfactoria situación no debía serlo tanto, ya que muy pronto se iniciaron procedimientos para su profunda modificación. Antes de cumplirse tres años de la aprobación de la reforma en Berlín en 1999, en Junio de 2002, el Comisario de Agricultura, Sr. Fischler presentó una propuesta bastante sustancial de reforma para la PAC, aunque no era debida hasta el Informe de Medio Plazo en 2003 (el avance en la propuesta parecería indicar una inquietud por acelerar las reformas[82]). Estas propuestas, sin embargo, ni se desarrollaron ni tuvieron lugar antes del plazo, y no fue hasta Junio de 2003 cuando se aprobó ‘La reforma Intermedia dela PAC’ que supone una reforma importante dela PAC conocida hasta ahora. Los ejes principales de la misma son:

. filosofía:  se explicita que se pretende una reforma a largo plazo, no pensando exclusivamente en los agricultores, sino en el conjunto de la sociedad. Se trata, según el Informe, de impulsar una agricultura sostenible y responder a las expectativas de la sociedad europea en su conjunto, y de ofrecer a los agricultores nuevas fuentes de ingresos (servicios agroambientales, promoción y comercialización de productos de calidad). Se considera, también, que con esta reformala UEha cumplido su cometido respecto a los compromisos internacionales sobre todo respecto a las negociaciones enla OMC, pero al mismo tiempo se explicita quela UEutilizará su mayor poder de negociación sólo a medida que obtenga algo a cambio. ‘La pelota está ahora en el campo de otros países como los EE.UU. cuya política agraria sigue falseando enormemente el comercio, y además, de manera creciente’,

. intervención y finanzas: no se elimina la intervención, sino que esta cambia de forma y estructura. Pero se establece un límite para su financiación, fijando un mecanismo de disciplina financiera que garantice que desde 2007 hasta 2013 el presupuesto agrario fijado no será sobrepasado. Este presupuesto es actualmente de 45.000 millones de euros. Por ello, las ayudas directas serán objeto de ajuste siempre que las previsiones indiquen que en un determinado ejercicio presupuestario puedan sobrepasarse los fondos previstos en más de 300 millones de euros. Es decir, el cheque que obtenga cada agricultor será función inversa del coste de intervención. Si este aumenta, el cheque obtenido podrá ser menor.

. desacoplamiento: se continua e intensifica el mecanismo de disociar las ayudas de la actividad productiva, estableciendo una ayuda única por explotación, -sistema de pago único-  independiente de la producción. Constituida en la idea base de la reforma, consiste en calcular la media de las ayudas percibidas entre 2000-2002 y garantizar dicho importe a los beneficiarios bajo la forma de derecho a primas (con un poco de regresividad y de modulación) e integrando algunas exigencias a propósito del medio ambiente o del territorio. La ayuda no está ya vinculada a la producción y, por lo tanto, escapa a todas las exigencias dela OMC.

. La ayuda única a la explotación sustituirá a la mayoría de las primas otorgadas al amparo de las OCMs. Los agricultores recibirán esta ayuda única por explotación, basada en un importe de referencia y en el periodo de referencia de2000 a2002.

. Aquellos estados miembros que lo consideren necesario para reducir al mínimo el riesgo de abandono de tierras, podrán mantener vinculadas a la producción ciertos porcentajes de las ayudas actuales, distintas según los productos. Es decir, está permitido el realizar sólo un desacoplamiento parcial.

. Este sistema entrará en vigor en 2005. Si algún Estado miembro precisa de un periodo transitorio debido a las condiciones específicas de su agricultura, la ayuda única por explotación podrá entrar en aplicación, lo más tarde en 2007.

. condicionalidad: La plena concesión de la ayuda única por explotación y otras ayudas directas estará vinculada al respeto a una serie de normas legales en materia de medio ambiente, salubridad alimentaria, sanidad animal y vegetal y bienestar animal. La condicionalidad coadyuvará al mantenimiento del paisaje rural. Si no se cumplieran estos requisitos, las ayudas directas se reducirían de forma proporcional al riesgo o daño existente. Por el contrario, para fomentar tipos específicos de producción agraria que favorezcan la protección al medio ambiente, la calidad de los productos y la comercialización e información al consumidor, los Estados miembros podrán abonar a sus agricultores pagos adicionales diversos.

. modulación: se establece una reducción hasta 2013 de las ayudas directas  a las explotaciones de mayor tamaño -‘modulación’-, a fin de financiar nuevas medidas de desarrollo rural de acuerdo a los siguientes baremos:

            – explotaciones con ayudas directas anuales de hasta 5000 euros: exentas de modulación

– explotaciones con ayudas directas anuales de más de 5000 euros: reducción de

2005, 3%,                     2006, 4%;                     2007, 5%                      2008-2013, 5%

Se espera que estas modulaciones proporcionen en torno a los 1.500 millones de euros anuales para el desarrollo rural, que se distribuirán según diversos criterios, pero asegurándose de que cada estado miembro recibirá el 80% como mínimo de sus fondos de modulación (90% en el caso de Alemania).

. desarrollo rural: se continúa reforzando la  política de desarrollo rural, y se establecen nuevas medidas para promover la protección del medio ambiente, la calidad y el bienestar animal, y ayudar a los agricultores a cumplir las normas dela UEen relación con la producción, a partir de 2005. Lo que requiere más  fondos para estos objetivos. Sin embargo, debido a la disciplina presupuestaria los fondos adicionales para el desarrollo rural,  habrán de obtenerse de la modulación de las ayudas a las grandes explotaciones,

. revisión de la política de mercado dela PACsegún las líneas siguientes:

–          sector lácteo: mantenimiento de las cuotas hasta la campaña 2014/15 aunque no se ha aceptado el adelantar la fecha de expansión de las mismas, y recortes asimétricos en los precios, reduciendo el precio de la mantequilla y de la leche en polvo en porcentajes distintos para los dos productos, pero en ambos casos, superiores a lo previsto enla Agenda 2000,

–          cereales: reducción de los incrementos mensuales en un 50% y mantenimiento del actual precio de intervención,

–          -reformas en los sectores del arroz, el trigo duro, los frutos de cáscara , las patatas de fécula y los forrajes desecados

. aumentarán las ayudas de inversión para los jóvenes agricultores y se fijan algunas otras ayudas adicionales menores como ayudas para que los agricultores puedan adaptarse a la nueva legislación sobre medio ambiente, calidad, bienestar animal etc; también se programa un ‘Sistema de asesoramiento’ a las explotaciones que los Estados miembro habrán de ofrecer a sus agricultores obligatoriamente a partir de 2007 y será revisado en 2010; servicio que habrá de asesorar sobre la integración de las buenas prácticas en el proceso de producción y realizará  auditorias. Se otorgarán ayudas para las auditorias a través de los fondos de desarrollo rural.

Para completar este esquema, añadamos que en las negociaciones de Adhesión con los nuevos miembros dela Unión-países del Este- se ha rechazado  ampliar el presupuesto comunitario para financiar la ampliación. En cuanto a los apoyos agrarios, finalmente la fórmula a aplicar consiste en que las ayudas  directas sean inicialmente limitadas al 25% de los importes actuales enla EUsin ampliar, para ir evolucionando por peldaños hasta llegar al 100% en 2013. Pero la modulación no afectará a los nuevos estados miembros hasta que dichas ayudas alcancen el nivel normal dela UE. Estasnormas suponen a corto plazo una significativa diferenciación entre antiguos y nuevos miembros en la política agraria dela Comunidad.

La accesión de los nuevos países aumenta la incertidumbre con que se encuentra el sector agrario de la UE, ya que no se conoce con certeza el impacto que en la agricultura comunitaria tendrán las agriculturas de los nuevos países miembros que, además, presentan un importante potencial agrario. Aunque se han establecido límites rigurosos a su financiación, la respuesta precisa de estas agriculturas es imprevisible, lo que aumenta la incertidumbre que afecta a los resultados de la política agraria.

 

c) Un intento de evaluación

Aunque algunos comentaristas de la propia Comisión tilden de  nuevola Reforma Intermediade ‘una reforma radical’ nos parece que supone esencialmente una profundización de las líneas que planteabala Agenda2000 (de hecho es la misma línea que se sigue desde 1992 por lo menos). Un intento de evaluación conjunta de ambas reformas nos conduce a los siguientes comentarios:

 

En líneas generales, como en el caso de Estados Unidos, queda  claro que la UEno renuncia a una política agraria activa[83]. No obstante, también de forma similar a la de aquel país, parece que se trata de separar de forma creciente el apoyo a los agricultores de la producción agropecuaria mediante el desacoplamiento[84]. Manteniendo la ayuda a los agricultores, pero disociándola de la producción parece implicar que la agricultura europea deberá caminar de forma creciente por la senda del mercado y a un aumento de la competencia, mientras que se trata de mantener la población rural orientando las ayudas más al desarrollo rural y el equilibrio territorial que a la producción agraria. Si a ello se añade la decidida voluntad política de no ampliar el presupuesto comunitario a pesar de la ampliación a los países del Este  y que las demandas para la utilización de recursos son crecientes, mientras disminuye considerablemente la importancia política del sector, parece lógico  pronosticar una disminución, prudente y gradual, pero disminución al fin, de los apoyos al sector agrario enla Unión Europea y la necesidad del ajuste de éste a las condiciones de mercado.

La evaluación, sin embargo, no es tan sencilla, ya que se mantienen o surgen otros aspectos que palian la claridad de esta dinámica. Es bien sabido que los agricultores consideran ‘la ayuda a la explotación’ como un subsidio que proviene de su actividad agraria y lo incluye en el cálculo de los ingresos que les proporciona su explotación, por lo que el efecto que los subsidios tienen en sus decisiones es extremadamente improbable que les lleve a desacoplarlas de la actividad agraria y de la producción. Al consolidarse las ayudas a la renta, aunque estas sean, en principio, independientes de la producción, pueden aumentar ésta, hacer posible el  dumping, -sabotear un mercado con la venta sistemática por debajo del costo de producción- y la producción continúa ‘subsidiada’ (incluso la exportación). Mientras las ayudas directas estén vinculadas a la explotación el papel que juegan las mismas es bastante dudoso, incoherente y conflictivo[85]. Por otra parte, ‘el sistema de cesión de los derechos  a la prima es bastante sorprendente en su lógica: ¿cual es el carácter legal exacto de estos derechos? ¿quién es el propietario? ¿están o no ligados a la tierra o son como una especie de fondo de comercio agrario?’ (Cíclope, 2004, 140)

Las ayudas directas, junto con un aumento de los recursos para objetivos medioambientales y ayudas  al desarrollo rural, constituyen una parte muy sustancial de las rentas agrarias, cuya concreción cuantitativa puede observarse en el Cuadro II.4.2.  ¿Es su cuantía suficiente para mantener una situación similar a la actual o irá reduciéndose gradualmente? Surge fácilmente la pregunta de hasta donde uno de los objetivos principales de las nuevas formas de ayuda no consiste en hacerla compatible con los requisitos de la OMCsin disminuir el aporte real a sus agricultores. Los apoyos en forma de infraestructuras agrarias, educación, investigación y experimentación agrarias, apoyo a los seguros, etc. permitidos por la OMCno dejan de ser sustanciales soportes a la competitividad de la agricultura de los países ricos frente a los productores de los países pobres que no pueden disfrutar de tales apoyos. De hecho, el nivel global de las subvenciones ha aumentado, no disminuido, en las países de la OCDE[86].

 

Cuadro II.4.2. Saldo corriente de subvenciones e impuestos

en % de la renta agraria familiar                                         .ECUs

 


Fuente:
La situación dela Agricultura enla Unión Europea. Informe de 2000, Comisión de las Comunidades Europeas.

 

Si realmente se pretendiera el desacoplamiento de la producción, sería necesario pensar en otras vías radicalmente distintas, como la de fijar claros techos a las ayudas totales (la modulación establecida no es más que un módico impuesto) o, por ejemplo, conceder una renta básica a los habitantes del medio rural, independientemente que sean o no agricultores,  u otros mecanismos similares. El nuevo sistema sigue manteniendo las ayudas a la agricultura por vías indirectas, y, además, a pesar de la modulación,  a toda la agricultura independientemente de su capacidad económica. La reforma modifica ligeramente el peso de las ayudas, en el sentido de que es posible que su importe disminuya; además, las legitima frente a los competidores mundiales, pero no altera sustancialmente el status quo del apoyo público al sector agrario. ‘Business (casi) as usual’ en la agricultura europea.

Al aumentar la importancia concedida al desarrollo rural (más retórica que financiera, de todos modos), la reforma refuerza la opción dela UEpor un mundo rural multifuncional,  sostenido por múltiples actividades además de la actividad agraria, pluriactivo; asimismo, la preocupación que se manifiesta por el medio ambiente y el  paisaje muestra que se esperan más ‘productos’ del medio rural que la mera producción de alimentos, que, por el contrario, se pretende controlar. Equivale a considerar a la agricultura como una actividad ‘de servicios’ proporcionados a partir de un acto de producción agraria. Este enfoque, que parece positivo para estimular el mantenimiento de la población en los espacios rurales, no será suficiente si sólo apoya a los agricultores, a todas luces insuficientes para generar la masa crítica necesaria para la sobrevivencia de comunidades rurales vivas. La política rural, tiene que ser mucho más amplia que una mera política agraria si se pretende el mantenimiento de  comunidades rurales vivas y es lamentable que se haya perdido una oportunidad de establecerla con esta reforma.

Las modificaciones introducidas en la Reforma Intermediaproporcionan más opciones a los Estados para incidir en la política agraria; en particular el hecho que el desacoplamiento de las ayudas pueda ser total o parcial permite a los estados distintas opciones. Es probable que los estados más pro-reforma, como Reino Unido, Holanda, Suecia o Alemania, opten por un desacoplamiento total, mientras que los estados con problemas de mantenimiento de la actividad en determinadas zonas, como España, opten por el desacoplamiento parcial permitido[87].

El desacoplamiento añade una gran complejidad al sistema, añadiéndole todavía más burocracia, especialmente por la posibilidad de elegir entre el total o parcial, ya que supone un sistema paralelo de ayudas, similar al actual en la parte acoplada, disociado de la producción en el resto y es además necesario hacer que ambos sistemas sean coherentes entre sí (da la impresión que la opción de la parcialidad no durará mucho tiempo y que haya sido permitido al inicio del nuevo sistema para paliar las protestas de los que no están satisfechos con las reformas).

Es obvio que el desacoplamiento,  y más basado en unas ayudas directas con base en los ingresos históricos, facilita el abandono de la actividad agraria. De hecho uno de sus objetivos principales es que la producción agraria no aumente, pero cabe preguntarse acerca de las repercusiones que sobre los cuidados a la tierra y la disponibilidad del sistema productivo, a pesar de la condicionalidad, puede tener este sistema a medio y largo plazo. ¿Podrán convertirse los campos europeos en espacios rústicos bien atendidos y eventualmente disponibles para la actividad productiva o devendrán en territorios baldíos semi-abandonados?

La modulación se plantea en términos bastante modestos -lo que parece mostrar la fuerza de la gran agricultura que no está dispuesta a renunciar a unos generosos subsidios a los que ya está habituada-, pero el tema de los efectos de la disciplina financiera aprobada es más incierto, ya que el Consejo no tiene techo para fijar el porcentaje de ayudas que se pueden detraer si hay un desequilibrio entre las necesidades financieras para atender las OCM y los limites financieros existentes. Este mecanismo que puede parecer más lejano (aplicación a partir de 2007) deja amplia libertad al Consejo para hacer reajustes según evolucione la situación, imprevisible en gran medida.

Probablemente el conjunto de todos estos elementos aumentará la dualidad del sistema productivo agrario en la UE. Yase ha comentado en otro lugar la importancia de las subvenciones en las rentas agrarias y su relación con la dimensión de las explotaciones. Si ya a principios de los años 90, la propia Comunidad era consciente de que el 80% de la producción agraria y los subsidios correspondían al 20 % de las explotaciones, esta concentración ha debido de aumentar[88].El que en  Francia el 10% de las explotaciones de mayor dimensión reciben el 36% de las subvenciones, y el 73% de las menores no alcanzan el 30% de las ayudas, y que en España, siete grandes propietarios reciben tanta ayuda como 12.700 pequeños agricultores (El Pais, 18/3/05) parecen confirmar dicha tendencia. (Alt.Econ. Nº.205). Por un lado, porque los derechos históricos basados en  la producción  constituyen la base del sistema de apoyo, por lo que los grandes productores recibirán subsidios de volumen superior. Por otra parte, porque si priman las condiciones de mercados acusadamente competitivos, serán los productores con costes más bajos los que podrán mantenerse mejor, y no hay que olvidar que las economías de escala son un importante elemento de reducción de costes.  Los pequeños y medianos productores experimentarán cada vez mayores problemas para mantenerse sólo de la agricultura y tenderán a ejercer la pluriactividad, combinando la agricultura con otras actividades, o alternativamente, abandonaran del todo la actividad agropecuaria. Lo que coincide con la previsión dela Agenda 2000 de ‘una drástica disminución del número de explotaciones agrarias y de trabajadores del sector’.

Aunque parece intensificarse la preocupación de la Comisiónpor la calidad, las normas mínimas, la cría ganadera que tenga en cuenta el bienestar animal, el intento de limitar los productos farmacéuticos proporcionados a los mismos, la conveniencia de estimular la producción ganadera extensiva y la producción agrícola ecológica,…. Todo ello, junto con la preocupación por las cuestiones ambientales, puede estimular la aparición de nuevas regulaciones dirigidas a obtener productos más adecuados[89]. ¿Son cambios realizados de cara a tranquilizar una inquieta opinión pública[90], a establecer un nuevo proteccionismo o responden realmente a nuevas inquietudes dela Comisión?  ¿Estamos en el umbral de un replanteamiento de fondo de la tecnología de producción agraria y animal? Los tipos de apoyos establecidos no parecen ser suficientes para avanzar decididamente en una nueva dirección.  ¿Qué tipo de política puede conducir en la dirección deseada? ¿Cuál es la ‘dirección deseada’ que permita una alimentación abundante y sana asequible para la gran masa de consumidores? ¿Existe la suficiente fuerza social para imponerla frente a los poderosos intereses de la gran agricultura y la industria alimentaria? Grandes preguntas que apuntan hacia situaciones muy inestables y que pueden verse obligadas a cambiar muy rápidamente a pesar de parecer hoy inabordables. Ver  (véase II.4.2)

Uno de los aspectos que, en mi opinión,  más interrogantes suscita en esta reforma se refiere a las provisiones de ‘condicionalidad’ sobre el cumplimiento de condiciones de calidad y ambientales en el mantenimiento y uso del territorio. ¿Quién y como se controlará el cumplimiento de estas disposiciones? No olvidemos que el ámbito rural supone amplios espacios y muchas decisiones descentralizadas (o que se pueden presentar como tales), ¿se ha pensado en como implementar las diversas normativas? ¿qué criterios se fijaran para evaluar la adecuación del mantenimiento de unos terrenos baldíos, por ejemplo? La lectura de la reforma proporciona la impresión de un enorme incremento de la burocracia necesaria para mantenerla (aunque se sostiene que el pago único simplifica el sistema). Es de temer que o bien tenga que incrementar enormemente el número de instancias controladoras a nivel de explotación, con todo lo que ello supone de posibilidades de arbitrariedades, conflictos e incluso de pequeñas corrupciones- además todo ello a nivel local, lo que puede deteriorar las relaciones vecinales-, además del aumento de costes;  o que, alternativamente, el supuesto control sea poco más que una referencia retórica para justificar importantes cantidades de dinero dirigidas a un campo que ahora no puede justificarlas en función de su producción de alimentos[91].

Algunas disposiciones de la reforma plantean también alguna inquietud respecto a lo que puede suponer la forma de implementación de la misma: Se señala la obligatoriedad por los gobiernos de ofrecer asesoramiento a los agricultores a partir de 2007, y se añade que se concederán ayudas a los agricultores para financiar tales servicios. ¿Quiere ello decir que la ‘oferta’ de servicios por los estados, no será una oferta pública y gratuita, sino que será privada y habrá que pagar por ello (no parece que tiene sentido que sea pública y haya que pagar por ello mientras con la otra mano se conceden subvenciones para financiarla)? Si es así, constituye una forma más de privatizar los servicios públicos, además en este caso obligatorios, que parece difícil de justificar. Por otra parte, la obligatoriedad del asesoramiento apunta de nuevo a una imposición del aumento burocrático y, hasta se puede considerar como un paternalismo trasnochado, pues los agricultores actuales saben bien donde encontrar los asesoramientos que necesitan. Realmente es difícil de entender esta presión para el asesoramiento, por el que el erario público pagará los servicios que se rinden a unos empresarios privados.

La revisión de las políticas agrarias tanto de EE.UU. como de la UE, y la constatación de los frecuentes cambios que de forma creciente las mismas experimentan [92], da la impresión que, una vez alterada sustancialmente la política tradicional de apoyo a la producción a través de la garantía de precios y mercados, la política agraria tiene dificultades en encontrar un rumbo claro, y varia imprevisiblemente sin lograr establecer unas líneas de desarrollo estables (lo muestra en parte la mayor variación de la política enla UE que está alterando más su política tradicional que Estados Unidos). Parece como si el intento de combinar el mantenimiento de una alta producción agraria y unos mercados externos vigorosos, con los intereses de los potentes productores agrarios y la industria alimentaria dela UE, la necesidad de realizar una cierta política de legitimación con la agricultura familiar y el ámbito rural, junto con las regulaciones dela OMC y la rivalidad en los mercados mundiales con Estados Unidos y el grupo Cairns, fuese una tarea demasiado compleja para poder diseñar una política agraria que satisfaga a todos estos elementos. De aquí los frecuentes cambios en planteamientos y medidas. La cuadratura del círculo no ha sido todavía hallada. Por ello, lo importante a retener no son tanto las medidas específicas sino las grandes líneas de desarrollo que se desprenden de las mismas –aunque el conocimiento de las medidas específicas es imprescindible cuando se trate de evaluar una situación concreta-   ya que las medidas inevitablemente habrán cambiado antes que este trabajo vea la luz-.

– Resumiendo sobre la política agraria

 

Respecto a las tendencias actuales de la política agraria tanto de la OMCcomo de Estados Unidos y la Unión Europea, que no solamente se cuentan entre los principales productores mundiales sino que marcan la pauta de la política agraria en el mundo, lo primero que hay que decir es que, en conjunto, las líneas fundamentales de política son muy similares  si bien la dimensión ambiental y territorial es distinta. El  interés por el desarrollo rural es más explícito en la UE que en Estados Unidos. Posiblemente ello sea debido al mayor número de agricultores familiares en Europa y a que las medidas que se están tomando desde mediados de los ochenta (intensificadas con la reforma de 1992) han podido afectar con mayor intensidad a la agricultura familiar europea[93].

Los últimos desarrollos parece que están introduciendo elementos contradictorios. Por un lado, las líneas dominantes parece que como orientaciones mayoritarias de política económica seguirán las de la desregulación y privatización: disminución de la intervención y el apoyo públicos directos a la actividad agraria, especialmente la eliminación de subsidios a la exportación, reestructuración de los apoyos desacoplandolos de la producción  y aproximación de la actividad agraria a las condiciones de los mercados agrarios mundiales, sometidos a una intensísima y creciente competencia, en la que dominan los países más ricos y desarrollados[94]. Tanto en los países ricos, como en los países empobrecidos, se apoyan dentro de los estados reformas agrarias que desmantelan los proyectos  productivos ‘nacionales’ bajo el argumento de que son necesarios procesos de ajuste estructural y desreguladores para eliminar ineficiencias y asegurar un régimen de libre comercio. El tema de la ‘seguridad alimentaria’, interpretado  como la necesidad de cada país de producir una parte importante, sino mayoritaria, de sus necesidades alimentarias, que fue tan poderoso para potenciar el apoyo público a la agricultura, prácticamente ha desaparecido de la escena. Los estados centrales no piensan que haya guerras que puedan afectar su aprovisionamiento de alimentos y consideran que la seguridad alimenticia de los distintos países se logra mediante un sistema global agro-alimentario basado en el comercio mundial de los productos agrarios o las subvenciones (para los países más pobres) en lugar de mediante estrategias de suficiencia alimentaria nacionales. Estas aparentemente ligeras modificaciones de concepto suponen, sin embargo, importantes modificaciones en la política agraria (véase II.5.1).

No obstante, es necesario matizar estas afirmaciones. Esta evolución parece que se verá atemperada por la presión política que sea capaz de ejercer el lobby de los intereses agrarios- otrora poderoso pero ahora en disminución frente al poder de la agro-industria y la globalización de los mercados- y a la situación de los mercados laborales que, si como ha sucedido en Europa durante los ochenta, se muestran incapaces de absorber la mano de obra desplazada pueden forzar a la ralentización parcial del proceso[95]. Episodios aparentemente puntuales de concesión de nuevas ayudas esporádicas como la establecida por Bush en 2002, si tienden a institucionalizarse y convertirse en permanentes, lo que algunos indicios señalan que sería posible, alterarían sustancialmente las líneas mayoritarias que acabamos de describir. Asimismo, los evidentes y graves problemas sanitarios que está causando la intensificación productiva pueden dar lugar a dinámicas distintas a las que aquí se prevén (véase II.5.6.)

Dentro de una tendencia general a la liberalización de los mercados y a la disminución del apoyo público a la agricultura subsisten  importantes elementos proteccionistas de la agricultura en los países centrales. Tanto Estados Unidos comola UEtratan todavía de mantener sus agriculturas con el importante recurso al apoyo público (si bien teóricamente este debería descender en magnitud,  en la práctica está aumentando: ya se ha señalado el aumento proporcionado por Bush en 2002  por encima de los apoyos habituales, y enla UE, en 2000, las explotaciones se han beneficiado de un apoyo total del orden de 110 millardos de euros (Alt.Econ. Nº.205). No sólo recurriendo a elementos proteccionistas menos visibles y aparentemente más compatibles con las normas del GATT -proteccionismo no tarifario sino basado en normas de calidad (en el que tan hábiles son también los japoneses), apoyos directos a las rentas de los agricultores, subvenciones por actividades relacionadas con el medio ambiente, etc- sino también a través del establecimiento de bloques económicos regionales (Unión Europea, Tratado de Libre Comercio y otros). Estos, en una interesante combinación de proteccionismo y competitividad hacia el exterior, constituyen áreas privilegiadas de comercio interno ampliado que, por lo menos, permite alargar en el tiempo los procesos de liberalización total de mercados como pretendela OMC. Esdecir, los principales países centrales propugnan la apertura y desregulación de las economías de otros países, pero continúan manteniendo importantes elementos proteccionistas para los mercados agrarios en sus territorios.

La gradual y cautelosa reestructuración de la intervención pública de la agricultura que orienta a ésta hacia la dinámica de los mercados tiene otras consecuencias más amplias. La desregulación disminuye la capacidad de los estados para orientar el desarrollo agrario y éste vacío facilita el control de la agricultura por la agro-industria. De esta forma, la iniciativa pasa cada vez mas a las empresas y las instituciones financieras, quienes encaminan la producción agraria en las líneas adecuadas para potenciar la agroindustrialización, integrada por las compañías agroalimentarias internacionales y dirigida de forma creciente a los mercados globales.

 

 

II.4.2. La incidencia de las fuerzas sociales.

 

La intervención pública es, a su vez,  la resultante de las fuerzas económicas y sociales que operan en un determinado territorio[96]. En sus muy diversas conformaciones y diferentes niveles constituyen elementos que inciden en mayor o menor grado en aquella. Asimismo, en determinadas situaciones pueden constituir agentes de resistencia a las distintas fuerzas económicas e institucionales que pretenden dirigir la dinámica agraria. Es conveniente, por tanto, además de la composición social general de un territorio, considerar aquellas fuerzas sociales específicas que puedan tener una incidencia en el ámbito concreto de interés. En el caso del ámbito agrario y rural, entre las fuerzas sociales específicas más relevantes para nuestro análisis cabe distinguir[97]entre:

Los agentes microeconómicos de decisión, las explotaciones y empresas agrarias,  constituyen, sin duda, uno de los  grupos principales  de presión para orientar en su favor la intervención publica relacionada con la agricultura. Ya se ha comentado más arriba -véase II.3.1- acerca de los diversos tipos de explotaciones y sus dinámicas, por lo que aquí sólo nos referiremos a su evolución y peso como fuerza social.

En dicho apartado, se ha señalado también que la modernización y diferenciación de las explotaciones agrarias ha supuesto la correspondiente evolución y diferenciación de los titulares de las explotaciones agrarias. Aunque nunca todos los agricultores y empresarios agrarios han sido iguales, la diferenciación económica entre la agricultura familiar modesta y la gran empresa agraria (que puede ser familiar) aumenta. Se mencionó asimismo la creciente diferenciación de los sindicatos agrarios, agrupados según la mayor o menor capacidad económica de los agricultores aunque todos ellos evolucionan hacia posiciones cada vez más empresariales. Está claro que no todos los intereses agrarios se orientan en la misma dirección, lo que da lugar a relaciones de fuerzas agrarias muy complejas, en ocasiones cooperantes pero que pueden, también, ser conflictivas lo que no puede menos de debilitar algunas posiciones sectoriales (por ejemplo, las posiciones frente a la modulación de las ayudas agrarias).

Asimismo, es posible encontrar estas posiciones de intereses encontrados entre grupos más amplios, como diferencias entre los diversos sectores agrarios – cerealistas y ganaderos, por ejemplo a la hora de fijar precios de garantía para los primeros- o incluso, diferencias entre los intereses agrarios y los de otros ámbitos económicos. En la descripción sobre la política agraria en Japón y Corea del Sur- véase II.5.1.-, queda patente la incidencia de la diferencia de intereses en la política agraria.  Un análisis del agro, no puede prescindir de la evaluación de la distinta composición de los empresarios agrarios y su conformación en grupos de intereses diversos así como sus posiciones y pesos relativos

Esta diferenciación no impide, sin embargo, que los agricultores se unan cuando los intereses de todos están en juego. Es bien conocida la fuerza que ejercen el conjunto de los agricultores y sus múltiples y diversas organizaciones (sindicatos agrarios, cooperativas, cámaras agrarias, asociaciones…) para alcanzar una intervención publica favorable a sus intereses generales Es un fenómeno muy interesante constatar que, en los países ricos, los agricultores son capaces de ejercer una fuerza política muy superior a su peso real, tanto en términos económicos como políticos (de voto) y, desde luego, demográficos[98]. A ellos habría que añadir la presión que intentan ejercer los municipios rurales cuya suerte está estrechamente vinculada a la de los agricultores que constituyen una gran parte de su población. Son elementos que hay que estudiar con atención en su capacidad de incidir en decisiones públicas importantes[99].

Poco estudiada pero cada día más relevante, es también la importancia de los intereses que se ven afectados de forma aparentemente más indirecta por la evolución económica del agro y la política agraria –especialmente la industria agro-alimentaria en sus diversas facetas, pero también otras consideradas menos plausibles como el sistema financiero- que tratan de afectar positivamente a sus intereses a través de incidir en la intervención publica en la agricultura. La importante y creciente fuerza de estos grupos de presión no puede ignorarse. Dado que ya se ha dedicado un apartado específico a la importancia de las grandes empresas no insistiremos aquí sobre este aspecto.

En las condiciones actuales, además, es necesario mencionar la importancia de la transformación que está experimentando el medio rural, que está dando lugar a la conformación de nuevas fuerzas sociales que pueden ser muy significativas respecto a su orientación futura:

Las tendencias recientes del desarrollo de la agricultura familiar y la población rural en Europa y en España están llevando a un cambio sustancial y rápido de la posición política y social respecto a las mismas. Ya no se considera que la agricultura constituye, ni constituirá en el futuro, la base económica principal de los territorios rurales, sino que estos basarán sus rentas mucho más en una diversidad de actividades económicas, cada vez menos vinculadas al ejercicio de la producción agraria.  (recuadro 6 en II.4.1.1.) Lo que lleva a la expansión en el territorio rural de actores económicos no agrarios, o relacionados sólo parcial o marginalmente con la agricultura. El  predominio de los agricultores del pasado esta siendo alterado a favor de nuevos grupos sociales, lo que está llevando a cambios significativos en la composición social de muchas comunidades rurales. Por un lado, se puede observar que ciertos sectores de agricultores, principalmente de carácter familiar modesto, conscientes de su perdida de peso social y político, buscan nuevas alianzas con las que poder intentar renovar de forma más amplia el interés social por las actividades agrarias (plataformas rurales con grupos de consumidores, ecologistas y grupos interesados en ciertos aspectos de la naturaleza, por ejemplo). Por otra parte, las nuevas actividades y formas de vida atraen a nuevos residentes rurales, que por sus características, aunque no sean mayoritarios numéricamente, tienden a jugar un importante papel en los asuntos colectivos. Por ejemplo, es notorio el papel activo que intentan jugar en muchos territorios los nuevos pobladores que se ha dado en llamar ‘neo-rurales’ y que, con frecuencia no tienen vinculación alguna con el mundo agrario tradicional. Habitualmente corresponden a personas que tienen muy claros los objetivos y el carácter que quieren dar a su inserción en el mundo rural y lo que pretenden del mismo. A menudo tratan de ejercer una función muy activa en las comunidades de llegada, lo que a veces les puede llevar al enfrentamiento con la comunidad más tradicional.  La expansión, sino generalización, de esta situación esta ya conduciendo a cambios muy significativos en el poder de las diversas fuerzas sociales y los liderazgos en el ámbito rural, lo que tiene consecuencias de alcance tanto en la orientación a corto plazo de la vida rural, como en la conformación y el carácter futuro de las comunidades rurales y en la orientación del desarrollo territorial. Son dinámicas que no se pueden ignorar para un análisis adecuado del poder de presión de los intereses rurales[100]. 

Asimismo hay que notar la emergencia de nuevos grupos sociales, no necesariamente residentes rurales,  que se preocupan y tratan de incidir en aspectos territoriales en los que hasta épocas relativamente recientes no se había actuado. En este contexto, hay que hacer  mención específica  a la  creciente preocupación social por los aspectos ecológicos y ambientales, que lleva a cada vez más numerosos grupos de ciudadanos a exigir que la intervención pública tome en consideración prioritaria dichos aspectos. Ello tiene consecuencias de diversa índole para la agricultura: por un lado, se presionara para que se reduzcan al mínimo o se eliminen los aspectos negativos que la moderna agricultura intensiva implica –uso masivo de fertilizantes, especialmente los nitratos que contaminan el agua, y de pesticidas y herbicidas, así como los problemas asociados a la disposición de residuos animales (estiércoles)– lo que supone límites y controles para el ejercicio agrario; pero, por otra parte, estas mismas fuerzas valoran altamente el mantenimiento de una actividad agraria y forestal al considerar que constituyen la mejor garantía para la gestión del espacio no urbano, por lo que pueden constituir importantes aliados para las fuerzas sociales que tratan de mantener una actividad agraria dinámica. La incidencia de estos elementos y su articulación con otras fuerzas sociales constituyen también elementos relevantes a considerar.

Los consumidores, como grupos organizados, constituyen otra fuerza social emergente de interés.  Además de la importancia de los precios y suministro de los alimentos que constituían, y todavía constituyen las preocupaciones principales del consumidor y que no pueden ignorarse, junto con el peso de los nuevos hábitos de consumo estimulados por la vida moderna -utilización de alimentos congelados, pre-cocinados, totalmente preparados y aumento importante de la restauración en el exterior del hogar familiar (escuelas, empresas, hospitales)-, no es menos cierto que empiezan a percibirse también otras inquietudes que pueden aumentar su fuerza de presión en algunos ámbitos concretos. Aspectos como el de la calidad de los productos alimentarios, las preferencias de tipo gastronómico y, sobre todo el tema de la seguridad sanitaria que ofrecen, se han convertido en consideraciones de gran significación que, en ocasiones, pueden llevar a los consumidores a adoptar actitudes relevantes para que su demanda no dependa únicamente de los precios de los productos alimenticios. Aunque dada la internacionalización de los sistemas actuales los consumidores pueden encontrarse muy alejados del territorio donde tiene lugar la producción, no es menos cierto que en la actualidad hay que añadir que en éstos se percibe  una sensibilidad muy acrecentada por aspectos más vinculados a la calidad, a la garantía sanitaria, a los procedimientos de producción –orgánico o  ecológico,  o preocupación por el bienestar animal-, o a la vertiente territorial, que son aspectos que pueden conducirles a tener una mayor relevancia como modernos grupos de presión.

Finalmente hay que mencionar otras fuerzas emergentes que parecen comenzar a tener cierta presencia social muy recientemente y cuya capacidad de incidir en la política agraria aunque es difícil de evaluar habría que considerar. Nos referimos a los muy diversos movimientos sociales que ponen en cuestión las consecuencias de la globalización de la economía mundial y propugnan cambios importantes en la organización económica y social. Estos movimientos, de orientaciones tremendamente variadas que nos parecen por ahora imposibles de tipificar, van adquiriendo una creciente presencia en el ámbito internacional. A las ya muy conocidas ONG, hay que añadir los nuevos movimientos que se desvelaron al publico en los acontecimientos de Seattle a fines de 1999 y que desde entonces han adquirido creciente notoriedad por sus manifestaciones ante las múltiples reuniones de las instituciones internacionales. Si bien estas actuaciones son las que atraen la atención de la media mundial hacia ellos,  no hay que ignorar dos cosas: una, que estos movimientos no son improvisados, que llevan ya bastantes años de existencia y, dos, que su carácter internacional no debe llevar a olvidar que tienen bases nacionales y locales en muchos países. Estos movimientos, individualmente de pequeña magnitud y con objetivos muy específicos están demostrando, sin embargo, una gran voluntad de incidir en las decisiones políticas  y  sociales y una inesperada y muy elevada capacidad de organizarse en forma de redes bastante eficientes.  A destacar que para la mayoría de ellos, entre sus objetivos prioritarios se encuentra el que la  producción agraria se organice de forma que este estrechamente vinculada al ámbito regional próximo y respetuosa de la naturaleza[101], así como que una gran parte de los mismos tiene gran interés por los aspectos relacionados con el territorio en el que se desenvuelven -la importancia de lo local- y  ponen en cuestión la globalización de la organización económica actual con su tendencia a la privatización y la desregulación. Sin duda con muy poca fuerza todavía en la sociedad actual y marginales en el conjunto de fuerzas que la conforman, no se debería subvalorar su importancia si las situaciones sociales se deterioran o cambian sustancialmente.


II.5. Algunos elementos específico

 

Además de los aspectos que se han señalado hasta ahora hay otros elementos que inciden en la dinámica de la agricultura actual y que es necesario considerar. Se agrupan aquí bajo un sólo epígrafe a efectos de la estructura de esta parte del trabajo, pero, como es evidente, no presentan ninguna afinidad concreta entre ellos, sino que constituyen elementos que independientemente  afectan al sector.

 
II.5.1. Tendencias en los mercados agrarios mundiales

Uno de los ámbitos donde con mayor claridad se manifiesta la  división internacional del  trabajo en la agricultura  y la influencia de las grandes empresas transnacionales  comercializadoras de productos agrarios básicos[102] es el constituido por  los mercados mundiales de productos agrarios. Por lo tanto, cualquier consideración de la evolución de la agricultura en un área o país concreto ha de tener en cuenta la situación de los mercados mundiales como uno de los elementos significativos que van a afectar su dinámica. Por ello, vamos a efectuar una rápida revisión de la situación de los mercados agrarios mundiales a finales del siglo XX y principios del XXI, como parte del marco que ha presidido la evolución de la agricultura española en dicho periodo. No sólo por esta razón, sino también como ejemplo del tipo de variables que han de tenerse en cuenta para evaluar el posible impacto de las mismas en el futuro. Como es obvio, la situación será distinta en el porvenir, pero nos parece que una rápida revisión de la situación actual puede ser útil.

Aunque la mayoría de los productos agrarios se consumen en los países de origen de su producción –a principios del siglo XXI menos del 10% de la producción mundial agropecuaria se comercia a nivel internacional[103]– el comercio de productos agrarios es creciente desde el final dela II guerra mundial, y constituye una de las expresiones de la dinámica de la economía mundial que afecta de forma  directa a las decisiones de producción agraria, principalmente a causa de su impacto en los precios y la demanda.

Los principales productos agrarios que se comercian en los mercados mundiales son los cereales, de los cuales hasta el siglo XXI el 70% era exportado por Estados Unidos, Argentina, Australia, Canadá, y Francia; Estados Unidos producía el 43% del maíz y exportaba entre el 66% y el 75% de todo el maíz exportado en el mundo. A fines del siglo XX, Estados Unidos era el primer exportador mundial de productos agrarios yla Unión Europeaocupaba el segundo lugar.  No obstante, la dinámica de países importadores y exportadores de productos agrarios está cambiando muy rápidamente con la emergencia de nuevos países exportadores. Se percibe un fenómeno análogo a lo que sucedió a fines del siglo XIX cuando aparecieron en los mercados europeos los trigos australianos y las carnes argentinas. Los mercados están sometidos a un enorme cambio y aceleración de la dinámica de sus proveedores y compradores.

Rusia, Ucrania, Kazakhstan para los cereales-[104], Brasil  para la soja y este país y y Tailandia para la carne de porcino y aves,la India que además de exportar bovino se ha convertido en el segundo exportador mundial de arroz, China se convierte en el segundo exportador mundial de maíz y se une a Tailandia como primer exportador mundial del pescado y mariscos… Al mismo tiempo que todas las miradas se vuelven a China como gran importador.

Recuadro 7.- La vuelta a los orígenes

A mediados del siglo XIX, los grandes negociantes internacionales en cereales eran griegos. Enla Bolsa Bálticade Londres había 300 griegos sobre 400 miembros… Una geografía del comercio de cereales que se había olvidado, pero que de Odessa a Bombay  está totalmente de actualidad al principio del siglo XXI (Cyclope, 2003,138)

El comercio mundial de productos agrarios está

controlado por unas pocas grandes firmas de

carácter mundial. Solo Cargill controla el 50% de

 los cereales que se comercian en el planeta y, en

 el verano de 1999, las dos mayores, Cargill y

Continental, iniciaron conversaciones para su

fusión  parcial, lo que podría suponer la creación

de una entidad que controlase la casi totalidad de

 las exportaciones de cereales; asimismo, unas

pocas empresas transnacionales controlan el 90% del comercio mundial del maíz, café, cacao y piña tropical. Y el comercio mundial de carnes está fuertemente influido por las estrategias de las grandes empresas alimentarias que manufacturan productos cárnicos (véase Cuadro II.5.5. en este mismo apartado).

Los mercados mundiales agrarios no están afectados exclusivamente por la oferta y demanda real de los productos sino que en los mismos, y por ende en sus precios, inciden otras decisiones: por una parte, los “precios mundiales” de muchos productos incorporan un importante elemento de dumping, ya que al ser los países centrales los principales productores y exportadores, al proporcionar estos sustanciales subvenciones (explicitas e implícitas) a la producción y la exportación, aumentan la producción dirigida a los mercados mundiales, presionando artificialmente los precios de estos mercados a la baja. Por otra parte, hay que incluir la consideración de las operaciones de futuros, de índole puramente inversora, con frecuencia de gran volumen y con objetivos  mas o menos  especulativos. No obstante, en nuestras consideraciones no entraremos en el análisis de estos aspectos sino que procuraremos concentrarnos en la dinámica de los movimientos reales y de los precios. Por lo menos, si las tendencias principales basadas en las variables  reales se pueden aproximar de forma relativamente correcta, sería de esperar que las demás alteraciones que los mercados experimenten sean fortuitas y temporales y las líneas generales puedan servir de cierta orientación a los agentes productivos agrarios[105]. Comentaremos primero sobre la evolución de los mercados agrarios en la última parte del siglo XX ,  para detenernos en la situación al cambio de milenio, e intentar después algunas consideraciones de medio plazo que puedan proporcionar alguna orientación más estable para el inmediato futuro

Evolución reciente: La primera característica de los mercados mundiales de productos agrarios al final del siglo XX y principios del XXI es su extremada volatilidad. Al repasar su evolución en los años noventa  son sorprendentes los cambios experimentados. Los precios, como indicadores de los desequilibrios entre la oferta y la demanda para los productos agrarios, dentro de pequeñas oscilaciones presentan una ligera tendencia creciente en el primer lustro de los noventa para dispararse al alza en la campaña 1995/96, para inmediatamente caer sustancialmente a niveles más ‘normales’ y recobrar  la tendencia al alza a partir de fines de 1999, principios del 2000: el precio medio del trigo (HRW, FOB Golfo de Mexico) pasó de 142,5$ la tonelada en1993 a 215.4$ en 1996, para caer a 114$ en 1999; los precios de productos tropicales como el café, cacao, algodón o el azúcar son todavía más inestables. Los niveles de precios para los primeros años 2000 estaban, prácticamente todos ellos, por debajo de las cifras que presentaban para 1994, antes del aumento extraordinario de 1995/96.

La inestabilidad fue mucho más acentuada al final del periodo. Si se revisan los informes que las instituciones internacionales realizan sobre estos mercados  (OCDE, FAO y UE[106]) son  impresionantes las variaciones que señalan. Los informes de 1997 y 1998 fueron coincidentes en prever un crecimiento moderado de la oferta y que, a nivel global, la demanda crecería poco, aunque había que distinguir entre los diversos países y productos.

Desde el  final de 1997 la disminución de la demanda constituyó un importante detonador de la crisis de los precios agrarios. La crisis de 1997 y 1998 afectó mucho mas profundamente a la demanda agraria de lo que estos analistas internacionales suponían, dando lugar a una drástica caída de precios. Aunque en algunos casos  la disminución en las importaciones se debió al aumento de producción interna, en general, fue la crisis económica la causante principal del deterioro de la demanda. La crisis en los países emergentes de Asia y Japón, el colapso de la economía de Rusia en 1998, la devaluación en Brasil, fueron todos aspectos que acentuaron la caída de la demanda. No sólo afectó a estos países sino en mayor o menor grado prácticamente a todos los países del mundo. Incluso China, aunque logró mantenerse  alejada de la crisis que afectó a sus países vecinos, aumentó considerablemente su producción interna de carne, sobreestimando el crecimiento del consumo de la misma, por lo que sus importaciones no crecieron como se esperaba. Por todo ello, en 1999la OCDEconsideraba que, a pesar de los ajustes de la oferta a la baja, la situación de insuficiente demanda y precios bajos era probable que continuase durante los dos o tres próximos años sin producirse una recuperación.

La OCDEtituló su Informe de 1999 ‘La euforia corregida’, lo que teniendo en cuenta la moderación de las expresiones de esta institución, dice bastante del cambio radical experimentado en la situación de los mercados, que en el verano de 1999 presentaban  no solo los  precios más bajos de toda la década, sino para algunos productos los precios más bajos desde comienzos de los años cincuenta. ‘La cotización de la soja ha alcanzado su nivel mas bajo desde hace 24 años y los stocks de la mayor parte de las cosechas no han sido tan elevados en los últimos diez años’ (Le Point, 25/6/99). Una idea del continuo deterioro de los precios agrarios en estos años la proporciona el dato de que en 1973, el precio del barril de petróleo y el de una fanega de trigo eran iguales (aun considerando que fue un periodo de precios agrarios muy altos); el año 2000 el precio del petróleo era 20 veces el del trigo, que en esta fecha era una quinta parte del precio de 1974 ($2,89 la fanega en 2000 frente a $13,98 en 1974). No es necesario añadir el desfase actual entre ambos precios. Las predicciones del Banco Mundial señalan que en el futuro próximo los precios de la mayor parte de las primeras materias  (entre las que, obviamente, se cuentan los productos agrarios) continuarán disminuyendo y en algunos casos serán muy inestables.

En los productos ganaderos la caída de precios fue sustancial para la carne de bovino entre 1992 y 1993 (primera crisis de las ‘vacas locas’), volviendo a caer después de la recuperación de 1995. En Europa la demanda de carne de vacuno había descendido en un 15% en 1996 y aunque se había recuperado parcialmente, experimentó otra perdida de confianza con la renovación de aquella en 2001, cuando el consumo descendió de nuevo en un 27%. Al mismo tiempo,  el consumo de carne de bovino disminuía por primera vez en Estados Unidos. La tendencia a la disminución del consumo de carne, principalmente de carnes rojas, en los países ricos parece bien establecida. La crisis generada por la aparición de dioxinas en los pollos iniciada en Bélgica, afectó fuertemente al consumo de este producto en todala UE.

 Sin embargo, los productos lácteos aumentaron de precio de forma similar a la de los productos agrarios y se dispararon al alza en 1996, iniciando entonces una fuerte caída (aunque hay que diferenciar entre la mantequilla y la leche en polvo) hasta fines de 1999, cuando muestran los mismos indicios de recuperación que los productos agrarios.

En los países centrales la carne de cerdo, habían experimentado un importante aumento en su demanda, para sustituir al bovino por la crisis de la EEB. Además,  en los países del sureste asiático el aumento del consumo de carne de cerdo había sido explosivo, y por tanto su demanda en los mercados internacionales crecía muy fuertemente. Entre los países de demanda creciente, sobre todo en Japón y los países del sureste asiático, además de China que, siendo ya una importadora considerable, se consideraba que experimentaría una fuerte expansión de la demanda, como tantos otros países que se desarrollan (en España en los cincuenta y sesenta sucedió algo muy similar). La población de estos países estaba experimentando  significativos aumentos de sus rentas y, con ellas un cambio en las pautas de consumo desde los granos a las carnes baratas. Su demanda y sus importaciones aumentaban sustancialmente, dando lugar a esta tensión positiva en los mercados que los informes transmitían y a predicciones que señalaban que esta tensión al alza de los precios se mantendría hasta bien entrada la primera década del nuevo milenio. El inmediato futuro parecía  favorable: ‘Las mejores condiciones en los mercados mundiales de productos agrarios es probable que persistan en los primeros años del próximo milenio. Los precios mundiales serán mas altos que durante los primeros noventa para los cereales, semillas oleaginosas y la mayor parte de productos ganaderos y se expandirá el comercio para todos los productos excepto para la leche en polvo’ (OCDE, Perspectivas 1998,7). Y ello a pesar de que en 1998 se reconocía ya la existencia de la crisis en el sureste asiático, pero se evaluaba que esta no afectaría sustancialmente a los mercados mundiales agrarios: ’Se espera un crecimiento considerablemente menor en las economías del este asiático en 1998 y 1999. Pero se espera que se recuperen y que el impacto en el crecimiento de otros lugares sea limitado. A menos que la economía global se deteriore dramáticamente, la crisis actual en Asia no tendrá efectos sustanciales en estas predicciones’ (OCDE, Perspectivas, 1998, escritas en primavera de dicho año).  Incluso se temía que los países dela OECD (los países desarrollados) no pudieran cubrir la demanda de importaciones de productos agrarios de los países emergentes sin  dar lugar a una  sustancial subida de precios.

Respecto a la oferta, en los informes anteriores a 1999  se preveía una producción ligeramente creciente en casi todos los países y para la mayoría de los productos agrarios básicos  Pero, los altos precios de 1995/96 estimularon un aumento considerable en la producción, lo que, con una demanda decreciente, fue otro de los elementos que dio lugar al fuerte descenso de los precios a partir del 97. Se afirmó en 1999 que la caída de precios generaría ajustes a la baja en la oferta, como parecería lógico, pero en los Cuadros II.5.1 y II.5.2 puede apreciarse que esto no ha sucedido. A pesar de que en la mayoría de informes de 1999  el tratamiento de los aspectos de oferta es débil, ya que lo que preocupaba era la recuperación de la demanda, de los mismos parecía desprenderse que, a plazo medio, era probable que la oferta se mantuviera  o siguiera creciendo lentamente, como lo confirman los datos de dichos cuadros.

 

Cuadro II.5.1. Producción y comercio mundial de las principales producciones agrarias

Productos.

Millones de TM.

1995/1996

1999/2000

2002/2003 (p)

Países exportadores principales

CEREALES

 

 

 

EE.UU.

Producción

1339,0

1469,3

1436,2

U.E. (15)

Importación/Exportación

181,9

  210,4

 209,7

Canadá

     CEREALES SECUNDARIOS

EE.UU.

Producción

798,3

884,5

 871,1

Argentina

Importación/Exportación

91,6

101,9

106,3

U.E. (15)

     MAIZ

EE.UU.

Producción

514,1

608,0

598,9

Argentina

Importación/Exportación

69,8

       70,9

  79,2

China

Año

1995

1999

2003

 ARROZ

Tailandia

Producción

553,0

583,8

582,0

Vietnam

Exportación

21,0

 24,9

 26,8

India

     Año

1998/1999

2000/2001

2002/2003

 GRANOS OLEAGINOSOS    Producción

289,95

307,32

313,64

 Importación/Exportación

54,32

67,22

 69,01

      ACEITES    Producción

82,35

87,29

95,57

 Importación/Exportación

29,13

29,90

37,27

      ACEITE DE OLIVA    Producción

2,54

2,36

2,52

España

Producción (España)

0,80

0,70

1,02

Italia

Importación/Exportación

0,57

0,50

0,51

Grecia

     Año

1995/1996

2000/2001

2002/2003

 SOJA (Grano)

EE.UU.

Producción

124,67

175.2

189,2

Brasil

Importación/Exportación

31,51

 53,16

 59,0

Argentina

     1999

Producción mundial Millones de Tm

Exportaciones

Millones de Tm

 

Mundo

UE15

Mundo

UE15

Hortalizas

683,4

56.663.138

114.855.708*

42.063.076*

Azúcar

133,6

18.527.159

42.644.206

7.797.979

 

* Incluye frutas

Fuente: Elaboración propia con datos de Cyclope, 2001 y 2003; Hortalizas y Azúcar a partir de datos de FAO (http://apps.gao.org).

Pero el principio del siglo XXI es testigo de un nuevo cambio significativo en las tendencias de los precios agrarios, ya quese observa que aumentan los precios de la mayoría de los productos agrarios. Los precios y la situación de los mercados mundiales comenzaron a recuperarse a fines de 1999 y  comienzo del  2000 mostrando, una vez más, la dificultad de predicciones en este ámbito. Probablemente debido a que la recuperación de las economías del sureste asiático -excepto la de Japón- fue rápida, pero también a los graves acontecimientos climáticos que marcaron el nuevo siglo -además de el huracán el Niño, la sequía en Australia, en Estados Unidos, en Indonesia, en África del Este, las  inundaciones en Ecuador y Perú,… mostrando que a pesar de todas las proezas tecnológicas los seres humanos somos impotentes frente a  la naturaleza- , que hicieron disminuir la producción (la producción mundial de cereales disminuyó en un 3,3%[107]), lo que junto con la recuperación de la demanda ha conducido a un aumento de los precios, lo que lleva a pensar que pueden mantenerse altos por lo menos por varios años.

La incierta recuperación iniciada en 1999 o principios de 2000,  se ha mantenido  y continúa en  2004 (.el precio del trigo ha pasado de nuevo a 200$ la tonelada en 2002-2003)  pero no se puede saber todavía si esta recuperación va a ser estable o es otro aumento extraordinario como el de mitad de la década de los noventa,  producido por nuevas demandas en los mercados mundiales (India y China) y disminuciones en la producción debido a desfavorables factores climáticos. Ha subido también la soja, cuyos precios se aproximan a los altos niveles de los años setenta, en la época del famoso embargo americano sobre las exportaciones de soja de 1973,  así como los precios de la colza; han subido asimismo los de los aceites. También los precios del arroz evolucionan al alza aunque no tanto como los de los productos anteriores.  Tantola UEcomola FAOvuelve a  prever unos mercados agrarios dinámicos para las dos primeras décadas del siglo XXI

De la misma manera que ha sucedido en los productos agrarios, en los productos ganaderos se ha recuperado el consumo de bovino de la disminución que produjo el miedo generado porla EEB. Asimismo, en 2004 se espera un aumento del consumo de carne de cerdo, aunque no aumentará tanto como el de las aves, que mantiene su tendencia creciente debido a sus precios competitivos y a su inclusión en múltiples preparados cárnicos.  En cuanto a la producción, a destacar el aumento de importancia de Brasil como productor y exportador  de carne de bovino y sobre todo de ave, al mismo tiempo que disminuye la importancia dela UEen los mercados mundiales – por primera vez desde 1970 es deficitaria en carne de bovino, aunque resiste en el porcino y el excedente se reduce en la carne de ave. En conjunto los precios muestran una evolución errática, con tendencia  también a una recuperación en los últimos años.

 

Resumiendo: extrema variabilidad de la situación en los mercados mundiales de productos agrarios. Constatación de la caída de la segunda mitad de los noventa,  inicio de recuperación en 1999-2000 y esperanza de que se mantenga ya que perduraba todavía en  2004, como inicio de que a medio plazo se recuperan las tendencias  ‘normales’ por debajo de las euforias de la mitad de la década de los noventa. Con una credibilidad en este tipo de predicciones muy debilitada.

Si se tiene en cuenta que las decisiones de producción agraria requieren realizarse con bastante anticipación,  es fácil percibir la comprometida situación de los agricultores cuando tienen que tomar decisiones sobre qué productos cultivar. Esta situación debe conducir a una acentuada prudencia por parte de los analistas al evaluar el probable impacto de los mercados mundiales de productos agrarios.

 

Perspectivas a medio plazo: De aquí que, mas que una consideración  en un momento preciso del tiempo en los mercados mundiales agrarios, pueda tener mayor interés el apuntar algunas líneas de parecen indicar las direcciones probables del comercio mundial de productos agrarios a plazo medio ya que, dentro siempre de su vulnerabilidad  a acontecimientos coyunturales importantes, pueden indicar las líneas de fondo que están en la base del desarrollo de los mercados inmediatos y que pueden reflejar relaciones algo más estables. En este contexto se puede considerar que:

La oferta de productos agrarios es muy probable que se mantenga o crezca  poco, debido, a que, por una parte, los países centrales mantienen o acrecientan ligeramente la producción agrícola subvencionada: en Estados Unidos, la ley agraria de 1990 estimuló el proceso desregulador que había empezado en 1985, se consideró que la ‘Farm Bill’ de 1996 fue una ‘autorización’ para aumentar la producción siguiendo las orientaciones de los mercados y la Fair Actde 2002 tiene un carácter marcadamente continuista. Sin ignorar la importancia de las ayudas públicas (el apoyo directo a los ingresos en Estados Unidos subió de 12,2 millardos de dolares en 1998 a23,3 millardos en 2000 compensando no sólo la disminución de precios sino incluso el aumento de los costes de producción’ (Cyclope 2001,174). En Mayo de 2002 se anunció un nuevo y sustancial aumento de las ayudas a la agricultura que incluso ponen en cuestión los acuerdos agrarios en la OMC. Al mismo tiempo, enla UE la producción total sigue también aumentando aunque menos que antes dela Reforma dela PAC de 1992, (excepto en la producción bovina donde la crisis de las ‘vacas locas’ dio lugar a un fuerte descenso del consumo y, por ende, de la producción, aunque parece que se inicia una recuperación de ambas). A pesar de la implementación del sistema de ‘pago único’ de la política comunitaria es probable que la producción se mantenga o crezca ligeramente, aunque hay que considerar también el impacto que en el sistema de protección agraria puedan tener las negociaciones agrarias realizadas en el marco dela OMC por el Acuerdo parala Agricultura y las negociaciones posteriores (véase II.4.1.1). Además la drástica caída de precios de mediados de los noventa y las crisis sanitarias han dado también lugar a  ayudas de algunos gobiernos a sus agricultores para paliar la crisis. A ello hay que añadir la potencialidad de aumento de producción que ofrecen los países del Este, que si bien a corto plazo presentan una demanda adicional, a plazo medio hay que tener en cuenta que duplican la mano de obra agraria dela Unión Europea y aumentan su superficie agrícola en un 50%.. Es decir, que una recuperación y mejora de su capacidad productiva puede suponer fuertes aumentos de productividad y producción.

Por otra parte, ya se han señalado los importantes aumentos de oferta  en algunas economías emergentes- Brasil, India, Tailandia- y en algunos países periféricos en los que seguirá aumentando su producción agraria. A ello hay que añadir otros dos elementos que pueden tener gran importancia en los mercados y la oferta agrarias: por un lado la importancia del potencial que representa la creciente integración de China en los mercados mundiales – para algunos productos agrarios está entre los mayores productores, para otros es una importante exportadora e importadora[108] – y, por otra parte,  las expectativas de una producción creciente en muchas regiones del mundo generadas por los aumentos de productividad y por los cultivos transgénicos.

En conjunto ‘La producción mundial de productos agrarios se proyecta expansiva para el periodo de las ‘ Perspectivas’ (2001-2006),  con la combinación de productos cambiando hacia una mayor proporción de productos ganaderos y piensos y una menor proporción de granos alimentarios’ (OECD, 2001,7) y ‘durante los próximos 25 años los factores favorables superarán a los factores desfavorables y que la producción de alimentos per capita aumentará lo suficiente como para impedir un aumento de los precios de los alimentos’ (FAO, 2000, 280). Predicción que parece puede ser puesta en duda si observamos las tendencias al aumento  de los precios agrarios que acabamos de señalar en los párrafos anteriores,   por lo menos para el primer lustro de 2000.

De todos modos, las predicciones favorables  no pueden llevarnos a ignorar la profunda desigualdad en esta situación pues  ‘en los últimos cincuenta años la brecha entre los sistemas agrícolas más productivos y los de menos productividad se ha hecho veinte veces más marcada[109]’ (FAO, 2000, 177) y que aunque ‘la producción agrícola es más que suficiente para alimentar adecuadamente a 6000 millones de seres humanos… ‘en 2000, según la FAO, 33 países han sufrido penurias alimentarias (es decir, simplemente, el hambre para 60 millones de personas)’ (Cyclope, 2001,170), o la insuficiencia alimentaria para muchos millones más.  A pesar de que los países no OCDE serán los que aumentarán más su producción, no será suficiente para cubrir el aumento en su demanda -en parte debido al mayor interés en producir para las exportaciones debido a su necesidad de pagar la deuda externa- , cubriendo el  consumo con importaciones de los países de la OCDE : ‘el comercio de los países de la OCDE (dominantes en los mercados mundiales) todavía se considera que crecerá, sobre todo después del año 2000’. Es decir, seguirán siendo los países ricos los principales exportadores de productos agrarios.[110]

Respecto a la demanda, ‘A medio plazo, los mercados mundiales agrarios se proyectan esencialmente como de demanda creciente debido a la mejora del entorno macroeconómico, más población, la urbanización y los cambios en las pautas de la dieta, particularmente en algunas economías emergentes. El comercio mundial en productos agrarios se espera que muestre un crecimiento sostenido, a medida que la demanda para los productos alimentarios  supere a la producción en muchos países en desarrollo, mientras que los precios de los productos se proyecta que experimenten sólo aumentos moderados en el medio plazo’. (EC, Prospects, 2004, 6)

Mientras que la recuperación esperada en la situación económica de la UEdebería contribuir a mantener las perspectivas a medio plazo para la agricultura de la UE, en las demás regiones del mundo el crecimiento de la demanda dependerá del crecimiento de la población y el aumento de rentas. Si bien se calcula que entre 1995 y 2005 la población mundial aumenta en más de 85 millones de habitantes al año, una gran parte de lo que suceda con la demanda dependerá de la evolución de las rentas, y las previsiones respecto a la misma son más inciertas (aunque hay perspectivas favorables para algunos países en desarrollo, para otros las predicciones son más pesimistas). La mayoría de previsiones consideran que los aumentos en la producción agraria bastarán para controlar, si se da,  el aumento general en la demanda., aunque  tampoco se pueden descartar algunos episodios de incrementos de la misma y problemas de suministro: por ejemplo,la FAO está preocupada porque la situación de los stocks y aprovisionamiento futuro de arroz en Asia- principal región importadora y exportadora en el mundo- no está asegurada para el próximo futuro (lo que tendría que llevar a pensar en un probable aumento de los precios… pero actualmente los precios de todas las modalidades de este producto están disminuyendo sustancialmente).

En cuanto a la demanda  de carnes, en los países ricos es muy poco probable que  incremente a medio plazo. Son más posibles ciertos cambios en las pautas de consumo ante el temor que han generado las condiciones sanitarias de ciertos productos (vacas locas, dioxinas y gripe aviar en las aves…),  la preferencia de las clases medias y altas por productos de mayor calidad, (como los productos orgánicos y los que se conforman a controles de calidad estrictos) y a cambios en costumbres alimenticias[111], pero no es fácil evaluar hasta donde estos serán suficientemente significativos como para alterar la demanda en los mercados mundiales. Por ejemplo, por un lado parece  probable que la demanda de la carne de pollo disminuya – supuso una drástica reducción en el consumo en el momento de conocerse las graves consecuencias sanitarias que podía tener el consumo de pollo-,  pero, por otra parte,  no hay que olvidar que cada vez es más difícil la sustitución de un tipo de carne por otras igualmente dudosas y que la carne de pollo es la más barata, por lo que los consumidores de bajo poder adquisitivo, que además, son los que generalmente tienen peor información acerca de estos peligros, es muy probable que continúen recurriendo a este producto. Así  parece indicarlo la recuperación del consumo y las predicciones para su aumento per capita enla UE, donde se prevé que el consumo de carnes de bovino se mantendrá hasta la segunda década del siglo, mientras que el de porcino y aves crecerá en el medio plazo- se prevé un

Cuadro II.5.2. Producción y comercio mundial de los principales productos ganaderos y carne

 

1995

2000

2003(e)

Países exportadores principales

CARNE DE BOVINO

 

 

 

Australia

Producción

56200

59500

61900

EE.UU.

Importación/Exportación

4809

5265

5655

Brasil

Miles de toneladas, equivalente peso carcasa
CARNE DE PORCINO

U.E.

Producción

79000

91100

95800

EE.UU.

Importación/Exportación

2203

3040

4042

Canadá

Miles de toneladas, equivalente peso carcasa
CARNE DE AVE

EE.UU.

Producción

55460

68000

75200

U.E.

Importación/Exportación

3923

5464

6725

Brasil

Miles de toneladas, equivalente preparada para cocinar

1996

2000

2003

LECHE DE VACA

U.E.

Producción*

468,0

490,3

507,0

EE.UU

Millones de toneladas
LECHE EN POLVO
Producción

2485

2907

3147

U.E.

Exportación

944

1318

1514

Nueva Zelanda

Miles de toneladas métricas

Fuente: Elaboración propia con datos de Cyclope, 2001, 2004. Hay fuertes discrepancias en las mismas publicaciones (Cyclope) para los mismos años según si se citan  en 2001 o en 2004 y según las fuentes que ellos señalan. Tomamos aquellos que os parecen más homogéneos.

aumento del consumo de carne de aves de 23 kg/año, per capita a 24,5 para el 2011-, con un incremento de flujos de comercio entre los antiguos y los nuevos países de la Unión[112]. En conjunto, el consumo de carne parece que camina hacia su disminución en los países más ricos y se diversifica cada vez más en calidades. Así que pocos aumentos se pueden prever en la demanda de países mas preocupados por la calidad de la dieta, el exceso de comida y la obesidad, que estrictamente por cuestiones de alimentación.

El aumento de la demanda  de carnes  a medio plazo dependerá de  la demanda asiática, que se prevé crezca fuertemente, de la superación de la nueva crisis de confianza de los consumidores de vacuno ante la reaparición dela EEB, y de la evolución de la economía de Estados Unidos, con su efecto de arrastre en todo e mundo, así como de la cotización del dólar, junto al creciente papel de las grandes empresas en la estructuración del comercio internacional (Cyclope, 2004). Con cambios significativos en los tipos de carnes consumidas.

 Gráfico 3.- de la pag. 179  de Cíclope 2004.

 si se pudiera combinar con el de Comercio de Cíclope 2004 quedaría muy bien. ???

 

En 2004 se esperaba un aumento del consumo de carne de cerdo, aunque no tan fuerte como el  de las aves, que mantiene su tendencia creciente debido a sus precios competitivos y a su inclusión en múltiples preparados cárnicos. Respecto a la producción, hay que volver a repetir la importancia del aumento de la capacidad de Brasil como productor y exportador  de carne de bovino y sobre todo de ave,  y la disminución de la dela UEen los mercados mundiales de carnes. Para 2004 se proyectaba un gran aumento de las exportaciones dela OECDpara la carne de cerdo (183%), -que supone el primer tipo de carne producido y consumido en el mundo (39% del consumo total de carne)-, y aves (63% aumento de exportaciones) en relación con la media de 1993-97 (no olvidemos que en estas cifras se incluyen los excepcionales aumentos de 1995/96).

De todos modos,  parece que  el aumento global del comercio en  productos ganaderos será débil debido a los problemas sanitarios[113],  a ciertas políticas proteccionistas (clausula de salvaguarda en Japón y cuotas a la importación en Rusia) y a las fluctuaciones monetarias de los principales compradores y vendedores de carne. Se prevé, también, un aumento de los precios, excepto parala Unión Europea, pero debido a los aumentos en la oferta, sobre todo de porcino- cuyos precios y producción siempre experimentan evoluciones cíclicas muy notables- y aves, serán de naturaleza bastante moderada.

Respecto a la leche, los mercados mundiales de los productos lácteos están poco desarrollados y los productos que se dirigen más a los mismos consisten en aquellos que se conservan bien, generalmente materias primas para las industrias agroalimentarias. Sólo entre el 6-7% de la producción de leche se comercia en los mercados mundiales (excepto en el mercado intracomunitario dela Unión Europea, donde se comercian cantidades importantes). No obstante, se prevén aumentos en el consumo  de leche en polvo entera y queso (19 y 28%), y un aumento de los precios de la leche en polvo, aunque menor para la mantequilla y el queso, de los que se beneficiaría principalmentela Unión Europeaque es uno de los principales productores mundiales.

En esta dinámica de la demanda algunos aspectos particulares merecen una breve consideración: Por una parte, Japón y Corea del Sur han hecho amplio uso de las importaciones alimentarias desde EE.UU. para apoyar su proceso de industrialización. Es sabido que Japón y los tigres del sureste asiático tienen una agricultura altamente protegida a causa, principalmente, de la fuerza política de su población rural. No obstante, durante los últimos años, han aceptado sustanciales importaciones, principalmente de Estados Unidos, que está forzando permanentemente para que liberalicen su comercio agrario[114]. Pero han sido unas importaciones diferenciadas: importaban trigo y piensos (Japón y Corea del Sur son los principales importadores del mundo de cereales en los noventa, Cyclope, 2001), para producir alimentos baratos para los trabajadores urbanos así como cantidades crecientes de carne (2/3 del consumo de bovino en Japón proviene de las importaciones, y asimismo las importaciones de carne de Corea del Sur aumentan también) y, simultáneamente,  protegían el arroz, base de los ingresos de sus agricultores. ‘Estos desarrollos reflejan la bifurcación de la agricultura de Japón y Corea del Sur, que expresa de forma clara la problemática de su liberalización. Por un parte, está el sector productor de arroz en el interior, representado políticamente por distritos electorales agrarios muy activos (incluyendo a los parientes en los distritos urbanos) y sus aliados en el sistema cooperativo. Por otra parte, están los intereses agro-alimentarios no arroceros (incluyendo a los manufacturadores de alimentos y otras agro-industrias que dependen de los circuitos de internacionales de materias primas. Por ejemplo, la industria de productos lácteos y carnes de bovino  se están especializando mucho, con sistemas de engorde que dependen de productos importados. Esta dependencia, manejada políticamente para reducir el coste de los subsidios agrarios y estabilizar los salarios sitúa a los gobiernos en el centro de la controversia, ya que parecen contradecir los argumentos de seguridad alimentaria mientras que aumentan la protección efectiva por medio de la producción subsidiada de carne’ (McMichael & Kim, 1994, 34).

Estas importaciones no solo son debidas a las presiones que ejerce Estados Unidos. Existen también otras razones de orden interno: la importancia política de su agricultura y sus agricultores decrece sustancialmente (en Corea Sur la proporción del PIB obtenido en la agricultura paso del 37% en 1960 al 14% en 1983; en Japón pasó del 23% en 1955 al 3% en 1985 y el 85% de sus agricultores lo son a tiempo parcial) frente a un acelerado proceso de industrialización y la consolidación de un proletariado urbano que conduce a intentar mantener salarios bajos produciendo carnes con granos importados baratos, impulsando, al mismo tiempo el desarrollo de una industria alimentaria propia con materias primas baratas. Finalmente, pero no menos importante, una agricultura que pierde importancia se convierte en un medio de negociación para otras concesiones enla OMC: ‘Las políticas agrarias japonesas dependen más de los intereses generales de la economía que en la evolución de los productores de arroz y sus apoyos… Es evidente que la protección a los agricultores se está convirtiendo cada vez en más problemática, no solo por su coste para el gobierno y los consumidores, sino también por la impresión negativa que este proteccionismo recibe en los foros internacionales…. Japón disminuyó el precio garantizado al arroz cuatro veces entre 1986 y1991’(McMichael & Kim, 1994, 39, 45 y 73). La liberalización japonesa del arroz puede entenderse solo como un quid pro quo para apoyar la liberalización (general) del comercio enla OMCdel que depende tanto la economía japonesa. A todo ello hay que añadirle el impacto de  la crisis económica de ambos países y otros del sureste asiático durante los noventa, que con los programas de ajuste que conlleva, sin duda habrá conducido a premiar la disminución del precio de los alimentos para las clases populares y, por tanto, la liberalización del comercio agrario. No obstante, no es una liberalización incontrolada, sino estrechamente gestionada por las administraciones respectivas, a pesar de los esfuerzos de Estados Unidos por lograr una liberalización más rápida y generalizada.

Es, por tanto, muy probable que el proteccionismo agrario vaya disminuyendo gradualmente  en los países asiáticos  pero  es más difícil prever que sucederá con la demanda. La disminución de los precios agrarios puede aumentar las importaciones y la demanda en los mercados mundiales recuperada ya su capacidad de compra en el exterior, pero los datos para 2000/2001 indican una muy ligera disminución de importaciones de cereales. Dado que la recuperación ha tenido lugar muy rápidamente en todo el área, con la excepción de Japón, se prevé la recuperación de la demanda de carnes, pero es difícil establecer predicciones más ajustadas.[115]

Recuadro 8.- Soberania alimentaria y seguridad alimentaria. En relación con el comercio mundial de productos agrarios vale la pena detenerse brevemente a explicar cómo, a medida que se ha ido ampliando el comercio mundial de productos alimentarios, se ha ido transformando un concepto que hasta recientemente había sido clave en las estrategias alimentarias que seguían los diversos países y habían conformado decisiones clave de sus políticas agrarias. Me refiero al concepto de ‘soberanía alimentaria’ y su transformación por el de ‘seguridad alimentaria’[116]. La ‘soberanía alimentaria’ se entiende como la capacidad de un país de producir una parte mayoritaria de sus necesidades alimentarias[117], pasando con el concepto de ‘seguridad alimentaria’ a entenderla como la capacidad de un país de disponer (mediante el recurso de compras al exterior si se considera adecuado) de los medios alimentarios suficientes para alimentar su población, impulsando grandemente, por tanto, el comercio de productos alimentarios. En la misma dirección opera el cambio de denominación de ‘soberanía alimentaria’ a la ‘autosuficiencia’[118] alimentaria, que se conforma con ser capaz de lograrla mediante las compras al exterior. Estas aparente ligeras modificaciones de concepto suponen, sin embargo, importantes modificaciones en la política agraria y en las transacciones mundiales de alimentos.

 

Una breve referencia al mercado del vino, por la importancia que tiene para España. A pesar de que la tendencia de las nuevas generaciones se dirige hacia la bebida de otros productos, la demanda de vino ha aumentado, excepto enla Unión Europeadonde se ha reducido ligeramente, por lo que las previsiones para la década del 2000 indican un ligero aumento en el consumo total. Siendo los vinos rojos los que más aumentan en detrimento de los blancos. No obstante las exportaciones disminuyeron hasta el 2000 para recuperarse a partir de esta fecha alcanzando en 2004  cifras superiores al año de mayores exportaciones, que fue 1998.La UEconstituye el mayor exportador mundial, aunque su participación experimente algunas oscilaciones  a favor de países no europeos  como Estados Unidos, Argentina, Chile, Sudafrica, Australia ((del 78% del total de exportaciones en 1986-90 al 71% en 1998, con una ligera recuperación -73%- en 1999). Respecto a la oferta, tras una débil cosecha mundial en 1998, la campaña de 1999-2000 se volvió a  caracterizar por una sobreproducción sobre la demanda, principalmente en los tres grandes países productores en Europa- Francia, primer productor mundial, Alemania y España que han experimentado importantes aumentos en la producción (en torno al 19% cada uno)- pero también con el aumento de superficies dedicadas a la vid en el resto del mundo, Argentina, Chile, Australia, Asia, Estados Unidos. Los excedentes de 2000 han orientado de nuevo hacia la disminución de la producción, siendo la de 2004  similar a la de 1985. Es interesante que España es el país en el que más ha aumentado la superficie dedicada a la viña-12.000 Ha.- y también la producción, mientras en el resto de Europa ha disminuido. El exceso de oferta ha conducido a que se hayan destilado cantidades excepcionales (más de un millón de hectolitros en Francia, 350.000 en Alemania…). Con la excepción de los vinos de calidad, los precios del vino, en general, tienden a la baja. Se están explorando nuevas formas de comercialización, como la idea de crear un mercado de futuros en Burdeos (Francia) o de expandir el mercado de vinos por Internet, pero estas nuevas modalidades de comercialización, aunque puedan alterar la estructura de los mercados tradicionales, parece difícil que puedan aumentar en mucho el consumo total.

Otro aspecto particular de interés consiste en la creciente internacionalización de los mercados de frutas y hortalizas frescas, incluidas las clasificadas como producciones no tradicionales, zumos y flores, que están también experimentando una profunda reestructuración. Aunque de menor importancia global, son relevantes para determinados países, entre ellos España.

Los mercados de frutas y hortalizas, enlatados o en conserva, hace muchos años que se convirtieron en globales. Cuando la tecnología de los alimentos congelados se desarrolló, la producción de frutas y hortalizas dio otro importante paso hacia la internacionalización de sus mercados (las hortalizas producidas en un país se venden congeladas a miles de kilómetros). La novedad de la época actual consiste en que los mercados de frutas, flores y hortalizas frescas se están también convirtiendo en mercados globales.  Algunos países en desarrollo están intentando entrar en los mercados mundiales de estos productos y estimular el consumo de mercancías más exóticas así como el de productos normales fuera de las estaciones en que normalmente se producen. La tendencia es creciente a medida que las clases medias urbanas se preocupan más por sus dietas alimentarias y se habitúan a consumir todo tipo de frutas y hortalizas en cualquier época del año, frente al consumo estacional de épocas anteriores. Así las manzanas, uvas y cerezas de Chile se venden en los mercados dela UEjunto con productos más exóticos como la piña, el aguacate, el mango y otros menos conocidos, por no mencionar los mercados de Estados Unidos llenos de frutas y productos de primor producidos en México, o la importancia que en  Colombia tiene la exportación de flores.

En esta evolución inciden principalmente dos aspectos: por un lado, la importancia concedida desde la crisis de la deuda de los ochenta., a los modelos de política económica basados en las exportaciones. Los países en desarrollo se han visto obligados a desarrollar sus exportaciones para pagar su deuda externa y el sector agrario es uno de los pocos que les permite exportar. Por otro lado, las empresas comercializadoras de estos productos han estimulado grandemente este comercio. Tanto las grandes empresas transnacionales que, algunas desde hace muchos años, se han dedicado a este tipo de comercio[119],   como las potentes empresas distribuidoras de alimentación -grandes superficies- en los países centrales que están posibilitando y forzando esta tendencia, facilitada y permitida por la moderna tecnología.

La cuestión es que en la actualidad algunos países en desarrollo se han convertido en importantes exportadores de frutas y hortalizas frescas y que, además, este comercio esta en manos de poderosas empresas.  Esto significa que, a pesar de una demanda creciente para algunos productos, aumenta fuertemente la competencia para los proveedores tradicionales  y, al mismo tiempo, que las empresas comercializadoras controlan cada vez más la producción.

 

Cuadro II.5.3. Producción y comercio mundial de las principales producciones de frutas, legumbres y vino

1997

2000

2003

Países exportadores principales

FRUTA CLIMA TEMPLADO

Miles de

toneladas

 

Melocotones y nectarinas

10881

13192

13637

China

España

661

1028

1283

UE(15)

Albaricoques

2077

2768

2582

Turquía

España

139

150

127

UE (15)

Cerezas

1579

1906

1747

EE.UU.

Manzanas

42636/880*

47935/699*

43625/683*

China/EE.UU

Peras

11592/600*

13960/595

14932/627*

China/EE.UU.

1997

2000

2003

TOMATE EN CONSERVA
Exportación t.  concentrado

1003

1171

1376

Italia

España

50

170

243

Turquía

Exportación tomate pelado(

796

940

Italia

España

74

69

Tomate para transformación
Producción

17981

21271

21097

EE.UU

España

981

1381

1450

Miles de toneladas

1997

2000

2003

VINO

Italia

Producción

261,3

280,4

257,0

Francia

España

33,2

41,7

46,7

España

Exportación

63,0

61,0

66,9 (2002)

España

8,7

8,7

9,4(2002)

Millones de hectolitros

Fuente: Elaboración propia con datos de Cyclope, 2001, 2003 y 2004;   /XX* cifras para España

En el caso de España esta situación es novedosa solo en cuanto a que el mercado español se ha convertido en consumidor de frutas y verduras de otros países, y a que se tiene que enfrentar a una mayor competencia en sus mercados tradicionales, ya que la exportación de frutas (principalmente cítricos), y verduras a otros países ha sido uno de los principales productos de exportación tradicional del país. No obstante, dado que la nueva situación de internacionalización creciente puede afectar a nuestro comercio de estos productos – principalmente en el suministro a Europa- y a su consumo interno, es necesario también tenerla en cuenta.

En conjunto, en 2001, la OECD, a pesar del bache de 1999, seguía manteniendo las previsiones optimistas que hizo en 1997 y 1998 para el comercio mundial de productos agrarios: En 1999 señalaba ‘a pesar de unas expectativas menos optimistas, el comercio de productos agrarios de los países de la OECDtodavía se espera que crezca, particularmente después del año 2000’(Perspectivas, 1999,7),  y en su publicación en la que prospecta el periodo 2001-2006 añade: ‘Los mercados agrarios están emergiendo de un largo periodo de declive que ha visto el valor de muchos productos agrarios reducidos a sus más bajos niveles históricos. Se espera que los precios mundiales aumenten gradualmente hasta 2006, más para algunas carnes y productos lácteos que para los cereales y oleaginosas… Los precios en términos reales permanecerán relativamente constantes en este periodo, aunque su tendencia histórica a largo plazo continúa disminuyendo… Las proyecciones de la oferta y la demanda sugieren que lo peor del hundimiento del mercado ya ha pasado, a medida que la demanda global entra en una fase más animada, en medio de un crecimiento más lento de la producción agraria ’ (OECD, 2001,7/8)[120]. Asimismola UE señala que ‘ El comercio mundial para  los productos agrarios [2004-2011] se espera que muestren un crecimiento sostenido, a medida que la demanda para los productos alimentarios  supere a la producción en muchos países en desarrollo, mientras que los precios de los productos se proyecta que sólo presenten aumentos moderados’ (EC, Prospects 2004,6) Los datos disponibles par 2003 y 2004 parecen confirmar estas predicciones.

 

Vale la pena precisar, sin embargo, que estás relativamente buenas perspectivas para el comercio agrario se refieren principalmente a los países dela OCDEque son los principales exportadores de los productos básicos, mientras que los países empobrecidos siguen obligados a importar una parte muy sustancial de los granos que son base de su alimentación; por tanto, si los precios de estos productos en los mercados mundiales aumentan, aunque sea sólo moderadamente, esta evolución favorable a los países exportadores no puede por menos que perjudicar a los países importadores, que son los pobres. El Cuadro II.5.4. muestra la situación de las grandes áreas mundiales respecto a la producción y demanda de cereales. Si, a ello se añade que en estos países más pobres la demanda está generalmente por debajo de las necesidades de la población, se puede apreciar la magnitud del déficit alimentario, la alta dependencia de estos países de sus suministradores desarrollados, y las consecuencias catastróficas que pueden suponer para ellos el ‘favorable’ aumento de precios que predicela OECD.

Cuadro II.5.4. Superavit (+) o deficit(-) de la producción y demanda de cereales.

% consumo respecto a producción interna

1988  hasta

2000

Países desarrollados

+44,7

+123,51

Países en desarrollo

-88,4

-118,90 (año 90)

Africa

-16,6

-22,97 (89)

Latín América

-10,5

-20,38 (97)

Oriente Próximo

-33,1

-44,77 (97)

Lejano Oriente

-27,8

-30,3 (96)

Fuente: FAO, Economic and Social Development Paper 120, p.33

Tanto la OCDEcomo la Agenda2000, sin embargo, consideraban que las perspectivas de aumento del comercio no favorecerían a la UE:  ‘A pesar de este contexto mundial favorable, las perspectivas para los productos agrícolas en Europa no son especialmente halagüeñas. Suponiendo que se mantengan las políticas actuales, persistirán en los próximos años diferencias entre los precios de la Unióny los precios mundiales de muchos productos… es probable que a partir del año 2000 empiecen a acumularse excedentes no exportables[121]… También pueden plantearse crecientes problemas en los sectores de los cereales, el azúcar, el vino, el aceite de oliva, la leche desnatada en polvo y otros productos lácteos.La Unión corre el peligro de perder una parte cada vez mayor de su participación en mercados mundiales en plena expansión’. En ‘Prospects for Agricultural markets 2004-2011’ (EC, 2004) las predicciones son algo más optimistas, esperando moderados aumentos en la producción y exportaciones de los productos agrarios parala UE 15 (no haremos referencia a las predicciones parala UE 25 ya que no hemos considerado estos países a lo largo de esta obra).

Respecto a las carnes el cuadro es un poco más complejo: En el Recuadro 9 se recogen las perspectivas de Cyclope 2004 para los mercados mundiales de productos cárnicos,

Recuadro 9.- Elementos que inciden  en la producción y mercado de carnes en los primeros años  del siglo XXI

‘- débil aumento de la producción afectada por los problemas climáticos en Europa, América del Norte y Oceanía,

– menos disponibilidad de carnes en los principales países exportadores (normalmente países desarrollados) que concentran los dos tercios del volumen de intercambios,

– avance confirmado por parte de los países en desarrollo, que ya representan el 57% de la producción mundial, pero sólo un tercio de los intercambios (China y Brasil solos han supuesto el 80% del avance de la producción),

– fuerte tensión en el mercado de granos para la alimentación animal (+40% de media en un año para los precios de la soja y el trigo) con un aumento mayor a fines de 2004,

– débil desarrollo de los intercambios, dificultados por las nuevas dificultades sanitarias (fiebre avícola en Asía, EEB en Canadá) y políticas comerciales proteccionistas ( clausula de salvaguarda en Japón, cuotas a la importación en Rusia ),

– crecimiento insólito y dominante de Brasil  (685.000 tm. de exportaciones, un aumento del 21%) esencialmente en carnes de bovino y aves,

– el retroceso dela UEen el mercado mundial, acentuado por la alta cotización del euro,

– después de una caída en 2002, notable recuperación de los precios internacionales de la carne (+5% según el índice dela FAO),

– importancia del papel de la variable monetaria en la dinámica de precios (caída del dólar tanto respecto al euro (20%) como del dólar canadiense (23%) como del dólar australiano (33% como del real brasileño y el peso mexicano…

– nuevas dificultades sanitarias para las aves, que hasta ahora no habían sufrido enfermedades’.

De Cyclope, 2004. 178

Sobre esta base la misma publicación concluye que: ‘En febrero 2004, cuando se escriben estas líneas, podemos hacer la hipótesis de que el consumo y comercio internacional de carnes deberían aprovecharse de la recuperación económica mundial, en particular en los países emergentes’ (Cyclope, 2004, 179). No obstante, no se atreven a mantener esta predicción y alertan hacia la aparición de otros posibles problemas, particularmente la peste aviar de la que consideran que ningún país está libre, presentando dos posibles escenarios, uno optimista y otro pesimista, que poco ayudan al lector a saber que sucederá en los mercados mundiales de carne a medio plazo. Además, en la dinámica de estos mercados hay que tener en cuenta la incidencia de las estrategias de algunas grandes empresas estadounidenses  con peso creciente en el aprovisionamiento mundial (Cyclope, 2001,214)[122] (Véase Cuadro II.5.5.).

Por su parte,  en ‘Prospects2004’(EC 2004)  se prevén ligeras disminuciones en las diversas producciones y exportaciones de carne para la UE15, especialmente de bovino- cuyo mercado se hundió por la incidencia de los problemas de sanidad animal (vacas locas)- frente a un fuerte ascenso de las de Estados Unidos y Brasil , especialmente de las aves y porcino de las que son los  primeros exportadores  mundiales.

Esta coyuntura desfavorable para Europa, la OCDEla atribuye a que los límites a los subsidios agrarios a la exportación hace que los precios europeos se mantengan  más altos. Recomienda, por tanto, la desaparición  de los subsidios para que los precios internos se parezcan a los mundiales y  puedan competir mejor[123], pero es muy posible que los problemas sanitarios y los cambios en los hábitos de consumo  sean por lo menos tan relevantes como la diferencia de precios causados por los subsidios, que en el caso de las carnes baratas -porcino y aves- son muy limitados. ‘El sector de producción de vacuno europeo, se enfrenta a perspectivas más oscuras de lo que señalan las proyecciones, a causa de la extensión dela EEB  y la caída en la demanda interna y las amplias prohibiciones de importación de otros países. Además, la situación evoluciona con la reciente reaparición de la glosopeda enla Unión Europea y Argentina, lo  que constituye un inesperado factor adicional que afecta a los productos ganaderos, y posiblemente también a los piensos, tanto en estas regiones como en los mercados mundiales’. (OECD, 2001, 9). También la producción de aves disminuye (1% en 2000) y las exportaciones en un 2%, mientras las importaciones aumentan en un 11% (recordemos las dioxinas en los pollos belgas).  La producción de carne de porcino se mantiene prácticamente constante aunque las exportaciones aumentan ligeramente especialmente en los mercados asiáticos que han recuperado rápidamente su dinamismo ‘el débil valor del euro, los razonables precios del cerdo en relación con los precios norteamericanos, y una demanda asiática excepcional han permitido a los europeos progresar en nuevos mercados sin ayudas a la exportación’ (Cyclope, 2001, 231, parentesis añadido).

Ya se ha señalado, también,  que la mayoría de mercados de productos agrarios están controlados por muy pocas empresas de gran poder económico que pueden tener un fuerte impacto en la producción y comercialización de los productos agrarios (Véase apartado II.2.1 y Cuadro II.2.4). En esta línea es interesante constatar  que ‘el dinamismo mundial del mercado de aves es cada vez más función de las estrategias de algunas grandes empresas mundiales, especialmente americanas. En Estados Unidos es emblemático el peso creciente de estas empresas’ (Cyclope, 2001, 236). No hay duda que la concentración de poderosos agentes manufactureros de productos ganaderos como los que se reflejan en el cuadro II.5.5 pueden tener una gran incidencia en lo que sucede en los mercados[124]. Recuérdese asimismo la importancia en los precios de mercados mundiales de productos agrarios de  las operaciones de tipo especulativo que hemos mencionado al comienzo de este apartado. Aunque no vayamos a tratar  de las mismas su importancia no se puede obviar.

Cuadro II.5.5.- Concentración de empresas productoras y comercializadoras de productos cárnicos.2003

Estados Unidos

Unión Europea

Empresa

Capacidad

% total EE.UU:

Empresa

Capacidad

% total UE

PORCINO

Cabezas/dia

Cabezas/dia

Smithfield foods

100.000

27

Danish Crown

55.000

10

Tyson Foods

68.000

18

Dumeco (P.B)

27.000

5

Swift

40.000

10

NFZ, Alemania

17.000

3

Hormel Foods

32.000

8

Westfleish

10.000

2

Excel

30.000

8

Socop, Francia

10.000

2

AVES

Toneladas/semana

Tyson Foods

67.500

22

Pilgrim’s Pride

49.500

16

Gold Kist

27.900

9

Perdue Farms

21.800

7

Wayne Farms

13.200

4

Fuente: Elaboración propia con datos de Cíclope, 2004, pp. 196 y 201

En resumen, que en la evolución de los mercados mundiales a medio plazo habrán de tenerse en cuenta: por un lado, los elementos estrictamente agrarios, como  las  diversas líneas de evolución y tendencias emergentes en la producción agraria: tanto la evolución de los países agro-exportadores con excedentes, como Estados Unidos y la Unión Europeaque son, además, los principales exportadores del mundo, además de  las perspectivas de los exportadores de los países del Sur como Brasil, que ya hemos señalado se está convirtiendo en uno de los principales exportadores de productos agrarios, así como  la importancia crucial de la integración de China en los mercados agrarios mundiales, tanto como importadora como productora. Asimismo hay que considerar la recuperación de la capacidad de producción agraria de muchos de los países que formaban las economías del ‘socialismo real’, en su mayoría hoy integrados en la UE, además del impacto de la  integración agro-alimentaria regional, que puede alterar las pautas anteriores de comercio de bloques y las relaciones de suministro transnacionales globales/regionales, en particular reestructurando las inversiones de las grandes empresas hacia el sur a medida que disminuye el proteccionismo en el norte. Todo ello en el marco de un comercio mundial controlado y dominado por muy pocas empresas comercializadoras. Por otra parte, hay que evaluar el impacto de las condiciones económicas generales en la demanda: el grado y velocidad de recuperación de los países de Asia y otros (Brasil…) afectados por la crisis de finales de  los noventa y la posible recuperación de las importaciones alimentarias de Japón y el resto del Este asiático, junto con la evolución de Rusia.. Según la OECD, en sus predicciones ‘los factores globales se basan en el supuesto de una mejora en el clima macroeconómico, a pesar de que las perspectivas a corto plazo de variables macroeconómicas y economías clave ha pasado a ser más incierta recientemente’ (OCDE, 2001, 9, mi cursiva). Dada la escasa precisión de sus predicciones una puede preguntarse hasta donde dicha institución no se deja arrastrar por su voluntad de mejora.. Realmente la evaluación y la predicción de la evolución de los mercados agrarios no es sencilla[125]. En el Recuadro 10 presentamos un resumen de las predicciones que presentala OCDE para la evolución de la agricultura en las dos próximas décadas que muestra bien las dificultades de establecer predicciones en este ámbito.

Recuadro 10.- Perspectivas de la OCDE para la agricultura de 2020

Elementos clave en la oferta y demanda de productos agrarios:

. La demanda mundial de alimentos es probable que se ralentice, mostrando sólo un ligero aumento,  pero las pautas del consumo alimentario cambiarán hacia una mejora de la calidad, la sanidad y la variedad.

. Las preferencias en los países dela OCDEtenderán a reforzar la demanda del territorio para usos distintos del agrícola: viviendas, infraestructura, usos recreativos…

. Reflejando la ralentización de la demanda, enla OCDE  la producción de cereales y oleaginosas aumentará pero a bajas tasas de crecimiento, excepto la producción de arroz que disminuirá. Los aumentos de producción serán debidos a rendimientos más altos, ya que el área cultivada crecerá muy poco.

. En conjunto el sector ganadero dela OCDEse expandirá, pero también dicha expansión será debida a aumentos en rendimientos pues el número de animales es probable que decaiga. Lo mismo sucederá con los productos lácteos.

. Se espera que continúe la tendencia a la baja de los precios agrarios y ganaderos mundiales, en términos reales, pero en menor proporción que en las dos décadas anteriores.

. La caída de precios llevará a disminuir los ingresos agrarios, conduciendo a cambios estructurales en la agricultura, con una disminución de su importancia en el PIB, en el empleo total y la concentración de la producción en un menor número de explotaciones.

. La dimensión media de las explotaciones aumentará en términos de dimensión territorial y capital invertido, para mejorar la productividad y la rentabilidad agraria. El aumento de dimensión reflejará la concentración de explotaciones más que la expansión del área cultivada.

. Las incertidumbres clave que afectan a estas proyecciones agrarias son, en particular, las nuevas tecnologías y los cambios en las prácticas de cultivo (biotecnológia, agricultura organica), cambios en la estructura de las cadenas agro-alimentarias, el impacto en la agricultura de la preocupación en relación con la sanidad alimentaria, el medio ambiente, el bienestar de los animales y temas de comunidades rurales. Y las reacciones de los mercados y de los dirigentes políticos a estos cambios.   (Fuente: OECD, 2001)

II.5.2. Las nuevas tendencias en el consumo y la demanda

Aunque nos acabamos de referir a las tendencias de la demanda en los mercados mundiales, puede tener interés detenerse brevemente a mencionar las posibles tendencias del futuro del consumo de alimentos y la correspondiente demanda en los países ricos, y especialmente enla Unión Europea, que constituye la parte principal de la demanda de productos agrarios para la agricultura española.

. Es bien sabido que en los países ricos la proporción de ingresos que va a la demanda de productos alimentarios disminuye constantemente. Ello no significa que el gasto total en términos absolutos disminuya. La población con un alto nivel de vida tiende a gastar más en términos absolutos en alimentación a causa de la búsqueda de mejor calidad o productos más elaborados, incluso aunque la cantidad de alimentos consumidos o la proporción de ingresos que se les dedica disminuyan.

. No se puede igualar el consumo y la demanda de productos alimentarios con la demanda de productos agrarios. En este trabajo estamos insistiendo constantemente en la importancia que ha adquirido la elaboración industrial de los productos agrarios y la internacionalización de los proveedores agrarios para la industria y el consumo alimentario, por lo que una evaluación de las tendencias del consumo y la demanda alimentaria no se puede trasponer automáticamente a la demanda de productos agrarios de un determinado territorio[126] De aquí la importancia de un buen conocimiento de los complejos agro-industriales y su composisción para poder evaluar la demanda de productos agrarios.

. En conjunto se detecta una mayor preocupación de la población por la calidad y la seguridad de la sanidad de los alimentos y una mayor sensibilidad a la adecuación de la dieta a las necesidades naturales. Lo que esta llevando a una disminución en el consumo de alimentos fuertes y de calidad baja o media -carnes rojas, legumbres, patatas, vinos y alcoholes baratos- y a un aumento de productos cuya calidad o composición natural se considera más adecuada: verduras y frutas,  carnes ligeras, cultivos ecológicos. No obstante las tendencias en el consumo de alimentos no son homogéneas. Por un lado, el consumo masivo consiste en productos alimentarios más y más elaborados, en los que la participación de la producción agraria es muy reducida (la mayoría de productos alimentarios actuales son productos muy elaborados, por no mencionar el consumo creciente de congelados y platos preparados) y en los que la calidad del producto agrario de base es relativamente difícil de detectar; además, aumenta la frecuencia de la restauración institucional, es decir, comidas que se toman habitualmente fuera del hogar- lugares de trabajo, escuelas, hospitales, restaurantes populares- donde una calidad destacada no suele ser su característica más frecuente; en estos dos segmentos de la demanda, además de la requerida seguridad sanitaria, el precio de los productos agrarios constituye una variable principal para los suministradores de alimentos y para la mayoría de los consumidores. Sin olvidar que las tendencias a una creciente desigualdad social y la existencia de bolsas de pobreza conducen a una parte significativa de la población a valorar los alimentos de bajo precio. Por otra parte, los grupos sociales de altos ingresos, ciertas capas de la población sensibles a la calidad de la alimentación y los gourmets, cuidan cada vez más de la calidad, la composición natural o la técnica de producción de los alimentos que consumen, de forma que se puede observar una considerable prima en el precio de los productos de calidad superior que se valoran específicamente. La demanda va tendiendo a dividirse de forma creciente en dos líneas: una, mayoritaria, a la que se dirige la producción masiva de la industria alimentaria, donde la competencia de precios es muy dura, y la otra, que consiste en la demanda de productos de alta calidad de los consumidores de altos ingresos o más sensibles a la calidad de la alimentación En ocasiones, ambas pueden dar lugar a producciones combinadas: ya hemos señalado más arriba la diferenciación de los productos cárnicos, por ejemplo, entre los solomillos para las mesas de los afluentes, y la carne para hamburguesas de los restaurantes de comida rápida.

No se puede, tampoco, ignorar que la demanda alimentaria está también sometida a la influencia de la publicidad y otros elementos externos, a veces imprevisibles. No es necesario elaborar mucho la idea de que población joven ha cambiado rápidamente de hábitos alimenticios debido a su exposición a modelos de vida distintos – el consumo de hamburguesas o pizzas es el ejemplo más sencillo pero no el único-, pero también en la alimentación familiar se pueden encontrar múltiples efectos similares -la creciente utilización de cereales para el desayuno en las familias de clase media o la utilización de alimentos preparados -. La publicidad y las modas alimentarias se han convertido en elementos con los que es necesario contar.

Otros elementos pueden ser menos previsibles. Nos referimos a los recientes episodios de alarma acerca de la adecuación sanitaria de los alimentos que hacen que la demanda disminuya rápida, inesperada y muy fuertemente. El episodio de las vacas locas es un buen ejemplo, – véase recuadro 12- cuando el consumo de carne de vacuno disminuyo repentinamente, pero también la reticencia hacia los productos transgénicos muestra la inquietud de los consumidores por la sanidad de los alimentos..

Pero incluso en este contexto la publicidad puede jugar un papel relevante: una fuerte presión institucional y publicitaria ha intentado asegurar a la población que los peligros alimentarios se han controlado, por lo que la inquietud inmediata por las vacas locas ha disminuído y el consumo ha vuelto a sus cauces anteriores, siempre dentro de una tendencia a la disminución de carne en la dieta, especialmente de carnes rojas. Por otro lado, el esfuerzo publicitario dedicado a valorar positivamente los cultivos transgénicos es intenso y permanente.  No obstante, como resultado de todo este proceso subsiste una inquietud latente y una aguda desconfianza hacia las modernas técnicas de producción, que puede dispararse ante cualquier nuevo episodio de alarma. En conjunto, a pesar de estos esfuerzos, la crisis de las vacas locas  ha llevado a la población europea y también a la española, a ser cada vez más consciente de la falta de calidad y seguridad de la alimentación y de que en muchos casos la seguridad de los alimentos y su trazabilidad[127] no pueden ser garantizadas La población en general es cada vez más consciente de la necesidad de asegurarse una seguridad alimentaria adecuada y no duda en manifestar públicamente sus inquietudes en materia de alimentación, habiendo iniciado una nueva fase de exigencia de calidad y seguridad alimentaria.  Toda esta dinámica tiene su correspondiente evolución en el consumo de alimentos y por ende en la demanda de productos agrarios.

Finalmente hay que mencionar el creciente desacoplamiento que se está produciendo entre el consumo y la demanda de los productos agro-alimentarios a causa de la creciente globalización de la producción y el consumo. Hemos dicho repetidamente que los productos agrarios se producen en todo el mundo, para el consumo en todo el mundo, por lo que los cambios en el consumo alimentario en un determinado territorio puede no repercutir en la demanda de productos agrarios en el mismo. Precisamente en relación con esta separación, ya hemos mencionado en II.5.1. Mercados mundiales,  el cambio que se ha inducido en el concepto de  soberanía alimentaria – – transformándolo en el de ‘seguridad alimentaria’, que consiste en que cada país debe tener la capacidad económica para disponer de los alimentos que necesita, lo que amplia muy sustancialmente la internacionalización del aprovisionamiento agroalimentario.

II.5.3.- La incidencia del cambio tecnológico

Las transformaciones de la agricultura moderna han estado siempre estrechamente vinculadas a los cambios en la tecnología aplicada en sus procesos productivos. Una importante característica de la tecnología aplicada en la agricultura moderna es que ésta raramente surge de la propia dinámica de las unidades productivas agrarias, sino que se origina fuera del  ámbito agrario y es adoptada por este posteriormente. Por ello, para poder entender el impacto que las nuevas tecnologías tienen en el ámbito agrario es necesario revisar brevemente el origen y carácter de la tecnología agraria, lo que pasamos a hacer a continuación.

El capitalismo supone la permanente expansión del capital. Pero esta ha sido mucho más rápida y amplia en la industria que en la agricultura y por tanto, el capital industrial esta permanentemente buscando nuevos campos de actuación. Con el desarrollo de nuevas tecnologías y la crisis de los treinta, que frenó gravemente la  capacidad de expansión del capital industrial, la agricultura aparecía como un atractivo ámbito de desarrollo para el capital industrial, lo que le llevo a  intentar penetrar en el ámbito agrario[128].

Pero la agricultura tiene una importante característica consistente en los aspectos biológicos de su producción, que hace de la misma una actividad más difícil de ser integrada en su totalidad en los ritmos industriales. Para poder expandirse en el sector, la industria se ha visto obligada a diseñar sistemas de absorción de elementos concretos y parciales de la producción agraria que son los que han ido transformando la tecnología agraria: la fuerza animal por los tractores, el estiércol por los abonos químicos, las semillas por las variantes híbridas. Se puede considerar al desarrollo tecnológico agrario como el intento de los capitales industriales de superar las limitaciones biológicas que impone la agricultura al proceso de acumulación. Goodman (1991) denominara a este proceso ‘de apropiacionismo’ (de la agricultura por la industria) y considera que se encuentra en los orígenes del avance de la industria en los inputs agrarios anterior a la crisis de los años treinta, representado por capitales internacionales de automoción- por ejemplo International Harvester- o químicos- BASF, ICI, y otros. Considera, también, que uno de los aspectos clave en esta evolución fue la creación de las semillas híbridas que forzaron a  la industria a adoptar estrategias  de convergencia tecnológica (paquetes tecnológicos formados de semillas híbridas de alta producción, fitosanitarios y abonos químicos y mecanización). Esta tecnología y la política de intervención pública iniciada con el  ‘New Deal’ de los años treinta generaron un nuevo modelo de acumulación y regulación que en II.1.3 hemos denominado segundo régimen alimentario.  Este fue el que se generalizó trasla II Guerra Mundial en los países occidentales y aseguró la preeminencia de Estados Unidos en el sistema alimentario desde dicha época. Este sistema, basado en la acumulación agro-industrial y la regulación pública de los mercados agrarios  se internacionalizó primero con su expansión en Europa  y más tarde en el Tercer Mundo con la denominada Revolución Verde.

La intervención pública fue también importante para estimular la adopción de la nueva tecnología por los productores agrarios. El sector público  impulsó fuertemente la investigación y la diseminación de los resultados de la misma durante todo el largo periodo de modernización y todavía continua siendo relevante, si bien esta cambiando su carácter: Es notorio el papel de los Land Grant Colleges en Estados Unidos (Escuelas Técnicas de Agricultura de carácter público), y de las instituciones publicas de investigación en el Reino Unido, Francia, los Países Bajos y otros países centrales que, a través de instituciones publicas y gratuitas intentaban expandir las modernas técnicas de producción.

Han sido, sin embargo, las tecnologías que se  han originado en el seno de las grandes empresas  agro-alimentarias las que han conducido a las mayores transformaciones tecnológicas de la agricultura moderna. Primero, a través tanto de los inputs que la agro-industria  ha vendido a los agricultores y que han supuesto una importante revolución tecnológica en la producción agropecuaria -instrumentos de tracción mecánicos, semillas mejoradas, productos fitosanitarios, fertilizantes, sistemas de alimentación animal-, mas tarde, por medio de la evolución en la producción de alimentos y en la revolución en los sistemas de consumo (sistemas de conservación de productos agrarios y alimentarios, cadenas de frío,  electrodomésticos que facilitan la conservación de alimentos, sistemas de distribución masiva…) que han permitido a las cadenas alimentarias  exigir a los productores agrarios la obtención de productos específicos, siguiendo normas tecnológicas muy precisas dictadas por ellas que se adecuen a los procesos de transformación y  al consumo que también ellas dirigen. La tecnología agraria es una tecnología inducida principalmente por la agro-industria, siendo los intereses de las empresas agro-alimentarias quienes orientan la evolución de la misma y, con mucha frecuencia, los principales actores que  la han potenciado, estimulando e incluso imponiendo la utilización de las tecnologías que favorecían sus estrategias empresariales. Este carácter exógeno e inducido  ha sido un elemento característico de la tecnología agraria desde las primeras etapas de la modernización de la misma. La industria, con el concurso de la intervención pública (investigación y difusión del conocimiento)  ha transformado la agricultura convirtiéndola en una actividad mecanizada (maquinaria agraria), quimiquizada (fertilizantes químicos, productos fitosanitarios y sanidad animal), biologicamente inducida (semillas, razas y alimentación animal) y de producción en masa de sus productos como primeras materias para la industria alimentaria.

Esta situación se acentúa en la actualidad por el papel cada vez más importante del sector privado en la generación y diseminación de la tecnología. En la actualidad, la filosofía que domina la vida económica consiste en que el Estado debe limitar su actuación a la investigación básica o a completar la que se realiza en los ámbitos privados, con lo cual el carácter finalista, publico y en general, de disposición gratuita de la tecnología a utilizar en los procesos productivos, queda fuertemente cuestionada  y el papel de la industria privada refuerza su dominio. Además, el hecho de que la tecnología sea privada supone que los nuevos desarrollos de la misma tienen un carácter reservado, secreto y protegido, a diferencia  de la diseminación gratuita del conocimiento público, como lo prueba claramente el desarrollo de las patentes y la incorporación de la mayor parte de la tecnología en productos que se venden en el mercado. Al ser las empresas privadas quienes  generan y controlan la tecnología, la búsqueda de nuevas tecnologías queda determinada por los beneficios que las mismas pueden proporcionar a aquellas. Bajo este impulso, durante todo el siglo XX,  la agricultura ha ido adoptando nuevas tecnologías y al final del mismo la actividad agraria se había convertido en una actividad productiva de alta tecnología absorbida principalmente a través del uso de inputs industriales.

No obstante, a medida que los procesos de producción agraria han ido absorbiendo más y más tecnología industrial, su capacidad de crecimiento para  valorizar los productos industriales tradicionales, como la maquinaria o los fertilizantes químicos, no crece tanto como desearían las empresas industriales. Sin dejar de mantener y, en tanto en cuanto posible, expandir el ámbito de los que ya se han convertido en  inputs tradicionales- motor, química, semillas- , la evolución de la tecnología se orienta hacia otros aspectos que permitan una nueva valorización.

El desarrollo de nuevos productos basados en la investigación caracteriza cada vez mas las estrategias de las empresas alimentarias más importantes, y la mayoría de estas están actualmente realizando importantes esfuerzos en biotecnología. La capacidad en investigación y desarrollo se convierte en clave para el desarrollo de la industria alimentaria actual. Lo que lleva, también, a la creciente interpenetración del sistema alimentario por capitales intensivos en investigación de la industria química y farmacéutica, lo que, a su vez,  no deja de ser un importante factor en aumentar la concentración y la internacionalización de la industria alimentaria mundial. ’En el largo plazo, el sistema alimentario se integrara en una bio-industria de base científica, dirigida por la tecnología y caracterizada por la creciente integración entre la biotecnología y la microelectrónica’ (Goodman, et al.1987) Entre ellas hay que destacar biotecnología y la agricultura de precisión , ámbitos ambos  que suponen un conocimiento y unas técnicas muy adecuadas para ser controladas por las grandes empresas, a diferencia de otras tecnologías no menos posibles pero probablemente menos controlables por las empresas, como la agricultura orgánica o desarrollos en el uso del agua. Del impacto de tales técnicas en la agricultura moderna vamos a tratar brevemente a continuación.

                       1I.5.3.1. La biotecnología

Las publicaciones más importantes para nuestros investigadores no son las revistas químicas, sino los boletines oficiales de patentes en todo el mundo                        

                                                                                             De la web de Hoescht, citado por Paul & Steinbrecher,2003, 28)

La biotecnología constituye actualmente el ámbito científico y tecnológico del que se esperan los mayores avances en la productividad en general, y más especialmente en la producción agropecuaria. La ingeniería genética, que forma parte de la biotecnología permite a los científicos crear plantas, animales y microorganismos manipulando sus genes, que pueden reproducirse y cruzarse con otras especies y variedades. ‘La biotecnología moderna tiene implicaciones verdaderamente revolucionarias. Confiere una capacidad técnica genérica para realizar intervenciones de selección genética en las formas de vida existentes y crear nuevas formas. Ahora, el código genético puede manipularse y la naturaleza rehecha según la lógica del mercado. Como resultado, las biotecnologías presentan nuevas alternativas para todos los actores principales del sistema alimentario: agricultores y proveedores de inputs, procesadores primarios, empresas de manufactura final y consumidores. Es esta capacidad transversal, polivalente de las biotecnologías lo que las hace una fuerza tan potente reestructurando el sistema alimentario…’ (Tansey & Worsley 1997, 176)

Que consecuencias tiene la  biotecnología en el ámbito agrario? Las empresas productoras de biotecnología argumentan  que estos nuevos desarrollos suponen fuertes incrementos en la productividad que permitirán acabar con el hambre en el mundo y que, al mismo tiempo, al ser técnicas que reducen el uso de pesticidas y fertilizantes, son mucho menos agresivas contra el medio ambiente. Explican que sus plantas son resistentes a la sequía o a la salinidad, que son  plantas con valores nutritivos mejorados o superproductoras, cuando no de plantas devoradoras de contaminación. Sus críticos, por el contrario, disputan estos beneficios y recuerdan que en 1999, la superficie mundial cultivada con transgénicos no van dirigidas a confrontar la sequía o la salinidad, sino que correspondían en un 77% a plantas resistentes a los herbicidas, un 22% a plantas insecticidas Bt –plantas que llevan incorporados genes que producen su propio insecticida para defenderse de los lepidopteros- y un 7% a plantas con ambas característica (Alvarez Campos, 2003, 5)  y  además, consideran que la biotecnología discrimina contra los pequeños agricultores, amenaza la salud publica y disminuye la selección de alimentos disponibles. Para algunos comentaristas, la técnica es todavía demasiado reciente para poder ser concluyentes, ya que junto a los beneficios de producción y ambientales hay que considerar el peligro que supone el desconocimiento de la cadena total de efectos que las modificaciones biológicas suponen, especialmente las relacionadas con la ingeniería genética.

De todos modos, para poder avanzar hacia una evaluación del impacto de la tecnología pasamos a explorar algunas de sus características y sus probables efectos en los sistemas de producción agraria:

. De forma inmediata el impacto de la biotecnología consiste en una profundización de su línea productivista/intensiva, ya que se trata de aumentar la producción o disminuir su coste mediante la compra de nuevos o renovados inputs, para ser más competitivos a nivel mundial.

 

. La biotecnología permite utilizar muchos mas productos que hasta ahora como materias primas para la industria alimentaría. En palabras de Goodman (1991), se amplia  la sustituibilidad entre productos.  Los inputs para la industria alimentaria pueden derivarse ahora de materiales alimenticios, no alimenticios a incluso de materiales no renovables, rompiendo la identificación de determinados alimentos con los productos agrarios. ‘El fraccionamiento de los productos se puede considerar como un proceso de reducción que transforma los productos agrarios en constituyentes químicos que sirven como ‘bloques de construcción’ en la producción de productos alimentarios industriales’ (Goodman, 1991,38). Actualmente se pueden obtener productos de alimentación animal con biomasa  e, igualmente, existe la  posibilidad de transformar  la biomasa en productos no alimentarios,  como los combustibles u otros productos químicos. La ingeniería genética  se propone mejorar la eficiencia con la que todas las formas de biomasa se convierten en productos consumibles, no solo como alimentos sino también como productos energéticos e incluso químicos invirtiendo, por tanto, los procesos de integración habituales hasta ahora (de la industria a la agricultura).  ‘En Estados Unidos, empresas de producción primaria [de transformación de productos agrarios] en maíz y soja  han avanzado ya de forma significativa hacia un complejo alimentario-químico-energético…cambiando  radicalmente el camino por el que los productos de alimentación animal obtenidos de la biomasa son integrados en las estrategias de los productores de alimentos. Bien en la forma de nuevos productos de alimentación animal, nuevos  subproductos o productos totalmente nuevos, la biotecnología moderna confiere una marcada versatilidad a la industria en sus relaciones con la agricultura y con la oferta de materias primas renovables en general. Las aplicaciones industriales de la biotecnología refuerzan las presiones sustitucionistas para trivializar los productos agrarios reduciéndolos al status de una entre las diversas fuentes de materia orgánica, que compiten entre sí, disponibles para mediante la fermentación, o fraccionamiento convertirse en productos intermediarios genéricos, tanto para la alimentación humana como animal, combustibles o productos químicos…. Las biotecnologías modernas acentuarán la interprenetración del sistema agro-industrial con las industrias químicas y farmacéuticas…En estos términos podemos describir la reestructuración del sistema alimentario  como la creación de un complejo bio-industrial. ’ (Goodman, 1991,48-50).

La  transformación en los procesos de producción de edulcolorantes (HFCS en ingles) sigue siendo un buen ejemplo de esta evolución, cuando el  azúcar de caña ya no solo compite con el de remolacha sino con los edulcolorantes producidos bien con cereales bien con  productos artificiales[129], hasta tal punto que según algunos observadores el futuro del azúcar como uno de los productos agrarios principales en el mundo esta ahora en cuestión (Sharp,1982, citado en Goodman). Estas posibilidades aumentan muy fuertemente la competencia entre los productores agrarios de los distintos productos y debilita la conexión existente anteriormente entre todos los productores de alimentos, agricultores, industrias de elaboración primaria de productos agrarios y los productores finales de alimentos a favor de estos últimos. Aunque parece que esta sustitución  no esta siendo tan rápida ni cuantitativamente tan importante como se preveía en los años ochenta, no se puede ignorar que las técnicas están disponibles y desarrollándose constantemente por lo cual no se descarta el visualizar un sistema alimentario  cuasi independiente de la producción agraria y de la elaboración primaria de estos productos.

A medida que la biotecnología revela nuevas formas de la alteración industrial de la naturaleza, el sistema alimentario pierde su especificidad y se abre a transformaciones más amplias por el sistema industrial que han provocado ya importantes transformaciones en las industrias alimentarias. La futura organización de la producción se vera influida por el nuevo sector procesador y aumentará la competencia entre los distintos complejos alimentarios sobre la base de sus constituyentes químicos y nutricionales y la interpenetración de las correspondientes industrias. Los ámbitos de ‘apropiacionismo’ y ‘sustituibilidad’ se entremezclan. Las biotecnologías ofrecen a los agentes que las controlan oportunidades de aumentar su posición en el sistema alimentario pero al coste de aumentar su competencia y conflicto.

. La biotecnología permite también incidir en los procesos de reproducción de las plantas  a través  de la ingeniería genética (los productos transgénicos), que  disminuye la dependencia de los procesos de reproducción de la fertilización sexual como único camino de mejorar las especies. Los productos transgénicos u organismos genéticamente modificados (OGM)[130] merecen aquí una atención especial, por su posible importancia en el futuro y porque, en la actualidad, están generando un intenso debate entre sus partidarios y detractores.  Ellos permiten diseñar  las características de las  especies haciéndolas mas adecuadas a la prevención de plagas y enfermedades, a las tierras de pobres cualidades, se pueden obtener variedades que toleran la sal y el hielo –disminuyendo, por tanto, el riesgo en las cosechas y la producción animal- , a  procesos que utilicen menos tecnología química, a los deseos de los consumidores… pero también a los intereses de las empresas que  las producen[131].

. La capacidad de manipulación genética permite alterar también la combinación de una planta o ser vivo con los elementos complementarios que la desarrollan -capacidad de fijación de nitrógeno, de generación de productos que resistan las enfermedades, la mejora del contenido de determinadas sustancias, etc.-. ‘Como en la Revolución Verde, las nuevas variantes de productos serán los núcleos de ‘los paquetes tecnológicos’ pero las semillas generadas con ingeniería genética aseguran ahora que los agricultores están  muchos mas vinculados a los propietarios de las industrias agro-químicas’ (Goodman, Sorj and Wilkinson, 1987,10). La ingeniería genética convierte la semilla en un input industrial que puede ser sometido a cambios controlados en su diseño según dicten las demandas comerciales[132]. Lo que hace que la semilla se convierta en la clave de toda la producción  y en el elemento determinante de los elementos complementarios que ella necesita para su crecimiento, es decir, del mercado de inputs.

. Un proceso similar de capacidad de programar la naturaleza se percibe en el sector ganadero con el objetivo principal de disminuir los costes de producción animal y aumentar la eficiencia de las unidades de producción de gran escala. No deja de tener cierta ironía que uno de los objetivos expresos de estas tecnologías se hayan señalado como de ‘ estimular las funciones inmunológicas para hacer a los animales menos susceptibles a las enfermedades’ (Roth, 1987, 64 citado por Goodman) ya que desde el verano de 1999,  tras la crisis de las vacas locas  y los pollos belgas,  no se puede dejar de  comentar sobre  los gravísimos problemas que para la salud publica puede generar esta tecnología que no duda en alimentar a animales herbívoros con harina hecha con carcasas de animales, si ello puede mejorar los beneficios de las empresas, siendo además estos hechos permitidos por unas administraciones publicas fuertemente debilitadas en sus sistemas de control de la sanidad de los alimentos  a causa de los programas neoliberales de política económica.

. La biotecnología ha de relacionarse también con el consumo, aunque su impacto en este sea ambivalente. Por un lado, en los países ricos, la preocupación por la alimentación ‘más sana’ lleva al aumento del consumo de productos más frescos y sanos cuya producción puede ser facilitada por la biotecnología, ya que se dice que puede evitar el uso intensivo de fertilizantes y productos fitosanitarios químicos.

Por otra parte, la utilización de la biotecnología ha aumentado la preocupación de la población por la calidad de los alimentos y especialmente por la seguridad sanitaria, entendida como garantía de los aspectos sanitarios de los alimentos (Véase Recuadro 12). El más conocido es el dela Encefalopatia EspongiformeBovina (EEB) – el mal de ‘las vacas locas’ -que desató la inquietud en Europa acerca del consumo de carne de bovino. Tras ella se han conocido instancias de pollos contaminados con dioxinas, expansión del porcino con fiebre aftosa, etc. lo que conjuntamente ha dado lugar a una amplia y grave preocupación en la opinión publica acerca de la falta de seguridad que existe en las técnicas avanzadas de producción animal Esta inquietud se evidenció muy intensamente durante los dos primeros años de este siglo,  donde realmente parecía que se ponía en cuestión todo el modelo intensivo de producción agro-alimentaria.

Para terminar este punto, cabe añadir que la búsqueda de alimentación ‘más sana’ no siempre implica un sistema alimenticio menos intensivo en tecnología. No hay que olvidar que a veces, es el contenido ‘natural’ de los alimentos el que va en contra de las tendencias alimentarias (la grasa en los alimentos, por ejemplo) y que la demanda se orienta hacia alimentos manipulados bajos en proteínas o calorías, sin colesterol, etc. lo que lleva a las industrias alimenticias a proporcionar alimentos reconstituidos desde ingredientes seleccionados por razones de nutrición. Se sabe que los alimentos bio-industriales pueden sustituir las proteínas animales precisamente para satisfacer las preferencias de alimentos más sanos. Por tanto, no se puede igualar la tendencia a la alimentación ‘mas sana’ con la tendencia a consumir alimentos enteros más naturales con menor recurso a la tecnología. A la tecnología de producción y elaboración tradicional de alimentos, con la que estábamos familiarizados, ha habido que ir añadiendo otras como los procesos de congelación y pre-cocinado (o cocinado total de los productos) y a ambos hay que añadir ahora la tecnología de ‘reconstrucción’ a la carta de muchos de los alimentos que se consumen en los países ricos. Asimismo, se piensa que la biotecnología puede revolucionar la política alimentaria con los ‘productos funcionales’, que no son otra cosa que un producto natural- un arroz, un azúcar, una galleta, una leche… al que se incorpora un compuesto extraído de otro producto natural del que se haya comprobado en las investigaciones su eficacia para prevenir ciertas enfermedades. La biotecnología puede permitir el diseño de productos agro-pecuarios ‘de encargo’ que cumplan determinados requisitos, a nivel de mejora sanitaria, desde luego, pero también para su comercialización (por ejemplo, el cruce del salmón con células de fresas, para mejorar el color del primero)

Las grandes empresas percibieron rápidamente las oportunidades que proporcionaba la biotecnología y, también, que para aprovecharlas es necesario combinar la investigación genética con la capacidad de generar plantas y controlar su comercialización. Ya desde mediados de los sesenta las empresas multinacionales iniciaron un proceso de compra de empresas de semillas que continúa de forma acrecentada hasta ahora[133], y que están acentuando los procesos conducentes a lograr los derechos de patentes para la utilización exclusiva de las mismas.

La biotecnología está siendo desarrollada por las mayores empresas agroquímicas y de semillas del mundo, que son, además, reducidas en número. ‘En el horizonte se percibe una intensificación del dominio de las empresas agro-químicas de la producción mundial de alimentos por seis conglomerados dedicados a  la producción de alimentos generados con ingeniería genética (Monsanto, Novartis, AgroEvo, DuPont, Zeneca y Dow)’  (McMichael Monthly, 108)[134]. Monsanto continúa con una política de compras y ‘joint ventures’ que la esta convirtiendo en la empresa más poderosa del mundo respecto a semillas y la más agresiva respecto a los derechos que le conceden las patentes de las mismas (véase II.2).

La biotecnología actual aplicable a la producción agraria requiere el concurso de amplísimos conocimientos científicos que solo en laboratorios dotados de muchos recursos se pueden alcanzar. Laboratorios que, en una época de reestructuración y debilitamiento  del papel del estado  corresponden, cada vez mas,  a poderosísimas empresas privadas (aunque los mismos hacen también amplio uso de los sistemas públicos de investigación) que patentan su conocimiento de modo que solo ellos lo puedan utilizar y lo venden integrado en los productos que comercializan. Mientras las agencias públicas son desplazadas de forma creciente del ámbito del desarrollo genético de las plantas.

Ello se muestra claramente en la fuerte presión que están haciendo las empresas de generación de biotecnología por la posibilidad de patentar sus descubrimientos e incluso la propiedad de los materiales genéticos de los países más pobres  de los que se apropian. Objetivo que ya están logrando y que detentan de forma creciente. A través del protocolo TRIPS (Trade-Related Aspects of Intellectual Property Rights, including Trade in Counterfeit Goods) negociado enla Ronda Uruguaydel GATT, se aumentó la posibilidad de patentar una variación de productos y procesos.

A pesar de ello, y dado que el control de los agricultores a través de patentes es complicado, el complejo genético industrial ha desarrollado la tecnología denominada ‘terminator’(y una versión todavía más dura, tecnologías de restricción de uso genético (GURTS, por sus siglas en en inglés) o ‘tecnología traidora’ en versión más popular, que permite el control biológico de la capacidad que tiene la materia viva de multiplicarse y, por tanto, puede producir plantas transgénicas cuyas semillas son estériles, obligando al agricultor a comprar necesariamente semillas para poder cultivar. El ‘gen finalizador’ ha sido patentado conjuntamente en 1998 por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, y las compañías Delta y Pine Land, que era la mayor compañia mundial de semillas de algodón hasta que ha sido absorbida por la Monsanto. Lasprotestas contra estas semillas fueron de tal magnitud que Monsanto se comprometió a no comercializarlas, promesa que todavía mantiene. No obstante, las perspectivas de futuro parecen ser buenas para su comercialización pues otras grandes empresas  de semillas han comprado sus patentes recientemente[135].

Se trata de crear mercados cautivos, -tanto respecto a sus competidores como a los productores agrarios- para sus desarrollos agro-biológicos que, como estamos viendo, pueden determinar prácticamente la totalidad del proceso de producción agraria. El interés en privatizar y controlar el conocimiento apunta bastante claramente a que las nuevas tecnologías no se desarrollan con el objetivo de mejorar la producción agraria y la alimentación, sino de constituir un instrumento mas para la obtención de beneficios para las grandes empresas que lo generan o desarrollan.

Es obvio que la dependencia del productor agrario respecto a la tecnología productiva que utiliza se acrecienta fuertemente, convirtiéndose en un ‘cliente cautivo’ respecto a la misma. Las posibilidades de avances tecnológicos basados en la evolución interna de los procesos productivos agrarios y en la experimentación e innovación de los productores, que ya era muy reducida, puede considerarse prácticamente eliminada en la actualidad.

La biotecnología plantea el problema de la relación entre los productos transgénicos y la seguridad alimentaria, ya que incluso en el plano exclusivamente científico existen numerosas incertidumbres, ya conocidas, sobre la seguridad de los transgénicos para la salud y para el medio ambiente. Organismos científicos reconocidos, comola British MedicalAssociation o The Union of Concerned Scientists han pedido repetidamente la aplicación del principio de precaución, pero este ha sido sustituido por el principio de equivalencia sustancial, que se basa en la equiparación química entre los alimentos transgénicos y los convencionales para suponer la inocuidad de los primeros sin tenerla que demostrar. ‘ La seguridad ‘científica de la inocuidad de los transgénicos para la salud y el medio ambiente, que argumentan los bioentusiastas, recuerdan los informes ‘científicos’ de la industria nuclear que demostraban la imposibilidad de que ocurriera un accidente nuclear grave durante el funcionamiento de todas las centrales nucleares en el mundo…’ (Alvaro Campos 2003, 2)

Un problema adicional que plantean los cultivos transgénicos es el de su control, o lo que ha venido a considerarse como el problema de la co-existencia, es decir el cultivo de productos transgénicos junto con el de cultivos tradicionales o incluso ecológicos. Con los cultivos transgénicos puede producirse la polinización cruzada dando lugar a la contaminación genética involuntaria del entorno y de la agricultura convencional y del suministro de alimentos. Se necesitan todo un conjunto de medidas para evitar esta polinización involuntaria. Medidas que sólo podrán asegurar una co-existencia adecuada si son impuestas legalmente, aunque parece que de momento sucede justamente lo contrario[136].

 No es posible dejar de expresar  la preocupación que suscitan las inquietantes tendencias que  se están produciendo y consolidando respecto al control de estas tecnologías ni la importancia que tiene la forma social  de su generación y control. Estas técnicas son tan poderosas y su repercusión en la vida y la sociedad tan importantes, que es obvio que su utilización debiera estar sometida a un estrecho control público. Que, sin embargo, no es lo estricto que debiera ser en las principales áreas que impulsan esta tecnología, como veremos a continuación[137]:

Estados Unidos fue el primer país que desarrollo e inicio el uso de los cultivos de ingeniería genética. Durante los setenta del siglo XX, la ingeniería genética se desarrolló en pequeñas empresas, pero cuando las técnicas transgénicas se empezaron a utilizar en la agricultura y a ser dominadas por la gran industria, la administración apoyo a ésta para facilitar que su país continuará siendo el lider agrario mundial, promoviendo deliberadamente la biotecnología en el interior y en el extranjero. Al permitir el uso de transgénicos sin etiquetado dio a las grandes empresas estadounidenses una gran ventaja sobre las del resto del mundo (es decir, las de la UEy Japón). Las autoridades de EE.UU. mantenían  que la biotecnología es una buena técnica, que la producción agraria en su país está muy controlada y es segura, que como creen en su sistema de control, a los estadounidenses no les molesta alimentarse con productos transgenicos y que los han utilizado durante muchos años y no han hecho daño a nadie. A mediados de los ochenta, la Administración Reagandecidió que no hacían falta nuevas regulaciones para ocuparse de esta tecnología emergente y que su control sería cubierto por las diversas agencias ya existentes. En consecuencia, en 1995, en medio de una fuerte controversia, se aprobó el conjunto de genes manipulados genéticamente para el maíz  conocidos como variedades Bt176, aunque la autorización fue retirada en 2001[138]. La esencia del control de estas tecnologías en Estados Unidos esta basada en enfoques muy parciales a cargo de las diversas agencias y, sobre todo,  en que las propias empresas productoras realicen controles voluntarios de sus productos y comuniquen ala Administración si creen que pueden existir problemas (ya que según la ley estadounidense los tests realizados por las empresas a sus productos pueden ser considerados secretos comerciales). Si el gobierno considera que las empresas han realizado las pruebas adecuadas, no se consideran necesarias más pruebas.   Este enfoque, además de la debilidad del control,  dio lugar a una gran confusión acerca de los aspectos de los que tenía que ocuparse cada departamento.

Esta posición ha continuado hasta ahora y los presidentes respectivos la han mantenido señalando que no querían ahogar el desarrollo de la biotecnología bajo ‘excesos de regulación’ y que las nuevas tecnologías son extensiones de los métodos tradicionales por lo que se continua con los mismos procedimientos de control que para éstos.

Aunque la  opinión pública se ha ido movilizando y ha forzado a ciertas instituciones parapúblicas y a las autoridades a reaccionar[139]– a partir del año 2000 el National Research Council yla National Academy of Sciences  comenzaron a plantear una posición más rigurosa y a criticar los criterios y las regulaciones existentes como inadecuadas- y se han llevado a cabo incluso algunas reclamaciones judiciales,  en octubre del 2000 los tribunales decidieron que la decisión dela Food and Drug Administration (FDA) de no regular los producto transgénicos era legal. A pesar de ellola  FDA cambio algo de actitud y en 2001 propuso un plan para exigir datos a las empresas para cada aspecto de cada nuevo producto genéticamente modificado; aceptaron también que hay diferencias entre la ingeniería genética y los cultivos y productos ganaderos convencionales. Todo ello suponía aceptar tácitamente que su política anterior no había sido adecuada. Sólo la permanente y creciente tensión entre la opinión pública y los intereses de las empresas generadoras de productos biotecnológicos podrá lograr un control más adecuado de las condiciones de los productos transgénicos. No hay duda que  ‘La tecnología no puede considerarse como causa linear de los problemas, o de la solución de procesos sociales indeseables sino que es la organización social en la cual se generan o usan [la que es relevante]. La tecnología en cualquiera de sus formas es un producto social’. (Deo y Swanson, 1991,204)

Por otra parte, en los 15 países dela Unión Europealos cultivos transgénicos han tenido una recepción diversa. Lo mismo que en las instituciones europeas, pues mientras el Parlamento Europeo es muy crítico de la ingeniería genética para la alimentación y trata de que se establezcan controles,la Comisión Europea, la institución no elegida democráticamente, pero mas poderosa, con frecuencia ha impulsado la legislación a favor de la industria (comola Directivaeuropea para la protección de los Inventos Biotecnológicos, 1998). Además los sucesivos presidentes de dicha Comisión se han manifestado a favor de la biotecnología considerando que tiene un gran potencial para el crecimiento económico, la competitividad, y (como no podía faltar) la creación de empleo. Se han apoyado también diversos proyectos para estimular la biotecnología.

En 1994, la compañía suiza Ciba-Geygy (luego Novartis y poco después Syngenta) presentó una solicitud a las autoridades francesas para poner en el mercado la variedad Bt176. Francia pasó el informe a la Comisión Europea, que presentó una propuesta de autorización al Comité Regulador correspondiente que no lo aprobó, igual que el Consejo Europeo del Medio Ambiente al que también fue remitido. Francia apoyó dicha solicitud, España se abstuvo y los otros 13 estados votaron en contra. A pesar de esta decisión casi unánime en contra, en 1996 la Comisión Europeasolicitó a Francia que concediera la autorización para dichas variedades, autorización que Francia otorgó, y en la primavera de 1997 la Comisión Europeadecidió aprobar el cultivo (y semillas) del maíz transgénico producido por Novartis (luego Syngenta), a pesar de la oposición de la mayoría de países miembros, así como el Parlamento Europeo. En esta decisión parece haber tenido influencia el lobby de EuropaBio- véase 8- que tiene ‘un papel indispensable en el proceso de toma de decisiones de política económica’, según uno de sus máximos asesores- y ha sido extremadamente exitoso en convencer a la Comisiónde la conveniencia de apoyar la biotecnología[140]. La Directiva de Patentes sobrela Vida, se aprobó en 1998, aunque los gobiernos holandés y de otros países llevaron el tema ala Corte de Justicia Europea. Su protesta fue rechazada en 2001, pero a mediados de 2003, ocho estados de los quince todavía no habían implantado la directiva. Aunque Francia fue el primer país dela UE en autorizar el cultivo del maíz Bt176, no se ha sembrado dicha variedad desde  2000, ya que su Consejo de Estado anuló el decreto ministerial que autorizaba dichas variedades; por otra parte, Francia ha prohibido el cultivo de colza transgénica. El otro cultivo OMG aprobado porla UE es la soja Roundup Ready de Monsanto. Un claro ejemplo de las fuertes divergencias que pueden existir entre los dirigentes comunitarios y los estados y las poblaciones que la forman: Las normas comunitarias aceptan de forma creciente los transgénicos, aunque haya fuertes resistencias de la población ante los mismos.

Asimismo, frente al problema de co-existencia que hemos mencionado más arriba,la UEno ha querido tener una actitud activa. Fischler argumentó que el peso de las medidas de co-existencia debe recaer ‘en los operadores económicos que quieren obtener un beneficio del modelo específico de cultivo que han elegido’, lo que, ‘traducido’, quiere decir, que los agricultores convencionales y orgánicos ¡tendrán que pagar para evitar la contaminación genética, ya que tienen un interés económico en asegurar que sus productos no sean transgénicos¡La Comisiónse mantiene en que las medidas para una co-existencia adecuada se ejecuten a nivel de autoridades estatales, pero, al mismo tiempo, los estados miembro no tienen competencia legal para establecer legislación acerca de la co-existenia más que por razones  medio ambientales y de salud, pero no para forzar el derecho de los agricultores y de los consumidores a no incurrir en contaminación genética. (Friends of the Earth Europe. The Bulletin, 2003, 2)

Los transgénicos han sido motivo de nuevos episodios en la rivalidad EE.UU-UE  respecto al comercio de productos agrarios. Es bien sabido- véase II.5.1.- que existe la permanente tensión entre ambos bloques y que el primero amenaza al segundo si  no abre sus mercados. El gobierno de Estados Unidos y sus instituciones agrarias han estado presionando fuerte para quela UEno presente resistencia a la expansión de la biología genética. En 2000 el entonces presidente Clinton y Romano Prodi, presidente dela Comisión Europeaaceptaron establecer un Foro consultivo sobre Biotecnología, de alto nivel, para ‘revisar y asesorar acerca de los beneficios y riesgos de la biotecnología y preparar un informe para la cumbre EE.UU./UE de diciembre de tal año. El informe propuso, entre otras cosas, que se siguiese el enfoque de precaución (no el principio de precaución) en seguridad bio y alimentaria. También señalaba ‘que hay una falta de datos y evidencia científica sustancial, a menudo presentada mas como interpretaciones personales que como afirmaciones científicamente validadas’. La interpretación realizada de este informe porla Asociación BIO– que es uno de los lobbies importantes a favor de la biotecnología, véase Recuadro 11- fue que era positiva para la misma y que esperaban que fuese instrumental para terminar la moratoria europea para aprobar los productos biotecnológicos.

Pero las tensiones no han terminado y en 2003 EE.UU.seguía amenazando con sanciones a través dela OMCcitando la moratoria en autorizaciones entre 1998 y 2002. Al mismo tiempo, Estados Unidos se opone a la nueva legislación quela UEquiere establecer para poder terminar la moratoria, especialmente respecto a la trazabilidad y al etiquetaje. Las espadas siguen en alto: El representante de Estados Unidos enla OMCllamó ‘luditas’ a los europeos, añadiendo que encontraba inmoral que los africanos tuvieran hambre porque la gente había inventado miedos a la biotecnología. La respuesta europea no se hizo esperar por parte del entonces Comisario Europeo de Desarrollo Nielson: ‘el trato sería el siguiente: si los americanos dejan de decir mentiras acerca de nosotros, nosotros dejaremos de decir la verdad acerca de ellos’¡

Mientras tanto la oposición de las poblaciones a los cultivos transgénicos continua en Europa. A fines de 2001la Comisión Europeapublicó los resultados de una encuesta que contenía una sección respecto a alimentos transgénicos: 59,4% consideraban que éstos tendrían efectos negativos en el medio ambiente, 79,9 % no quieren este tipo de alimentos, y 94,6% consideran que tienen el derecho de elegir si quieren o no alimentos transgénicos.

Son los países menos desarrollados de la UE-los del sur de Europa[141]– y especialmente ahora los 10 nuevos países miembro los que presentan menos resistencia a los transgénicos. En los nuevos miembros, el público tiene menos información y el poder de las instituciones internacionales- el Banco Mundial- mucho más acentuado, por lo que la resistencia es mucho menor. Ello hace que las empresas –especialmente Monsanto y Pioneer HiBred International (ahora propiedad de Dupont) exploten la falta de regulaciones para promover el uso de cultivos genéticos. Asimismo, distribuidoras como Tesco y  Unilever, que enla UE a 15 tratan de asegurar a sus clientes que no se utilizan transgénicos en sus productos, no sienten que es necesario utilizar tales precauciones en el sur-este de Europa. Aunque curiosamente en varios de estos países las normas que afectan al uso de la ingeniería genética son más estrictas que las dela UE, se tienen serias dudas acerca de que la legislación se cumpla, debido a que la sensibilidad de la población por este tema es todavía muy débil.

Las grandes empresas son conscientes de las inquietudes y resistencias de las poblaciones frente a los productos de la ingeniería genética. Por ello, están permanentemente llevando a cabo sofisticadas campañas para contrarrestarla: ofrecen becas a los estudiantes de estas disciplinas, microcréditos a los campesinos en los países pobres, testimonios de científicos que proclaman las virtudes de la biotecnología para eliminar el hambre en el mundo, invitan a las ONGs a debatir con ellos las mismas, incluso han llegado a  pagar a dirigentes de movimientos sociales para manifestar su convicción acerca de las bondades de los transgénicos, además de utilizar las mas potentes empresas de relaciones públicas para sus campañas[142] (véanse los ejemplos citados II.2.1.) Además han organizado potentísimas asociaciones que ejercen de lobby a favor de la biotecnología en el mundo entero, como se muestra parcialmente en el  Recuadro 11

 Recuadro 11. Algunas de las asociaciones de biotecnología que ejercen de lobbies

Biotechnology Industrial Organisation (BIO): para 2002 agrupaba a más de mil compañias, instituciones académicas y centros públicos de biotecnología en los cincuenta estados de Estados Unidos y otros 33 países. Entre sus socios se encuentran las industrias más importantes de biotecnología del mundo,

Australia estableció tambiénla Australian BiotechnologyAssociation (AusBiotech, desde 2001).

Japón tiene su propia asociación, Japan Bioindustry Association.

EuropaBio se fundó en 1996 en Bruselas,

AfricaBio en Sudáfrica,

asi como All India Biotech Association en India, con más de 200 miembros y afiliada a BIO-USA, BioteCanada, en el Reino Unido,  en Argentina, etc.  (Información de Paul y Steinbrecher, 2003, Cap.3)

En la discusión sobre patentes enla OMC, la industria de la biotecnología dela OCDEestaba representada por el International Bioindustry Forum, que cuenta entre sus miembros todas las organizaciones mencionadas aquí. Algunas de estas organizaciones admiten como miembros también a empresas de producción de planteles.

Fuente :elaboración propia con materiales de Paul & Steinbrecher 2003 pp.58-70

En un sistema tan dependiente de los procesos biológicos y en las condiciones sociales en que se esta generando, la biotecnología moderna tiene, sin duda, el potencial de redefinir en gran parte la trayectoria del sistema alimentario global hacia un nuevo modelo de acumulación y regulación. Pero si bien parece inevitable que la biotecnología conduzca a una reestructuración en profundidad del sector agrario impulsada por las grandes empresas agrobiológicas, no todos los analistas coinciden respecto a la dirección que tomará la misma. Las opiniones están divididas tratando de determinar si la biotecnología llevará a un crecimiento evolutivo del sistema agro-alimentario, tal como lo conocemos, con una creciente subordinación de la agricultura a la industria y a su casi completa industrialización o bien conducirá a un cambio radical en las relaciones económicas, sociales y técnicas del sistema agro-alimentario[143]. Determinar el peso relativo de las distintas tendencias  de reestructuración es importante para poder evaluar el impacto de la biotecnología en la reestructuración del ámbito agrario.

Un primer escenario indica que ‘En términos generales, las biotecnologías que aumentan la intensidad del capital, las economías de escala y los rendimientos y reducen los riesgos ambientales es muy probable que aceleren las tendencias hacia la mayor concentración y la diferenciación social’ (Goodman, 1991, 57). Al disminuir el riesgo, las biotecnologías atenúan las barreras tecnológicas al aumento de escala y concentración de la producción  y permiten ampliar significativamente los bien establecidos movimientos hacia los sistemas productivos de producción continua y mayor escala. La naturaleza ya no parece ser un obstáculo hacia las empresas centralizadas que incorporan los últimos desarrollos en controles automáticos y organización industrial. ‘La ‘fabrica –granja alimentaria’ se convierte en realidad, con  la ‘granja’ meramente legitimando los productos alimentarios para su comercialización. [Estos] cambios irán acompañados  de la introducción de ‘refinerías agrarias’ polivalentes que se dedicaran al proceso o fraccionamiento -‘cracking’- primario de la biomasa  antes de transportar los productos intermedios pre-tratados a los empresarios de la industria alimentaria’ (Goodman citando a Rexen y Munck)

Asimismo, la economía de los productores agrarios independientes se limitara todavía mas a medida que las actividades de cultivo y ganaderas seleccionadas se integren directamente en las agro-industrias, reproduciendo la integración que se encuentra ya en los sectores avícolas y hortocultivos Este sistema puede incluso aumentar la existencia de agricultores  a tiempo parcial   convertidos cuasi exclusivamente en  gerentes de sus explotaciones o incluso rentistas, ya que  a medida que los sistemas de producción se integran en estructuras productivas  determinadas de forma creciente por constituyentes químicos genéricos,  hay mas posibilidades de producir con dedicación de trabajo muy reducido y con  contratos a largo plazo con ‘refinerías de biomasa’ y procesadores primarios. Estas innovaciones suponen la disminución del conocimiento de los agricultores ya que las semillas incorporan la tecnología y reemplazan la experiencia y juicio de la practica. Como tendencia general, la biología y la ingeniería genética se aplicaran a la producción para satisfacer las necesidades de las empresas procesadoras de alimentos y los cambios inducidos por esta en la demanda final. (Goodman, 1991)

Como, además, la biotecnología moderna es generada y controlada de forma creciente por las grandes empresas transnacionales que tratan de valorizar su producción, es asimismo más probable que contribuya a la concentración empresarial e intensificación de la producción en las líneas de este primer escenario que en otros escenarios alternativos. Es de temer que se reproduzcan bajo otras condiciones los mismos efectos negativos que produjola Revolución Verdede los años sesenta. Las preocupaciones por el aumento de la desigualdad y la equidad son muy relevantes, si bien existen autores que no dudan en señalar que ‘Los pobres no están en una posición como para demandar diversidad’ (y equidad, añadimos nosotros). (Trip 1997,24)

Sin embargo, aunque hasta mediados de los ochenta se consideraba que había muchas posibilidades de que se produjera la ‘industrialización’ agraria que Goodman señala, hacia mediados de los noventa se constata que: ‘veinte años después del descubrimiento del DNA, la difusión de la biotecnología en el sistema agro-alimentario es muy lenta, su impacto está restringido a áreas y sectores específicos y los productos agrarios comercializados son todavía muy pocos. Los cientistas sociales en general tienden a revisar la interpretación del ‘potencial revolucionario de la biotecnología’ en favor de análisis más realistas de su impacto a corto plazo’, (Bye y Fonté 1994, 242) concediendo más atención a los obstáculos y limites de la difusión de las biotecnologías[144]

Goodman reconoce también esta posibilidad  y cita a Buttel y Younberg para señalar que las innovaciones biotecnológicas pueden también desatar ciertas fuerzas compensatorias que llevarían en otra dirección: ‘existen distintas trayectorias plausibles de cambio estructural en la agricultura que pueden resultar de la aplicación de las nuevas técnicas de ingenieria genética y celular’ (Goodman citando a Buttle y Younberg, 57), mientras previene del peligro de incurrir en un determinismo tecnológico e ignorar el papel de las estrategias de clase que influyen en la direccion de la innovación y en equilibrar sus efectos, así como los procesos socio-políticos que influyen en las estructuras institucionales de acumulación en la agricultura.

 Aparece así un segundo tipo de escenarios posibles en los cuales la biotecnología, junto con las nuevas orientaciones de la intervención publica, y el peso de grupos políticos agrarios  puede permitir la continuidad de empresas familiares de producción agraria[145] y otras estructuras de producción no tan intensiva y concentrada. La preferencia de los consumidores por productos orgánicos, la reacción de las empresas procesadoras menores que recurrirán a nuevas formas para defenderse, la diversificación  de la producción para acceder a nichos de mercado específicos, etc. y otros movimientos hoy desconocidos, pueden alterar sustancialmente las previsiones del primer escenario.

Son Bye y Fonte (1994)  quienes con más ímpetu consideran más probable el segundo tipo de escenario. Aducen que aunque los aumentos de producción y standarización de productos tienden a la standarización e ‘industrialización’ de la producción agraria, los desajustes y discontinuidades entre las técnicas derivadas de las formas mecánicas y biológicas que se multiplican  en el actual modelo técnico de producción y la incertidumbre creciente de mercados y monedas pueden alterar esta situación. Consideran que junto con las nuevas funciones emergentes para la agricultura y el espacio rural y las nuevas políticas agrarias que se dirigen a objetivos más macroeconómicos, además de la creciente demanda de alimentos de calidad, tienden a aumentar la variabilidad e inestabilidad de los ajustes técnicos y conducen a la aparición de otro modelo con objetivos más complejos: gestión y reproducción de los recursos naturales (incluyendo excedentes de tierra agraria creados por la concentración de la producción en partes cada vez más restringidas del territorio), preservación de las comunidades rurales y protección de la salud, la calidad y el medio ambiente. Para estos autores frente al modelo de agricultura intensiva dominante, que denominan ‘de utilización de tierra y ahorro de mano de obra’, se abren nuevas posibilidades para innovaciones graduales y para las rupturas técnicas (especialmente la biotecnología). De hecho, consideran que la relativa flexibilidad y dimensión de las empresas de biotecnología les proporciona una vía como vehículos del cambio técnico, precisamente porque están en la mejor posición para unir tanto la producción en masa como la producción especializada. Por tanto, prevén un modelo distinto de desarrollo agrario que se expresará en formas de producción, técnicas y bases de conocimiento heterogéneos que integraran las nuevas limitaciones de precios y promoverán una mejor utilización de recursos naturales como agua, luz y calidad del suelo. A este modelo lo conceptúan como de ‘ahorro de tierra, uso de agua y luz’. La coexistencia de los dos modelos que, explicitan, ‘esta claro que evolucionan siguiendo distintas normas y objetivos y que ocupan distintas posiciones en los sistemas de innovación’. (Bye y Fonte, 1994, 251).

En mi opinión, no obstante, el poder de los grandes agentes que controlan la producción y la tecnología, y su interés básico en profundizar la homogeneidad productiva y la standarización del producto, son elementos más poderosos que los que aducen Bye y Fonté. De hecho, la experiencia de la última década parece indicar que la biotecnología conduce a una profundización del modelo productivista, intensivo y especializado. A menos que se produzca o bien una alarma ante la inseguridad sanitaria de los alimentos de enorme magnitud, que obligue a un cambio muy sustancial en el modelo, o, bien un cambio muy sustancial en la opinión pública y la composición de fuerzas sociales y su correspondiente traducción en el poder político, es difícil detectar los agentes activos que tengan fuerza suficiente para propulsar los otros modelos. Ninguna de estas dos posibilidades parece muy probable.  La continuidad del modelo actual de organización económica y de la política económica parece mucho más proclive a potenciar la profundización de una agricultura homogenizada e intensiva que a facilitar el desarrollo de un modelo del tipo que señalan Bye y Fonté. Por ello, aunque este segundo modelo conduciría a una agricultura mucho más humanizada y, nunca se puede negar cierto margen para la diversidad, considero que no es probable que éste se convierta en un sistema de producción que no sea marginal, y que si llegase a producirse la coexistencia de los dos modelos ésta se produciría, en todo caso, con el modelo de homogeneización como dominante, y las variantes más heterogéneas en condiciones de marginalidad y subordinación a aquel.

           II.5.3.2. La agricultura de precisión (‘precision farming’)

Esta faceta de la tecnología agraria ni es tan novedosa, ni tiene repercusiones tan amplias como la biotecnología y, probablemente  por ello, no ha recibido tanta atención en la bibliografía de los últimos años; supone, sin embargo, desarrollos importantes que merece la pena tratar. La atención dedicada a la biotecnología como un agente de transformación ha desviado, en los últimos años, la atención de los impresionantes cambios asociados a las tecnologías de computerización, información intensiva y de coordinación aplicadas a la agricultura. Además, ha orientado hacia ella las finanzas dedicadas a la investigación en la agricultura y, en consecuencia, muchos ámbitos de investigación que pudieran ser muy provechosos en plazos más cortos y ser aplicados de forma más descentralizada, y de mejora productiva, económica y medioambiental  se encuentran con muchas dificultades para su desarrollo o son ignorados[146]. Constituyen, sin embargo,  líneas de desarrollo tecnológico de gran interés que es posible  que  se implanten y expandan en el futuro, especialmente respecto al uso de la información y su impacto en los procesos de producción agraria. Su estudio, además, revela otras líneas de fuerza que se están desarrollando en el ámbito de la tecnología agraria, aunque fuera de la agricultura de precisión (AP), por lo que completa el análisis de aquella.  Por ello creemos que vale la pena mencionarla aquí, incluso aunque actualmente en la agricultura española prácticamente no sea todavía utilizada.

La agricultura de precisión- el uso en la producción agraria de datos geográficos referenciados digitalmente (Global Positionning System (GPS)/Sistemas Geograficos de Información (GIS)- es el ejemplo de la unión de las tecnologías de la información con la agricultura. GIS es un sistema computerizado de datos referenciados espacialmente por procedimientos muy sofisticados, para el apoyo a la dirección de la empresa agraria. Proporciona las características del terreno a modo de un mapa muy detallado que capta  toda la heterogeneidad del mismo con precisión y permite ajustar los cultivos a estas características. Se ha utilizado principalmente para conocer las características del terreno en relación con la gestión del abonado, control de plagas y del agua. Al conocer con precisión las variaciones de amplias extensiones de terreno de modo permite que la aplicación de simientes, abonos, insecticidas, agua, para cada ámbito sean los más adecuados y económicamente rentables. A través del GIS es posible asignar coordinadas geográficas a cualquier objeto o punto en un radio de cinco centímetros, aunque la precisión de las aplicaciones agrarias esta en el entorno de uno a tres metros. El entusiasmo por la agricultura de precisión surge por considerar que la capacidad del sistema para incorporar la heterogeneidad biofísica en la gestión de forma  más ajustada mejorará la eficiencia del uso de los inputs y con ella la minimización de residuos y la contaminación. En especial se espera que la agricultura de precisión al reducir el uso de fertilizantes y pesticidas protejan las estructuras ecológicas y la calidad del agua, suponiendo la  mejora ecológica de las prácticas agrarias.

La agricultura de precisión actualmente es, sin embargo, mucho más que esto, ya que en la agricultura moderna el manejo de la información a todos los niveles es crucial (las técnicas ‘just-in time- no son ajenas a la misma) y se pueden incluir otros muchos ámbitos de información en este sistema . En los sistemas de producción contemporáneos el éxito económico es también debido a la habilidad de comunicarse efectivamente con suministradores y compradores, es función de una red de empresas especializadas, de documentar la evolución de los productos a través de su ciclo vital, de gestionar el endeudamiento, de crear o aprovechar las oportunidades de mercados y maximizar los rendimientos del capital. El modelo de agricultura de precisión al que nos referimos aquí constituye una combinación de un conjunto considerable y creciente de componentes modulares. Constituye una ‘tecnología de coordinación’ que facilita los vínculos hacia delante y hacia atrás de los sistemas productivos. Este enfoque integra el análisis a múltiples niveles de organización  desde los elementos macroestructurales, nacionales e internacionales, hasta el nivel de comunidad, explotación y campo de cultivo, posibilitando el desvelar las relaciones complejas  de los sistemas sociales.

Los críticos dela APseñalan que a través de su  capacidad potencial de mitigar la polución química- debido al mejor ajuste de la aplicación de productos químicos-la APlegitima la agricultura basada en la química en una época de ambientalismo creciente,  y que desvía la atención de las externalidades negativas impuestas por la química dedicada a la agricultura con la promesa de que los inconvenientes medio ambientales del sistema actual pueden paliarse a través de la agricultura de precisión. Aspecto legitimador relevante  en una época en la que se asiste a un esfuerzo retórico de presentar los agronegocios como comprometidos en la reorientación ambiental de la agricultura, que, sin embargo, los críticos consideran no está  confirmado por su actuación. Según ellos,la APes perfectamente compatible con una agricultura productivista, químicamente dependiente, termodinámicamente ineficiente y ecológicamente destructiva, aunque se presente intentando racionalizarla  y legitimarla. ‘El efecto más significativo ecológicamente dela APes que su emergencia ayuda a preservar las estructuras sociales existentes y las pautas de distribución del poder económico y político al reforzar el papel de los fertilizantes basados en productos fósiles, los pesticidas sintéticos y otros inputs producidos industrialmente’ (Wolf and Wood, 1997, 187)

Es obvio que la APconstituye un sistema que requiere el concurso de altas tecnologías intensivas en conocimiento e inversiones de capital. Lo que en las condiciones socio-políticas actuales supone que son las grandes empresas de la información las que se convierten en los agentes proveedores de esta tecnología. Lo que refuerza la integración de la actividad agraria en un sistema coordinado y concentrado de empresas industriales, que producirán según la rentabilidad de la demanda y se manifiesta en la exigencia de patentes que faciliten la venta del producto o servicio[147], con todos los efectos que ya hemos señalado. Lo que supone la disminución del papel del estado en la producción y diseminación de información agraria y la privatización de la información. A medida que la AP avance y los conjuntos de información disponible en el ámbito privado sean mayores y mejores, la investigación pública y las instituciones de su expansión serán marginalizadas de forma creciente[148].

Esto implica que la APconstituya una mercancía, lo que supone que los datos y sistemas de apoyo de la misma puedan ser manejados como inputs en la producción. Se mercantilizan unos bienes y servicios, lo que significa que se trasladan del ámbito personal (agricultores o conocimientos basados en la comunidad) o del sector público (investigación pública, extensión agraria…) a un sistema basado en las transacciones del mercado. En el pasado la concepción de la información era la de un bien público, de libre acceso, que podía ser utilizado simultáneamente por todos los interesados en la misma. La AP, por el contrario, supone que la información es tratada como un input específico, con un coste de producción significativo, supone su privatización y su integración en el sistema industrial privado. La AP ha generado entusiasmo e inversiones en el sector privado porque permite la captación de beneficios económicos a los agronegocios, más que por las necesidades de la agricultura. Después de más de cien años de primacía del sector público, la financiación de la  investigación privada, excede ahora a la inversión pública en investigación. ‘De la misma forma que los animales de tiro han sido reemplazados por los tractores, la luz del sol por fuel sólido, el estiércol por fertilizantes químicos, y simientes nativas por simientes híbridas, la información agraria utilizada por los agricultores se empaqueta y vende ahora a los agricultores en forma de agricultura de precisión y sus servicios… El mantenimiento de la posición de dependencia de los agricultores en relación con los proveedores de inputs asegura una demanda constante e introduce una medida de predictibilidad en el consumo de los inputs mercantilizados’ (Wolf and Wood, 1997, 187)[149]La AP puede considerarse como una forma de ganar acceso a los agricultores y sus decisiones de compra en una época en que la competencia entre los productores de inputs se acrecienta sin cesar.

Aunque el concepto de mercantilización no es nuevo, y en este trabajo lo hemos utilizado repetidamente, lo que es a destacar es que en este caso lo que se comercializa implica la sustitución por capital del probablemente más importante input agrario, es decir el conocimiento y la experiencia de los agricultores. El conocimiento local permitía mantener un límite a la escala de la actividad agraria, si ahorala APproporciona un sustituto para aquel, se elimina un importante elemento en la estructura del poder económico y político de los agricultores y en los limites a la penetración del capital en la agricultura.

Esta organización emergente indica un cambio en las prácticas agrarias. Los que proporcionan la información y los inputs adecuados a la misma, están en posición de ejercer una gran influencia  en las decisiones del agricultor. Este sistema representa una forma nueva de reforzar los vínculos-desiguales- entre el agricultor y los agro-negocios, una penetración acelerada en la gerencia de la explotación del capital industrial y la transformación de las relaciones sociales de la producción agropecuaria.La APes un valioso conducto por el que se transfiere el control de la actividad en la explotación del agricultor a los agro-negocios ajenos a la misma. Estas empresas adquieren importancia creciente en la  organización social. ‘En palabras de un proveedor de inputs químicos de Illinois ‘estamos llegando al punto en el que el agricultor de esta área planta el producto y vuelve a cosecharlo. El resto lo hago yo’ (Wolf and Wood, 1997, 198)

Resumiendo: la agricultura de precisión no modifica la reorganización de la agricultura por el capital industrial que está teniendo lugar desde hace más de cincuenta años, sino que la intensifica. Sirve los intereses a corto plazo de los agronegocios porque proporciona ingresos de la venta de bienes y servicios. Facilita la mercantilización de la información , la reorganización de los procesos productivos y cambios en los centros de autoridad gerencial. La APsirve a los intereses de los agronegocios pues responde a las acusaciones de degradación ambiental, incrementa la dependencia de los agricultores de los proveedores y los compradores externos y facilita que los agronegocios se integren en las actividades productivas. A través de la mercantilización de la información  y lo que ello supone, la APs  disminuye la importancia de los agricultores y el sector público respecto a los agro-negocios. 

Los nuevos desarrollos tecnológicos, se consideren,  como se consideren no hacen más que reforzar las tendencias generales de una agricultura productivista, industrializada, privatizada, concentrada y crecientemente dominada por las grandes empresas agro-alimentarias. Lo que no deja de ser lógico, teniendo en cuenta donde se origina la misma y la correlación social de fuerzas en las sociedades actuales.

II.5.4. Los aspectos espaciales.

 

Al respecto se plantean dos cuestiones: el tema de la integridad territorial y el del desarrollo espacial. La agricultura está estrechamente asociada al espacio y, por tanto, es inseparable de su  vinculación al lugar y a una cultura, junto con la cuestión de soberanía. El ámbito rural (que hasta muy recientemente se igualaba al agrario pero que ya no constituyen tal unidad) se percibe como una de las bases de la esencia de los pueblos. Es probablemente por ello que, hasta ahora, los estados modernos han concedido una atención a la agricultura superior a la de otros sectores, o a la que le correspondería por aspectos estrictamente económicos. Con frecuencia la liberalización comercial agraria se percibe como una amenaza a la identidad popular y a la cultura tradicional y, también por ello, es resistida con más intensidad de lo que justificarían estrictamente sus elementos económicos. A causa de la identificación de la agricultura con el lugar y los pueblos, es profundamente simbólico, por ejemplo, el intento de legitimizar por muchos medios la integración mundial en  los mercados que supuso la inclusión de la agricultura en el GATT enla Ronda Uruguayde 1986 y su profundización y ampliación en la actual Organización Mundial de Comercio.

En un aspecto más concreto, la desaparición de muchas explotaciones y la intensificación productiva plantean otras cuestiones, como la concentración de la producción agraria en los territorios de altos rendimientos y el consiguiente abandono de los terrenos menos fértiles, lo que conduce a desequilibrios territoriales y a cambios en la gestión del espacio. Respecto a ésta, hasta hace muy pocos años, prácticamente la totalidad del esfuerzo de mantenimiento y gestión del territorio lo realizaba la población rural agraria, como subproducto de sus tareas productivas y su ocupación del territorio. Actualmente debido a que con frecuencia disminuyen las áreas de producción y se abandonan los terrenos baldíos, en los países centrales, la agricultura sola ya no cubre adecuadamente dicha función. Se están haciendo intentos para se mantenga una población rural basada en la agricultura – algunas medidas de política agraria, por ejemplo para las áreas desfavorecidas, se justifican en razón del mantenimiento de una población rural-, pero se acepta cada vez más que en su mayor parte la gestión del espacio estará desligada de la agricultura y, en muchos casos, de la tierra. Se pretende que sea el turismo rural la actividad que continúe manteniendo la vinculación con la tierra, pero las relaciones entre ésta y el agente económicamente activo pueden cambiar muy radicalmente su relación[150].

El tipo de gestión del territorio compatible con la agricultura y el mundo rural del siglo XXI y la política económica necesaria para asegurarla no es una cuestión baladí, a menos que las sociedades futuras opten por un territorio rural no gestionado en modo alguno. No obstante, dado que este trabajo se dedica  casi exclusivamente a considerar los aspectos productivos de la agricultura española, no trataremos estos aspectos en sí mismos, sino que los limitamos a este breve recordatorio.

 

 

II.5.5. Ecología y medio ambiente

 

La creciente importancia concedida a los aspectos ambientales y la ecología, preocupación social que se ha expandido en épocas relativamente recientes, principalmente pero no solo en los países centrales, constituye un elemento de incidencia contradictoria en el desarrollo agrario. Por una parte, la creciente preocupación medioambiental lleva a inquietarse mucho más por las prácticas productivas de una agricultura intensiva concentrada que deteriora la tierra y el agua. En consecuencia, el intento de mantener y mejorar el medio ambiente, conduce a medidas de apoyo de política agraria que potencian la extensificación y revierten en la recuperación de una agricultura más diversificada y el mantenimiento de una sociedad rural con actividades más amplias. Incluso las actividades de mejora ambiental pueden constituir un medio, siquiera modesto, de mantenimiento del ámbito rural. Pero, por otra parte, la gran agricultura intensiva genera unos problemas ambientales de tal magnitud que es difícil que sus nocivos efectos puedan ser compensados por las políticas medioambientales. Al igual que hemos señalado al final del apartado en biotecnología, las opiniones son también aquí discrepantes acerca de cual será el efecto neto de ambas líneas de desarrollo. Buttel (1992) ha descrito el proceso de incorporar consideraciones verdes en las políticas económicas y sociales del estado como ‘ambientalización’ y considera que esta ambientalización tiene la capacidad de desafiar las bases de las tecnologías y los modelos productivistas. Otros autores (Lawrence G. & Frank V., 1994) son menos optimistas dada la escala de producción agropecuaria y la consiguiente contaminación ambiental, que algunos califican como ‘producir para destruir’. Por ejemplo, se sabe que los deshechos de una explotación de 40.000 cabezas de ganado son equivalentes a los producidos por una ciudad de 500.000 habitantes. Además, a medida que las regulaciones ambientales son más estrictas en los países centrales, la respuesta de los grandes productores parece residir en exportar las líneas de producción destructivas del ambiente a la periferia y la semiperiferia, que las acepta por su necesidad de generar divisas. El efecto neto es empeorar las condiciones de vida de la semiperiferia y aumentar su dependencia sin disminuir el volumen total del deterioro ambiental. Aunque las Cumbres internacionales  sobre la protección ambiental se suceden sin cesar, y la sensibilidad por el tema de las poblaciones del mundo entero parece aumentar muy rápidamente, los poderes fácticos del mundo no parecen responder activamente a tanta inquietud (1999, A. Gore, entonces vicepresidente de Estados Unidos, considerado un ecologista, señalaba en una de las Cumbres internacionales  que su país no se podía permitir el limitar las emisiones de bióxido de carbono a su industria por debajo de los limites ya establecidos; no es preciso casi señalar que el presidente Bush -hijo- rechazó suscribir siquiera el protocolo de Tokio y que la sensibilidad dela  Administraciónestadounidense actual es nula, o casi se pudiera decir que negativa, respecto a las exigencias ambientales, como bien lo han demostrado enla Cumbrede Johanesburgo en el verano de 2002 y en la de Montreal de noviembre de 2005. Ya hemos mencionado la  creciente respuesta ciudadana a estos temas, es posible que de su resolución y activismo dependa la  orientación que estos aspectos tomen en el futuro.

La importancia de las consideraciones ecológicas lleva a algunos autores a plantear incluso un esquema diferente de análisis (Goodman 1999). Esta línea de pensamiento considera que la dicotomía naturaleza/sociedad en que se han basado todos los trabajos agro-alimentarios hasta la fecha no es válida y que es necesario endogeneizar, interiorizar la naturaleza en el análisis (incluso la sociedad es parte de la naturaleza, argumentan). Juzgan que, para entender la evolución de la agricultura moderna, lo que es necesario estudiar en la actualidad es la ‘reorganización de la naturaleza’ no meramente la de la sociedad: ‘Esta reciente orientación de la investigación estimula la atención a las cuestiones de cómo se crean y constituyen los ámbitos agro-alimentarios, cual es el papel del espacio y como los actores e instituciones se conectan entre sí espacialmente y en forma de redes. Ello conduce a una evaluación crítica del concepto de la regulación agro-alimentaria. Los recientes estudios agro-alimentarios muestran la regulación como un dominio de escalas múltiples organizado a través de intereses privados, públicos y comunales en distintos formas de contestación y cooperación… [que deben ser estudiados en forma de redes que interactuan entre sí].  Las redes difieren en dimensión, capacidad y poder, pero todas obedecen al principio común de la simetría, es decir, que son coproduciones de la naturaleza y la sociedad’ (Goodman, 1999, 23). Estos autores concluyen que la naturaleza tiene que ser integrada como un elemento principal en las relaciones entre los agentes activos y, ello les lleva  a recomendar la utilización de la metodología de análisis de ‘Redes de Agentes Sociales’ ( ‘Action Network Theory’) ya que en la misma no se establecen principios de causalidad sino redes de relaciones en las que todos los elementos se relacionan con todos los demás.

El enfoque de endogeneizar la naturaleza y el espacio en el estudio de la agricultura y de integrar las múltiples escalas de organización que se indican en la cita que acabamos de recoger, nos parece de gran interés pero no compartimos con ellos la visión de redes simétricas ya que las relaciones entre la naturaleza y la sociedad pueden tomar configuraciones muy diversas[151] y con frecuencia asimétricas dependiendo, precisamente, de las relaciones sociales vigentes que no son neutras respecto al uso de la naturaleza. El reconocimiento de la conveniencia de endogeneizar la naturaleza y el espacio en el estudio de la agricultura no implica necesariamente aceptar la metodología que a ellos les parece más adecuada. Son dos aspectos diferenciados. Por ello, a diferencia de estos autores, no consideramos que ello requiere una sustitución de la metodología basada en la Economía Política sino que es complementaria y puede fácilmente ser absorbida en aquella como un elemento principal más a considerar. En I.3. ya señalábamos las limitaciones principales que encontramos en el enfoque del ‘Action Network Theory’. 

 

II.5.6. ¿El agotamiento del modelo?

A este estadio de este trabajo esperamos que sea obvio que la agricultura intensiva en la actualidad se enfrenta a muchos problemas de muy distinta índole. Desde el dominio que sobre ella ejerce la agro-industria alimentaria, la reducción de sus márgenes económicos, la competencia mundial, el exceso de producción frente a la demanda potencial… hasta la tendencia a la desaparición de las explotaciones más pequeñas, la inquietud surgida respecto a la sanidad y calidad de los alimentos, los problemas ecológicos y algunos otros. El modelo agrario de la posguerra europea que tuvo un éxito excepcional, lleva ya muchos años en cuestión.

Desde los primeros excedentes que aparecieron ya en los últimos sesenta, al aumento de estos y su coste durante las dos décadas siguientes y que, junto con las presiones de Estados Unidos a través de la Rondade Uruguay del GATT condujeron a las reformas de MacSharry de 1992, se planteaba ya la necesidad de una drástica reforma del modelo occidental (no es sólo el modelo europeo sino también el de Estados Unidos aunque el sistema de apoyo sea diferente). Además, en el ámbito internacional este modelo conduce a la tensión entre los grandes productores, al desequilibrio en la esfera internacional y la intensificación de las dificultades para la venta de los productos agrarios de los países pobres. Pero esta reforma se planteaba como una necesidad y racionalización  económica del proceso, en el sentido de que era costosa para los erarios públicos, que implicaba una asignación de recursos poco eficiente, incluso perversa y que generaba agravios en las relaciones internacionales.

Por el contrario, desde hace unos pocos años (1996 con la primera crisis de las vacas locas en el RU), la puesta en cuestión del modelo agrario aunque continúa desde la órbita económica, es reforzada desde el ámbito sanitario. Es decir, la agricultura intensiva europea produce mercancías que con demasiada frecuencia generan graves problemas de sanidad: vacas locas y dioxinas en los pollos, además de los menos intensos pero no menos serios problemas de contaminación de los productos vegetales con los herbicidas e insecticidas, la contaminación de las aguas y las tierras con los nitratos y el grave problema de la disposición de los residuos animales, más la preocupación suscitada por las consecuencias, en muchos casos todavía ignoradas, de la biotecnología y especialmente de los productos transgénicos. Este doble cuestionamiento- económico y sanitario- acentúa la inquietud por la evolución del sector.

Recuadro 12  .- Los problemas sanitarios de los sistemas agro-pecuarios del siglo XXI

La primera crisis de las vacas locas en el Reino Unido en 1996, los pollos belgas con dioxina, las importaciones de maíz y soja genéticamente modificadas, las harinas animales que provocan la segunda ola de las vacas locas que en 2000 afectan a España, Italia y Alemania… añadámosle la renovación de la fiebre aftosa[152] que partiendo del Reino Unido se extiende por el continente… Desde los últimos noventa se han producido algunos graves episodios de peligros sanitarios causados por alimentos producidos con el concurso de alta tecnología en condiciones nocivas para la salud. Conjuntamente han dado lugar a una amplia y grave preocupación en la opinión publica acerca de la falta de seguridad que existe en las técnicas avanzadas de producción animal y a un amplio debate acerca del posible agotamiento e inviabilidad de la producción ganadera intensiva, que, por extensión se plantea también hacia la producción agraria, aunque con menor intensidad. … Enla Unión Europea, y en menor medida en Estados Unidos, se asiste a una verdadera puesta en cuestión, tanto de las finalidades como de los medios de los sistemas agro-pecuarios.

Esta inquietud y debate se manifestó de forma muy acentuada durante parte de los años 2000 y 2001, donde realmente parecía que se ponía en cuestión todo el modelo intensivo de producción agro-alimentaria y  el consumo abundante de productos cárnicos, pero para 2002 la inquietud inmediata disminuyó y el consumo fue volviendo a sus cauces anteriores. No obstante, como resultado de todo este proceso, subsiste una inquietud latente y una aguda desconfianza hacia las modernas técnicas de producción, que puede observarse claramente en las actitudes ante los cultivos transgénicos, que puede dispararse ante cualquier nuevo episodio de alarma. Lo más importante de toda esta evolución ha sido que la población en general es cada vez más consciente de los graves riesgos sanitarios y ambientales de la agricultura intensiva.

 

Especialmente las graves preocupaciones acerca de la seguridad alimentaria que han surgido en los últimos años, en particular  a causa de la crisis de las vacas locas,  junto con la intranquilidad por el deterioro medioambiental que causa la agricultura moderna, están llevando a muchos estudiosos del tema agrario, a segmentos relevantes de la opinión pública e incluso a algunos dirigentes políticos,  a plantearse si el modelo actual de agricultura intensiva no ha llegado a un limite y si no es necesario enfrentar la necesidad de un cambio radical en el mismo que permita, en primer lugar, la producción de alimentos sanitariamente seguros y, además, avance en la dirección de evitar muchos problemas de otro tipo que confronta la moderna agricultura. Por una parte los relacionados con la contaminación que puede causar- residuos orgánicos, contaminación por nitratos y pesticidas, utilización y deterioro del agua-, y, por otro lado, los de naturaleza más económica y política, como las dificultades de sostener la viabilidad económica de las pequeñas explotaciones, el alto coste y la sesgada utilización de recursos económicos que la política agraria de subsidios y apoyos de los países ricos implica, además de los problemas que esta política causa en los mercados mundiales de productos agrarios, y en las posibilidades de vender productos agrarios de los países pobres. De aquí que se observa que cada vez más van surgiendo voces y estudios para analizar las posibilidades de una agricultura alternativa al modelo intensivo actual. El debate está en marcha, tanto en los países ricos como en los empobrecidos, siendo los ecologistas, grupos de consumidores y sectores de agricultores los agentes más activos en el mismo. Ello no supone que las poderosas fuerzas que están tras el presente modelo vayan a aceptar la modificación o transformación del mismo y reaccionan utilizando medios poderosos para que no se produzca un cambio sustancial. No obstante, a medida que las disfuncionalidades que el modelo actual genera aumenten y sean más graves es posible que se impongan cambios en el modelo actual. Las alternativas posibles son variadas y en III.3. ¿Hacia una nueva agricultura? resumiremos brevemente algunos de los planteamientos que se están haciendo al respecto.

II.6.  PANORÁMICA GENERAL

De cuanto antecede se desprende que el estudio de la agricultura tiene que entroncarse en la dinámica de los elementos que hemos revisado, en cómo tales elementos se articulan entre sí y con  las variables agrarias y en cómo todo ello la afecta  y determina. La agricultura en España  en la primera parte del próximo siglo será, por tanto, la resultante de una serie de fuerzas que conjuntamente la conforman de  forma especifica y en las que también ella interactúa. En el Grafico 1 se resumen los elementos que aquí se han señalado y que mencionamos a continuación.

                        Insertar Gráfico  4 y 5  en diskette 

 

El círculo que enmarca toda la pagina abarca el proceso general de acumulación del capitalismo en la actualidad, lo que hemos denominado internacionalización-globalización, causa y consecuencia de como todo este conjunto de fuerzas  interactúa y donde se basa la evolución de la economía mundial.  En la actualidad  las estrategias principales de este proceso de acumulación se desarrollan mediante los procesos de globalización  y regionalización de la economía mundial, siendo ambos complementarios entre sí. Los tres círculos grandes que se entrecruzan entre sí, pretenden describir el proceso de regionalización  de las tres grandes áreas del mundo desarrollado –Unión Europea,   Tratado de Libre Comercio, especialmente con la fuerza de Estados Unidos, y el ámbito (que no región en el sentido de las dos anteriores) que hegemoniza Japón (véase II.I.4)

Como parte significativa de esta dinámica general ha de prestarse cuidadosa atención a la conformación histórica de la agricultura actual. Su evolución en las etapas previas a la presente, las formas en que ha sido integrada en la economía y el conjunto de la sociedad, el papel que se le ha asignado, su  dimensión internacional y la división internacional del trabajo agrario  resultante, todos son elementos clave para poder situar la evolución actual del sector agrario en España en el contexto más amplio que la conforma y  entender su evolución actual (véase II.I)

Esa evolución se encuentra  atravesada en todas direcciones por empresas transnacionales, que operan en el ámbito mundial y son los principales agentes activos de toda esta dinámica, representandas en el Gráfico por líneas rectas. De ellas depende en gran parte la evolución de los distintos sistemas productivos y de consumo en los diferentes países y, por tanto, el sistema de producción agropecuario. Para entender que puede suceder en la agricultura hay que partir del análisis de las estrategias que se prevé seguirán las grandes empresas transnacionales en relación con el ámbito agro-alimentario. Dentro de las mismas, merecen especial consideración aquellas mas directamente relacionadas con el sistema alimentario, es decir, las diversas empresas agro-alimentarias y de distribución alimenticia, pero no exclusivamente ya que muchas otras empresas transnacionales, las financieras, por ejemplo, pueden también afectar fuertemente al marco en que se desarrolla el sector agrario e incluso directamente a su dinámica. (véase II.2)

Fruto de la dinámica de la economía mundial, de las estrategias de las empresas transnacionales, principalmente las comercializadoras de productos agrarios,  y de la  división internacional del trabajo agrario cabe destacar la relevancia de los mercados mundiales de productos agrarios ya que constituyen uno de los elementos de referencia –parcialmente causa y resultado-de las decisiones que se toman a nivel de sector y explotación. Las tres grandes potencias hegemónicas  conforman  principalmente los mercados agrarios mundiales- representados por el área rayada- , aunque en los mismos, aparecen también con mucha menor importancia  los países en desarrollo representados por la cuña que aparece en la parte inferior del Grafico. (véase II.5.1.)

Estrechamente vinculada a la actuación de las empresas agro-alimentarias nos encontramos con un elemento que, por su importancia en los procesos de producción actuales, requiere también una consideración específica. Nos referimos a la tecnología que, si siempre ha sido importante, con los avances en biotecnología se ha convertido en un elemento de gran significación para la evolución de la producción y comercialización agraria. (véase II.5.3)

Aunque con sistemas distintos, cada estado y cada región central, en su ámbito, constituyen  importantes agente de regulación y de intervención pública. En el caso dela Unión Europea,la Política AgrariaComunitaria es de  primordial interés. En las otras regiones, las políticas a nivel de país son más importantes, aunque debido a su gran potencia  económica y política, la política agraria de Estados Unidos incide fuertemente en el  acontecer de los mercados mundiales y la evolución de la agricultura en todo el mundo (véase II.4)

Hay que estudiar, por lo tanto, como los  sistemas de intervención afectan concretamente a esta agricultura, tanto los de las instituciones regionales, supra y subestatales, como los del estado y las relaciones entre ellos. En el caso de España, el dela Unión Europea, el gobierno central y la incidencia de las Comunidades Autónomas. Interpretando que los sistemas de intervención pública están estrechamente relacionados con las fuerzas económicas y sociales, en sus diversas expresiones y modos de organización (véase II.3 y II.4)

Todo este conglomerado de fuerzas, cada una de ellas dinámica en su propia esencia, se interrelacionan entre sí, alterando mutuamente las pautas de actuación de los demás agentes, en función del poder que unos representan sobre otros y  de las reacciones  respectivas a las presiones  que reciben de otros agentes. Es un proceso de gran alcance: ‘La reestructuración global que estamos experimentando, no es simplemente un tipo de ‘limpieza general’ inspirada en el pensamiento neoclásico, o una reafirmación del poder del norte sobre el sur, o un movimiento de la producción en masa a la producción flexible… Es, también, una reformulación de las relaciones políticas entre los estados, vía la integración global. Estas relaciones globales se imponen por las compañías transnacionales o las agencias multilaterales a través del mercado, con nuevos sistemas de regulación fundados en principios económicos abstractos más que en los compromisos sociales asociados con la nación-estado. Cómo evolucionarán estas relaciones y las reacciones frente a las mismas de los grupos de ciudadanos, productores, trabajadores y consumidores es una cuestión abierta. …Los sistemas agro-alimentarios jugaran un papel central en el cambio político que definirá esta era de transición.’ (McMichael, 1994, 295)

Enmarcadas en estos elementos se desarrollan las agriculturas en los territorios concretos. Es este sentido, todas estas fuerzas inciden en las empresas y/o explotaciones agrarias determinando en gran parte sus decisiones microeconómicas.  En ellas hay que considerar los distintos tipos de unidades de producción -empresas y explotaciones agrarias-, en las que se manifiestan las distintas clases sociales en formas más complejas y variadas que en otros ámbitos. Nuestra hipótesis de partida es que  en la etapa actual de la agricultura española, toda esta variada interconexión de agentes de distinto poder, orientada fundamentalmente a la búsqueda del beneficio y la acumulación a nivel mundial, cristaliza en unos sistemas agrarios de producción y consumo internacionalizados que constituyen el sistema alimentario global y que gradualmente van conformando la actividad agraria a nivel de sector, región, país y de empresa y explotación.

No obstante, la complejidad y diversidad  de la agricultura moderna hacen que la misma, dentro de unos elementos esenciales similares, se manifieste de formas muy diversas en sus distintos componentes. Los numerosos aspectos que confluyen  en las organizaciones concretas  de  cada rama de producción  llevan a pensar que estos procesos distaran mucho de ser  homogéneos. Al contrario,  un proceso de homogenización global –subsuncion de la agricultura a los intereses del capital- puede presentarse en formas especificas muy diversas dependiendo del producto de que se trate, y del marco espacial y temporal del mismo. Solo el estudio de casos concretos permitirá obtener la información sobre como se van articulando los diversos elementos mencionados.

En nuestro caso, nos proponemos intentar aplicar este marco metodológico para estudiar la evolución de la agricultura española en los últimos veinticinco años. Aunque las opciones para seleccionar las rutas de análisis son múltiples –por regiones productivas, por dimensiones económicas o físicas de las explotaciones, por niveles tecnológicos, etc, etc- y cada una tiene sus ventajas e inconvenientes, consideramos que una aproximación por ramas de producción es la que mas y mejor se ajusta a una metodología en la que uno de cuyos componentes básicos consiste en la consideración de los complejos, cadenas o itinerarios agroalimentarios que se articulan entre sí para producir un sistema alimentario. De aquí que en este estudio analizáremos grupos específicos de productos, cada uno de los cuales puede constituir un complejo agro-alimentario. Consideramos, además, que la diferencia entre los productos permitirá estudiar rutas de integración distintas, afrontar las posibilidades de articulación diferentes y, al mismo tiempo, al tratarse de la agricultura de un  solo país, y, por tanto, con condiciones generales y un marco institucional similar, puede proporcionar al estudio una unicidad  que facilite la percepción del conjunto.

Con este planteamiento pretendemos iniciar un proceso de investigación que, en un tiempo y espacio concreto, en un esquema, a la vez unificador  y múltiple, nos permita identificar lo mas claramente posible los componentes de esta compleja situación y su fuerza relativa respectiva, entender como se interrelacionan los distintos agentes  y como se produce esta compleja articulación.  Se pretende, también, como es lógico,  analizar cuales son los resultados de todo este sistema y, en última instancia, como la parte más importante del trabajo, estudiar como y para quien se distribuyen los beneficios y perjuicios del mismo.

La tarea es ambiciosa. Nos daríamos por contentos si por lo menos consiguiéramos ampliar el conocimiento que ya existe y proporcionar alguna luz adicional en todo este proceso. Ya que quisiéramos que este estudio, además del interés que pueda presentar para el conocimiento de la agricultura española, pudiera también ser útil aportando algunos elementos de avance teórico de la línea metodológica seleccionada.

AQUÍ SE ACABA TODALA PARTE II.

PARTE III.- ALGUNOS ASPECTOS DE LA PRODUCCIÓN AGRO-PECUARIA EN ESPAÑA AL  PRINCIPIO DEL SIGLO XXI[153]  

 

 

III.1. Una visión general

 

III.1.1. La importancia de la agricultura en la economía española[154]

 

Hace  ya muchos años que España no es un país eminentemente agrícola como en el pasado, pero su actividad agraria constituye  todavía una parte significativa, aunque minoritaria, de su actividad económica. En 2000 producía en torno al 3,2% del  PIB[155], empleando  el 5,8% de la población ocupada (1.041.000 personas), y suponía una aportación positiva a la balanza externa (el saldo positivo del comercio de productos alimentarios  con una tasa de cobertura superior a cien desde 1996, supera al de la balanza agraria no alimentaria que es crecientemente negativo). Por su parte, el conjunto de la actividad agroalimentaria de España producía en el año 2000 el 6,8% del PIB, proporcionando ocupación a casi un millón y medio de personas (10,6% de la población activa), originando el 14% de los intercambios totales de mercancías con el exterior (importaciones+exportaciones)(MAPA 2000, 47). El sector agroalimentario español   es importante dentro de la UE, siendo responsable del 11% del total de la de la Unión y ocupando el quinto lugar en importancia entre los países miembro de la UE a 15[156]. En 2000, España ocupaba el séptimo lugar entre los exportadores agrarios del mundo y las exportaciones agrarias constituían el 14,8% de las exportaciones totales del país, siendo el décimo país entre los importadores de productos agrarios que suponían el 11,1% de las importaciones totales del estado.

No es necesario abundar en el punto de que la existencia dela Unión Europeay la orientación de sus estrategias económicas es absolutamente crucial para el estudio de la agricultura y la economía españolas en la actualidad, ya que determina en alto grado las coordenadas en las que ha de situarse la dinámica del país y, por tanto, de su agricultura. Además, si se tiene en cuenta que la agricultura española esta cada vez mas integrada enla Unión Europea, tanto a través del comercio agrario – el 80% de las exportaciones agro-pecuarias de España van ala UEy de allí provienen el 50% de las importaciones- como por la presencia en el país  de empresas agro-alimentarias transnacionales de capitales de otros países europeos, como y especialmente por la importancia dela Política AgrariaComunitaria (PAC) en la evolución del sector agrario,   hay que concluir que para algunos productos, por ejemplo frutas y verduras, y aceites,  ya no es suficiente el contemplar el sistema alimentario español, sino que este forma un todo con la correspondiente  rama en Europa, constituyendo realmente un régimen agro-alimentario europeo, del que la  parte española no es mas que una porción.

 

Por ello, si bien cuantitativamente existen diferencias importantes,  las principales líneas de evolución de la agricultura española experimentan desarrollos similares a las de los demás países dela Unión Europeaen todos sus aspectos principales (respecto a la decreciente importancia de la agricultura como actividad económica, la relevancia  de la política agraria y la influencia de la agro-industria y las empresas distribuidoras en la misma, las tendencias de la tecnología y el empleo, la concentración de la dimensión económica de las explotaciones, etc. etc.), como no puede menos de suceder en agriculturas que están integradas en un mismo sistema de producción y consumo.

La importancia de la agricultura es decreciente en el tiempo respecto a su participación en la economía del país (PIB, Empleo y Comercio Exterior). Lo que es más significativo es que, desde fines de los ochenta hasta 1996 la Producción FinalAgraria (PFA) así como el Valor Añadido Bruto (VAB) a precios de mercado han experimentado oscilaciones bastante acentuadas, incluso disminuyendo  en valor en términos reales. Respecto a 1980=100, ambos valores  alcanzan un máximo en 1988 con un índice de 117, disminuyendo a partir de esta fecha hasta  un índice de 94,5 en 1995. Apartir de esta fecha los datos son contradictorios: según González Regidor (2002) la agricultura parece haberse recobrado después de 1996 alcanzando el 135,8 para 2000, mientras que según el MAPA el Valor Añadido, tanto Bruto como Neto,  en pesetas corrientes se mantiene prácticamente al mismo nivel o incluso está ligeramente por debajo (Anuario de Estadísticas Agrarias, Cuadro 33.20, p.65-69). Asimismo, los datos de evolución de la producción en volumen, para 1999-2000 (Gonzalez Regidor, 2001,138) presentan cifras negativas tanto en agricultura como en ganadería, excepto los cereales y el viñedo[157]. Al mismo tiempo va disminuyendo permanentemente  la capacidad del sector de absorber mano de obra (del 9,8% del empleo total en 1990 al 5,8% en 2000). Por tanto, no sólo es un sector en disminución en relación con el resto de la economía, sino que oscila  en su propia capacidad de generar productos y disminuye en su capacidad de generar  empleo. Por el contrario, el Valor Añadido Neto a coste de los factores crece en los veinte años de 1980-2000 en un 73%.

La productividad por UTA creció sustancialmente en la agricultura española desde los setenta hasta mediados de los noventa. Algunas fuentes[158] señalan que la productividad  se ha multiplicado por más de 3 entre 1980 y 2000 (índice para 2000: 327,9) o un 124% entre 1990 y 2000[159], pero  se observa  un declive a mediados de los noventa (1995 índice 98,7 para 1989-90=100) hasta 1998 y una muy ligera recuperación en los últimos noventa (índice 1999= 101,8) lo que podría constituir un indicador preocupante.[160] Se habrán de seguir los datos de Producción, Valor añadido y Productividad con atención, para constatar que la agricultura española no ha entrado en un periodo de disminución de su capacidad productiva. Mas todavía si se tiene en cuenta que los aumentos de productividad corresponden más a la fuerte disminución de la población empleada que al aumento de la producción total real.

 

Lógicamente, la renta agraria sin subvenciones se ha desarrollado en la misma dirección[161]: ‘Expresada en términos reales la evolución de la renta agraria en el periodo 1975-99 ha sido negativa (-17,8%) con evoluciones diferenciales en los distintos subperiodos considerados[162]’. No obstante, la renta agraria total por ocupado en el mismo periodo ha crecido considerablemente y por encima de la tasa de crecimiento de la de la UE, con un aumento en términos reales de 155,3% y una tasa anual acumulativa del 4% de incremento ‘Esta muy positiva evolución … se explica sobre todo por el radical descenso del número de dichos ocupados que se ha reducido a un tercio en el periodo, con una tasa media anual acumulativa del –4,6%’ (para 1975-99)[163]. Así como la aportación de las subvenciones de la política comunitaria a los sectores agrario y alimentario que en 2001 alcanzaron una cifra muy próxima al billón de pesetas (6.302 millones de euros) del Feoga-Garantía[164], a las que hay que añadir las del FEOGA-Orientación, además de las más limitadas subvenciones nacionales. Las subvenciones, que constituyen ya en torno al 50% del VABcf agrario[165], y un porcentaje considerablemente más elevado en las rentas de algunos productos específicos,  se han convertido en un elemento crucial para las rentas agrarias y de ellas va a depender en gran parte la dinámica de la agricultura y, en particular, la de la agricultura familiar(Véase III.2.2.)

 

Aunque España no es ya un país de exportaciones mayoritariamente agrarias como en el pasado, la orientación hacia el exterior aumenta en la agricultura española. Tanto las importaciones agroalimentarias como las exportaciones han aumentando en los últimos años. En especial las exportaciones agroalimentarias se han duplicado en los noventa respecto a la producción final agraria (pasan del 25,4% en 1991 al 49,8% en 2001) y la tasa de cobertura agraria pasa del 89,4 en 1991 a118,3 en 2001[166] . No obstante, tanto las exportaciones como las importaciones disminuyen en importancia relativa respecto a los flujos externos totales de la Balanza Pagos. El saldo total del comercio agroalimentario es ligeramente positivo debido especialmente al comercio agrario; el saldo del comercio agrario no alimentario es negativo[167]. Ya se ha señalado que casi el 80% de las exportaciones van a los países de la UE y más del 60% de las importaciones proviene de los mismos. No obstante, una parte considerable de las importaciones proviene de Estados Unidos  debido a la compra de soja para la alimentación animal y a los compromisos de compra de maíz de dicho país (aunque la producción interna sería actualmente suficiente para el autoabastecimiento).

 

 

III.1.2. Población y trabajo agrarios

 

 En cuanto a la población, es bien sabido que, como tendencia, la población rural y todavía más la población agraria, disminuye permanentemente  siendo  los más jóvenes los que abandonan el ámbito rural, y más especialmente las mujeres jóvenes. A medida que la agricultura absorbe menos trabajadores, muchos de ellos se ven obligados a emigrar. Aunque durante los primeros años de la crisis de los setenta pareció que disminuía el éxodo de la población joven, las recuperaciones y crisis desde los ochenta no frenaron el abandono del medio rural[168]. Actualmente, se puede observar una cierta revitalización de los pueblos más grandes, tanto porque en los mismos surgen nuevas oportunidades de empleo como porque en ellos se concentra la población de áreas de su entorno de menor entidad, y  van quedando en ellas  más jóvenes que en el reciente pasado, pero muy pocos  se dedican a la agricultura (son las excepciones que hace que algunas veces se hayan convertido en noticia)[169]. Y, de todos modos, a pesar de que en algunos lugares han aumentado las oportunidades de empleo para  los jóvenes, en conjunto  hay que enfrentarse al problema de que en las condiciones actuales de la producción agraria, segmentos de la población rural trabajadora no son necesarios para la producción- ni agraria ni en forma de trabajos externos o pluriactivos-  de la misma manera que en la población industrial y urbana. El fenómeno del paro afecta también a la población rural, si bien su manifestación puede tomar formas distintas[170]

 Ya se ha señalado que la agricultura española tiene una capacidad decreciente de absorción de mano de obra. Como en todos los países industrializados,  la población ocupada en la agricultura esta descendiendo desde los primeros sesenta del siglo XX, cuando absorbía más de la tercera parte de la población ocupada, pasando por un 20% todavía en los últimos setenta, hasta actualmente que absorbe solamente un 5,8% de la población activa. La disminución fue muy fuerte durante la década de los sesenta (la de la industrialización del país y la primera modernización agraria), pero continuó incluso en los años de crisis de la década de los setenta y ochenta, muy por encima de la disminución porcentual de los demás países europeos, y siguió en los noventa de forma que al comienzo del siglo XXI la agricultura española ocupa escasamente a un millón de trabajadores, poco más que el 5% de la población total ocupada en el país[171]. Pero, además, debido a la forma de computar el trabajo el millón de trabajadores estadísticamente ocupados en la agricultura no quiere decir que lo son a jornadas completas: ‘…según el Censo Agrario de 1999 es que casi un millón de explotaciones ocupan menos de 0,5 UTA, y, de ellas, el 75% no alcanzan 0,25 UTA y el 40% no llegan a 0,1 UTA. Estas explotaciones de pequeña dimensión laboral tienen un predominio del subempleo, externalizan trabajos o lo realizan personas que han alcanzado la edad de jubilación… Por otro lado, solamente algo más de 400.000 explotaciones tienen capacidad de ocupar 1 o más UTA, es decir, para dar empleo equivalente al de, al menos, una persona a tiempo completo’ (Libro Blanco, T.1, 133)

Aunque es casi un tópico referirse al envejecimiento de la población rural, no puede considerarse que implica necesariamente el envejecimiento de  la población activa agraria: en muchas familias son ya los hijos de los titulares quienes han tomado el relevo de la gestión de la explotación, independientemente de quien aparezca como su titular jurídico y conste en las estadísticas (que, además, como se verá conceden un gran sobrepeso a las explotaciones marginales). La gestión de las explotaciones agrarias actuales es demasiado tecnificada y compleja como para que puedan ejercerla personas con una formación más adecuada a épocas pasadas.  Aunque existen agricultores de edad avanzada, la mayor parte de la  agricultura productiva actual real esta regida por empresarios en edad activa, con gran motivación empresarial  y cada día con una mayor capacitación técnico-económica. Además, dado que el recurso a la mano de obra  asalariada es creciente -ver más abajo- la relevancia del envejecimiento de la población disminuye respecto a la realización del trabajo directo en la explotación, si bien no afecta a la gestión empresarial.

Cuantitativamente el sector absorbe cada día menos población, cualitativamente, la mano de obra agraria en España va experimentando el mismo tipo de evolución que se ha señalado en II.3.2. Algunos ejemplos que ilustran las tendencias que allí se señalan:

.  la creciente mercantilización de la mano de obra se pone claramente de manifiesto al observar que el trabajo asalariado que emplea la agricultura está creciendo sustancialmente y representa un porcentaje que multiplica por tres la población agraria asalariada de la media de UE[172]. La relación trabajo asalariado/trabajo familiar en 1987 era de 0,26, pasando a 0,41 en 1997. Además son las explotaciones demás de 40 UDE las que ocupan prácticamente casi la totalidad del trabajo asalariado.

. la intensificación del trabajo asalariado; la cual se muestra en múltiples ejemplos: las condiciones para el trabajo a destajo para la recolección de cítricos en el litoral valenciano, por citar un caso,  donde de exigir una recolección de33 a11 arrobas diarias, según la modalidad del trabajo en 1960, se ha pasado a exigir de56 a27 para las mismas categorías en 1989/90. Es decir en una modalidad casi se duplica la intensidad, en la otra se multiplica por más que por tres (Arnalte et al. 1990).

. la flexibilidad del trabajo asalariado se logra mediante la temporalidad, ya que en los noventa, dos tercios de asalariados agrarios tenían contratos de trabajo temporal, mientras que la flexibilidad del trabajo familiar se obtiene mediante la pluriactividad. En aquellas explotaciones que no absorben en su totalidad[173] el trabajo disponible, los diversos miembros de la familia agraria, con frecuencia incluido el titular, van dedicándose de forma creciente a actividades externas a la actividad agraria y a la explotación. Más abajo nos referimos también a la creciente relevancia del trabajo a contrata y a la externalización de algunas tareas. Por el contrario, el intercambio tradicional del servicio y ayuda mutua entre vecinos ha disminuido muy sustancialmente.

. merece la pena destacar la importancia que los trabajadores inmigrantes, en su mayoría temporales, y  cuyo número está aumentando sustancialmente, están teniendo en la agricultura española en los últimos años, sin cuya aportación laboral muchos empresarios agrarios consideran que no podrían continuar con los cultivos actuales. Los inmigrantes han pasado a constituir una parte esencial de la fuerza laboral de la agricultura de este país y de los habitantes de las áreas rurales, especialmente aquellas cuyos cultivos necesitan más mano de obra y de carácter muy intensivo, como las zonas hortofrutícolas de la costa del Mediterráneo  y las del  Sur del país.

. probablemente debido a la carencia de mano de obra autóctona, los empresarios agrarios se quejan repetidamente de que los trabajadores autóctonos, incluso los que están en paro, no quieren trabajar en la agricultura. Las causas de este rechazo del trabajo agrario merecería una investigación en profundidad, pues mientras superficialmente se asigna a la falta de voluntad de los trabajadores de asumir las tareas agrarias, habría también que analizar las condiciones de trabajo, de alojamiento mientras se encuentran en los campos, y, especialmente los salarios que se les ofrecen. La agricultura española parece que está adoptando rápidamente el modelo de relaciones laborales apoyado en inmigrantes de bajos salarios, similar al de otros países europeos y, especialmente, parecido a la agricultura californiana.

. El trabajo de las mujeres refleja una importante transformación: Por un lado, en diez años casi se ha duplicado el número de mujeres asalariadas en la agricultura (véase II.3.2), pero por otro, el trabajo de las esposas ha ido disminuyendo y cambiando carácter (se observa el paso del trabajo manual a la asunción de las  tareas administrativas en la explotación) mientras que el mayor carácter empresarial de las explotaciones produce la creciente diferenciación de las actividades de la explotación de las del hogar. Además, a medida que el nivel educativo de las familias agrarias ha aumentado algunas esposas de agricultores comienzan a ejercer fuera del hogar las  profesiones que tenían antes de su matrimonio.  No obstante el trabajo de las esposas todavía sigue siendo relevante especialmente en las explotaciones más pequeñas, de cría de ganado y si el habitat es disperso. Por el contrario, son muy pocas las mujeres solteras que trabajan en la agricultura familiar. Las mujeres solteras que viven en familias agrarias o son todavía estudiantes o, en menos casos, tienen su propia profesión. Un alto número de hijas de agricultores emigran a las ciudades. La composición y formas de vida de las familias agrarias se ha transformado en los últimos veinticinco años y merecería un detallado estudio.

. respecto a las posibilidades que ofrece la pluriactividad hay que tener en cuenta que éstas dependen del grado de desarrollo económico general del entorno. Es verdad que es posible ejercitar la imaginación y la iniciativa para buscar ingresos complementarios, pero si las áreas rurales se encuentran en un entorno  deprimido y de muy poca actividad que no sea agraria – como es muchas veces el caso- es muy difícil que existan oportunidades atractivas de elevar las rentas. Con frecuencia se ignora esta limitación cuando se hace referencia a la pluriactividad y sus oportunidades, de forma que parece que basta la voluntad de una persona de aumentar sus ingresos para lograrlo. La demanda de actividades adicionales tiene también que ser incluida en el análisis.

 

III.1.3. Composición de la producción

 

En el ámbito agropecuario español en torno al 40% del valor añadido bruto corresponde a los productos ganaderos y el restante 60% a las producciones vegetales (incluyendo alrededor de un 4% de productos forestales), con grandes variantes según las diversas regiones. España es uno de los países dela UEen los que la producción ganadera tiene menor importancia relativa, junto con Italia y Grecia cuyos porcentajes agrarios son todavía superiores,. En los Cuadros III.1.1. y III.1.2 se reseñan los porcentajes correspondientes a la producción final agraria de los distintos productos y según la orientación técnico económica de las explotaciones.

Cuadro III.1.1. Distribución de las explotaciones agrarias según Orientación técnico

económica. OTE, 2000

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuadro III.1.2. Importancia relativa de las producciones agropecuarias principales. 2000.

Valor Añadido Bruto

%

Producción Final Agraria

%

Superficies cultivadas

%

Agrarios

57,1

Producción Final Agraria

100

Frutas y Hortalizas

49,2

Frutas y hortalizas

7,4

Cereales (sin arroz)

20,5

Cereales

50,0

Aceite oliva

7,6

Olivar

17,6

Vino

5,8

Viñedo

9,0

Plantas Ind. Y forraj.

10,2

Granos oleaginosos

9,0

Otros

6,2

Ganaderos

42,2

Producción Final ganadera

100

Porcino

30,5

Bovino

18,6

Ovinos+caprinos

12,7

Aves

11,1

Otros animales

4,0

Leche

17,5

Huevos

5,3

Otros productos animales

0,6

Fuente: elaboración propia con datos de ‘La agricultura española, Datos y cifras 2002 pp.41 y 44.

 

OTE

Número de explotaciones

%

Cereales, Oleaginosas, Leguminosas

153.277

8,5

Cultivos agrícolas diversos

84.991

4,7

Horticultura

71.757

4,0

Viticultura

132.395

7,4

Frutales y cítricos

271.150

15,1

Olivar

327.108

18,3

Cultivos leñosos diversos

104.290

5,8

Bovinos leche

47.899

2,7

Bovinos carne y mixtos

65.368

3,6

Ovinos, caprinos y otros herbívoros

108.528

6,1

Granívoros

37.203

2,0

Policultivos

128.777

7,2

Ganadería mixta

48.174

2,7

Otros

77.171

4,3

Sin OTE

131.570

7,3

Total

1.789.658

99,8

III.1.4. Tecnología

 

 La agricultura española viene realizando un gran esfuerzo de modernización y adopción de la tecnología moderna desde hace muchos años. Desde mediados de la década de los cincuenta inició un proceso de modernización que no sólo no ha cesado, sino que se está manteniendo constantemente. La preparación para el ingreso enla UE impuso un nuevo esfuerzo modernizador y desde entonces, los avances de la tecnología y la necesidad de mantener la competitividad están forzando permanentemente un poderoso esfuerzo inversor. Esfuerzo que, además, ha de realizarse sin que aumente sustancialmente la capacidad de producción total debido a las orientaciones de la política comunitaria (véase II. 4.1.1).

 

Algunos pocos datos como indicadores de este esfuerzo: en los treinta años entre 1964 y 1994 el número de tractores se multiplicó por 6, pero lo que es más significativo, su potencia en caballos de vapor (CV) se multiplicó por 9, los CV de los motocultores se multiplicaron por 28, los CV de las cosechadoras de cereales por 11, el gasto en consumo de energía por 3,5 y el gasto en conservación de maquinaria por 3. Los índices de mecanización para el mismo periodo recogen también esta transformación al pasar los CV por100 ha. de superficie labrada de33 a253, por ocupado de1,3 a50,7 y por unidad de producto final de24 a117. La agricultura española constituye un sector que esta realizando un gran esfuerzo de inversión y absorción de tecnología; probablemente constituye uno de los sectores donde el esfuerzo por integrar las nuevas tecnologías ha sido más fuerte en relación con su capacidad de producción.

La absorción de tecnología conlleva también un aumento de los consumos intermedios   en los que España presenta un incremento permanente. Mientras el reempleo del propio sector ha ido disminuyendo de 1962 a1990  del 60 al 29%, el uso de inputs industriales pasó de 25% al 57%[174]. Por ejemplo, el gasto en Piensos pasaba de 9,2% de la producción final al 20,0% en los primeros noventa. Desde 1980, en  términos de volumen,  se observa  un aumento desde 80 puntos sobre la media europea en 1980 hasta 112,1 para 1996, el índice más alto para los países de la Unión Europea con la excepción de Irlanda[175]. No obstante, los datos en términos de valores constantes no muestran idéntica evolución:  fueron  aumentando casi permanentemente hasta 1985 (índice 118,5 con 1989/90=100) para iniciar entonces un descenso paulatino alcanzando las cifras más bajas para 1993 y 1994, cuando inician de nuevo un tímido  ascenso (dato para 1996= 93,4). Es decir, son las variaciones en los precios de los consumos intermedios las que alteran el importe, pero la aplicación en volumen crece constantemente en este periodo. Por otra parte,  la relación entre el crecimiento de la producción y el de los consumos intermedios oscilaba entre el 95 y 105 % desde los años 80 hasta los 90 cuando inició una caída sustancial alcanzando el índice más bajo en 1995 con un índice de 83,1%  si bien ha mejorado hasta el 93,1% en 1996[176].

El esfuerzo de incorporación tecnológica parece ralentizarse significativamente desde los últimos ochenta: A partir de 1987 el número de maquinas compradas por año disminuye sustancialmente pero no así su potencia en CV, alcanzando el índice de mecanización el 292,8 para 2000, pero el gasto en energía se mantiene casi constante hasta el 2000 en términos de su proporción de la PFAy el de mantenimiento de la maquinaria aumenta en un 51%. Desde 1990 el gasto en Piensos inicia una disminución hasta 2000 cuando la proporción del gasto sobre PFA es sólo del 17%. En Fertilizantes el gasto que había aumentado de 3,6% al 5,6% entre los 30 años de 1964 a1994 se detiene  a partir de este año para mantenerse en torno a un 3,5% de la PFA[177].

Como es lógico, disminuye también el gasto en inputs intermedios. Desde 1990 hasta 2000 las tasas de crecimiento del gasto disminuyen habiendo aumentado sólo en un 7% a precios constantes entre 1990 y 1998 y entre 1999 y 2000 el volumen de consumos intermedios disminuye en un 2,2% si bien aumenta en valor (2,9%) debido al aumento de precios[178].  Parece deducirse que tras un fuerte esfuerzo de absorción tecnológica el crecimiento en esta dirección disminuye su ritmo, por lo menos en cuanto a inputs intermedios se refiere. La explicación para esta evolución puede ser múltiple: No sabemos si esta evolución es debido a que habiendo alcanzado niveles tecnológicos más adecuados no es necesaria tanta inversión  como en épocas anteriores, o si es la propia coyuntura de la agricultura, con su menor crecimiento de la PFA y las Rentas Agrarias las que frenan el impulso inversor, o incluso pudiera pensarse que las nuevas tecnologías residen más en el conocimiento que en el soporte material necesario para incorporarlas. Serán necesarias investigaciones futuras para averiguarlo.

 

Respecto a  la absorción de las tecnologías más recientes, especialmente la biotecnología, ya se ha señalado más arriba –véase II.5.3.1.- que las mismas, de forma más acentuada todavía que todas las anteriores, vienen impulsadas principalmente por las grandes empresas transnacionales suministradoras de inputs o compradoras del producto. Además, en el caso de la ingeniería genética, debido a los riesgos que puede presentar, depende acusadamente también de la mayor o menor autorización para su uso otorgada por las instituciones públicas. Frente al empeño de las agro-empresas de estimular el uso de simientes transgénicas en el mundo entero, ya hemos comentado en el apartado mencionado la legislación existente en la Unión Europea; queda por revisar brevemente cual es la situación legal respecto a las mismas en el estado español, que ilustraremos en relación con lo que sucede respecto al maíz, uno de los productos en que la incidencia de las semillas transgénicas es más acusado[179].

España es el único país de la UEque permite la liberalización de transgénicos a escala comercial. Desde 1998 se ha autorizado la siembra de una variedad de maíz Bt176 resistente a insectos[180], comercializada por Syngenta Seeds. Las variedades de Bt 176 están entre las primeras aprobadas en Estados Unidos en 1995 (en 2001 no se renovó la autorización) y es también el primer maíz modificado que se aprobó enla UE en 1997-en un proceso controvertido,como se ha explicado- para cultivo a escala comercial y utilización en alimentos y piensos. En 1999 el Consejo Europeo adoptó la moratoria sobre nuevas autorizaciones, que sigue todavía en pie –a pesar de que el Ministro Cañete hizo en 2003 un llamamiento para poner fin a la misma- , porque algunos estados miembros consideran que es urgente y necesaria una mejora sustancial de la legislación sobre Organismos Modificados Genéticamente (OMG).

No obstante, en febrero de 2003 el gobierno español dio un paso más en su política unilateral a favor de la OMG, autorizando cinco nuevas variedades de maíz transgénico, en una gran contradicción con el desarrollo del debate en el ámbito europeo. Además, España es uno de los pocos países que no quiso que se establecieran normas estrictas para los transgénicos: cuando en la UEse discutió la propuesta de la Comisiónsobre Directiva de Responsabilidad Ambiental, España y el Reino Unido fueron los únicos países que se opusieron a que los transgénicos autorizados fueran sometidos a leyes de responsabilidad ambiental europeas. Asimismo, España no sólo incumple la legislación europea en muchos aspectos, sobretodo respecto a la información pública sobre si los cultivos son o no transgénicos, sino que parece se inclinaba también porque se permitieran unos porcentajes más altos de utilización de las semillas transgénicas, lo que acelera su implantación y aumenta el riesgo de co-existencia  y contaminación de los cultivos no transgénicos. De hecho, como los transgénicos se han comercializado sin un etiquetado claro y distintivo y mezclando el grano transgénico con grano convencional, se ha evitado que el consumidor pueda elegir lo que compra.   En un estudio realizado por el Instituto Técnico de Gestión Agraria del Gobierno navarro en 1999 se observaba que el polen de las plantas de maíz transgénico había sido encontrado hasta a 500 metrosde distancia, mientras que en 2001 se hallaron determinadas cantidades de OMG en las cosechas de tres explotaciones ecológicas, dos de maíz y una de soja, en Navarra[181].

Por lo menos hasta 2003, las administración española no ha producido ningún informe sobre la conveniencia o no de adoptar los nuevos cultivos y las correspondientes nuevas semillas. La única información disponible sobre cultivos transgénicos desde 1998 corresponde a la que proporciona la propia industria  suministradora de estas semillas, que, como es lógico, afirman que los cultivos transgénicos ofrecen buenos resultados.

No hay datos oficiales sobre la extensión cultivada con estas semillas; oficiosamente se proporciona la cifra de cultivos entre 20.000 y25.000 ha., cifra relativamente reducida si se tiene en cuenta que en España se cultivan entre 430.000 y500.000 Ha. sólo de maíz (convencional y transgénico), pero es una cifra basada en las ventas de semillas declaradas por Syngenta, mientras que el Servicio de Información Extranjera del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, señala que en el año 2000 se cultivaron en España30.000 ha. de maíz Bt. De todos modos, es obvio que los problemas, si existen, no se reducen a las prácticas actuales sino a los desarrollos que señalan.

Aunque al aceptar el cultivo comercial en España de la variedad Compa CB se estableciera un plan de seguimiento para estos cultivos, la Administracióndelegó plenamente en la industria la responsabilidad del mismo; asimismo pospuso dos años la aprobación del llamado ´plan de prevención´ (difícil de ‘prevenir’ algo dos años después). De todos modos, tampoco importa demasiado el retraso pues la empresa comercializadora de las semillas (entonces Novartis) ni siquiera cumplió con estos requisitos tan laxos[182]. ‘Es un autentico escándalo que tras cinco años todavía no se haya hecho público el plan de seguimiento/prevención (la Administración curiosamente no distingue entre ambos conceptos), que todavía no estén disponibles los resultados de los estudios (si es que se han realizado) sobre un evento que ha sido abandonado incluso en Estados Unidos y sin embargo todavía se cultiva en España… la ausencia de información y de una evaluación oficial de los efectos de las variedades de maíz Bt pone en evidencia el absoluto desdén del Gobierno español hacia la preocupación social por el medio ambiente y la salud publica… En la mayoría de ocasiones… los miembros del Gobierno actúan como guardianes celosos de la imagen pública de la industria biotecnológica.’(Amigos dela Tierra, 2003, 18)

  Asimismo ‘La posición del gobierno español es de total connivencia con las multinacionales biotecnológicas, somos el único país europeo donde se está cultivando maíz transgénico, se está sembrando sin ningún control pues la semilla la puede comprar cualquiera, nadie ha explicado a los agricultores que deberían implantar refugios para retrasar la aparición de resistencias, nadie controla la utilización de los transgénicos en la cadena de alimentación y nadie informa al consumidor de qué alimentos contienen componentes transgénicos. La posición de las autoridades españolas es de auténtico desprecio hacia los agricultores que ven como las empresas de alimentación buscan mercados libres de transgénicos y hacia los consumidores que no pueden elegir lo que están comiendo. El gobierno español está favoreciendo los intereses de las empresas biotecnológicas cuando lo que debería hacer es proteger los intereses de los agricultores, defender la salud de los consumidores, cuidar del maltratado medio ambiente y escuchar el sentir de la opinión pública al respecto’ (Alvaro Campos, 2003,6).

No es necesario añadir mucho más para percibir la muy poco satisfactoria actitud de las autoridades respecto a los cultivos transgénicos, resultando España uno de los países más favorecedores de dichos cultivos sin tomar las precauciones mínimas que parecen necesarias, frente a la mayoría de países dela UEque están expresando fuertes reticencias y tomando precauciones ante la expansión de estos cultivos. No sabemos si el cambio de gobierno que ha tenido lugar en 2004 modificará la orientación respecto al establecimiento de las precauciones necesarias para los cultivos transgénicos, pero es muy de desear que así sea.

III.1.5. Financiación y endeudamiento

 

 La agricultura española no es un sector que históricamente ha experimentado fuertes dificultades de financiación. Por el contrario, en el periodo de industrialización de los sesenta, los capitales originados en la agricultura, movilizados por las instituciones financieras, financiaron una parte significativa del esfuerzo industrializador español (aunque esto pudo ser parcialmente a expensas de su propio desarrollo)[183] , y no es hasta los setenta, con el objetivo de integrarse en la agricultura intensiva actual,  que la agricultura española comienza a recurrir a la financiación externa. Todavía actualmente el grado de endeudamiento general del sector no es muy elevado, aunque las explotaciones familiares de tipo medio y ciertas ramas de producción  presentan cifras de endeudamiento considerables. No obstante, el ritmo de crecimiento de la financiación externa es muy rápido, lo que supone que en unos pocos años esta situación puede a cambiar sustancialmente.

Es a partir de los ochenta que la financiación externa comienza a ser significativa, creciendo muy rápidamente en los primeros noventa; en estos años la necesidad de financiación anual se hallaba muy próxima a la Renta Brutade Explotación para cada año –incluso la superó en 1992- , alcanzando el crédito total al sector en 1992 y 1993 una cifra ligeramente superior a los 2.000 millones de pesetas corrientes que suponían el 160 y  129% de la Renta Brutade Explotación de cada año. La disminución del crédito al sector en 1994 parecería señalar  que el techo de endeudamiento estaba próximo a ser alcanzado, pero la cifra de endeudamiento el año 2000 llegaba a 2.942 millones de pesetas[184]. Es posible que la evolución de los tipos de interés haya tenido una incidencia en este aumento: los intereses de capitales ajenos que pasaron de constituir el 0,9% del valor de la producción final en1964 a 4,6 en 1980, y 7,9% en 1993 (Abad y Naredo, 2002, 113)habrán disminuido con la caída de los tipos de interés, lo que ha permitido aumentar el endeudamiento disminuyendo el peso de la deuda: en 2000 el volumen del crédito era el 81,3% sobrela Renta Agraria  y sobre el VAB c.f. del 75,5%..

A pesar de esta rápida evolución las tasas de endeudamiento de la agricultura española no parecen haber entrado todavía en volúmenes peligrosos, y son inferiores a las de los demás países europeos. No obstante, su rápida progresión así como el coste del endeudamiento en relación con el margen neto del sector hace necesario tenerlas en cuenta. ‘Si añadiéramos al pago de intereses las cuotas de amortización de los prestamos nos encontraríamos  que habría que destinar al menos dos tercios del margen neto del sector al pago de las cargas financieras de intereses y amortizaciones. … En otras palabras, el endeudamiento del sector agrario parecía haber tocado techo a principios de los noventa ante la limitación de sus ingresos corrientes para hacer frente a las cargas financieras. Las reducciones recientes que han experimentado los tipos de interés amplían nuevamente las posibilidades de endeudamiento…’ (Abad y Naredo, 2002, 119)

III.1.6. Los precios

 

Los sistemas de apoyo a la agricultura hacen difícil referirse a los precios de mercado de los productos agrarios ya que se encuentran atravesados por formas complejas de apoyos que los falsifican. Según las estadísticas de la Unión Europealos precios de la producción final aumentaron muy sustancialmente en España con la integración en la Unión-1986-1990 – para caer fuertemente en 1992 e iniciar entonces  un ascenso que ha durado hasta 1996 (índice 123,6 para 1989/90=100). A partir de dicho año se inicia una caída de precios hasta 1999, cuando se reinicia una recuperación alcanzando precios ligeramente superiores a los de 1996, que continúan en ascenso debido a la situación de los mercados mundiales de precios agrarios. No obstante, aunque los precios agrarios están relativamente altos a principios del siglo XXI la tendencia más probable en términos generales es que estos tiendan a disminuir a plazo medio[185]. Respecto a  la denominada ‘relación real de intercambio’ es decir, la relación entre los precios percibidos- en términos de precios nominales de la producción final- y los precios nominales de los productos intermedios,  observándose una situación relativamente favorable (precios percibidos mayores a precios pagados) en el primer lustro de las noventa, para pasar a una situación de deterioro (precios percibidos menores a los pagados) desde 1996 hasta la actualidad.[186] Todos los indicios señalan que la evolución de la agricultura española no podrá apoyarse en la esperanza de un aumento sustancial de precios a recibir por los agricultores (ni en términos absolutos ni respecto a los precios pagados por los mismos).

 

 

III.2. – Una panorámica microeconómica

 

 

III.2.1. Las explotaciones

 Sin ninguna duda las explotaciones constituyen una de las variables cruciales en el desarrollo de la agricultura española, simultáneamente causa y consecuencia de su evolución: El último Censo Agrario es de 1999 y señala la existencia de 1.790.162 explotaciones con tierras. No obstante, es bien sabido que los Censos sobrevaloran en mucho el número de explotaciones, y la propia Encuesta de Estructuras Agrarias de 1997 (última Encuesta de estructuras disponible) indicaba ya como explotaciones existentes la cifra de 1.208.300 para dicho año. Incluso estas cifras siguen estando fuertemente sobrevaloradas y el número de explotaciones agrarias digna de ese nombre está muy considerablemente por debajo de esa cifra. Según el Libro Blanco dela Agricultura  que realiza una estimación combinando diversas fuentes ‘si el censo agrario de 1999 contabilizó un total de 1.720.578 explotaciones (con empresario persona física), la cifra de explotaciones de cierta dimensión y/o en las que el titular trabaja y vive principalmente de la agricultura  se limita hoy en España a unas 350.000 – 450.000. Las restantes explotaciones registradas por el Censo corresponden a unidades de pequeña dimensión (en gran parte de casos absolutamente marginales en tanto que unidades de producción agrarias) que están dirigidas en su gran mayoría por titulares que, o bien han alcanzado ya la edad de jubilación, o bien tienen su dedicación principal en otra actividad’ (Libro Blanco, Mapya, 2003, T.1,139)

 

Además, el número de explotaciones agrarias esta disminuyendo muy sustancialmente, tanto las mayoritariamente agrarias como las ganaderas. La comparación entre los Censos de 1989 y 1999 indica que el número total de explotaciones ha disminuido en torno a un  20 %, y segúnla Encuestade Estructuras, en diez años – 1987/1997- habían desaparecido  casi un tercio de las explotaciones existentes en 1987

Paralelamente se produce una intensa concentración en la dimensión de las explotaciones. Con cualquier tipo de indicadores se percibe una considerable concentración de las explotaciones[187], especialmente de las de mayor dimensión. Si se toma la superficie, tanto el Censo como la encuesta de Estructuras indican un aumento significativo  de la superficie media por explotación durante los años noventa, y lo mismo si se observa el VAB medio cf. Asimismo, desde el Censo de 1982 se observa  un aumento de la superficie de las explotaciones mayores[188] En 1989 –el 62,4% de la superficie agraria estaba ocupada por explotaciones de dimensión superior a las 100 Ha. frente al  59% de 1972[189]. En 1999 las explotaciones mayores de 50 Ha. que constituyen sólo el 6,0% del total de explotaciones (100.000 en cifras absolutas) ocupaban el 67,8% de la SAU, y las de superficie superior a las 100 ha. (2,9% en número) gestionan el 54,1% de la SAU. Por otra parte, los estratos de 10-50 Ha. representan sólo el 15,5% de las explotaciones y ocupan el 21,0 % de la SAU[190]. Si como indicador más significativo se toma la dimensión económica de las explotaciones el Cuadro III.2.1.nos permite observar la fuerte concentración experimentada:

Cuadro III.2.1. Evolución del margen bruto en relación con la dimensión en UDEs

                              

Nº. Explotaciones (%)

Margen bruto (%)

Dimensión en UDE

1987

1989

1997

1999

1987

1989

1997

1999

< 6

79,1

83,3

64,6

70,3

26,5

25,9

13,3

12,7

6-16

14,7

11,6

19,7

16,5

26,7

25,6

18,4

17,4

16-40

4,7

3,7

10,9

9,1

21,6

20,4

25,2

23,9

40-100

1,1

1,0

3,7

3,2

12,6

12,9

20,6

20,1

>100

0,3

0,3

1,1

1,1

12,5

15,1

22,6

25,9

Fuente: Elaboración propia con datos de Anuario de Estadística Agroalimentaria 2001, p.62                                                                                                                                                      y Gz. Regidor 2002 Cuadro 6.2. 238

Lo que es todavía más significativo es que la disminución no es uniforme por estratos de dimensión: son las explotaciones más pequeñas las que desaparecen (aunque se computen en el Censo) mientras que aumentan poco las medianas y, sobre todo, crece el número de las más grandes, al mismo tiempo que disminuye el total muy considerablemente en números absoluto: las explotaciones entre 16 y 40 UDEs aumentan en un 92% y las superiores a 40 UDEs en un 170%. Podrían añadirse otros mucho indicadores en el mismo sentido, pero no parecen necesarios.

Respecto a las explotaciones ganaderas el Cuadro III.2.2. refleja bien la disminución de su número y la concentración simultanea que experimentan:

Cuadro III.2.2. Evolución de las explotaciones ganaderas (miles de explotaciones con cada tipo de ganado).

Tipo explotación

1987

1993

1997

Variación 1987-97(%)

España

UE-12

Bovinos

Nº. explot.

428,8

243,3

202,7

-52,7

-41,3

Animales

UG/explot.

9,6

14,8

20,2

110,4

61,4

Vacas lechs

Nº. explot

284,4

144,0

101,5

64,3

-54,3

Anims.

UG/Explot.

7,0

9,7

13,2

88,6

75,5

Ovino

Nº. Explot

161,0

120,4

102,8

-36,1

-26,2

Anims

Cabezas/Explot

123,6

157,4

191,3

54,8

50,5

Porcino

Nº. explot

466,3

235,4

139,0

-70,2

-54,5

Anims.

UG/Explot

7,4

14,8

26,3

255,4

135,8

Avicultura

Nº. Explot.

165,5

105,4

85,0

-48,6

-40,5

(pollos carne)

Miles cbs/Exp.

0,45

0,59

0,71

57,8

93,3

Fuente: Arnalte 2002, 398.

Los datos son suficientemente expresivos. No obstante, ni la magnitud de las desapariciones ni la expansión de la dimensión agraria se reflejan ni remotamente de forma adecuada en las estadísticas, como ya se ha señalado más arriba, ya que muchos titulares de explotaciones siguen manteniendo formalmente la titularidad de las mismas aunque no estén en activo. Asimismo, muchos de los arrendamientos que se producen no tienen una concreción formal sino que se realizan de palabra y no existe constancia de los mismos. Por tanto, tanto la disminución de las explotaciones, como la ampliación de su extensión son significativamente superiores de las que reflejan las estadísticas. Y todavía más significativa es la concentración de la dimensión económica de las explotaciones medida en términos de su margen bruto de explotación – en el Cuadro III.2.1 se presenta alguna información al respecto (obsérvese que las explotaciones de dimensión económica superior están agrupadas en una sola categoría, en la que sin duda, existen muy diferentes estratos económicos).

Dentro de las explotaciones como unidades productivas es necesario distinguir tipos distintos,  ya que  existen diferencias muy sustanciales en los sistemas de organización de las mismas que impiden caracterizarlas como entidades homogéneas.

. En cuanto a las relaciones sociales de producción, la agricultura familiar es la forma mayoritaria de organización. En ésta, la familia gestiona la explotación y le proporciona  la mayor parte de la fuerza de trabajo necesaria, aunque cada vez más esta agricultura familiar presenta características específicas de carácter empresarial, como el recurrir a la mano de obra asalariada a tiempo parcial o temporal, un gran volumen de inversión y la producción masiva[191];  en esta agricultura familiar es también significativa la agricultura a tiempo parcial o pluriactiva; y aunque todavía no está generalizada, la práctica de la externalización -subcontratación al exterior de la realización de determinadas tareas agrarias- es cada vez más utilizada.

El número de familias clasificadas como agrarias en los Censos de Población era de 345.000 en 1990 (frente a 644.000 en 1980) y representaban sólo  el 3% de todas las familias del país. En la clasificación de todas las familias españolas por la profesión del jefe de familia, era el grupo  menos numeroso, e incluso en éstas no todos los ingresos provienen de la agricultura[192]. No obstante, si se considera que en muchas familias la agricultura, aunque no constituya la profesión del jefe de familia, sí que proporciona ingresos a la misma, el número de ‘familias agrarias’ en sentido amplio es mayor. De hecho, si se utiliza una definición más amplia el número de familias se eleva hasta 459.000 [193].  Ambas cifras se aproximan mucho más a la estimación del número de explotaciones que realiza el Libro Blanco que a las que recopila el Censo Agrario o las Encuestas de Estructuras..

 

Junto a la agricultura familiar se encuentra de forma creciente la agricultura empresarial, en la que un empresario establece una unidad de producción agraria o ganadera, intensiva en capital, con recurso al trabajo asalariado y producción masiva. Generalmente de gran dimensión o, por lo menos, de dimensiones sustancialmente mayores de la media de las explotaciones familiares en su ámbito territorial[194]. Es una forma de organización que está aumentando sustancialmente en la agricultura  española y cuya importancia respecto a la producción es superior a la de la agricultura familiar[195].

Pueden encontrarse también, algunas explotaciones en régimen de ‘agricultura de grupo’ en el que varias explotaciones, que pueden ser familiares o empresariales, se unen para ejercer conjuntamente algunas o todas las tareas de la actividad agraria. Una categoría especial de estas estaría formada por las cooperativas de producción. En conjunto, sin embargo, en España, su número es limitado.[196]

Los Censos Agrarios recogen la categoría de explotaciones como persona física o jurídica, no en términos de explotación familiar o empresarial, no obstante creemos que la identificación entre las dos categorías es bastante próxima y la primera puede servir de indicador de la evolución de la segunda. En el Cuadro III.2.3. recogemos la evolución de las diversas categorías de explotaciones en los sucesivos censos:

Cuadro III.2.3. Explotaciones según titularidad jurídica

1982

1989

1999

Explotaciones

Superficie media Ha.

Explotaciones

Superficie Media Ha.

Explotaciones

Superficie media Ha.

%

%

%

Persona física

2.311.987

98,6

12,7

2.218.407

97,9

11,8

1.697.099

96,2

13,5

Sociedad

6.097

0,2

320,8

10.735

0,4

282,7

16.328

0,9

214,3

Entidad pública

13.457

0,5

756,2

15.901

0,7

683,5

14.603

0,8

726,6

Cooperativa

590

0,0

199,8

1.088

0,0

176,6

1.947

0,1

121,1

Otros

11.881

0,5

228,5

18.038

0,0

151,7

34.332

1,9

144,7

Total

2.344.012

99,7

2.264.168

99,5

1.764.309

99,9

Fuente: Elaboración propia con datos de los Censos Agrarios 1982,89,99 y Libro Blanco de Agricultura, 2003.

A pesar de que la enorme sobrevaloración del número de las explotaciones en los Censos hace casi fútil una aproximación numérica, incluso así permite percibir el significativo aumento de las Sociedades- aumentan en un 267% en 17 años y un 152 % en los últimos 10 años-  y la categoría ‘Otros’ – que aumentan 190% entre los dos censos- que conduce a pensar que la agricultura española está recurriendo a formas distintas y atípicas de organización jurídica. Si se observan los datos correspondientes a superficie absorbida – no recogidos aquí- las tendencias son las mismas, con las explotaciones empresariales que no sólo son mayores, sino que son las que más aumentan en dimensión.

El dominio numérico de la agricultura familiar,  y el dominio económico de la agricultura empresarial, no impide que empíricamente el abanico de sistemas de explotación sea variado. Se extiende desde la pequeña agricultura familiar, mayoritaria en las computadas en los Censos, de pequeña superficie, que existe en términos casi marginales, apoyada en ciertas subvenciones agrarias e incluso  en pensiones de jubilación, a las explotaciones económicamente poderosas, de carácter empresarial, con gran superficie disponible  y haciendo amplio uso de mano de obra asalariada, pasando por las explotaciones familiares fuertemente modernizadas y especializadas y de producción masiva. Empíricamente, la línea divisoria en esta tipología es difusa debido a que, como ya se ha señalado,  existen unidades de producción de características familiares en cuanto a gestión de la explotación y el recurso mayoritario a la mano de obra familiar, que, sin embargo, presentan cada día más ciertas características de las explotaciones empresariales- intensiva en capital, dimensión creciente y producción masiva especialmente-. No obstante, conceptualmente esta  tipificación básica ayuda a entender una gran parte de la dinámica de la agricultura actual.

Respecto al régimen de tenencia la forma predominante es la de la propiedad de la tierra, pero en las explotaciones más modernas, están también cobrando importancia creciente formas de arrendamiento formales e informales.

Con una definición algo diferente Gz. Regidor (2002) establece una clasificación de interés entre las explotaciones que el denomina comerciales (empresariales, en nuestra terminología) y territoriales (próximas a nuestras explotaciones familiares) que presentamos a continuación:

Gráfico 6. p. 259 de Gomez Benito 2.

 

III.2.2. Margenes brutos, subvenciones y renta agraria

El Valor Añadido Bruto a precios de mercado en pesetas constantes pasó de 100 en1980 a135,8 en 2000, mientras el Valor Añadido Neto a coste de los factores también en pesetas constantes evolucionaba de 100 en1980 a173,0 en 2000 (Gonzalez Regidor, 2002, 23). Las  tasas de crecimiento del Valor Añadido en la agricultura son modestas, frente a fuertes incrementos en la productividad por ocupado.

 

– Márgenes brutos: La relación entre la dimensión productiva y los márgenes brutos de explotación, como es lógico, es muy estrecha e ilustra bien las variantes de la agricultura española. En el Cuadro III.2.1. se observa que las explotaciones menores de 16 UDEs pasan de obtener en torno al 53% del margen bruto total a fines de los ochenta, a sólo el 30 % en 1999 y las de mayor dimensión, que pasan de ser el 1,3% de las explotaciones en los últimos ochenta a casi el 5% a fines de los noventa, pasan respecto al margen bruto del 28 al 46%. Es decir, a principios del Siglo XXI el 84% de explotaciones menores de 16 UDE proporcionaban menos de una tercera parte de los Márgenes Brutos, mientras que el 13,4% de las explotaciones de dimensión superior a este nivel son las que obtienen  los otros dos tercios de los márgenes brutos totales de la agricultura española[197]

Asimismo, para los años 1996 a1998, con datos de la Redcontable RICA que abarca a 519.000 explotaciones clasificadas según su dimensión económica (UDE) resulta que el valor añadido neto por unidad de trabajo  va ascendiendo según la dimensión económica de la explotación,  desde alrededor de 12 para las explotaciones muy pequeñas, hasta un entorno de 34 a39 para las muy grandes. El abanico de diferencias en resultados se amplia fuertemente cuando lo que se compara son los ingresos del titular de la explotación y su familia por UTA (en torno a 12 también para los más pequeños hasta 43 y 150 para las dos categorías superiores). La magnitud de estas diferencias señalan con claridad las dificultades de sobrevivencia que pueden experimentar las explotaciones más pequeñas y apunta hacia continuidad de la concentración de las explotaciones como una muy probable característica de la dinámica agraria en el futuro[198].

Del mismo modo, hay que mencionar aquí un aspecto especial[199] del  impacto de la política agraria en la dimensión empresarial. La política agraria actual conduce a los agricultores a tener que aumentar la productividad sin aumentar la producción total, lo que puede conducir a la concentración de la producción por la vía siguiente: normalmente el agricultor individual cuando contempla una inversión lo hace relacionándolo con un aumento en su capacidad de producción. Aunque no conocemos estudios específicos al respecto, es bastante lógico pensar que a nivel microeconómico, el agricultor cuando decide invertir, mientras mejora su capacidad competitiva, en la mayoría de casos aumenta también la capacidad de producción  de su explotación (podría invertir para reducir costes exclusivamente pero no suele ser lo más habitual). Ya hemos visto más arriba que la productividad aumenta con la dimensión económica de la explotación por lo que es bastante probable que sean los agricultores con explotaciones más potentes quienes inviertan más,  tengan una mayor productividad y aumenten su producción absorbiendo así  las cuotas de un mercado total prácticamente fijado, mientras que se expulsa del mismo a aquellos agricultores con menores inversiones y productividad. 

Subvenciones: De todas formas, al referirse a márgenes brutos y otras variables que sirven de indicadores para la rentabilidad empresarial, hay que tener en cuenta que las rentas finales por la actividad agraria[200] dependen cada vez más de una complicada relación entre  dos aspectos: precios de mercado y rentabilidad de la producción, por una parte, y elementos de política económica (principalmente agraria, pero no exclusivamente) por la otra. Ya hemos señalado antes que las subvenciones recibidas superan el 27% de la renta agraria en 2000 y en los Cuadros III.2.4.y III.2.5. se observa con más detalle la gran  importancia de las subvenciones en las rentas totales de los agricultores españoles. En el Cuadro III.2.4.se presentan las subvenciones a la explotación, que no recogen todas las ayudas obtenidas- no se computan en las mismas las ayudas a inversiones, las transferencias corrientes a los organismos de regulación de mercados, las transferencias corrientes a las industrias transformadoras de productos agrarios, y la mayor parte de las ayudas al desarrollo rural[201]– pero, de todos modos, ‘las Ayudas a la producción y mercados agrarios’ concepto bastante próximo al de subvenciones a la explotación, suponían, según el MAPA, el 82,8% del total de subvenciones agrarias en 2000;  en el Cuadro III.2.5. hacemos una aproximación más amplia, aunque tampoco totalmente precisa.

Cuadro III.2.4.- Evolución de las subvenciones de explotación (a precios corrientes)*

Años

Millones Pesetas

Por persona ocupada

Por 100 ptas. PFA

1975(1)

2.885

1,0

0,4

1985(1)

24.648

14,2

0,9

1991(1)

188.469

151,8

5,5

1999(1)

738.200

792,4

16,8

1985

28.154

15,7

1,0

1986

20.455

12,8

0,7

1990

134.391

98,6

3,8

1995

698.352

690,5

18,2

2000

770.200

860,6

17,4

(1)     Medias trienales centradas en el año de referencia

Fuente: Libro Blanco, 2003, T.1, p.360 y elaboración propia.

Cuadro III.2.5. Evolución reciente de las ayudas y transferencias recibidas por el sector agrario (Miles de millones de ptas. corrientes).

1987

1990

1994

2000

1. FEOGA Garantía

128,7

309,0

700,3

965,5

2. FEOGA Orientación

17,7

19,0

24,1

n.d.

3. Subvenciones del Estado

33,9

53,3

74,9

n.d.

4. Subtotal 1+2+3

180,3

381,3

799,3

1.055,7

5. Transferencia neta SS agraria a favor agricts.

651,3

875,8

1.354,4

n.d.

6. Plan Empleo Rural

68,1

117,0

139,4

n.d.

7. Subsidio desempleo

70,5

89,5

105,4

n.d.

8. Subtotal 5+6+7

789,9

1.082,3

1.599,2

n.d.

9. Total 4+8

9.970,2

1.436,6

2.398,5

10. VAB agrario

1.702,4

2.073,8

1.945,9

2.438,1

11. Renta agraria (sin subvenciones)

1.577,8

1.775,5

1.764,5

2.813,8

9/10 x 100

557,0

70,6

123,3

43,0

9/11 x 100

61,5

82,4

135,9

37,3

5/4   x 100

361

284

200

5/(9-5)x 100

204

129

256

Fuente: el Cuadro corresponde a Gz. Regidor (2002, p. 118) excepto las dos  últimas filas y última columna que son de elaboración propia con datos del anuario de Estadística Agroalimentaria 2000. Estas filas y columna no son comparables al resto del cuadro, por ser sus datos de fuentes muy diversas y discrepantes. Se añaden aquí únicamente para ilustrar algunos comentarios.

Los datos permiten percibir con claridad la importancia de las ayudas externas al sector para los ingresos de los agricultores españoles (y lo mismo sucede en la mayoría de los países europeos): De la PFAalrededor del 17% corresponde a las subvenciones a la explotación, mientras que del valor añadido y la renta agraria, más de un tercio y casi la mitad corresponde a ayudas públicas externas al sector[202]. No se puede decir que la sociedad española no es solidaria con los problemas de su agro.

Estas ayudas, sin embargo, no se distribuyen equitativamente. Debido a que hasta 1992 las ayudas se recibían por la producción, y que posteriormente, las ayudas ‘desacopladas’ a las rentas siguen basándose en la dimensión de la explotación y la producción  pasada,  las explotaciones grandes  reciben una proporción mucho mayor de las mismas. Enla Parte II-véase Cuadro II.4.1.- se ha presentado la relación entre subvenciones y dimensión de la explotación enla UE, respecto a España sabemos que en 1997 :

–          ‘el 0,20% de los beneficiarios recibían el 75% de las ayudas

–          el 0,87 % de los beneficiarios se llevaban el 20% del presupuesto (61.600 millones)

–          127 beneficiarios obtenían en conjunto mas de 8.500 millones de ptas.

–          más del 5% de las solicitudes cobraban menos de 300.000 ptas.

–          Más del 80% de las solicitudes cobraban menos de 1.000.000 ptas.’[203]

Esta fuerte asimetría en la distribución de las ayudas agrarias refuerza sustancialmente la tendencia a la dualidad de las explotaciones agrarias. En el Recuadro 13 se recoge alguna información que si bien es anecdótica, ilustra bien la naturaleza de la injusticia y puede explicar la amargura de muchos pequeños agricultores.

Recuadro 13. Alguna información sobre la distribución de las ayudas agrarias

‘La agricultora europea más beneficiada es la reina Isabel II de Inglaterra. Así como suena¡ Los miles de hectáreas que se le suponen a la soberana británica son consideradas por el Fondo europeo de Garantía Agraria tan ayudables como media hectárea de un horticultor de Las Hurdes. La duquesa de Alba no le anda a la zaga. Recibio 400 millones de pesetas dela Unión Europea en 1995 como subvenciones para sus fincas andaluzas. Y Mario conde posee ‘Los Carrizos’ donde prepara la plantación de 150.000 olivos que merecerán una subvención de 100 millones de pesetas dela UE si la reforma dela OCM del aceite prima al árbol y no al producto, como pretende Bruselas…

Según datos confirmados dela Consejeríade Agricultura dela Juntade Andalucía, los Alba recibieron durante la penúltima campaña 204 millones de pesetas en concepto de subvenciones  por los cultivos en una de sus fincas (de2.8881 ha.) y 169 millones en otra de2.508 Ha. Los Alba acceden a estas subvenciones a través de las sociedades Euroexplotaciones Agrarias y Europtécnica Agraria…en Andalucía   la misma política ayudó también al rejoneador y ganadero Fermín Bohórquez con 101 millones de pesetas, o a José Mª. Dla Cámara, con 193 millones…

Y es que Europa es ciega. Al utilizar como baremo para conceder las ayudas el número de hectáreas o el número de cabezas de ganado, siempre beneficiará a los grandes propietarios. …Para otorgar las ayudas, Bruselas mide por el mismo rasero a un propietario de una Ha. que a otro de 10.000… En algunos cultivos, por ejemplo los denominados COP –cereales, oleaginosas y proteaginosas- el 50% de las ayudas van a parar a, solamente el 2% de las explotaciones… Un caso paradigmatico lo constituyen las ayudas a la superficie, vacuno, ovino y olivar en 1993. 10 explotaciones agroganaderas obtuvieron una subvención total de 800 millones de pesetas y 14.000  explotaciones sumaron unas ayudas de algo más de 500 millones.’ (J.C. Blanco, El Mundo, 23/3/97)

Según un análisis de Intermon-Oxfam  ‘siete familias de terratenientes perciben cada una más de un millón de euros anuales en subvenciones. Entre las siete suman tanto como lo que perciben conjuntamente las 12.700 explotaciones más pequeñas de España. (País, 18/3/2005)

Merece la pena destacar, además,  que, según la información del III.2.5.las ayudas que los agricultores españoles reciben dela Seguridad Social(subtotal 8) son considerablemente superiores a lo que reciben de la política agraria (subtotal 4) incluso para los años en que estamos bien adentrados enla Comunidad Europa.Y vale la pena mencionarlo porque frente a las amplias y, con frecuencia agrias, discusiones acerca de la política agraria, especialmente de la comunitaria, prácticamente no se hace referencia a la importancia de las ayudas que provienen dela Seguridad Social.Sin embargo, si las tendencias actuales a la unificación de regímenes dela SS, por no mencionar la privatización de los servicios sociales, se generalizan y consolidan, el sector agrario podría estar perdiendo ayudas mucho más importantes que la tan comentada política comunitaria. Muy posiblemente son las explotaciones pequeñas las que reciben este tipo de ayudas- pensiones de jubilación principalmente- por lo que serán estas las que sufran más los cambios en los sistemas de SS.

 Las subvenciones suponen una importancia creciente en los ingresos de los agricultores así como un mayor lugar  en las decisiones productivas – o de no producir- de la agricultura española. Es obvio que, aunque  para los productos más significativos de la producción agraria,  los apoyos que antes se recibían han pasado ahora a considerarse apoyos a las rentas, nominalmente desvinculados de la producción, la rentabilidad  última de ésta  depende de las ayudas obtenidas relacionadas con las mismas. Acabamos de señalar la importancia de las subvenciones productivas y sociales en las rentas que percibe el agricultor. De aquí que para éste, el sistema de subvenciones ha pasado a convertirse en uno de los más importantes elementos a tener en cuenta en su toma de decisiones. No sólo directamente los apoyos  vinculados con la explotación, sino también aquellos otros a los que pueda acceder por su territorio (ayudas medioambientales) o por su actividad no agraria (ayudas para el desarrollo rural) o por sus condiciones personales (Seguridad Social). Por tanto, como ya hemos señalado en el cuerpo general de este parte del trabajo el sistema de subvenciones y la política agraria que lo determina ha pasado ha constituir uno de las claves de las decisiones  del agricultor. Ello impulsa también un cambio sustancial en su búsqueda de información externa en la actividad empresarial, a veces  más dirigida a conocer las complejidades de las medidas para optar a subsidios que a las posibles mejoras tecnológicas para su producción y costes. Es conocido que hay agricultores reputados por su capacidad en manejar los sistemas de subvenciones para mejorar fuertemente sus ingresos, los llamados ‘recolectores de subvenciones’.

 

El cómputo de las subvenciones que recibe el sector agrario permite también entender que el consumo de los agricultores puede superar la renta bruta de sus explotaciones ‘Todo consiste en recordar que las rentas procedentes de la actividad agraria no constituyen más que una parte de los ingresos de los hogares de los agricultores a cuyo consumo nos estamos refiriendo, y que los flujos de rentas que llegan a dichos hogares procedentes del resto de la economía, ya sea a través de transferencias públicas o por medio de las rentas extraagrarias generadas por los agricultores a tiempo parcial , deben haber llegado a ser fundamentales para explicar la economía del mundo rural… [siendo]las transferencias recibidas por los agricultores en forma de pensiones las que han adquirido una relevancia extraordinaria’ (Abad y Naredo, 2002, 117). Es decir, la agricultura española es una actividad subsidiada por un importe considerablemente superior a  su propia capacidad productiva[204].

Rentas agrarias: Por todo ello, la evaluación de las ‘rentas agrarias’ se ha convertido en un difícil ejercicio contable y, según como sean computadas, de escasa relevancia para entender que sucede en la producción agraria. Dificultad creciente, además, a medida quela PAC reformada hace que los ingresos compensatorios, relacionados cada vez más indirectamente –desacoplados- con la producción, aumenten. Es el conjunto de ambos elementos, precios y subvenciones, los que determinan lo que el agricultor puede obtener por su ‘actividad’ (a veces inactividad) agraria y los que sirven de base para las decisiones de los agricultores. Hay que tener en cuenta, además, que en muchas explotaciones familiares los ingresos agrarios se completan con los que provienen de otras fuentes: Así, de los ingresos familiares en 1990 sólo el 55% correspondía a la actividad agraria independiente, con otros ingresos significativos como los salarios (16%), prestaciones sociales (9%) o ingresos de la propiedad (7%). Una década más tarde estas proporciones probablemente se han acentuado

 

El Cuadro III.2.1 proporciona información sobre la dimensión económica de las explotaciones. Aunque  no es lo mismo que la renta agraria,  puede proporcionar alguna indicación del nivel de las mismas. En el mismo se observa que, en 1999,  el 74,3% de las explotaciones tiene una dimensión económica inferior a las 16 UDE, equivalente a 19.200 euros o 3.194.611 pesetas[205]. Y este es el limite superior del intervalo, suponiendo todas ellas, únicamente el 32,1% de los márgenes brutos agrarios totales. Las de dimensión media –16-40 UDE (3.194.000 a 7.986.528 pesetas) que  suponen el 10% de explotaciones obtienen casi una cuarta parte del margen bruto, y sólo el 4,8% de explotaciones están por encima de ese nivel, pero obtienen el 46% del margen bruto total.

El  Libro Blanco dela Agricultura(2003), utilizando datos de los Censos y los procedentes dela Agencia Tributaria,la Seguridad Socialy de los perceptores de las ayudas dela PAC, ha elaborado una caracterización de las explotaciones agrarias según la renta unitaria del trabajo obtenida en la explotación (RUT), clasificando las explotaciones en cuatro grupos diferenciados:

____________________________________________________________________CCCuadro III.2.6. Clasificación de explotaciones según rentabilidad del trabajo en la explotación

                                                                       Número explotaciones

            Inviables  (RUT menor al SMI*)  ……………610.926

            Intermedias (SMI<RUT>0,75 RR)  ……….. 354.033

            Viables (0,75 RR <RUT<RR…………………. 143.939

            Eficientes (RUT>RR)…………………….. 549.602

______________________________________________________________________

SMI= 460,5 euros diarios cuando se realizó este cuadro

Fuente. Libro Blanco 2003, T.1, p.131

Señala, también, que la renta agraria por ocupado en términos reales  ha pasado de un índice de 100 en 1975 (¡) a un índice de 255,3 en 1999 (ob.cit.T.1,372), mientras que la publicación ‘La agricultura, la pesca y la alimentación en España2001’p.11 indica que pasa del índice 100 en1990 a158,5 en 2001 en pesetas constantes; incluso la cifra más alta,  teniendo en cuenta la fuerte disminución del número de ocupados, no ofrece un panorama demasiado alentador.

El propio  Libro Blanco, partiendo de aceptar que la cifra global de contribuyentes con ingresos agrarios superiores a 10.000 euros (1.663.860 pesetas) sea similar al número de explotaciones -de empresarios personas físicas- mayores de 8 UDE  señala:

Cuadro III.2.7. Nivel económico de las explotaciones y los agricultores. Censo 1999

Explotaciones con empresario Persona Física Contribuyentes que declaran IRPF rendimientos agrarios en estimación objetiva, año 2000.

Dimensión

Número

%

Dimensión

Número

%

<8 UDE

1.244.525

77,3

<10.000 euros (1.663.860ptas)

672.001

65,8

8-16 UDE

177.695

11,0

10-20.000 (3.327.720 ptas.  )

141.710

13,9

> 16 UDE

186.878

11,6

> 20.000 (3327720 ptas.)

206.681

20,2

Total

1.609.098

99,9

Total

1.020.392

99,9

Fuente:Libro Blanco 2003 T. 1 p.141 y elaboración propia

Para completar la información respecto al nivel económico de las explotaciones recogemos el Cuadro III.2.8. proporcionado también por el Libro Blanco (T.1. p.151):

Cuadro III.2.8. Contribuyentes que declaran rendimientos agrarios en estimación objetiva y perciben ayudas directas de la PAC. Porcentaje sobre el total de contribuyentes agrarios y las explotaciones del Censo Agrario de 1999.

Censo agrario 1999

Datos IRPF 2000

Dimensión Económica MBT (euros)

(1) Explotaciones

Ingresos agrarios contribuyentes declarados (2)

Contribuyentes

Perceptores ayudas PAC

%

<4.800

1.023.281

   <5.000

514.979

50,4

231.857

4.800-9.600

221.244

     5.000-10.000

157.022

15,4

76.314

9.600-19.600

177.695

10.000-20.000

141.710

13,9

71.170

19.200-72.000

164.984

20.000-80.000

183.014

17,9

90.917

>72.000

21.894

> 80.000

23.667

2,3

10.982

Total

1.609.098

1.020.392

99,9

481.240

Fuente: Libro Blanco, T. 1, p. 151  y elaboración propia.

Es decir que entre los que declaran ingresos agrarios, un 65,8 % están por debajo de los 10.000 euros (1.663.860 pesetas), un 14% entre esta cifra y 20.000 euros (3.327.720 pesetas), un 18 % por debajo de 13.300.000 pesetas[206] y sólo un 2,3% por encima de esta cantidad. Lo que, aun teniendo en cuenta la ocultación que puede existir en este tipo de datos, parece mostrar  que la mayor parte de los agricultores españoles se sitúan en los escalones de rentas medias y medias bajas[207]. Todos los datos parecen corroborar esta información.

No obstante, no se debe concluir que  todos los agricultores  españoles pertenecen a capas sociales  de bajos ingresos. Medido en unidades de poder de compra (SPA) la Renta AgrariaReal por Unidad de Trabajo Año (UTA), que es el indicador de rentas utilizado por las instituciones europeas, España alcanza en 2000, un 13,1% más que la media comunitaria, ocupando el séptimo lugar entre los quince estados miembros, mientras que a principios de los ochenta el mencionado indicador era para España un 13,4% inferior a la citada media EUR-15. En los últimos quince años, la capacidad de compra de bienes y servicios de la renta agraria generada por cada persona ocupada en la actividad se ha más que duplicado en España[208]. ‘Las familias agrarias españolas han visto aumentar sus ingresos desde 1980. En relación con la media del conjunto de familias parece que han mejorado ligeramente su situación; antes de 1987 las familias agrarias estaban cada año por debajo de la media nacional pero desde entonces se han aproximado a la cifra del conjunto de familias o lo han superado… ‘ ((Abad y Naredo, 2002, 117).).  La agricultura española ha ido experimentando un amplio proceso de transformación y creemos que actualmente los que verdaderamente pueden ser considerados agricultores, dejando de lado las ‘explotaciones’ marginales, corresponden más a la categoría económica de empresarios con prosperas  pequeñas o medias empresas que a grupos sociales más modestos. Después de todo, un negocio familiar que declara a la tributación en torno a los 13 millones de pesetas, no es tan limitado. A los que hay que añadir un porcentaje significativo de importantes empresarios de alta capacidad económica. Es uno de los ámbitos en que las diferencias económicas entre empresarios es muy acentuada.

 

III.2.3. Nuevas prácticas organizativas

 

 El creciente carácter empresarial de la agricultura española está impulsando nuevas prácticas organizativas en el interior de la misma respecto a la organización de la producción y la comercialización de los productos, entre las que merece la pena destacar:

 

.Más arriba hemos hecho referencia a la práctica de la pluriactividad -cuando el titular de la explotación o algún miembros de su familia dedicado a la misma, comparte esta dedicación con el trabajo a jornada total o parcial en otras actividades-, y a la práctica de la externalización de la agricultura- cuando se encarga a alguna persona o empresa ajenos a la explotación la realización de tareas específicas que corresponden a la explotación siendo pagadas exclusivamente en función de la realización de las tareas sin ninguna vinculación de carácter laboral. Actualmente la pluriactividad, un sistema de trabajo muy antiguo en el ámbito agrario, se ha vuelto a generalizar. Habitualmente esta práctica es más frecuente en los dos extremos del abanico de dimensión de explotaciones (las más pequeñas por necesidad de sobrevivencia económica de la familia y las más grandes y empresariales donde el propietario o gerente  se dedica a diversos negocios simultáneamente), pero cada vez son más las de tipo medio que combinan también actividades.

. La externalización –recurso a empresas de servicios agrarios para que realicen tareas específicas en la explotación mediante contrato-  está menos generalizada, pero su importancia esta aumentando, especialmente en tareas que requieren maquinaría muy especializada (grandes tractores, fumigación aérea, cosechadoras de productos específicos, etc). En España, muchas cooperativas han sido pioneras en el establecimiento de estos sistemas de trabajo para sus socios. Actualmente, este sistema  está evolucionando y los contratantes de tareas agrarias se han convertido en verdaderas empresas de servicios  y mano de obra. También, en algunos casos algunos agricultores se especializan para trabajar para otros hasta convertirse en ‘subcontratistas profesionales’ que se hacen cargo de la realización de trabajos diversos,  convirtiéndose en ‘gerencia de explotaciones y fincas’y otras figuras similares[209]. Este sistema puede llegar a suponer una transformación significativa en la propia concepción del oficio de agricultor.  Cada vez más agricultores recurren a este sistema, más todavía los de agricultura a tiempo parcial. Sin haber llegado a los niveles de Estados Unidos, donde se ha llegado a decir que ‘para ser agricultor sólo hace falta un despacho y un teléfono’,  también en España el recurso al trabajo exterior subcontratado presenta una tendencia creciente aunque es una modalidad todavía poco registrada estadísticamente

.A estas prácticas ha de añadirse otra que ha sido altamente significativa para la modernización de la ganadería española y que todavía sigue siendo importante como mecanismo por el que la industria alimentaria incide directamente en la producción. Nos referimos a la producción mediante contrato, por la cual el demandante del producto (futuro) contrata la producción del mismo con el empresario agrario, comprometiéndose aquel a pagar un precio específico y absorber la cantidad señalada en el contrato y el productor a seguir ciertas especificaciones en la producción. En 1997 este sistema era dominante en diversos productos (remolacha azucarera y tomates en conserva 100% de la producción, aves 90%, huevos 75% y carne de porcino 60%, así como guisantes 70%)[210]. En  cierto modo la producción con cuotas podría interpretarse como una situación en cierto modo afín pues si bien el productor no tiene la obligación de cubrir la cuota concedida está en su interés hacerlo.       

Teniendo en cuenta todos estos elementos y aunque el proceso no es estrictamente lineal, se puede resumir la evolución de las explotaciones señalando que, como en el resto de la agricultura de  los países centrales,  en España va conformándose una estructura de explotaciones agrarias crecientemente dual: una  minoría de explotaciones de carácter acentuadamente empresarial[211], de gran capacidad productiva y económica, pero poca  capacidad de absorción de mano de obra, que son responsables de la mayor parte de la producción y cuyo número está creciendo con bastante rapidez, por un lado,  junto con un amplio, aunque decreciente, número de explotaciones familiares con capacidad de producción bastante limitada, aunque creciente también, algunas operando en nichos específicos de mercado que les permiten una adecuada reproducción y otras con dificultades para obtener los ingresos suficientes para su reproducción económica. Añadamos a ellas un alto número de pequeñas explotaciones a todas luces marginales desde el punto de vista de la producción, si bien algunas pueden ser importantes desde el punto de vista de los ingresos que proporcionan a familias de ingresos muy modestos.

 

III.2.4. El sindicalismo agrario

 

Introducimos en este lugar la consideración del sindicalismo porque lo primero que hay que señalar respecto al mismo es que lo que se conoce como ‘sindicalismo agrario’  actual no se corresponde con el sindicalismo de  los trabajadores de la agricultura, sino con las reivindicaciones de los titulares de las explotaciones agrarias. La aproximación de una agricultura familiar a una de carácter más empresarial está teniendo una incidencia significativa en la naturaleza del sindicalismo agrario.

El sindicalismo agrario en España desde el franquismo ha experimentado una evolución que le ha aproximado a los sindicatos agrarios de carácter más corporativo del ámbito europeo.  Los sindicatos agrarios no oficiales en la última época franquista eran una compleja mezcla de lucha política y peticiones económicas, donde muchos agricultores se consideraban ‘trabajadores de la tierra’ y buscaban una retribución justa por su trabajo y sus medios productivos -de los que eran y son propietarios- a través principalmente de unos ‘precios justos’ para sus productos. Al mismo tiempo reivindicaban la democracia que les permitiría hacer legales sus reivindicaciones.

La democracia parlamentaria y la modernización de la agricultura han cambiado muy significativamente esta situación. La agricultura familiar tradicional se ha convertido en empresas agrarias familiares modernas y los sindicatos que fueron más polítizados se han ido concentrando en trabajar para potenciar los intereses de este tipo de explotaciones con un enfoque dominantemente empresarial  (los sindicatos regionales agrupados en la COAG, Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, y mas tarde con la competencia de la UPA, Unión de Pequeños Agricultores), mientras los agricultores mas ‘empresariales’ han creado después sus propios sindicatos para reflejar los intereses de las explotaciones de mayor poder económico (ASAJA, Asociación agraria-Jóvenes agricultores[212]). Pero en todos ellos sus peticiones se refieren predominantemente a aspectos empresariales como los apoyos a la reestructuración agraria, la racionalización o la mejora de la competitividad empresarial y, sobre todo, en como incidir para que los apoyos de la política agraria sean lo más favorables posible a sus intereses. La importancia de los subsidios agrarios comunitarios  para la agricultura actual lleva a que intentar obtener el máximo de los mismos se convierta en la actividad prioritaria de todos los sindicatos agrarios, que  son, sin duda, la fuerza social organizada más activa y luchadora por los intereses de los agricultores, cada uno en su correspondiente estrato económico.

A finales de los noventa se creo también en España la Plataforma Rural, movimiento de nuevo cuño que trata de integrar los esfuerzos de los agricultores, ecologistas, consumidores y otros grupos interesados en el desarrollo del mundo rural. Tuvo un comienzo muy activo e ilusionado, pero perdió impulso con bastante rapidez y ahora languidece sin gran actividad. Por otra parte, están surgiendo con fuerza movimientos cívicos que aúnan el carácter local y el internacional  y que participan de las nuevas filosofías correspondientes a los movimientos sociales emergentes a los que ya hemos hecho referencia en el apartado general sobre fuerzas sociales (II.4.2.).  En  España existen algunos grupos que pertenecen a organizaciones internacionales como Vía Campesina que se platean luchar contra el modo de producción intensivo e internacionalizado de producción agraria y que están activos en las redes de movimientos sociales internacionales. No obstante, no tienen una presencia específica destacada entre los titulares de las explotaciones agrarias.

 

 III.3 -El entorno que incide en el desarrollo de la agricultura

 

 

III.3.1.El consumo y la demanda

 

 La parte de sus ingresos que los españoles dedican al consumo agroalimentario ha seguido una trayectoria de disminución desde los años cincuenta, y especialmente en las dos últimas décadas, siendo del 19,25 % para 1998[213], porcentaje que se mantiene prácticamente constante en los últimos años, siendo superior a la de la mayoría de los países dela Unión. Aunque la dieta española  sigue básicamente encuadrada en el modelo de  ‘dieta mediterranea’  se están produciendo modificaciones de alcance, bajo el estimulo de la industria agroalimentaria  que van aproximando la dieta española al patrón alimentario de los países del Norte de Europa y Estados Unidos, especialmente en cuanto al incremento del consumo de productos  elaborados, congelados y preparados.

Aumenta constantemente el consumo alimentario fuera del hogar -el gasto en alimentación se distribuye entre hogares (72%), hostelería y restauración (26%) e instituciones (2%)-, y las compras se realizan de forma creciente en las grandes superficies: Los supermercados e hipermercados han  ganado muy rápidamente  cuota de mercado entre las preferencias de los consumidores para su suministro de productos alimentarios- en los últimos años los supermercados (dimensión media) han aumentado más que los hipermercados (gran dimensión)[214]-, pasando el comercio tradicional a representar el sistema minoritario de aprovisionamiento alimentario[215].

Pero el gasto en alimentación es ya un indicador muy indirecto y de poca relevancia para evaluar la demanda para la agricultura española, porque aquel  refleja de forma creciente el gasto en productos elaborados, en el que el componente agro-pecuario es reducido. Ya en 1995 de un 12,6% que suponía el Sector Agroalimentario en la economía española en términos de VAB, sólo el 3,2% correspondía al Sector Agrario, Silvícola y pesquero, un 4,3 % a la Industria Agroalimentariay un 5,1% a las Actividades de Distribución Alimentaria.[216]. Cada  vez más la agricultura produce materias primas para la industria agroalimentaria y otros usos intermedios en lugar de orientarse al consumo final directo. Desde los años sesenta, cuando la demanda final representaba el 48% de la producción, ha pasado a suponer sólo el 24% en 1990, mientras que la demanda intermedia ha pasado en el mismo periodo del 51 al 75%. Asimismo, el consumo de productos frescos en los hogares (en la restauración de otro tipo el porcentaje es todavía menor) ha pasado del 34% en 1964 al 22,3% en 1991 y el de alimentos procesados del 15,3% al 42% en el mismo periodo[217]. La producción de la  agricultura española es ya una producción de materias primas para la industria agroalimentaria más que una suministradora directa de alimentos.

Asimismo, la demanda de productos alimentarios también está experimentando en España la diferenciación de la demanda por clases sociales o niveles de renta a la que hemos hecho referencia en el III.3.1. A pesar de que la cultura alimentaria en España está  todavía menos diferenciada que en Estados Unidos o en los países más ricos de Europa, los grupos de ingresos medios y altos están cada día más dispuestos a pagar precios superiores por alimentos que consideran de mayor calidad, mientras que los grupos de ingresos más bajos se orientan más hacia productos standard, en los que se acentúa la competencia de precios y la presión de la publicidad

III.3.2. Las industrias agroalimentarias.

 

Las industrias agroalimentarias han experimentado una evolución que puede tildarse de espectacular en el periodo que abarca este libro. De una industria manufacturera tradicional, de dimensión pequeña o media, localizada próxima a los centros de producción de productos agrarios, ha evolucionado a una industria de mayor dimensión, mucho más concentrada, tecnológicamente avanzada y más próxima a los mercados de consumo que a los de los inputs[218]. Por el contrario, a diferencia de lo que supone en otros países comunitarios las cooperativas españolas son muy débiles en el ámbito de la primera transformación.

 

Cuadro III.3.1. Principales  empresas agroalimentarias en España.                     

Empresa

Lugar entre las agro-alimentarias

Entre todas las empresas

Carrefour (distribución)

8

Eroski (distribución)

15

Ebro agrícola (azucarera)

1

48

Nestle España (alimentación)

2

51

Danone (lácteos)

3

108

Cobega

4

109

Pepsico (bebidas)

5

123

Unilever (mantecas y grasas)

6

130

Mahou (cerveza)

7

131

Moyresa (aceites)

8

136

Domecq (bebidas)

9

139

Nutreco España

10

141

Fuente: Fomento, Julio 2000

 

Además, desde los años setenta el capital extranjero ha ido adquiriendo las empresas mayores y más avanzadas de cada rama, especialmente en el subsector de segunda transformación, como se puede reconocer en los nombres de las empresas del Cuadro III.3.1. El sector industrial alimentario ha venido absorbiendo en torno al 7% del total de la inversión extranjera realizada entre 1988 y 1993. Muy poca de esa inversión se ha dirigido a la agricultura, habiendo consistido mayoritariamente en la compra de empresas alimentarias que ya existían y en la instalación de nuevas superficies de distribución.

Cuadro III.3.2. Inversiones extranjeras en la agricultura y la industria alimentaria en España. Porcentajes de la inversión  total en cada subrama*.

1988

1989

1990

1991

1992

1996

1997

1998

Agricultura

1,1

4,4

0,9

0,5

0,9

0,62

0,52

0,47

Industria alimentación

8,6

7,6

4,0

5,1

6,9

4,23

7,41

5,37

Distribución

4,3

7,9

3,9

9,3

11,5

Industria tabaco

3,05

0,0

0,03

Total inversión  agroalimentaria

14,0

20,0

8,8

14,9

19,3

7,89

7,94

5,88

Total inversión extranjera

100

100

100

100

100

100

100

100

Fuente: — No disponibles. Hasta 1992, Massot, 1994; Rama y Calatrava 2002, para otros años en sociedades no cotizadas.. El Cuadro debe interpretarse por grandes ordenes de magnitud, pues por su distinta procedencia los datos para ambos conjuntos de datos no son homologables.

Actualmente se puede afirmar que la industria agroalimentaria que opera en España es básicamente de propiedad extranjera y filial de sus homónimas matrices[219] con un  grado de concentración  muy alto. Entre las cinco mayores empresas de distribución general  españolas, la mayor –El Corte Inglés-  tiene un departamento de alimentación, aunque no sea el más importante, otras tres tienen como una de sus actividades principales la distribución de alimentos –Eroski, Mercadona y Caprabo, y sólo una- Inditex- no participa en dicho sector.  ‘…menos del 1% del número total de empresas (50 primeras) acaparan el 26,4% del volumen de facturación, o bien el 3,9% (200 primeras) aglutina el 48,4% de la cuota de mercado…No obstante el grado de concentración de la IAA alcanzaría cotas significativamente más elevadas si lo calculasemos a escala subsectorial…’[220] Asimismo, como en el resto del mundo, el proceso de absorciones, adquisiciones y fusiones es intenso. Algunos ejemplos aunque la dinámica es tan rápida que antes de escribirse los casos quedan ya obsoletos: en 2000, en el azúcar, primero se fusionaron Ebro y Compañía Ebro Agrícolas para formar Azucarera Ebro Agrícolas, que finalmente, con la fusión con Sociedad General Azucarera pudo copar el 78% de la cuota de producción en España; Al mismo tiempo, también en 2000 Ebro absorbió a la láctea Puleva que en cinco años pasó de la suspensión de pagos a liderar el sector con una facturación de 100.000 millones de ptas, con una cuota de recogida de casi un millón de litros y que, a su vez, se había hecho con el control de . Lactaria, Leyma y Ram  frente a las pretensiones de la propia Junta de Galicia que prefería otros compradores, absorbiendo posteriormente a Leche El Castillo. De esta forma Ebro-Puleva pasa a constituir la primera empresa alimentaria española. Mientras Pascual que también forma parte de esta carrera sólo conseguía incorporar la empresa Buen Pastor… Son un interrogante los planes de Parmalat en Clesa, así como el futuro de otros grandes grupos como Central lechera Asturiana o Iparlat. En carne, los únicos movimientos de importancia corresponden a Campofrio, que compra Campocarne, en Madrid, Hijos de Andrés Molina en Jaen, Oscar Mayer en Valencia y Navidul en Toledo. En total un grupo con una facturación superior a los 225.000 millones de ptas. Bebidas, Aceites, Galletas… todas industrias alimentarias sometidas a un permanente proceso de concentración que hacen, sin duda, antiguos estos ejemplos. Seguro que desde 2000 la  composición de estos grupos y otros similares habrá cambiado muy sustancialmente para cuando el lector llegue a leer estas líneas. (Vidal Maté en El País, 21/7/2000)

Gráfico 7.  Sanz Cañada p. 158

El cambio ha sido todavía más acentuado en los sistemas de distribución,  donde en el periodo que estudiamos se ha pasado del fuerte predominio de la empresa distribuidora de alimentos de tipo tradicional, muy frecuentemente de carácter familiar, al dominio de esta actividad por grandes empresas de distribución, todas ellas, con una excepción (Eroski), vinculadas a las grandes empresas distribuidoras europeas, con una concentración todavía más avanzada que en el sector manufacturero, como lo muestra el Cuadro III.3.3.

Gráfico 8. Sanz Cañada p. 171

 

 

Cuadro III.3.3. Concentración de las ventas totales de los productos alimentarios.%

Tipo

1989

1995

1997

1999

Mayores 5  empresas

23

37

44

53

Mayores 10 empresas

29

47

55

64

Mayores 20 empresas

34

55

63

73

Fuente: Super Aral, Junio 2000

Precisamente el grado en que las empresas agroalimentarias (incluidas las distribuidoras)  inciden en la dinámica del sector agrario es uno de los elementos que tratan de estudiar los trabajos sectoriales contenidos en este libro.

 

 

III.3.3. Impacto de la política agraria

 

 En el apartado II.4.1.1.dela Introducción general se ha tratado ampliamente el tema de la incidencia de la política agraria comunitaria en el desarrollo agrario actual, y las líneas allí señaladas son aplicables al impacto dela PAC en la agricultura española. Además, en los capítulos sectoriales se tratará en detalle el impacto de la política agraria en cada rama de producción, por lo que en este apartado sólo nos queda mencionar que la política agraria es uno de los elementos que más ha condicionado la historia reciente de la agricultura española, dada  su integración enla Unión Europea. Tanto por suponer una mayor integración en la agricultura y economía mundial como por su necesidad de adaptarse a la cambiante Política Agraria Comunitaria (PAC). Precisamente cuando España firmó el Tratado de Adhesión(1986) comenzaba la transformación dela PAC de una lógica productivista hacia un marco de restricción a la producción. Los avatares dela PAC dieron lugar a una gran confusión entre los agricultores españoles, especialmente en la agricultura familiar,  que, contra sus expectativas de expansión se veían obligados a hacer frente en este marco restrictivo  a las importantes deficiencias estructurales que la agricultura española presentaba y a la imperativa mejora en su competitividad. Desde una respuesta inicial positiva  frente a la integración, cuando no de entusiasmo, que les llevó a realizar un importante esfuerzo de adaptación han pasado al escepticismo y las dudas que en muchas ocasiones les ha llevado a detener la tan necesaria modernización estructural a medio camino sin saber si el trozo recorrido era el más adecuado. Ya hemos visto que muchas explotaciones agrarias, especialmente entre las de menor dimensión económica, han desaparecido, pero de las que permanecen, aunque actualmente el sistema de subsidios ha hecho que sus ingresos se mantengan, e incluso que aumenten, todavía se puede percibir un cierto desconcierto e inquietud hacia el futuro, ya que son conscientes que es muy probable  que los subsidios y la protección externa disminuyan,  en cuyo caso su futuro empresarial no es demasiado brillante y, lo que es peor, no saben que dirección tomar para mejorarlo. Ya que pasar de una estrategia orientada a la modernización y al logro de la competitividad clásica – que podía ser difícil pero suponía una senda conocida- a una estrategia de producción restringida y controlada en calidad, de conservación-protección medioambiental y  desarrollo rural no es algo evidente ni sencillo. Una situación de espera no demasiado descontenta con el presente, pero con una latente inquietud hacia el futuro nos parece que podría aproximarse al diagnostico de la actitud de la agricultura familiar frente a la política agraria y a su futuro. Por otra parte, se puede percibir que las empresas de producción agraria de considerable capacidad productiva  aumentan en número y parecen relativamente confiadas en su capacidad de sobreviviencia en el futuro. Si es posible con subvenciones, pero también sintiéndose capaces de su viabilidad sin ellas.

 

 

III.3.4.Las diferencias regionales

 

 El carácter territorializado de la actividad agraria hace que en todos los países las diferencias de dedicación agraria según el territorio sean notables. Estas son muy acentuadas en España donde a la territorialidad se unen diferencias de clima muy significativos respecto a los factores naturales, y grados de industrialización y estructura económica muy distintos en relación con la organización social. Las diferencias respecto a la estructura de las explotaciones, las relaciones sociales en las mismas y los tipos de cultivos desde el ámbito agrario, y el grado de industrialización y desarrollo económico en el del conjunto de la economía dan como resultado grandes diferencias entre la importancia relativa de la actividad agraria, la absorción de mano de obra, la utilización de mano de obra familiar y asalariada y otros muchos elementos. Nos encontramos por ello en áreas donde el valor añadido agrario y la mano de obra utilizada no llega a representar más del 2-3% del PIB dela Comunidad Autónoma respectiva (Euskadi y Cataluña) y otras donde el valor añadido agrario y el empleo alcanzan cifras muy significativas para la economía regional: por ejemplo, en Andalucía la aportación de la agricultura al PIB es del 6,1%, absorbiendo el 11,4% del empleo y en Extremadura constituye el  10,2 % del PIB y el 14,5% del empleo; asimismo Andalucía concentraba más del 70% del paro agrario en los noventa. Del mismo modo, la agricultura es una actividad importante en las dos Castillas: 9,3% del empleo en Castilla-León y un 11% en Castilla-La Mancha. La secular diferencia entrela España minifundista del Norte yla España latifundista del Sur se ha ido transformando intensamente con la modernización de la agricultura y el desarrollo del país, pero, dentro de un marco general de disminución de la importancia de la actividad agraria, no ha alterado sustancialmente la diferencia de la importancia de la agricultura para las diferentes regiones.

 

III.3.5. La metodología de análisis por productos

 

Para tener una idea detallada de la evolución de la producción de la agricultura española en todos estos aspectos, en esta obra se presentan una variedad de estudios realizados sobre productos específicos concretos, con la metodología de estudio de casos. Es decir, no se efectúan aproximaciones cuantitativas precisas de la evolución de las diversas ramas de producción, sino que se ha optado por estudiar un producto, en diversos contextos territoriales,  para analizar en detalle su evolución, con la esperanza que de dicho análisis se puedan detectar las líneas principales de transformación de dicha rama de producción y del conjunto de la agricultura española. No se pretende, por tanto, ninguna aproximación cuantitativa al conjunto de la rama y mucho menos todavía al de la agricultura española, y sería totalmente erróneo interpretarlo así, sino que se tratan de detectar líneas principales y significativas de evolución, cambio y transformación.

Las razones para la selección de tales productos han sido, bien porque constituyen ramas importantes en la agricultura española, bien porque presentan casos interesantes de transformación reciente, altamente significativa, o porqué reflejan dinámicas semejantes a otras ramas. Así se incluyen los cereales, remolacha/azúcar, hortalizas,  frutas y flores, aceite de oliva y vino. De los productos ganaderos, además de la leche y productos lácteos se estudia la producción intensiva, representada por el porcino, rama cuya evolución engloba muchos aspectos aplicables también a las aves y al vacuno intensivo  (que no se estudian) En el cuadro III.3. 5.1. se proporciona cierta información cuantitativa de la importancia que tienen en la agricultura del país  los productos y ramas seleccionadas, pudiendo observarse que los estudios que aquí se presentan abarcan una parte significativa de la evolución reciente de la agricultura y ganadería del país, si bien, una vez más, se ha de insistir que no se pretende un tratamiento cuantitativo sino detectar las líneas de evolución cualitativas más relevantes.

Cuadro III.3.5.1 .Alguna indicación de la importancia de las ramas productivas que se estudian en este trabajo

                                                                               % s/ total                      % producción     % s/producción

                                                                                de explotaciones          final agraria         ganadera

Cereáles, oleaginosas, leguminosas                              8,5                               20,5 (sin arroz)

Horticultura                                                                   4,0

Frutales y cítricos                                                        15,1                               49,2

Viticultura                                                                     7,4        Vino                 5,8

Olivar                                                                          18,3

Bovinos leche                                                                2,7

Aceite de oliva                                                                                                     7,6

Remolacha                                                                 sin datos   Azúcar           sin datos

   % Total de explotaciones ‘representadas’                56.0                              83,10

 

Porcino                                                                                                                                                  30,5

Leche                                                                                                                                               17,5

   % de producción ganadera ‘representada’                                                                                   48,0

 

Fuente: Elaboración propia con datos de los Cuadros III.1.1. y III.1.2.

Los diversos estudios han sido realizados por profesionales muy buenos conocedores de  cada producto y ámbito respectivo, como lo descubrirá el lector con la lectura de los mismos. Aunque  esencialmente enmarcados en las líneas metodológicas que se plantean enla Parte IIde esta obra, las aproximaciones a cada rama son distintas según sus diversos autores, y los artículos constituyen un conjunto heterogéneo en sus enfoques, dimensiones y  tratamiento. No obstante, precisamente por este abordaje diferenciado, creemos que de la lectura de los mismos, resulta una muy interesante panorámica de una gran parte de lo que ha estado sucediendo y está sucediendo en las ramas objeto de estudio y en la agricultura del país, y que permite percibir las probables líneas de evolución en el próximo futuro de la agricultura española. Al final de cada artículo se añaden algunos pocos datos de índole más cuantitativa  que muestran  la evolución de las explotaciones agrarias dedicadas al producto en cuestión según las estadísticas oficiales,  desde la integración enla UE.

III.4. La agricultura  a principios del siglo XXI

Para finalizar esta breve panorámica sobre la agricultura española añadiremos un comentario sobre lo que consideramos constituye la coyuntura actual del sector agrario del país[221]:

El periodo que analizamos en este trabajo no ha sido homogéneo para la variada agricultura española sino que es posible determinar en ella tres periodos distintos: El periodo 86-89, de los primeros años de adhesión ala Comunidadconstituyeron una etapa de expansión y optimismo, con un fuerte ritmo de inversión y una mejora nominal de las rentas agrarias, incluso en aquellas ramas en que se pronosticaban dificultades. La adaptación de los precios agrarios internos a los dela PAC, el aumento rápido de las subvenciones directas, el esfuerzo de las autoridades españolas por incorporar en tanto en cuanto podían sólo las medidas favorables al sector, todo ello en un contexto general de recuperación económica que reanimo la demanda y dio salida a la mano de obra del sector, permitió aumentar sustancialmente hasta 1990 las rentas de los que se quedaban, aunque incluso aquí los resultados fueron variados con unos productos que experimentaron dificultades excepcionales, como el porcino, y otros que disfrutaron de años excepcionales, como el de producción de leche.

En 1990 se inicio la hora de la verdad, con la perdida del impulso de adhesión, la dureza en la aplicación dela PACpasado el primer periodo de adaptación, con Bruselas forzando al gobierno español a incorporar la totalidad de las medidas y reglamento obligatorios, el menor aumento de las subvenciones agrarias, el deterioro de la balanza comercial agroalimentaria … todo ello comportó una recesión en el  sector, con un  retroceso del VAB del sector del orden del 4% anual y  la caída del precio en el mercado de tierras. Este periodo duró hasta 1992, año en que se inicio la nueva reforma dela PAC.

En 1993 se aprecia un cambio de tendencia en muchos indicadores de la agroindustria española. El creciente protagonismo de las subvenciones, el hecho que ello  no conllevara la caída prevista en los precios de mercado, los efectos de las devaluaciones, hizo que los agricultores se encontraran en muchos casos con una mejora significativa de las rentas. Y ello a pesar de que la sequía de 1994 y 1995 llevó a una reducción del VAB del sector, reafirmando así la importancia creciente que están adquiriendo las ayudas directas en la composición de la renta agraria de los agricultores españoles. No obstante en los últimos años del siglo y los primeros de 2000 ya hemos señalado que, con los apoyos que suponen las subvenciones dela PAC, dentro de vaivenes coyunturales de corto plazo y problemas específicos de algunos sectores (como la caída en el consumo de carne de bovino a causa de la crisis de las ‘vacas locas’) no parece que la situación de los agricultores familiares que continúan en el sector se haya deteriorado. Ya hemos señalado en el párrafo anterior que en su conjunto la agricultura familiar española parece estar en una situación de relativa aceptación de las condiciones  actuales, pero con una profunda inquietud latente respecto al futuro. Lo que no conduce a un ambiente de estimulo al dinamismo del sector. Las nuevas inversiones más parecen realizarse para poder mantenerse en el sector y sobrevivir que con el objetivo de expandir el negocio. Nos atreveríamos a tildarlas más de inversiones ‘defensivas’ que ‘expansivas’.

Los negocios agrarios más empresariales parecen moverse en una óptica más esperanzada. Parece observarse una concentración empresarial significativa que está llevando a la agricultura española a un sector conformado más por empresas que por familias agrarias y a la producción agraria a pasar a ser dominada por aquellas; empresas  de capacidad productiva más elevada que en el pasado, de alta tecnología, inversiones elevadas, de producción intensiva y en masa y lógicamente una gestión muy empresarial y que sabe como aprovechar al máximo las ayudas dela PAC.

Por otra parte, estas son las empresas que son más directamente puestas en cuestión por toda la interpelación a la agricultura y ganadería intensiva que la opinión pública  está realizando en la actualidad y a la que nos hemos referido repetidamente en este trabajo; son también las unidades productivas más directamente vinculadas al mundo agro-industrial y a mercados extremadamente competitivos. Son ellas las que de forma creciente van conformando la agricultura española. ¿Serán capaces de mantenerse para sostener y desarrollar un sector agrario viable económica y socialmente y que produzca los alimentos que necesita la sociedad española? ¿Que porcentaje de la agricultura familiar española podrá integrarse en esta dinámica? ¿Pueden este tipo de estructuras producir lo que una sociedad (española e internacional) más evolucionada puede demandar?   Intentar detectar cuales son las fuerzas principales que inciden en la misma y cuales serán las posibles líneas de evolución futura, es la tarea que se ha impuesto este trabajo.

 

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PARTE  IV.- UNA AGRICULTURA EN REESTRUCTURACION

(Hasta la lectura final no tengo claro si esta parte va aquí o va antes de la parte de España)Diciembre 2005. sí, creo que la pongo como parte IV, pues queda bien como remate.

Resumimos brevemente las principales líneas de conjunto que parecen desprenderse de toda esta compleja dinámica, tanto en sus aspectos más generales, como específicos de la agricultura española,  y que orientan la  reestructuración de la agricultura actual. No obstante, hay que empezar señalando que a causa de las múltiples influencias en curso, y a las diversas líneas de evolución que las mismas pueden presentar es prácticamente imposible predecir las probables líneas de evolución con un alto grado de certeza. A pesar de ello, correremos el riesgo, e intentaremos ofrecer una panorámica, aunque sea limitada, de las líneas de fuerza principales que parecen detectarse  en la diversidad de los procesos de reestructuración:

 

IV/III.1. Las líneas de evolución dominantes

 

– Una agricultura cada vez más inmersa en el proceso general de acumulación. Las características de la agricultura actual muestran que se ha intensificado su carácter de un sector más dentro del proceso general de acumulación. El fuerte incremento de inversiones de capital en sus explotaciones y la búsqueda de un beneficio para el mismo, su papel como consumidora de inputs industriales y de servicios, incluido el crédito y los servicios financieros, y como proveedora de materias primas para la industria alimentaria, su amplia y rápida absorción de las tecnologías más avanzadas generadas fuera del sector y el nivel masivo de su producción, así como la creciente expansión y concentración de la dimensión productiva y los cambios en los enfoques gerenciales, junto con el carácter cada vez más internacionalizado de la producción, el comercio y el consumo alimentario, están llevando a una creciente similitud de las actividades agrarias con las de los demás sectores y, por consiguiente, su inmersión en la dinámica general del proceso económico.

 

Una reestructuración bajo la égida del capital privado. La reestructuración que está teniendo lugar esta orientada por las grandes empresas transnacionales. Los sistemas nacionales agrarios con fuerte participación de la intervención pública y regulados están siendo debilitados y se asiste al cambio de la iniciativa respecto a la gobernabilidad del sector desde los estados a  las empresas agroalimentarias internacionales y las instituciones financieras (bancos y cajas de ahorro).

Internacionalización de la producción, liberalización comercial y competencia mundial. Uno de los aspectos clave de esta reestructuración es que la producción agraria pasa a plantearse a nivel mundial para el consumo también mundial.  Es interesante observar que aunque cuantitativamente el grueso de la producción agraria sigue todavía consumiéndose en lugares próximos a los de su producción, cualitativamente el planteamiento agrario se ha trasladado a un ámbito internacionalizado o global. Es decir, las decisiones productivas y, especialmente las de inversión, tienen en cuenta una competitividad global, los inputs, y en especial la tecnología, tienen procedencias de todo el mundo; incluso la mano de obra es con mayor frecuencia inmigrante de lejanas tierras. Mientras las grandes empresas comercializadoras y distribuidoras  se mueven a dimensiones mundiales. Todo ello imprime una dimensión global a las empresas agrarias, incluso las explotaciones agrarias familiares.

 Los sistemas agrarios de producción y consumo territoriales, generalmente a nivel de estados, están siendo sustituidos paulatinamente por sistemas de producción y consumo global, cristalizando en  el establecimiento de un sistema alimentario mundial dirigido por las ETN, en condiciones de fuerte competencia oligopolística. Para ello es necesaria la liberalización comercial, la cual se impulsa intensamente, apoyándose en  los bloques comerciales regionales (UE y TLC principalmente) y, especialmente, en las negociaciones de la OMC.  En principio, la agricultura de todos los países compite en todo el mundo con la de todos los demás países[222]. Y aún los ámbitos que parecen más remotos se ven afectados por esta perspectiva.

– Desregulación y concentración.  La regulación y los apoyos públicos de los estados van disminuyendo y los mercados, los sistemas productivos agrarios y las explotaciones tienen que desenvolverse siguiendo las dinámicas de los mercados internacionales oligopólicos dominados por las grandes empresas. En este contexto la competencia entre las explotaciones del mundo entero se acentúa y sólo los productores más fuertes puedan mantener su actividad agraria, planteándose grandes dificultades para la sobrevivencia de los más débiles, muchos de los cuales no pueden resistir en el sector, dándose una especie de ‘darwinismo agrario’ de permanencia sólo de los más fuertes. La concentración de la producción agraria en las explotaciones de mayor dimensión es evidente, tanto a nivel mundial como en los respectivos ámbitos territoriales, y la dimensión media (territorial, de producción y económica) necesaria para la viabilidad económica se incrementa sustancialmente. Se observa una estructura dual en las explotaciones agrarias, con una minoría de grandes explotaciones que son las que producen la mayor parte de la producción y la persistencia, aunque decreciente, de las explotaciones más pequeñas, de muy limitada relevancia para la producción agraria (si bien pueden ser de mayor interés para el mantenimiento del tejido social en el territorio)

Agricultura intensiva. La línea dominante parece ser la de la continuación del modelo de agricultura intensiva de la postguerra: Aumento del volumen producido, standarización de los productos, especialización, tecnologías duras y concentración de la producción en grandes explotaciones para la producción a costes decrecientes para la industria agroalimentaria que produce alimentos baratos para los mercados urbanos globales. Con esta línea de producción, además de otras problemáticas que ya han quedado patentes en este trabajo, se intensifica la problemática ambiental que la producción intensiva genera.

Una agricultura de producción masiva de primeras materias. Cada vez más la producción agraria se convierte en la producción masiva de materias primas para la agroindustria, que elabora productos de consumo para los mercados mundiales. La producción se presenta  primero ‘descompuesta’ en sus diversas partes para dar lugar, después,  a un producto de consumo final, ‘integrado’ -‘hecho en el mundo’ (made in the world)- formado por la reconstitución de sus distintos elementos, que la industria alimentaria convierte en un producto único de consumo.

 

Una agricultura ‘innecesaria’ La concentración productiva en las grandes explotaciones de tecnología muy avanzada, hace que agricultura moderna en los países ricos, dejada a su propia dinámica se convierta en una actividad residual desde el punto de vista de la actividad de la población. La producción agraria actual puede operar con muy poca mano de obra permanente y no asegura la existencia de una población rural suficiente para mantener el territorio. Si además, tenemos en cuenta que las necesidades de materias agrarias se pueden satisfacer mediante el comercio exterior, mantener una población agraria significativa hoy en día no es imprescindible para las ricas sociedades industriales. Otra cosa es que por razones estratégicas, económicas o de comercio exterior se quiera mantener una producción agraria significativa, pero ello puede lograrse mediante las grandes explotaciones que, como sabemos, son ya hoy las principales productoras mundiales. Pero una agricultura capaz de generar la producción agraria y retener a una población suficiente en el territorio – una agricultura ‘poblada’[223]-, es hoy en día mucho más el fruto de una opción social que una consecuencia de los mercados agrarios. Desde el estricto punto de vista de éstos, en muchos casos la agricultura es una actividad redundante y obsoleta. Sin embargo, no es casualidad que a pesar de todo el neoliberalismo imperante y toda la retórica de liberalización de la acción del estado, los países más ricos no duden en sostener fuertemente sus agriculturas con abundantes fondos públicos.

 

Estas nos parecen constituir las líneas dominantes de la probable evolución de la agricultura española en los próximos años. En nuestra opinión, son las que conforman la agricultura que hoy se perfila. No obstante, nos parece también necesario mencionar algunas orientaciones distintas ya que, la complejidad y diversidad de la agricultura y las sociedades moderna impiden establecer escenarios lineales de homogeneización agro-alimentaria en los que la agricultura se convierte únicamente en un subsector de la industria. Existen también otros aspectos que, aunque más débilmente, pueden percibirse en el horizonte y que suponen, algunos, un freno a la homogeneidad y rapidez de esta transformación, aún sin alterarla sustancialmente, y otras, todavía más tenues, que podrían incluso conducir a un modelo distinto de agricultura, en nuestra opinión más deseable para la propia agricultura, especialmente para los agricultores y  para los consumidores, pero también para el conjunto de las sociedades en que todos ellos se desenvuelven.

IV/III.2. Las resistencias

Entre las líneas retardadoras del proceso de reestructuración pero sin alterarlo radicalmente se pueden mencionar

La resistencia de los agricultores familiares a su desaparición. El primer elemento a destacar en este contexto es la resistencia que la agricultura familiar presenta a su desaparición. Como es obvio, las explotaciones más pequeñas, que se encuentran en dificultades, tratan de resolverlas para continuar en las mismas. Para buscar salidas hacen gala de un gran esfuerzo económico -inversiones-, una aguda sensibilidad hacia las nuevas tecnologías y productos- las explotaciones agrarias son probablemente uno de los ámbitos económicos donde la respuesta a las innovaciones técnicas es mayor y más rápida- y una enorme ingeniosidad para aprovechar todas las posibles oportunidades. A ello hay que añadir su permanente lucha colectiva por una política agraria que les facilite su mantenimiento (subvenciones, exigencia de ciertos niveles de precios…). Sería de gran interés un profundo análisis de sociología política acerca de las actitudes de los agricultores en este proceso de transformación. Esta actitud, activa e incluso beligerante es un elemento importante cuyo impacto hay que considerar.

No obstante, incluso en este aspecto, hay algunos elementos que conducen la evolución en dirección opuesta: por un lado, el que las limitaciones de la agricultura están llevando a los propios agricultores a buscar su salida económica en otras actividades, aunque permanezcan en la explotación: toda la temática referente a la pluriactividad tendría que considerarse en este contexto- véase II.4.1.1- por otro, que el propio ascenso social de los agricultores hace que muchos de sus posibles sucesores se orienten a profesiones ajenas a la explotación: son mayoría los hijos de los agricultores que se preparan para otras profesiones, incluyendo a muchos que, en principio, debieran ser quienes continuaran en la explotación.

La línea de evolución continuista se ve apoyada por grupos de población no agrarios, minoritarios pero crecientes, que desean el mantenimiento de la pequeña agricultura por otras razones. Sanidad y calidad de los alimentos, aspectos ecológicos, de desarrollo territorial e incluso de soberanía, o por razones culturales o simplemente rechazo a la globalizada sociedad actual, constituyen algunos de los aspectos más frecuentes entre las variadas motivaciones que hacen que dichos grupos apoyen activamente el mantenimiento de la pequeña agricultura. La dinámica generada en Francia desde el año 2000 en torno a Jose Bové,  o la creciente aceptación a nivel mundial de Vía Campesina como posición colectiva, son un ejemplos claros de estos desarrollos. Una generalización de estas posiciones podría también incidir en el mantenimiento de las explotaciones agrarias de menor dimensión.

  Heterogeneidad. Pueden existir nichos específicos de mercado en cuanto a productos y también de carácter territorial que, aunque minoritarios respecto a la producción total, permitan la sobrevivencia de ciertos tipos de agricultura relativamente diferente (agricultura ecológica, zonas con mercados preferentes, producción de ciertos productos de calidad). Por ejemplo, la tendencia actual hacia productos ecológicos puede permitir la existencia de explotaciones de menor dimensión dedicadas al cultivo ecológico, o la existencia de un gran mercado como es la proximidad a una gran ciudad, por ejemplo Barcelona o Madrid, puede facilitar una situación económica adecuada para la agricultura familiar dedicada a la producción de hortalizas frescas para el mercado regional o productos de primor fuera de temporada; pero ello no significa que la producción masiva de frutas y verduras de la agricultura española no se de realmente en Murcia y Andalucía para el mercado dela Unión Europea, o que las grandes empresas no están experimentando con la producción agraria ecológica y que ambas dinámicas sean dominantes;

Se ha señalado, también, que para algunos autores frente al modelo de agricultura intensiva dominante se abren nuevas posibilidades de desarrollo agrario, apoyadas en la biotecnología,  que se expresará en formas de producción, técnicas y bases de conocimiento heterogéneos. No obstante, el poder de los grandes agentes que controlan la producción y la tecnología, y su interés básico en profundizar la homogeneidad productiva y la standarización del producto, son elementos poderosos y, a menos que se produzcan grandes modificaciones en la panorámica social hoy bastante difíciles de prever, es difícil detectar los agentes activos que tengan fuerza suficiente para propulsar los otros modelos.

En II.4.1.se han señalado algunas tendencias contradictorias de ésta, que llevan a ralentizar el ritmo de disminución de la protección y el apoyo a los agricultores. Si, a pesar de que las tendencias dominantes llevan a una disminución de los apoyos públicos, otros acontecimientos de distinta índole – el caso del 11-S de 2001 es el más obvio, pero otros hechos de naturaleza también política o vinculados a la sanidad alimentaria no pueden descartarse- presionan para que los apoyos se mantengan, la evolución en la dirección que aquí se ha señalado será considerablemente más lenta.

Si, debido a los problemas que un sistema económico desregulado está causando en el mundo entero, se asistiese a un cambio sustancial del modelo de organización económica y de política económica actual dentro del propio capitalismo global- por ejemplo, regulación rigurosa de la actividad de las empresas transnacionales industriales y financieras, control de las variables medioambientales, etc- la evolución sería todavía más dispar. Aunque, atendiendo a la composición actual de las fuerzas sociales, no parece que dicho cambio de modelo esté próximo, la situación mundial es lo suficientemente inestable como para no descartarlo totalmente.

Todo ello conduce a la conveniencia de hacer explícito lo obvio: La agricultura moderna no es sólo la consecuencia espontánea de las fuerzas del mercado sino que resulta de una construcción  económica, social y política. El desafío actual al proteccionismo agrario es un desafío al proteccionismo social identificado con el estado nación del siglo XX. La cuestión de la sobrevivencia de los sistemas agrarios y la ruralidad en el futuro tendrá que plantearse probablemente a través del filtro de la organización política de la agricultura, a nivel nacional y global. Es posible que la lucha que se plantea debido a la mercantilización del medio ambiente y la vida social se relacione con cuestiones de control y revitalización de los sistemas locales de alimentación. En el inmediato futuro es necesario examinar esta lucha en sus diversas formas en todo el mundo, quizá dividiéndola entre el centro, con sus preocupaciones por la seguridad y diversidad de la alimentación y el medioambiente y las periferias, con preocupaciones acerca de su pobreza, autonomía y la estabilidad de las poblaciones rurales. Es una dura y compleja lucha entre los intereses económicos globales de las grandes empresas transnacionales y las instituciones internacionales que las apoyan, los estados que tratan de sostenerlos pero que no pueden abandonar totalmente sus funciones legitimadoras respecto a la población, y los agricultores y los grupos sociales y las personas que quieren mantener la sostenibilidad ambiental, un territorio equilibrado, una alimentación sana, asequible y segura para todos.

IV/III. 3. ¿Hacia una nueva agricultura?

Frente a la panorámica que se desprende de nuestro análisis,  en el debate existente acerca de la problemática agraria y las posibilidades de su resolución, se observan dos grandes líneas de respuesta: por una parte, la de quienes consideran que es necesario mejorar y racionalizar este modelo en sus propios términos: mejorar la situación en los mercados mundiales adecuando la producción a la demanda, racionalizar la producción y mejorar la productividad para poder mantener los márgenes de rentabilidad, incorporar las últimas tecnologías, en particular la biotecnología, liberalizar el comercio mundial agrario, desregular la agricultura o diseñar una política agraria favorable, incorporar nuevas actividades en el ámbito agrario e integrar algunas medidas de protección al medio ambiente y sanitarias, , potenciar la trazabilidad de los productos,  etc. etc. Básicamente se trata de mejorar e intensificar el sistema actual para resolver sus problemas. Hasta ahora, casi todo lo que hemos estudiado en este trabajo se ha ido refiriendo al análisis de este planteamiento y estos enfoques, pero más en sus partes componentes que considerando el modelo en su conjunto.

Existe, además, una segunda línea de planteamientos que es necesario mencionar aunque sea muy minoritaria respecto a la anterior: Ya se ha señalado también que se perciben ámbitos de opinión crecientes (y más en determinados momentos) que se plantean si el modelo productivista intensivo de la agricultura actual no ha llegado a su límite y si no se impone un cambio sustancial en el mismo. Los enfoques de quienes sustentan estas opiniones tienen sus orígenes en planteamientos muy diversos – los agricultores buscan su sobrevivencia, a los consumidores les preocupa la sanidad alimentaria, a los ecologistas el impacto ambiental, a los políticos la incidencia en sus partidos y sus posibilidades de reelección, o el volumen del necesario gasto público, a otros el equilibrio territorial…- pero, en conjunto, el resultado es la puesta en cuestión del modelo productivista vigente y la búsqueda de modelos alternativos que puedan resolver la problemática actual. Parece evidente que frente a un modelo agrario notoriamente agotado y que genera graves problemas sanitarios, económicos, territoriales, ambientales  y sociales la sociedad tiene que plantearse las posibles alternativas.

En esta segunda línea de pensamiento es difícil hallar y lograr la implantación de modelos alternativos ya que, con frecuencia, van en dirección opuesta a los intereses de los poderes fácticos dominantes. No obstante, la percepción de los límites del sistema actual esta intensificándose y por lo menos, en ámbitos muy dispares, está teniendo lugar y creciendo el debate sobre las limitaciones profundas del modelo agrario actual y la posibilidad de su transformación radical.  La composición de fuerzas sociales y económicas que sustenten cada modelo, no es una de las cuestiones de menor envergadura ya que según como se resuelva este aspecto tendrán más o menos oportunidades los distintos escenarios.

Pretendemos aquí revisar muy brevemente las alternativas que se plantean con mayor frecuencia. En primer lugar recogemos las propuestas que se realizan dentro del sistema actual y aquellas que consideramos de carácter ‘híbrido’, en el sentido que se pretende una conjunción entre el mantenimiento del sistema agrario dominante, pero se buscan algunas soluciones para ciertos problemas concretos de la misma como, la disminución de ingresos de las explotaciones familiares y la tendencia a su desaparición, con los consiguientes desequilibrios territoriales, políticos y sociales a los que da lugar. En segundo lugar, trataremos de presentar algunos de los puntos principales del debate acerca de las alternativas que implican cambios más radicales y una transformación de fondo del sistema.

Como nota previa señalar que para estudiar las posibilidades alternativas es necesario precisar los objetivos de las mismas. Ya se ha señalado en este trabajo que de la agricultura se espera que cumpla múltiples objetivos: la suficiencia alimentaria (alimentos suficientes, baratos y de buena calidad),  el desarrollo espacial y rural (que implica generar empleo en la agricultura), el beneficio para los empresarios agrarios, un nivel de vida adecuado para los agricultores y finalmente,  la aportación de la agricultura al proceso general de desarrollo económico. No todos ellos son compatibles entre sí, y aunque la teoría económica convencional afirma que si se cumple el tercer objetivo, el mercado difunde el beneficio económico para todos y permite cumplir todos los demás objetivos, este trabajo muestra que no es así. Es imprescindible, por tanto, un amplio debate social que defina la prioridad entre los diversos objetivos. Mientras el modelo actual parece primar la obtención de productos agrarios baratos en grandes cantidades y los beneficios para sus productores, los modelos alternativos se orientan al logro de calidad alimentaria, unas condiciones de vida adecuadas para los productores agrarios y la atención a los aspectos ambientales

Algunos modelos[224]:

 

– De continuidad: supone el mantenimiento del status quo actual. En el contexto de la UE recogería la PAC posterior a 1992, modificada con los Acuerdos de Berlín 1999 y el resultado de las propuestas realizadas en 2002. Por ahora, esto supondría principalmente el mantener las ayudas directas desacopladas de la producción (pero relacionadas con ésta), generalizar la autorización para modulación de ayudas en función de la dimensión de la explotación  o de los ingresos, la  ampliación (por ahorro en otros apartados-ej.cereales- de los fondos para desarrollo rural (que ya sabemos que hasta ahora sólo constituyen el 10% presupuesto PAC), expandir el sistema de  contratos territoriales de explotación… Este parece ser el modelo preferido por Francia y el principal sindicato francés de agricultores (FNSEA),

Esta línea de desarrollo necesita subvenciones crecientes. Supone, además, un dumping implícito ya que aunque disminuyen las subvenciones a la producción  los agricultores tienen ayudas las directas, conducen a una investigación  que responda a la demanda inducida en  los agricultores por las exigencias de la industria alimentaria (‘demand driven’), muy probablemente basada en la biotecnología y la integración de productos transgénicos; requerirá, asimismo, crecientes controles sanitarios, con la burocracia y coste que ello acarrea y lleva a la concentración empresarial y de las explotaciones

Por otra parte, si, como se insiste en afirmar, las subvenciones realmente disminuyeran, la intensificación competitiva crecería, con los correspondientes problemas de viabilidad y la consiguiente concentración empresarial.

 

De extensificación/diversificación. Esencialmente este modelo trataría de aprovechar los elementos esenciales del modelo actual modificando las partes más problemáticas del mismo. En cierto modo es lo que ya se está intentando hacer ahora con medidas tales como las ayudas a la agricultura menos intensiva, la modulación de ayudas, los contratos de explotación, el aumento de  ayudas intensivas al desarrollo rural, la reglamentación e intervención pública muy individualizada (especialmente para objetivos medio ambientales)…

 

Recuadro 14 – Contratos territoriales de explotación

Los productores a cambio de que les sean otorgadas ayudas a la inversión y específicas, se comprometen  a cumplir unos objetivos precisos: reducción de la utilización de abonos, mejora de la calidad de los productos (etiquetado, agricultura biológica…), mantenimiento del paisaje (plantación de cercas, cuidado de senderos…), desarrollo del turismo en la explotación, etc.

Hasta ahora han tenido poco éxito allí donde han sido establecidos. En Francia se programaban 100.000 hasta la próxima legislatura y en un año sólo se firmaron 5500; Ahora ha aumentado el interés y se firman200 ala semana (10.000 al año), pero todavía son muchos menos de los  previstos.

  

Lo que conduce a una extensificación parcial que produce menos ingresos o, alternativamente al encarecimiento de los productos para la industria y el consumo. Para su mantenimiento se necesita o bien de nichos de mercado que permitan la venta rentable de estos productos, o si se pretende generalizar el sistema necesita de  explotaciones de mayor dimensión, lo que implica la disponibilidad de tierras y, muy probablemente, una amplia reestructuración de la propiedad y los sistemas de arrendamiento. Asimismo necesita nuevos conocimientos e investigación dirigida a mejorar los procedimientos de producción extensivos y no parece que evitará la necesidad del aumento de controles de calidad. Por el contrario, disminuirían los excedentes. Este modelo  se complementa con la diversificación de actividades, bien dentro de la propia explotación, bien combinando la actividad agraria con actividades externas, en el ejercicio de lo que actualmente se denomina pluriactividad (véaseII.4.1.1.) A través de las actividades no agrarias, se completarán los ingresos que permitan el mantenimiento de la explotación agraria y sus  titulares y se impulsará el desarrollo rural. Este parece ser el modelo que prefierela Unión Europea.

El problema principal de este modelo parece residir en su rentabilidad/viabilidad al disminuir la intensidad de producción. A menos que aumenten mucho las subvenciones o los ingresos externos provenientes de la pluriactividad ¿se mantendrá el mismo número de explotaciones o supondrá el facilitar una agricultura dual, con explotaciones extensivas para mercados selectos, junto con intensivas para la producción masiva, además de aquellas en las que la agricultura tenga una importancia residual frente a los ingresos obtenidos del exterior?

 

Para nuestros propósitos aquí, lo más relevante consiste en observar cómo la política agraria de la Unión Europeaa partir de los ochenta  va a adoptar este modelo para el mantenimiento de la agricultura familiar. Frente a los problemas que le causa la PAC[225], la Unión va a potenciar la pluriactividad  fuertemente en los noventa, cuando oficialmente abandona la política de que la agricultura familiar debe bastar para obtener los ingresos familiares adecuados (de hecho abandonada ya muchos años antes). En la Agenda 2000 la política de desarrollo rural (agricultura y otras actividades) se convierte en el segundo pilar de la PAC, mucho más orientado al mantenimiento de la población en las áreas rurales que a la producción agraria que la PAC pretende limitar. La nueva política rural (que no agraria) se legitimará con el estimulo a la diversificación y el  desarrollo rural y haciendo explícito el objetivo de remunerar los servicios de bienes públicos proporcionados hasta ahora gratuitamente  por los agricultores, como el cuidado del espacio rural, el paisaje, etc[226].  Ya se han comentado más arriba las limitaciones que este modelo puede presentar.

 

El modelo liberal; (mundial-ecologismo). Este modelo, favorecido por grandes ETN alimentarias y la Oficina Europea de Uniones de Consumidores, propugna la combinación de la liberalización total respecto a la producción agraria, con el estimulo  al desarrollo rural. Plantea la liberalización total de precios a nivel de mercados mundiales para la agricultura, combinada con ayudas personales, vitalicias y condicionales a trabajos de interés público para el espacio rural, más dirigidos al desarrollo rural que a la producción agraria.

Esto supone que los productores hipercompetitivos produzcan a costes mundiales para exportar sin subvenciones, y eliminar todas las limitaciones que pesan hoy sobre las explotaciones, tanto en términos de limitación de volúmenes de producción (adiós a las cuotas y otros controles) como en términos de utilización de abonos, pesticidas, organismos modificados genéticamente, etc., para poder aumentar los rendimientos. Es la ‘agricultura industrial’  irrestricta. Conduciría a una acrecentada concentración de las explotaciones en las zonas más fértiles dela UE, ya que actualmente (según Berthelot) ningún agricultor puede desenvolverse en este modelo económico. Las tierras menos productivas que se liberarían y las subvenciones que se ahorrasen podrían utilizarse para favorecer el desarrollo de pequeñas estructuras no rentables, que produzcan productos de calidad superior que respondan a las demandas de los ciudadanos en calidad y en aspectos de espacios naturales bien mantenidos. Sin duda implica una importante  intensificación del sistema dual también señalada en el apartado anterior. Que puede suponer, también, una alimentación a dos velocidades: productos de calidad para los más ricos, productos básicos baratos, producidos en condiciones de seguridad sanitaria mínima, para la mayoría de la población.

La agricultura ecológica, situada en el extremo opuesto al modelo anterior, postula la producción basada en técnicas naturales y el respeto al medio ambiente. Supone una mayor intensidad de trabajo especializado y necesita un apoyo investigador y divulgador del conocimiento fuertemente acrecentado. La producción es menos intensiva y probablemente sería menor, y por lo tanto más cara, o alternativamente, plantearía mayores problemas de viabilidad económica a las explotaciones. Además, según el volumen de producción obliga a plantearse el tema del suministro necesario para la alimentación y la actividad agro-industrial. No desaparecen los problemas de control  de calidad. Es una fórmula que esta expandiéndose rápidamente para satisfacer a los mercados de productos de alta calidad sanitaria,  basados en la demanda de personas con alta sensibilidad al tema, generalmente situadas en los estratos de mayores niveles económicos.

Un modelo agrario alternativo: Finalmente existen quienes propugnan un modelo agrario radicalmente alternativo (el más elaborado hasta ahora enla UE  corresponde al de  Vía Campesina y que cuenta con el apoyo de amplios movimientos sociales). Parten de una especificación de objetivos respecto a la voluntad de lograr un ámbito rural vivo, una valoración del territorio, con habitantes con niveles de vida dignos, aunque no absorba mucha población, dirigido a la satisfacción de las necesidades alimentarias de los ciudadanos europeos (propugnando el. derecho a la autosuficiencia alimentaria). Pretenden una agricultura rica en empleo, de producción sana, con mejora de la calidad y buena sanidad alimentaria mediante prácticas respetuosas del medio ambiente. Con cuidados paisajes y una valoración del territorio para otras muchas actividades. Este territorio rural tendría su base material en la actividad agraria junto con otras actividades  de distinta naturaleza.

La producción agraria habría de basarse en precios remuneradores ( o que por lo menos cubran los costes de producción), con una adecuada gestión de la oferta a través de cuotas de producción; son partidarios de la desaparición de las subvenciones a las exportaciones, pero también de protección en frontera. Consideran que la ayuda directa a las rentas son una ayuda a la gran industria alimentaria y distribuidora, por lo que no las desean, aunque postulan la ayuda directa a las áreas menos favorecidas. Teniendo en cuenta que el 73% de las necesidades de soja se cubren con importaciones de EE.UU., propugnan el. estímulo a la producción de oleaginosas (soja)  frente a los cereales.

Parecen apoyar una estructura familiar empresarial, pero no hemos encontrado confirmación para ver si la plantean en términos de una agricultura a dedicación completa o  parcial. De todos modos, con la tecnología actual, incluso con técnicas respetuosas del medio ambiente, no absorbería mucha población.

Es obvio que este modelo no es aceptado por los dirigentes económicos y políticos y que va en contra de las orientaciones dela OMCy las orientaciones dela PAC.

Como marco general todos los modelos aceptan que la agricultura y el medio rural en los países ricos de Europa necesita de ayudas para su sostenimiento, y que en principio existe una voluntad de su sociedad de mantenerla; lo que hace que la base material de ambas, agricultura y medio rural, dependen más de una opción social que de su propia capacidad económica. Pero, si la agricultura y el medio rural se ha de sostener colectivamente y ser  apoyada por los consumidores, los ecologistas, los impuestos de la población en general, ¿quién ha de tomar las decisiones relevantes acerca del medio agrario y rural? ¿qué capacidad de tomar decisiones acerca de la misma deben de tener los distintos estratos sociales?.

Asimismo, esta claro que las soluciones a las dificultades actuales no  se plantean desde las mismas premisas. Distintas fuerzas sociales tienen objetivos distintos y formulaciones diferentes para satisfacerlos. Elegir entre los distintos modelos implica optar por aspectos de gran relevancia que, si se pretende un funcionamiento democrático, sólo deberían resolverse tras amplios debates sociales, en los que los sectores más directamente implicados e incluso toda la  la población, amplia y debidamente informada pudiera elegir. A modo de ilustración señalamos algunos de los principales elementos que deberían dilucidarse en tales debates:

 

 

III.3.2. Los debates pendientes

 

Area de debate 1:  Cuanta y que tipo de agricultura/ruralidad necesitamos?

Si, como parece desprenderse de este análisis, una agricultura ‘poblada’ es más una opción social que el resultado de la actuación de los mercados desregulados, ello exige plantearse cuanta y que tipo de agricultura quiere mantener la sociedad.

Ello implica tomar decisiones acerca de si se pretende la autosuficiencia alimentaria y el proteccionismo que éste supone o hasta que grado se quieren cubrir las necesidades con la producción interna o sobre la base de la producción mundial; lo que conduce al problema del comercio internacional, las importaciones baratas, y la división internacional del trabajo agrario y el papel de los países pobres y ricos en la misma. ¿Qué importaciones y exportaciones se plantean?

Supone plantearse cuales son las prioridades productivas; por ejemplo, si se opta por un modelo de producción masiva o por uno de alta calidad y alto valor añadido para nichos de mercado específicos (por ejemplo, denominaciones de origen), muy probablemente se está priorizando la calidad para la población con alta capacidad adquisitiva. O si se desea una producción de buena calidad para todos.

Requiere precisar los sistemas productivos: sistemas intensivos para producción masiva, barata y con muy poca mano de obra, para la industria alimentaria o tecnologías modernas pero más intensivas en trabajo para productos sanos y de calidad  Surge todo el tema de la tecnología adecuada, de la investigación, del conocimiento; sin olvidar el importante problema del uso del agua como recurso muy escaso o de la disposición de residuos contaminantes (purines, contaminación por nitratos)

¿Qué tratamiento para el medio ambiente en el marco de una agricultura moderna? El medio ambiente, ¿es un elemento positivo para el desarrollo agrario o constituye una limitación que hay que respetar?

Plantea todo el tema de la combinación entre lo público y lo privado. Los fondos públicos que se utilizan actualmente, ¿son insuficientes, adecuados o excesivos? ¿están dirigidos en la buena dirección? ¿se utilizan eficientemente teniendo en cuenta los objetivos que se proponen? Se plantea también el sistema de soporte:  Productos caros, rentables para los agricultores pero desventajosos para los consumidores, o ¿producción sostenida por el sector público en sus diversas variantes, financiada por impuestos, con precios bajos al consumidor?. Investigación y controles sanitarios ¿a realizar según las demandas del mercado o planteamientos más amplios basados en el bienestar general?…  En conjunto, ¿mercados competitivos o regulación social del mercado?

Todo el tema de las relaciones entre los productores, las empresas agro-alimentarias   y los consumidores. La producción barata y de buena calidad, ¿Cómo será transmitida al consumidor? En una industria alimentaria globalizada, ¿quienes son y donde están los consumidores?

¿Qué capacidad de absorción de población tienen los diversos modelos de agricultura contemplados? ¿Pueden ellos sostener un medio rural vivo, dinámico y eficiente con un cierto equilibrio entre territorios o es necesario completar la base material del medio rural con otras actividades? ¿Cuáles pueden ser éstas?

En definitiva, que no es lo mismo plantearse una agricultura con una eficiencia privada de mercado o una agricultura eficiente desde el punto de vista de una alimentación adecuada para una determinada sociedad. La población y los recursos de todo tipo que puede absorber una agricultura en la actualidad depende de las grandes opciones que se hagan respecto a estos elementos, así como el papel de la agricultura en el bienestar social.

Area de debate 2: ¿quien paga por una agricultura adecuada?

El modelo de agricultura por el que se opte plantea la cuestión de su viabilidad económica. ¿Quién paga por la agricultura elegida? ¿Paga por la agricultura el agricultor con bajos ingresos y condiciones de vida degradadas, o paga el consumidor con precios altos, o paga el conjunto de la sociedad mediante los apoyos financiados por los impuestos?

Acabamos de plantear más arriba la relevancia de la opción entre una agricultura de producción masiva y barata o una de calidad, más cara. Con frecuencia se reserva la calidad para nichos específicos de mercado de más alta capacidad adquisitiva, pero esto significa dar más calidad a los más ricos y puede no ser considerado socialmente deseable, ¿cómo compaginar los ingresos y la calidad de vida del agricultor con una agricultura de calidad, asequible económicamente, para toda la población?

La agricultura viable del futuro, ¿es la de la gran empresa agraria con mano de obra asalariada o sigue siendo válida la agricultura familiar? El agricultor profesional ¿se dedicará exclusivamente a esta actividad, o la compartirá con otras actividades o será la familia agraria quien ejercerá la pluriactividad? ¿existen oportunidades para esta última en todas las áreas? ¿Por qué no contemplar la posibilidad del establecimiento de una renta básica que garantice que se cubren las necesidades de una subsistencia decente para todos los rurales? ¿es un modelo deseable y viable para potenciar la producción agraria  eficiente y el desarrollo rural?

Un medio rural dinámico requiere no sólo del concurso de la actividad privada sino un importante suministro de bienes colectivos, ¿cómo financiar las infraestructuras necesarias para un medio rural adecuado pero minoritario en población? ¿Cómo legitimar las inversiones en el medio rural si la población urbana presenta carencias significativas de bienes colectivos importantes’

 

 

Area de debate 3.- ¿Que agentes decisorios para el medio rural?

 

El medio rural esta cambiando a una rapidez creciente. Han cambiado las formas productivas y las formas de vida ‘rurales’ están ya totalmente integradas en los hábitos urbanos y el medio rural cobija gentes de otros medios y otras actividades. La composición social de la sociedad rural es sustancialmente distinta de la de hace 25 años: los agricultores disminuyen en importancia y pasan a ser una parte minoritaria de la población, la base material se amplia dando lugar a actividades mayoritariamente de servicios y en algunas ocasiones industriales o de industrialización difusa, crece  la incidencia de los agentes que utilizan el territorio solamente como residencia y no como lugar de actividad económica, las variables y decisiones que vienen del exterior ocupan cada vez más espacio social… ¿Qué lugar han de ocupar y pueden ocupar los agricultores en las decisiones acerca del ámbito rural? ¿serán los decisores principales como en el pasado, o serán dominados por la población no agraria, procedente de otros ámbitos, que vive en el medio rural por otras razones?

En nuestra concepción las decisiones respecto al papel de la agricultura y lo rural en la sociedad  corresponden a toda la sociedad que la sostiene y la disfruta, y sólo una percepción de esta realidad puede asegurar la existencia de una agricultura armónica y satisfactoria para todos los implicados. Los habitantes de las áreas rurales- agricultores o no- deberán ser, por supuesto, los principales decisores acerca de su propia realidad (es obvio que las decisiones a nivel de explotación habrán de ser tomadas por el titular/operador de la misma y las decisiones a nivel municipal por sus residentes)-, pero en el contexto de una sociedad entera que diseña, apoya y contribuye a mantener un medio rural y una agricultura integrada en un diseño social más amplio. Incluso la agricultura actual en los países ricos se mantiene mucho más por una opción social de sus habitantes y sus dirigentes que por la dinámica de los mercados. Sólo una decidida actitud de las poblaciones que programen un desarrollo agrario en el marco de un desarrollo económico y social lograra el  mantenimiento y desarrollo de una agricultura armónica. Y esto  es un problema mucho más político y social que técnico.

Este modelo no parece ser posible continuando el sistema actual. No cabe la menor duda de que son necesarias nuevas fórmulas sociales que permitan el intercambio de objetivos e intereses entre los diversos actores implicados para construir conjuntamente el modelo territorial, agrario y rural, que es imprescindible para una sociedad armónica y justa.

Sólo una satisfactoria respuesta a todos estos aspectos conducirá a una agricultura que fascilite un suministro alimentario de alto nivel sanitario y de calidad para toda la población, que permita unos niveles y condiciones de  vida adecuados para todos quienes operan en ella- agricultores familiares y trabajadores agrarios-,  y una utilización de factores y respeto al medio ambiente y al paisaje- recursos naturales, medios de producción e inversión- eficiente y armónica. Al mismo tiempo, sólo integrando estas consideraciones en el marco de una agricultura mundial también transformada, se podrá participar y colaborar a una agricultura más justa y eficiente en y para todo el mundo, en la que tantos millones de personas están implicadas. No es tarea sencilla, pero si se quiere resolver los problemas que plantea la agricultura actual no queda más remedio que avanzar en esta dirección.            

 


[1] El termino agricultura española ha de considerarse en su sentido amplio, englobando las actividades de producción e intercambio de ganado, es decir, lo que tradicionalmente se ha considerado `agropecuario`.-Preferimos referirnos genéricamente a la agricultura o al ámbito agrario que a la denominación más habitual de `sector agrario` ya que consideramos que las distinciones sectoriales tradicionales  son cada día menos relevantes, en la practica y analíticamente, para una consideración  adecuada de lo que sucede en el ámbito de ‘lo agrario’.

[2] Esta situación se ha ido modificado favorablemente después de haberse comenzado el trabajo para este libro, especialmente con la publicación de los dos tomos de Gómez Benito y González de 1997 y 2002 (véase bibliografía) que han agrupado importantes artículos que recogen la mayoría de aspectos relevantes acerca de la agricultura española. Asimismo las publicaciones dela COAG yla UPA proporcionan información de interés. Finalmente hay que mencionar el Libro Blanco dela Agricultura española, publicado en 2003 por el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación, como obra magna en la que se ha hecho un gran esfuerzo de tratar la problemática de la agricultura española. Cuando inicié el proyecto de este libro en 1995 el panorama era mucho más desalentador pues sólo había algunos trabajos dedicados a analizar esta etapa, pero no muy numerosos, y, además, la mayoría de ellos se detenian a mediados de los ochenta .

[3] Aunque a la expresión en ingles ‘food system’ le correspondería en castellano ‘el sistema alimentario’ en este trabajo utilizaremos también la expresión ‘sistema agro-alimentario’ como su equivalente, ya que consideramos que refleja mejor los dos tipos de industrias (de inputs por un lado, y de elaboración y distribución de productos alimenticios por el otro) que junto con la producción agropecuaria constituyen el conjunto del sistema.

[4] En el Anexo 1, cuya lectura recomendamos vivamente al lector interesado en los aspectos más teóricos y metodológicos, se explicitan las razones que justifican esta opción metodológica.

[5] Un artículo paradigmático en este contexto lo constituye el trabajo de Johnston, Bruce y Mellor (1972).

[6] Un importante revitalizador de este tema en los años cincuenta fue Servolin (1972), que inició un amplio debate principalmente en Francia. Para una idea de este debate véase Etxezarreta (1979).

[7] Ver Viladomiu (1983), Juan i Fenollar (1978), Sarlé (1979), Etxezarreta y Viladomiu (1989).

[8] Entre ellos habría que destacar a W. Friedland que en 1984 planteaba ya trabajar con el enfoque de ‘sistemas de productos’ interpretando por esto el sistema en el que los medios de producción manufacturados y las técnicas se incorporaban en los procesos de trabajo en los que las mercancías se producían, elaboraban y comercializaban en estructuras industriales. Research in Rural Sociology and Development, 1, 221-225, 1984.

[9] A pesar del titulo de la obra editada por W. Friedland y de la gran importancia que se concede a la economía en estos trabajos, es curioso constatar que esta corriente es principalmente establecida y desarrollada por sociólogos que se dedican al ámbito de lo agrario y lo rural.

11. Asimismo, en Francia en 1995 se publica la obra de Allaire y  Boyer, bajo la perspectiva de la escuela de la regulación, y el compendio de Mounier (1992), trabajos que atestiguan también el interés en una renovación metodológica para el estudio de la agricultura, si bien se orientan en otras direcciones.

[11] El que no se deba tratar a la naturaleza de forma menor o residual no justifica, a nuestro entender, que exista la igualdad de fuerzas. Incluso el propio caso de la naturaleza, que en ocasiones debido a su mayor fuerza puede alterar radicalmente el sistema establecido por los demás agentes activos -piénsese, por ejemplo, en la destrucción de cosechas debido a la polución – muestra que un tratamiento metodológico que concede la misma importancia analítica a las diversas fuerzas no es lo mismo que considerar que todas ellas tienen la misma capacidad de actuación o poder.

[12] Tomando el concepto de regulación de la escuela francesa del mismo nombre, supone un análisis que engloba el conjunto del sistema económico, y pretende detectar las leyes generales socialmente determinadas y cuyas condiciones históricas de validez son identificadas con precisión (ver Aglietta, 1976, Introducción, y Boyer, 1987 ).

[13] Para una argumentación detallada de esta posición véase Etxezarreta  (1977).

[14] Actualmente se debate acerca de si el periodo que se inicia con la crisis de los setenta, y que desde los años noventa ha venido a denominarse de globalización, constituye el inicio de un nuevo sistema de acumulación o regulación. El debate no está resuelto y dado que para nuestro trabajo podemos avanzar sin una posición definida respecto al mismo, no entraremos en este tema.

[15] Para un interesante tratamiento de esta evolución hasta 1988 véase Griss (1993) , Cap.11.

[16] Por ejemplo, en Filipinas, el 55% de la tierra arable se dedica a la producción de productos de exportación como plátanos y piñas para los consumidores japoneses, en Tailandia, entre 1961 y 1989 los bosques para madera se redujeron a la mitad para permitir la ‘revolución azul’ en la producción de mariscos para exportarlos a Japón, mientras que la conversión de la industria de carne de vacuno en Australia de extensiva a alimentación intensiva, dedicada a los mercados japoneses, ha comprometido muy seriamente la ecología agraria local (McMichael, 1999,16)

[17] Aunque la posibilidad de generar divisas mediante la exportación de productos agrarios se ha visto dificultada por las medidas proteccionistas y de concesión de subsidios agrarios a  los productores de los países centrales, que son sus principales compradores.

[18] Friedmann (1991) identifica dos períodos distintos en este proceso, aunque yo considero que se trata de dos aspectos diferenciables que operan durante todo el período.

[19] En el apartado  dedicado a la tecnología II.5.3 se explica como este proceso se intensifica en la actualidad con la biotecnología.

[20] En España, esta situación está parcialmente atenuada todavía por la legislación protectora comunitaria. No obstante, esta siendo desmantelada gradualmente desdela Reforma de 1992 y 1999 y disminuirá todavía mas a partir de las negociaciones dela OMC en 2005. Véase el apartado de Política Agraria II.4.1.1

[21] Identificados por sus iniciales en inglés: HFCS, High Fructose Corn Sweetener.

[22] Friedmann proporciona el ejemplo de la patata cuyo consumo en fresco en Estados Unidos paso de92 libras per capita al año en 1951-52, a46 libras en 1981-85, siendo sustituido por la venta de patatas pre-fritas, ‘chips’, congeladas, que se ha multiplicado por cincuenta en el mismo periodo.

[23] Aunque la mayor parte de la alimentación ha requerido de siempre una elaboración sencilla -molienda en los granos y elaboración del pan, prensado y fermentado en los vinos, prensado y refinado en los aceites y mataderos para la carne- ésta era de carácter sencillo y primitivo y no concedía mucho poder al procesador sobre el productor, sino que este era un cliente importante de aquel.

[24] Por ejemplo, debilidad del dólar desde los últimos sesenta para llegar a su devaluación en 1971 y al establecimiento de un sistema de cambios flotantes en 1973, la subida de los precios del petróleo y de los productos agrarios en 1973, además del dominio de las políticas económicas neoliberales propugnadas porla Sra. Tatcher y el Sr. Reagan  desde los ochenta en el Reino Unido y Estados Unidos respectivamente.

[25] Con esta denominación se trata de expresar que en la actualidad la diferencia entre capital/empresas nacionales y capital/empresas internacionales no es analíticamente útil, ya que las empresas actúan articuladamente entre capitales de distintos orígenes. Actualmente las empresas están ‘internacionalizadas’, es decir, combinan tanto capitales externos como internos de un país bien directamente o haciendo que las empresas ‘nacionales’ operen en condiciones marcadas por las primeras, por medio de un conjunto de redes de influencias, subcontratación, contratos de tecnología, etc. y toman el ámbito mundial como su campo de actuación

[26] Para un tratamiento más detallado de este punto véase Etxezarreta,  (2001).

[27] No es que desaparezcan las normas y regulaciones, sino que se van eliminando las normas y regulaciones públicas para permitir que sea la normativa que emana de las empresas privadas la que domine la actuación económica. No es una desaparición, sino una sustitución de la público por lo privado, o mejor, como señala  Gill (1999) la ‘constitucionalizacion’ de las normas que emanan de los intereses privados, al convertirlas en  regulaciones públicas.

[28] Algunos autores (McCormack 1996, McMichael 1999) consideran que esta orientación reguladora conlleva a reconstruir el ‘estado de los ciudadanos’ en líneas neoliberales para convertirlo en el ‘estado de los consumidores’, donde en un contexto de sobreproducción –la capacidad mundial de producir automóviles, por ejemplo, es de más de 80 millones de vehículos al año mientras que la demanda no sobrepasa los sesenta millones-, con sociedades de los dos tercios –un tercio del electorado no se ocupa de los asuntos públicos- y sometidos cada vez a la marginalización incorporada al discurso de la privatización del capital y los servicios sociales y la seguridad, los ciudadanos se verán convertidos únicamente en consumidores.

[29] Al final el valor de las monedas nacionales esta en manos de grandes agencias de clasificación de la solidez de las deudas de los estados específicos como Standard and Poor, Moody y otras que representan enormes capitales privados, y de los especuladores financieros que de forma privada regulan la disposición de los fondos de inversión y el valor de las monedas nacionales según la ortodoxia financiera. La debacle financiera de los países del sureste-asiático en los últimos años noventa señala claramente los límites de este tipo de ‘regulación’.

[30] El papel del gobierno de Estados Unidos  al apoyar su economía después de los hechos del 11-S de 2001 es el mejor ejemplo de este divorcio entre la teoría de la liberalización y el apoyo real al mundo empresarial.

 

[31] Véanse, por ejemplo, los trabajos de Ruggie (1993), Friedmann (1994) y McMichael (1999).

[32] Cómo resolver el problema de los deshechos animales se ha convertido en uno de los más apremiantes de la ganadería intensiva dela UE. Un dato permite ilustrar la gravedad de este último problema: incluso en una zona geográficamente reducida, como Cataluña, el problema de los deshechos animales es de tal entidad que ya en 2002, se cerraron 1.240 granjas de cerdos por no haber presentado un plan de gestión de deyecciones animales (El País 2/10/2002).

[33] A preocupación por la gripe aviar, aunque ha disminuido el consumo de pollo, no está tan directamente relacionada con la alimentación.

[34] No se pretende aquí el realizar un estudio sobre las empresas agroalimentarias (IAA) en si mismas, sino únicamente desvelar su incidencia en la organización y dinámica de la producción agraria. Por tanto, la información descriptiva que se proporciona no pretende ser ni completa ni totalmente actualizada, sino sólo utilizar unas ilustraciones o ejemplos de la dinámica general que se describe. Por otra parte, debido a la aceleración de los cambios en esta dinámica, es posible que alguno de los datos concretos mencionados vayan quedado obsoletos desde el momento en que se escriben estas líneas hasta su publicación..

[35] Tomado de Paul y Steinbrecher 2003.p.184 ‘New Technology ‘Terminates’ Food Independence. World Internet  News Distribution source (WINDS) April 1998.

[36] Es interesante constatar que, según la prensa, hace algunos años fueron los productores de fertilizantes quienes dieron la alarma acerca de la caída de la producción agraria en España. En la crisis del consumo de carne debido a ‘las vacas locas’ los productores de harinas para alimentación animal y los comercializadores de carne están tan activos en sus reivindicaciones como los propios ganaderos.

[37] Se anunció también la fusión entre Novartis y Astra/Zeneca, dos gigantes, para dedicarse ‘a las ciencias de la vida’, pero no hemos podido comprobar si dicha fusión se ha llevado a cabo.

[38] R. Fraley, el co-presidente de la división agrícola de Monsanto señalaba: ‘Lo que Vds. están viendo no es una consolidación de las empresas de semillas, es realmente una consolidación de toda la cadena alimentaria’ (Norberg-Hodge et al., 2002, 91)

[39] Monsanto  constituye uno de los ejemplos más característicos y extremos de concentración empresarial: fundada en 1901 en S. Louis, Missouri, para fabricar sacarina, es una de las únicas cuatro compañías ( Dow Chemical, Dupont, Monsanto, Union Carbide) listadas entre las 10 compañías químicas mayores de Estados Unidos desde 1940 (con la excepción de Unión Carbide que desapareció, las otras tres se dedican entre otros a negocios agroalimentarios). Entre las empresas de simientes y biotecnología compradas desde 1996 se incluyen: Agracetus, Asgrow Seeds, Calgene, Cargill International seed operations, Delta & Pine Land, Dekalb Plant Genetics,  Holden´s Foundation Seeds, Malyco (Hybrid Seed Compañy), India, Plant Breeding International, Skokie /Searle & Co.(Nutrasweet), etc,.

[40] Monsanto, que fabrica el conocido herbicida ‘Round up’ y que ha desarrollado el denominado ‘Terminator’ (que ha sido prohibido) pretende patentarlos en 87 países. En algunos productos (soja) hace firmar a los agricultores un contrato comprometiéndose a no utilizar las simientes del año anterior y ha utilizado detectores para comprobar si el compromiso se cumplía.

[41] Con practicas bastante dudosas, a juzgar por el episodio de control de la revista de ecología que publicaba sus actividades y que, después de un largo proceso para lograr su publicación, fue retirada del mercado por Monsanto.

[42]Para un interesante análisis de esta dinámica véase  Friedland, 1994

[43] No es extraño que algún autor haya establecido el siguiente escenario imaginario: ‘Consideremos un agricultor hipotético que produce trigo, vacas y pollos. El agricultor compra un nuevo tractor a una empresa propiedad de Cargill y cierto equipamiento de regadío de una subsidiaria de Cargill. Necesita también semillas, fertilizantes químicos y alimentos para su ganado, todo ello comprado de subsidiarias de Cargill. Su cosecha se entrega a los molinos de Cargill, y como no está de acuerdo con el precio que le ofrecen se decide a almacenarlo en un silo de granos, también propiedad de Cargill. Después venderá su trigo a una comercial, propiedad de Cargill, que lo envia a Europa o Japón. Mientras tanto vende sus animales a un matadero de una subsidiaria de Cargill, que lo envia a una planta de Cargill de preparación de carnes. Y vende también sus pollos a una procesadora de pollos de Cargill. Como con todo ello no le llegan sus ingresos pide un crédito a un banco, ¡que también es propiedad de Cargill!’ (de Norberg-Hodge et al. 2002,9)

[44] Por ejemplo, el grupo Sainsbury´s, que era uno de los principales en Gran Bretaña y emblemático en dicho país ha desaparecido.

[45] Estas tensiones se ilustran perfectamente con la reacción de Koipe- principal productora de aceites en España y con una cuota de mercado del 30% – frente a las exigencias de las distribuidoras habituadas a utilizar las ofertas de aceite como ‘reclamo’ en sus establecimientos y forzar a las aceiteras a aceptar sus condiciones: con una estrategia bastante arriesgada, la empresa aceitera fijó en 2002, un precio de venta único para sus aceites en toda España, condición que han tenido que aceptar aunque sea a regañadientes la gran distribución. No parece que hasta ahora esta medida ha perjudicado a los resultados de esta empresa. (Vidal Maté, EL País, 18/5/2002)

[46] Aunque es fácil apreciar que estos intentos formales son fuertemente asimétricos en la realidad cuando se observa la regulación precisa, mediante sistemas muy variados y elaborados, que los países más ricos establecen para proteger sus respectivas agriculturas respecto de las importaciones agrarias provenientes de los países más pobres.

[47] Esta práctica se ha convertido en tan frecuente, no sólo en la agricultura, sino  en todas las grandes instituciones internacionales que es conocida bajo el nombre de ‘la puerta giratoria’ indicando que los flujos entre altos funcionarios y altos dirigentes empresariales sólo salen de un lado para entrar por el otro. mecanismos.

[48] Además de las explotaciones marginales por su limitada importancia económica, pueden existir algunas explotaciones con otros objetivos como la diversificación del patrimonio, razones de status social, evasión impositiva, etc. pero su numero no es suficiente como para alterar las líneas generales de desarrollo del ámbito agrario.

[49] Para un tratamiento más amplio de la naturaleza capitalista de la agricultura familiar moderna ver Etxezarreta, 1977.

[50] Claro que la calificación de altas o bajas inversiones depende del elemento que se toma como comparación o referencia. Una explotación familiar puede tener inversiones más elevadas que una empresa agraria de producción intensiva si se comparan éstas con sus correspondientes capacidades productivas, en términos más técnicos, si se establece la relación capital/producto. En este texto, nuestra calificación de elevadas inversiones se refiere precisamente a esta relación.

[51] Vía Campesina forma parte actualmente de los  movimientos antiglobalización y ha intensificado su carácter de amplio movimiento social en defensa de los agricultores y el territorio, disminuyendo el carácter más corporativo de la dinámica sindical.

[52] Puede mantenerse la explotación como hogar familiar o dedicada a otras actividades, pero no son significativas en cuanto a su producción.

[53] Lo que a veces queda oscurecido por las características de los censos agrarios, ya que en los últimos años en Estados Unidos yla Unión Europea se asiste simultáneamente a un proceso de reducción de explotaciones agrarias propiamente productivas  y a un aumento de pequeñas explotaciones pluriactivas, de ocio y marginales que, aunque son consideradas explotaciones agrarias a efectos censales, contribuyen con muy poco a la producción agraria. Por ejemplo, en Estados Unidos el número de explotaciones agrarias en 2000 era de 2,19 millones, superior al de 1995 cuando era de 2,05 millones, pero el número de explotaciones productivas, como puede observarse en el recuadro 3 es mucho más  reducido.

[54] Es posible que la crisis asiática de 1997-98 frenase estos proyectos o redujese alguno, pero la rápida recuperación experimentada por dicha región probablemente facilitará que se recuperen en los primeros años de este siglo.

[55]  No obstante para un tratamiento amplio de dicha problemática puede consultarse Etxezarreta, 1985 y 1988  y Etxezarreta et. al, 1995

[56] La pluriactividad puede también ejercerse sin ser agricultor,  pero por la naturaleza de este trabajo sólo consideraremos las combinaciones que incorporen la actividad agraria.

[57] Algunos empresarios agrarios con grandes explotaciones son también pluriactivos, pero su número es bastante reducido. Por otra parte, su ‘pluriactividad’ se asemeja más a la del inversor en varias empresas que al agricultor una de cuyas tareas prioritarias es atender a su explotación.

[58] Y ello a pesar del aumento de tareas en que se recurre al trabajo asalariado, ya que en su mayor parte éste consiste en trabajo temporal o estacional, generando muy poco empleo permanente.

[59] Esta parte del trabajo está basado grandemente en Etxezarreta (1992) al que referimos al lector para un tratamiento más detallado de este aspecto.

[60]  Aunque no se pueden ignorar totalmente algunos indicios que apuntan a posibles cambios en sistema: Debido a los graves problemas, tanto económicos como sociales, que están surgiendo a causa de veinticinco años de neoliberalismo  acentuado, se comienzan a escuchar en diversos frentes ideológicos y políticos comentarios acerca de la necesidad de una modificación, incluso de un cambio, en las líneas de fuerza del modelo económico. No obstante, parece que las fuerzas dominantes económicas y políticas actuales han optado de momento por una continuación, prácticamente sin modificaciones, del modelo que ha causado los problemas. Si estos resultan  cada vez más difíciles de gestionar y controlar y se agravan convirtiéndose en intratables, no se puede descartar totalmente que haya cambios bastante importantes en la  configuración económica actual (siempre, desde luego, dentro del capitalismo vigente).

[61] En cuanto sigue nos referimos ala UE de quince estados, debido a quela EU de 25, por un lado es muy reciente y es prematura una evaluación de lo que la ampliación va a suponer en el ámbito agrario, y, por otra parte y principalmente, porque a pesar que los nuevos países miembro tienen sectores agrarios de bastante entidad,  no parece que su integración  vaya a suponer cambios de alcance respecto a la política agraria prevista parala UE de 15 miembros.

[62] Es bien sabido que la producción de mercancías no depende de las necesidades sino de la demanda. De aquí que el mundo se encuentra con una producción agraria en exceso al mismo tiempo que millones de personas no alcanzan a cubrir sus necesidades alimentarias. Tremendas paradojas  de  una determinada organización social.

[63] El Grupo Cairns, que se autodefine como de ‘exportadores eficientes’, es decir, capaces de competir sin subvenciones, lo forman actualmente los dieciocho países siguientes: Argentina, Australia, Bolivia, Brasil, Cánada, Chile, Colombia, Costa Rica, Fiji, Filipinas, Guatemala, Indonesia, Malasia, Nueva Zelanda, Paraguay, Sudáfrica, Tailandia y Uruguay, si bien en su origen sólo lo formaron trece países.

[64] Para un detallado tratamiento de los cambios en la política agraria dela Comunidad Europea hasta el 2000 véase Etxezarreta M. el al., (1995) Cap.2  y Etxezarreta M. y Viladomiu L., (1997)

[65] Frase que corrobora la continuidad del proceso

[66] No han cambiado en los ámbitos de poder. No se puede decir lo mismo de la opinión pública donde los recurrentes episodios de inseguridad  en la sanidad alimentaria (vacas locas, pollos con dioxina…) han llevado a una parte significativa de la población a cuestionar el modelo actual de producción agraria intensiva, junto con un núcleo de agricultores muy activos en el cuestionamiento de la actual política agraria. No obstante, no se puede evaluar todavía la incidencia real de estos últimos grupos en las disposiciones que tomen los primeros. Ver II.4.2. Apartado ‘Las fuerzas sociales’.

[67] Esta situación queda en cierto modo alterada con las propuestas de reforma realizadas anticipadamente en Junio de 2002, y en 2003 antes del periodo de la revisión a medio plazo dela Agenda 2000.

[68] Aunque para intentar evitarlos los periodos de transición que se prevén para la integración de la agricultura y su inclusión en la política agraria son  muy prolongados.

[69] Parece que los países que lograron desencallar la negociación fueron India, Brasil, Estados Unidos,la Unión Europea y Australia –todos ellos poderosos agentes en la economía mundial- mientras que los 90 países más pobres de los 147 miembros dela OMC (el 61% de los países) se quejaba de haber quedado excluido de este grupo. (El País 1/4/2004).

[70] Sería necesario analizar en profundidad si el facilitar que los países menos desarrollados sigan especializándose en la exportación de productos primarios supone una estrategia que favorecerá su desarrollo a medio plazo. Es bastante impresionante que después de más de cincuenta años en los que se habla del desarrollo de los países pobres, se les siga recomendando que continúen con la práctica del modelo primario exportador. Mientras tanto,  los países ricos logran el abrir las fronteras de los países pobres para sus productos industriales y servicios, convirtiendo en casi imposible el desarrollo de una estructura productiva más equilibrada  en los países pobres… Este ‘modelo’ se parece demasiado al que en el pasado  les dificultó su desarrollo

[71] Recuérdese que el sistema de apoyo agrario estadounidense se basa en los pagos diferenciales por los que se paga a los agricultores la diferencia entre el precio de mercado y el precio objetivo fijado (target price) para los productos para cuya producción el agricultor se ha cualificado; en las subvenciones por reducción de superficie de cultivo, por las que se paga una subvención por las tierras que obligatoriamente se han de dejar baldías, y por el sistema de prestamos ‘market loans’,  por los que se conceden créditos a los agricultores que pueden ser reembolsados por la entrega de productos valorados al ‘target price’, lo que en definitiva supone garantizar dicho precio para el producto. Los ‘marketing loans’ constituyen una especie de créditos de campaña para compensar la diferencia entre un precio objetivo –el ‘target price- y un precio real; junto con el  ‘loan rate’ – precio objetivo a efectos de los mecanismos de pagos diferenciales- y ‘loan deficiency payments’ – pagos por diferencias-, constituyen los instrumentos tradicionales del sistema de apoyo a la agricultura de Estados Unidos, el que, en definitiva, equivale a una especie de precio garantizado por encima de determinados niveles.

 

 

 

[72] Aparentemente sin percibir que la pérdida de renta de los agricultores es debida fundamentalmente a los bajos precios de mercado, que en muchos productos son el resultado de los aumentos de producción debidos a otros instrumentos de la propia política estadounidense, como los pagos por diferencias.

[73] El sistema de ayudas de EE.UU. es bastante complejo, por lo que las cifras cambian según el tipo de gastos que se incluyan. Según el Servicio de Investigación del Congreso el gasto anual total parala Commodity Credit Corporation, mecanismo de financiación dela Secretaria de Estado parala Agricultura, desde 1996 hasta2002 ha sido de 15.000 millones de dólares, y el del año 2000 alcanzó la cifra record de 32.300 millones.

[74] Otros autores señalan la cifra de 190.000 millones de dólares para el mismo periodo. De todos modos lo que nos interesa destacar aquí no es tanto la cantidad precisa sino que las ayudas agrarias aumentan substancialmente en una década

[75] Inesperadamente tras  los acontecimientos del 11-S de 2001, en 2002 el presidente Bush concedió a la agricultura una ayuda suplementaria de 5 millardos de dólares por año para los próximos seis años, lo que acentuó considerablemente  la tendencia al apoyo público que se puede observar enla Farm Security Act. En Mayo de 2002 se anunció un nuevo y sustancial aumento de las ayudas a la agricultura en Estados Unidos.

 

 

[76] Millardos: miles de millones, lo que en el mundo anglosajon denominan ’billones’ . 1.000.000.000 un millardo para Europa, un ‘billón’ para el uso anglosajón. Un billón europeo: 1.000.000.000.000.

[77] ‘Las montañas de cereales y de mantequilla de otras épocas han desaparecido. Hasta el fin de Octubre de 2000 el mercado de la carne de bovino estaba equilibrado sin el menor kilogramo de carne comprado por la intervención’ (Fischler, 2001, 3)

[78] Los nuevos reglamentos, que con excepción del caso de la leche son aplicables desde comienzos del 2000, corresponden a los sectores de los cultivos herbáceos, la carne de vacuno, la leche y el vino, a la nueva normativa de desarrollo rural, a la normativa horizontal para los regímenes de ayuda directa y a la financiación dela PAC. A esta lista deben añadirse los Reglamentos modificados de los sectores del aceite de oliva y el tabaco, pese a que no se adoptaron dentro del paquete de reformas dela Agenda 2000,

. se fijan unos precios máximos de intervención inferiores a los actuales (cereales -15% y bovino -20%), complementados por pagos a la renta, por superficie en las tierras cultivables, independientemente del producto o que se trate de tierras retiradas, y por cabezas de ganado para el bovino. Respecto a éstos se considera que los pagos complementarios por cabeza, que deben favorecer la extensificación, aumentaran considerablemente sobre el nivel actual cuando el sistema sea totalmente operativo,

. se añaden unos incentivos especiales en forma de ayuda suplementaria para los productos proteaginosos y mantener los del trigo duro,

. enla Agendase advertía a los agricultores que el sistema existente para los productos lácteos no duraría,  aunque se descartaban  soluciones radicales como recortes drásticos de precios o la abolición rápida del sistema de cuotas. Por ello se planteaba prorrogar el sistema de cuotas hasta el 2006, reducir gradualmente los precios de sostenimiento hasta un 10% a lo largo del período e introducir un nuevo pago anual por vacas lecheras que llevaría a igualarlas con las primas a las vacas nodrizas. El plan aprobado endurece estas previsiones pues reduce los precios en un 15% a partir de la campaña 2005/06,

. respecto a los productos mediterráneos ya se ha señalado que se ha aprobado el Reglamento del vino y, que aunque enla Agendase pospusieron las propuestas del tabaco y el aceite han sido modificados fuera del marco dela Agenda2000. Actualmente sigue pendiente el ordenamiento  de frutas y hortalizas,

. enla Agendase declaraba la necesidad de simplificar y descentralizar la política agraria dela Comunidad, aunque se explicitaba que ello no debía conducir a su renacionalización. Se han simplificado algunos elementos -el vino cuenta ahora con un único reglamento en lugar de nueve que le afectaban antes-,  y se ha reestructurado considerablemente la política de Desarrollo Rural. Para esto se ha aprobado un nuevo Reglamento sobre la ayuda al desarrollo rural a cargo del FEOGA, por el que se modifican y derogan nueve antiguos reglamentos,

. para descentralizar se ha modificado el sistema de pagos directos a los productores. Parte de los pagos directos correspondientes a los cereales, sectores de la leche y los productos lácteos adoptará la forma de un paquete financiero nacional procedente del presupuesto del FEOGA que los Estados miembro podrán distribuir libremente (siempre en función de determinados criterios comunitarios y sólo hasta el 20% de su importe total), permitiendoles así dirigir los fondos a prioridades nacionales o regionales específicas,

. se permite establecer un límite individual aplicable a todos los pagos directos de ayuda a la renta concedidos en virtud de las OCMs, – modulación de las ayudas- pero son los Estados miembro quienes llevarán a cabo esta medida y podrán introducir criterios de diferenciación de conformidad con una serie de normas aceptadas en común. De hecho algunos estados ya han introducido criterios de modulación individual de las ayudas mientras que otros no consideran tal posibilidad.

Las medidas de los tres párrafos inmediatamente precedentes no dejan de ser incoherentes con la preocupación por la renacionalización puesto que la posible diferenciación refuerza las posibilidades de renacionalización de las políticas agrarias. Renacionalización que se refuerza con la política de Desarrollo rural y, especialmente con las disposiciones medioambientales que conceden más margen de maniobra a las autoridades nacionales en el sistema de aplicación de las medidas comunitarias.

. se señala explícitamente la inconveniencia de aplicar los instrumentos de apoyo dela PACa los países de Europa Central, dejando claro tanto el temor que la potencialidad de estos países para la producción agraria despierta enla Comunidad, como que ésta no está dispuesta a ampliar su presupuesto para expandir a los nuevos  miembros las ventajas dela PAC, por muy necesitados que estén de estas ayudas. Este temor se reflejará en los acuerdos finales para la accesión, a los que nos referimos más adelante.

. hay que mencionar, también, la importancia que se concede a las medidas medioambientales ‘En los próximos años, se otorgará un papel predominante a los instrumentos agroambientales para fomentar el desarrollo sostenible de las zonas rurales y responder a la creciente demanda de servicios ambientales por parte de la sociedad’. No solo la concesión de pagos directos y la retirada de tierras se supeditará al cumplimiento de determinadas condiciones medioambientales sino que se reforzarán y ampliarán las medidas de conservación y mejora del medio ambiente. Además, se aprueba la posibilidad de pagos directos nacionales para medidas medioambientales, lo que, como ya se señala más arriba, refuerza fuertemente las posibilidades de renacionalización; de hecho, ya se observa que los países ricos refuerzan su política medioambiental, mientras que los países más pobres la limitan al mínimo.

[79] Es curioso observar que el propio Fischler se queja de este hecho:  ‘¿Por qué sólo el 10% de los créditos presupuestarios disponibles están dirigidos al desarrollo rural?’ (Fischler 2001, 3)

[80] Se refiere a la capacidad que tienen los estados miembros de detraer recursos voluntariamente de las Primas PAC -pagos directos-  mediante la aplicación de la modulación según “criterios comunitarios”, para  destinarlos  al desarrollo rural. Por ejemplo: explotaciones beneficiarias de pagos directos dela PAC con margen bruto estándar mayor de una determinada cantidad (a establecer a nivel estatal)  se les reducen los pagos en un determinado porcentaje (la modulación tiene un tope: hasta el 20% de las ayudas totales). Hastala Reforma de 2003 era Francia el país que lo había puesto en marcha, principalmente para cofinanciar los Contratos Territoriales de Explotación (encuadrados estos dentro de la política de desarrollo rural).

[81] Según algunos conocedores de los entresijos dela Comunidad, posiciones tan tajantes podrían también tener como objetivo el asegurar para el ámbito sectorial  hasta ahora definido como ‘agrícola’ la gestión del ámbito ampliado que al convertirse en territorial permite que otras instancias  (desarrollo regional) disputen al ámbito agrario esta función.

[82] Se ignoran las razones para esta celeridad, pero parece que, al margen de explicaciones más personalistas -se comentaba en la época  que el  Sr. Fischler tenía proyectos de ser candidato a la más alta magistratura de su país, Austria, en el otoño de 2002 y que, por tanto, una iniciativa comunitaria importante favorecería sus intereses- sería posible que la fecha de dicha propuesta estuviese relacionada con las negociaciones de adhesion ala Comunidad de los países del Este: Es conocida la reticencia dela Comunidad para extenderla PAC a los nuevos miembros, por lo que no es sorprendente que se plantee una política más restrictiva y renacionalizada antes de las negociaciones de adhesión, lo que frenaría sustancialmente los intentos de los países candidatos a reclamar sus derechos ala PAC actual.

[83] ‘Ciertamente, los objetivos tradicionales de garantía de una base económica sólida para la agricultura o del aprovisionamiento de los productos alimentarios a precios adecuados no han perdido para nada su importancia’ (Fischer, 2001,2). Más significativo puede resultar que el artículo33f del Tratado de Niza (2000) y en la ley agrícola alemana fundan sus objetivos sobre los principios de aumento de la producción y garantía de aprovisionamiento. (Fischler, 2001)

[84] Fischler llega hasta a sugerir que ‘se podría contemplar el conceder la ayuda a las pequeñas explotaciones en forma de cantidades fijas (‘montants forfaitaires’); el pago no dependería más que de la prueba del mantenimiento de una capacidad de producción respetuosa del medio ambiente  y podría integrarse entonces en el segundo pilar, el de desarrollo rural’ (Fischler, 2001, 6). Ni siquiera se exige que se produzca, sino del mantenimiento ‘de la capacidad de producción’. Esto parece aproximarse más a la concesión de una renta básica con la condición del mantenimiento de la explotación que a una política agraria.

[85] Ya se ha señalado quela OMC clasifica  las ayudas en tres grupos: rojas –prohibidas, entre las que se encuentran las ayudas a la exportación- , amarillas y azules -autorizadas sólo provisionalmente (entre ellas los pagos directos)-,  y verdes -autorizadas-. En los países desarrollados, el grueso del apoyo a los productores nacionales se da actualmente en la forma de pagos ‘verdes’  y ‘azules’ (el compartimento ‘azul’ se concibió específicamente para dar cabida a los pagos directos)

[86] Es difícil dar una cifra concreta que prueba esta afirmación, pues los datos varían según diversas fuentes y formas de cómputo. No obstante, todos ellos apuntan en la misma dirección de aumento considerable de los subsidios agrarios. Por ejemplo, según Solagral los subsidios enla OCDE pasaron de 247 millardos de dólares en 1986-1988 a 274 millardos en 1998 (Solagral, Nº. 4, Diciembre 2000), y a $361 millardos en 1999 (smurphy@iatp.org).

[87] La posibilidad de que dentro de un estado como España,  con competencias autonómicas transferidas, sean las Comunidades Autónomas las que puedan optar por las diferentes opciones existentes, resultaría en un escenario extraordinariamente complejo con grandes distorsiones incluso en el propio estado. Ignoramos la legislación al respecto.

[88] Aunque indicios más indirectos no parecen señalar que la concentración haya aumentado muy sustancialmente. Es curioso que no se conoce bien el origen de la cifra 20-80 que mencionada en primer lugar por la propia Comisión todos utilizamos frecuentemente, y que no existe ninguna otra cifra que pueda actualizarla o corregirla. A nivel mucho más limitado disponemos de información sobre distintas  Comunidades Autónomas de España: en una,  el 20% de perceptores de subsidios reciben el 64 % de los mismos, correspondiendo el 36% al restante 80% de explotaciones, y el 10% de perceptores mayores situados en la primera decila  reciben una media de 1.380.000 ptas. de ayuda, frente a una media de todos los perceptores de 307.800 ptas. y una percepción de la decila que menos reciben de 14.500 ptas. Una cifra adicional sorprendente es que en dicha Comunidad sólo el 50% de las explotaciones que podrían ser candidatos a la ayuda comunitaria la reciben. En otra Comunidad sólo un 4% de las fincas se embolso en 2001 el 40% de todas las ayudas agrarias dela PAC (El Periodico, 10 marzo 2002)

[89] .,Regulaciones que pueden también actuar como barreras no tarifarias de entrada, recuperando un cierto proteccionismo de formas más sofisticadas y actualizadas.

[90] Aunque al redactarsela Agenda 2000 el problema dela EEB era ya conocido, en 2001 creció considerablemente la alarma acerca de la seguridad en la sanidad de los alimentos entre los consumidores y el público en general, hasta el punto que desde muchos ámbitos se expresó públicamente la inquietud por la validez del modelo de producción animal intensiva que constituye el eje de la producción ganadera actual. Aunque desde 2002, parece que esta alarma ha disminuido y está controlada respecto a su impacto en la demanda,, la inquietud subsiste y puede volver a expresarse con fuerza ante cualquier nuevo episodio de deterioro de la calidad sanitaria de los alimentos. Son cada vez más las voces que reclaman no sólo la revisión sino un cambio de dicho sistema hacia una producción menos intensiva. Y las disposiciones a favor de la extensificación dela PAC no parecen suficientes para impulsar el cambio de tecnología necesaria.

[91] El desacoplar las ayudas de la producción de alimentos, las ayudas ya no pueden justificarse en aspectos alimentarios, por lo que se tienen que encontrar otras razones que legitimen el uso de unos fondos para una minoría de la población que, además, no es posible considerar que vive en la pobreza. Cuando se está argumentando que no existe la financiación necesaria para cubrir los servicios sociales más elementales para el conjunto de la población, parece difícil mantener unas subvenciones al sector rural a menos que se encuentren las funciones sociales que lo justifiquen.

[92] De paso muestran que, para nuestros objetivos, lo importante respecto a la política agraria no es estudiar con detalle las medidas de la misma, sino detectar las grandes líneas por donde transcurren.

[93] Al inicio del  renovado interés por el desarrollo rural -mediados de los setenta, hasta mediados de los ochenta, período de intensa crisis industrial en Europa- se pudo observar que la principal razón para impulsarlo consistía en intentar frenar la emigración del campo a la ciudad en una etapa de altas cifras de paro industrial y urbano; sin embargo, en la actualidad este aspecto tiene mucha menos importancia ya que la mano de obra excedente en la agricultura es muy reducida y la situación del paro menos acusada dentro de la tendencia a la precariedad que ha experimentado el mercado laboral.

[94] Sería un error considerar que esta evolución y competencia suponen la operación de mercados ‘libres’ en los que todos quienes operan disponen de las mismas oportunidades. Por el contrario, son mercados dominados por poderosísimos oligopolios que conforman no sólo los mercados mundiales según sus intereses sino que tienen poder suficiente para sostener fuertes mecanismos proteccionistas, más o menos disfrazados, cuando les conviene.

[95] De todos modos, dado que la absorción de mano de obra por la agricultura es ya muy reducida, la importancia de este último elemento va disminuyendo excepto para aquellas áreas donde el empleo que depende de la agricultura es considerable (como las áreas del sur de España).

[96] Esta relación entre fuerzas sociales e intervención publica no es sencilla de establecer pues no se manifiesta  ni directa ni expresamente. Además, aunque es difícil de percibir en las instituciones publicas que emergen de procesos democráticos tanto estatales, como subestatales y regionales, la dificultad aumenta para las instituciones internacionales (FMI,BM,OMC,OECD) debido a su alejamiento de las exigencias de una democracia representativa y a la opacidad respecto a la elección de sus directivos así como  a las razones que guían la toma de sus decisiones, además del ámbito mundial en el que operan. Ello no implica que las relaciones sean menos relevantes.

[97] Entre estas fuerzas no incluiremos las que ya constituyen parte de las instituciones establecidos específicamente como representantes de la ciudadanía, como los partidos políticos o las distintas instituciones territoriales por considerar que estas ya forman parte del conjunto de la organización política institucionalmente reconocida. Aquí nos referimos principalmente a las fuerzas sociales de facto no incluidas en aquellas.

[98] Esta diferencia de peso es tan conspicua en muchos países que parece que hubiera tenido que dar lugar a análisis sociológicos y políticos del fenómeno. No conocemos, sin embargo, ningún estudio en tal dirección para España ni para otros países.

[99] Muy tentativamente y meramente como hipótesis de trabajo, nos preguntamos si la importancia concedida a la agricultura en los países ricos, a pesar de su reducida importancia cuantitativa, no revela en el fondo que los dirigentes de los mismos, conceden una importancia mucho mayor que la que están  dispuestos a aceptar públicamente, al hecho de que, por razones estratégicas,  los países sean capaces de producir una parte importante de su alimentación, independientemente de que esto sea caro en términos estrictamente económicos. De otro modo, cuesta encontrar otras razones que justifiquen el alto precio concedido al mantenimiento del sector agrario.

[100] Para un tratamiento mas detallado de esta dinámica ver Etxezarreta (1990).

[101] Probablemente el grupo más relevante desde la óptica de la agricultura, Vía Campesina, organización internacional  que agrupa a agricultores y campesinos de todo el mundo y tiene una posición preeminente entre estos grupos,  tiene un programa muy compacto entre cuyas exigencias se cuenta la aplicación de los principios de soberanía alimentaria, la regulación del comercio externo agroalimentario, la exclusión dela OMC de toda negociación relacionada con la alimentación, la abolición de las patentes de la vida, la prohibición de la agricultura transgénica… y otros elementos de similar alcance.

[102] Con esta expresión nos referimos a los que en el mundo anglosajón se consideran ‘commodities’ es decir, productos agrarios  básicos no elaborados o con niveles muy bajos de elaboración. En este Apartado utilizaremos esta expresión para las ‘commodities’ y simplemente la de productos agrarios para referirnos a cualquier producto de la agricultura.

[103] Aunque la importancia por grupos de productos es muy variada: cereales 40%, frutas y verduras, 17%, oleaginosas, 9%, café,te, cacao, vino y tabaco, 4%, lácteos y huevos, 3%, carnes, 3%.

[104] Aunque esta situación parece bastante inestable, pues si bien en 2002 estos países ocupaban partes crecientes de los mercados mundiales, en 2003/2004  los cinco grandes exportadores tradicionales volvieron a cubrir el 75% del mercado e incluso Ucrania y Pakistán se han convertido en importadores. (Cyclope 2004, 147)

[105] Aunque, bastante  contradictoriamente, tampoco se  puede dejar de decir que si esas alteraciones fortuitas son del calibre de las que se perciben ahora, suponen tales modificaciones que las tendencias básicas a largo plazo pueden pasar a ser irrelevantes. No es posible encarar el tema de los mercados mundiales de productos agrarios sin incurrir en múltiples contradicciones.

[106] Los comentarios de este apartado están basados principalmente en los sucesivos informes dela OCDE ‘Las perspectivas agrícolas 199…hasta 2001-2006’, y dela FAO ‘ FAO Yearbook… ‘ y  ‘El Estado Mundial de la agricultura y la alimentación . Enseñanzas de los cincuenta últimos años’ (2000) con atención principal a los de los últimos periodos, los comentarios sobre mercados mundiales dela Agenda 2000 dela UE  así como los ‘Prospects for Agricultural markets’ también dela UE y las sucesivas ediciones de ‘Les Marchés mondiaux’ de Cyclope, Economica.

[107] El tratamiento de datos cuantitativos en cuanto a producciones agrarias es extremadamente difícil, ya que las cifras varían entre publicaciones e incluso entre las mismas publicaciones para los mismos años. Por tanto, los comentarios cuantitativos han de tomarse como reflejando líneas de tendencia y no cifras que proporcionan información precisa. Un claro ejemplo de ello esta en la contradicción entre los datos del Cuadro II. y la afirmación de que la producción de cereales ha disminuido del párrafo siguiente.

[108] Presenta un gran potencial de desarrollo futuro, pero su incidencia es todavía débil, pues aunque representa un cuarto de la producción mundial de carne de bovino y la mitad de la producción mundial, por ejemplo, no influye más que en un 5%  y 3% respectivamente en los intercambios mundiales.

[109] En 1950 la relación entre la agricultura tradicional y la moderna era de1 a 30, mientras que en 2000 la relación entre ambas era de1 a 500. (FAO, 2000, 177)

[110] Nos preguntamos si en la consideración de la escasez de producción para cubrir sus necesidades de los países no OCDE se ha tenido en cuenta que los mismos están aumentando fuertemente su producción de productos agrarios exportables, para obtener divisas para pagar su deuda externa. Aunque no disponemos de información estadística al respecto es posible que si pudieran concentrar más su agricultura en cubrir sus necesidades internas no necesitarían recurrir a importaciones de tal volumen.

[111] Contra lo que se consideraba habitual  hasta hace muy pocos años –que las clases medias y altas consumían mas carne y las clases populares menos debido a su menor capacidad económica-, en la actualidad, en los países más ricos, se observa que las clases medias altas y altas consumen menos carne  de cualquier tipo (y que la que consumen tiende a ser de alta calidad y variedades muy precisas) y que son precisamente las clases populares quienes aumentan el consumo de carnes baratas a medida que  mejoran sus ingresos.

[112] Aunque no se especifica en la fuente de nuestra información, creemos que el aumento será debido principalmente al mayor aumento del consumo en los nuevos países dela UE.

[113] La incidencia de la gripe avicola en Asia y en Estados Unidos y dela EEB en Canadá puede alterar muy sustancialmente este cuadro

[114] ‘El objetivo político de Estados Unidos es preservar la ventaja para sus bien subsidiados agricultores en una economía mundial crecientemente competitiva y desestructurada, (para ello) mantienen una lucha contra el proteccionismo cultural y las inflexibilidades de la agricultura del Sudeste asiático, por muy contradictorio que ello sea con la retórica neoliberal. No es cuestión de abrir la caja de Pandora’. (McMichael & Kim 1994, 45)

 

[115] Para el lector español es interesante constatar que el proceso que comentamos acerca de la evolución de la producción de bienes salario básicos en Japón y, sobre todo, en Corea del Sur, es muy similar a lo que ha ido ocurriendo en el estado español desde mediados los años cincuenta respecto a la producción de carnes baratas (pollo y carne de cerdo principalmente) y exactamente por las mismas razones (industrialización rápida y deseo de ampliar las exportaciones de productos no agrarios)[115]. Ello muestra que la dinámica del capitalismo moderno conduce a muchos países de desarrollo dependiente por las mismas vías.

[116] Que, además es un concepto ambiguo pues en ocasiones se utiliza ‘seguridad alimentaria’ como en este párrafo, en el sentido de asegurarse las provisiones necesarias para la alimentación, y en otros, cada vez más frecuentemente, para referirse a la seguridad respecto a la garantía sanitaria que los alimentos presentan.

[117] Algunos grupos agrarios amplían esta definición convirtiéndola en: ‘Por Soberanía Alimentaria entendemos que cada país debe tener el derecho a producir los alimentos que necesita, a través de los pequeños campesinos, para que haya un reparto más democrático del empleo y de las rentas. Los alimentos conseguidos han de ser de calidad, utilizando la menor cantidad posible de productos fitosanitarios y cuidando el medio ambiente, el agua y la tierra’. Vía Campesina. No obstante esta definición integra más elementos de naturaleza normativa que el concepto preciso que nos parece hay que destacar aquí.

[118] ‘El grado de autoabastecimieto de alimentos básicos de un país depende de los mercado mundiales de trigo, arroz y maíz, y no sólo de la seguridad alimentaria del país y de la política al respecto (mis cursivas)’ (FAO, 2000, 208)

[119] Las primeras empresas dedicadas al comercio internacional de productos frescos son las empresas bananeras.

 

[120] Es curiosa la mala memoria de esta institución que todavía en su informe del año anterior estaba afirmando el aumento de los precios agrarios.

[121] De nuevo las predicciones parecen equivocarse, pues los excedentes dela UE han disminuido muy sustancialmente en muchos productos.

[122]La UE y Estados Unidos suponen juntamente alrededor de la mitad de las ventas mundiales de carne (sin considerar los intercambios intracomunitarios); durante los noventa, las ventas europeas han aumentado en un 60% y las de Estados Unidos en un 400%, sobre todo hacia la región del sureste asiático.

[123] La lógica de esta argumentación refleja claramente una opción por los mercados no subsidiados. Podría igualmente argumentarse que, por lo tanto, se deberían mantener los subsidios a todas las exportaciones para recuperar la cuota de mercado sin deteriorar los precios internos.  Asimismo, una no puede por menos de preguntarse si tan sombrías perspectivas parala UE no están dirigidas a justificar esta dirección en los cambios dela PAC que la propia Comisión propone.

[124]  Puede ser de interés recordar que, por ejemplo, durante la crisis de la soja en 1973/74  un barco cargado de estos granos cambio de manos durante su travesía del Atlántico mas de 200 veces, impulsado por los sucesivos aumentos de precios.

[125] Sintomático de la inestabilidad existente, y de su percepción por los observadores del agro, es el comentario introductorio de la publicación de la UE ‘Prospects  for Agricultural markets 2004-2011’ que previene que ‘…las perspectivas de medio plazo presentadas en esta publicación consisten en un conjunto de proyecciones de mercado elaboradas sobre la base de supuestos específicos respecto a las condiciones macroeconómicas, el entorno de la agricultura y el comercio, las condiciones climatológicas y los desarrollos de los mercados internacionales. No se pretende que constituyan una predicción de lo que será el mercado  (¡)(, p.2, cursiva añadida)

[126]  Recuerdese que en II.2.1. señalábamos que en el año 2000 por cada dólar gastado en alimentación en Estados Unidos, seis centavos iban a ConAgra y que Philip Morris recibía en la misma fecha diez centavos por cada dólar gastado en alimentación.

[127]  Por trazabilidad se entiende el conocer el itinerario por el que ha transcurrido un alimento concreto. La capacidad de seguir la pista a lo largo de todas las etapas de producción, transformación y distribución de un alimento, o un alimento para los animales, o un animal o un ingrediente destinado a la producción de alimentos.

[128] Para una descripción de esta penetración vease FAO, 2000, pp.171-196

[129] Nutrasweet es un producto artificial 180 veces más dulce que el azúcar, lo que sería bastante impresionante si no se supiera que el Neotame, es otro producto artificial entre 7 y 8 mil veces más dulce que el azucar.

[130] Cuya expansión es muy rápida: en un solo año, entre 1999 y 2000, las superficies mundiales plantadas con este tipo de cultivos pasó de 28,9 millones de hectáreas a 44,2 millones (15%)  (Cyclope, 2001, 169) y el ritmo de expansión parece acelerarse. Los principales productores de transgénicos son Estados Unidos, Argentina, Canadá y China; se cultivan también en menor medida en Australia, Suráfrica, Uruguay, Alemania, México y España.

[131] Goodman cita como las empresas H.J. Heinz yla Campell Soup unieron esfuerzos para realizar investigación en la precombinación de DNA que modificaran la textura, color, gusto y forma de los tomates. Asimismo es sabido que uno de los objetivos de la investigación biotecnológica es aumentar la resistencia de las plantas a mayores dosis de fertilizantes que permitan un crecimiento más rápido y la venta de más fertilizantes.

[132] ‘Para la ICI y sus rivales el objetivo es crear un paquete agrario que llegue desde las simientes a  los fertilizantes, pasando por los pesticidas a la planta misma,  que se pueda diseñar a medida para fijar el sistema de quien la produce y de nadie mas’ (Lex, Financial Times 13 Junio 1987). A juzgar por la situación actual este objetivo se consiguió plenamente.

[133] Si bien la primera ola de adquisiciones fue principalmente debida a estrategias de integración vertical-Véase III..I.14-, ya en las de los primeros 70 se aprecia un reconocimiento de la importancia de la biotecnología  de las plantas, y en los noventa se sugiere que se inicia una nueva ola de adquisiciones debidas a la necesidad  de ‘consolidar la cuota de mercado en especies selectas, en anticipación de nuevos productos biotecnológicos, y convencidos de que la biotecnología de las semillas y plantas son el pivote para el desarrollo de la alimentación humana y la alimentación animal’  (Kidd, citado por Goodman). ‘Entre los últimos setenta y primeros de 1997 los inversores  dedicaron $60 billones en empresas de biotecnología (no sólo ingeniería genética) según las cifras de la empresa Ernest & Young… Para 1997 había 1800 empresas de investigación biotecnológica registradas en el mundo. En 2000 la biotecnología en conjunto ingreso $38 billones según la organización BIO, aunque dicha cifra fue sólo de $11 billones en2001’ (Paul & Steinbrecher,2003,26)

[134] Que incidentalmente resultan ser las mismas empresas que promovieron la agricultura basada en los agrotóxicos.

[135] Para un amplio tratamiento de cómo las grandes empresas y las instituciones internacionales de todo tipo están controlando éste y otros ámbitos del mundo agroalimentario, véase Paul and Steinbrecher (2003)

[136] En 2002 se ha producido un suceso de gran envergadura respecto a la co-existencia y para los derechos de los agricultores en todo el mundo en el futuro: un agricultor estadounidense se encontró con uno de sus campos produciendo soja transgénica debido a la fertilización involuntaria por semillas de otro campo contiguo. Obviamente el agricultor no había comprado semillas transgénicas cuya patente pertenece a Monsanto. Esta empresa denunció a dicho agricultor por uso no autorizado de semillas… y la justicia estadounidense le dio la razón a la empresa transnacional a expensas del involuntario productor.

[137] Para esta argumentación hacemos amplio uso de la información que proporcionan Paul y Steinbrecher 2003, caps. 6 y 7 que constituye una excelente obra de referencia acerca del papel de las grandes empresas en el desarrollo y expansión de la biotecnología.

[138] En Octubre de 2001, al caducar el registro de este producto,la EPA retiró las variedades Bt 176 de la lista revisada de productos registrados.

[139] No obstante, altos funcionarios de estas instituciones tenían y tienen estrechas relaciones con los dirigentes de las grandes empresas biotecnológica: por ejemplo,la Secretaria General adjunta del presidente Bush (junior) había sido miembro del consejo de administración de una filial de Monsanto (Calgene, Inc.), el Administrador jefe dela Environmental protection office había sido miembro del Consejo de dirección de Monsanto, y así con otros muchos  altos funcionarios.

[140] Una influencia menos sutil fue la manifestación  de personas en sillas de ruedas impulsada por el Genetic Interest Group en ocasión de los debates sobrela Directiva de patentes sobre la vida, cuando fueron convencidas que no se desarrollarían nuevos fármacos a menos que se concedieran patentes para las plantas y los genes. La directiva (para patentar) se acepto en 1998.

[141] Veremos más adelante que España ha sido uno de los países que los acepta también con mayor facilidad.

[142] Véase Paul y Steinbrecher para una amplia información al respecto

[143]  El debate puede percibirse con claridad en los trabajos de D. Goodman (1991) y P.Bye & M. Fonte (1994)

[144] Los indicios contradictorios siguen sucediéndose sin parar: a mediados de 1997 la aparición de los animales clónicos vuelve a presentar  la aparente enorme capacidad de transformación de la biotecnología, pero en el verano de 1999 los problemas sanitarios surgidos en la producción avícola en Bélgica vuelve a señalar con fuerza los limites de estas técnicas…

 

[145] Aunque Goodman acepta que serán empresas familiares probablemente de mayor dimensión.

[146] ‘No dudamos que la biotecnología tendrá efectos transformadores en los sistemas productivos en el futuro próximo, pero en términos de estar al día con lo que sucede hoy en la agricultura, la coordinación multiinstitucional a través de la tecnología de la información es una innovación institucional de consecuencias tremendas y de corto plazo, y que ha sido poco analizada. La tecnología de la información , es decir, instrumentos diseñados expresamente para reconfigurar la forma en que las personas y las instituciones se interrelacionan en el proceso productivo, comienza a atraer mayor atención. No estamos argumentando que se abandonen los estudios de biotecnología o de cualquier otra área de interés. Mas bien somos críticos de la falta de equilibrio en la disciplina y la bibliografía’ (Wolf and Wood, 1997 , 202). Tomamos de este excelente artículo una gran parte de la información de este apartado.

[147] En total y abierta contradicción con las exigencias de desregulación pública que plantean.

[148] En principio sería posible que existiera una investigación pública dirigida a y orientada por  la demanda privada (de hecho es lo que está sucediendo actualmente de forma creciente en los ámbitos de la investigación pública) pero esta dinámica parece no corresponder con las nuevas tecnologías, donde la investigación privada es dominante

[149] Esto no sólo sucede en la agricultura de precisión sino que es aplicable a todos los tipos de información agraria en la actualidad.

[150] El agricultor dependía directamente de la tierra que trabajaba, fuese o no su propietario, mientras que en el caso del turismo rural el ambiente o el paisaje que lo motiva es con mucha mayor frecuencia un bien publico.

[151] De otro modo incurriríamos en la tautología de que todo es ‘naturaleza’

[152] No fue hasta 1991 – en pleno auge de la tendencia a la desregulación de las actividades públicas- cuando se eliminó la vacunación sistemática de los animales contra esta enfermedad enla UE considerada entonces como área ‘indemne a la fiebre aftosa sin vacunación’, pero en 1993 reaparece en diversos países europeos. Europa vive desde 1991 con un riesgo calculado en esta materia, así como para otras enfermedades menos comunes: peste porcina o bovina, fiebres catarralas en las ovejas, etc.

[153] Este es un trabajo que pretende profundizar en la dinámica de la agricultura española considerada básicamente en su vertiente productiva, desde una óptica sectorial. Intenta analizar los elementos que impulsan esta dinámica y explorar sus líneas principales de evolución. No es su intención preocuparse en detalle por la evolución  reciente de las variables agrarias, sino que el objetivo de este apartado es el de proporcionar un breve marco general en el que se enmarca la producción sectorial. Por ello, en este apartado introductorio sobre la agricultura española no presentaremos un tratamiento estadístico completo sino que nos limitaremos a ilustrar con algunos datos ciertos elementos que la caracterizan y las tendencias de los mismos.  Además, por mucho que se intenten actualizar los valores cuantitativos de las variables existe siempre un desfase entre el momento que éstas pueden incluirse en una obra y su publicación. Otro elemento que lleva a no utilizar una profusión de datos estadísticos es que con frecuencia se encuentran importantes discrepancias entre las diversas fuentes que se refieren a una misma variable, siendo muy difícil cuando no imposible comprobar la validez de las diversas fuentes, lo que aconseja no prestar demasiada atención al dato preciso sino utilizarlo únicamente como un indicador de tendencia y una orientación general. Por otra parte, téngase en cuenta que los capítulos que siguen tratarán con más detalle de los desarrollos sectoriales. Asimismo, consideramos que la mayoría de lectores de este trabajo serán personas que conocen los aspectos esenciales de la agricultura española y no necesitan una introducción detallada sobre la misma.

En tanto en cuanto sea posible y mientras no se mencione otra fecha explícitamente,  se utilizan datos  que corresponden a los años 2000 y 2001 ya que proporcionan  información sobre la agricultura en el cambio de siglo.

[154] La actividad agroalimentaria  engloba las actividades incluidas en las Divisiones 01,02,03, 05,15 y 16 de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas actualmente vigente  (CNAE-93) que comprenden la agricultura, la ganadería, selvicultura, pesca y las industrias de productos alimenticios, bebidas y tabaco. Las 01,02,03, 05 se refieren a agricultura, ganadería silvicultura y pesca y la 15 y 16 a las industrias de productos alimenticios, bebidas y tabaco. En lo que sigue nos referimos únicamente a las actividades primarias agricultura y ganadería incluidas en las categorías 01, 02 y 03 y respecto a las industrias agroalimentarias la número 15. CNAE 1993

[155] Cambios en el sistema estadístico le han hecho aumentar dicho año un punto en su importancia porcentual rebajando un punto la aportación de las IAA. Ha habido algunas modificaciones estadísticas que hacen difícil elegir las cifras con precisión. De todos modos, el orden de magnitud es evidente. Datos de MAPA, Anuario de Estadística agroalimentaria, 2001, p.673, y Hechos y Cifras del Sector Agrario 2001.

[156] Este trabajo estaba ya muy adelantado al producirse la incorporación de los diez nuevos miembros ala UE en 2004. Por ello, y porque las estadísticas disponibles para el periodo de nuestro interés- que como ya se ha dicho es al principio del siglo XXI- recogen la información parala UE de 15, nosotros trataremos  en todo lo referente a los aspectos cuantitativos de la agricultura española respecto ala UE a 15.

[157] Nos ha resultado muy difícil tener información empírica que permita afirmar algo con seguridad sobre este punto. En primer lugar porque el retraso en la publicación de la información no facilita saber lo que ha sucedido en los últimos años en datos reales y las fuentes de los datos son diversas; también porque la información es contradictoria. Así frente a los números índices que indican una recuperación para 2000, la publicación del MAPYA de 2001 afirma para este año: ‘el incremento de la producción de la rama de actividad agraria, aproximadamente un 4,4% en valor se ha producido fundamentalmente por un incremento significativo de los precios (5,5%) dado que en volumen se estima una disminución en torno al 1% … el ligero descenso de la Producción Vegetal …se ve compensado con el fuerte incremento en valor de la producción animal’, que, en otros datos de la misma publicación señalan ha crecido en cantidad en un 4,2% (mi subrayado. MAPYA, 2001,8)  Datos de Hechos y cifras 2002, y Gz.Regidor. 2002;

[158]  (Gz. Regidor 2002, 234)

[159]   (Hechos y cifras 2002)

[160] Datos de Revenue Agricole 1996, Cuadro A.13 y A.26 Comisión Europea, y Economia Agraria 1999, Cuadro 3.1.11 y Hechos y cifras 2002, Indicadores  Económicos rama agraria.

[161] Aunque pudiera evolucionar en otra dirección dependiendo de los precios agrarios, no ha sido así sino que  ‘En el periodo 1985-94 el VAB agrario a precios constantes y antes de incorporar las subvenciones ha descendido en un 34,4%’ (G.García Fernandez, 1995) Lo mismo ha sucedido para el periodo posterior hasta 2000 según la información del Anuario de Estadística agroalimentaria 2001.

[162] La disminución en tasas medias anuales acumulativas ha sido: 1975-99 : – 0,81%; 1975-85: -2,42%; 1985-1991:-1,27%; 1991-1999: 1,58%. (LB, T.1. p.374)

[163]  (Libro Blanco, 2003, T.1, 374)

[164] Datos de ‘La Agricultura, la pesca y la alimentación en España’, 2001. MAPA, pp. 253

[165] Alvarez Coque J.M. 2003, 1

[166] La agricultura, la pesca y la alimentación en España. 2001, MAPYA, p 20-21

[167] 1998: Importaciones agrarias 9,8% total; exportaciones agrarias 14,7% total. Saldo comercio exterior: 2.672 millones euros. Datos de Hechos y cifras… 2000, MAPYA p.53

[168] Entre los Censos de 1982 y 1989 la disminución de la población activa agraria por debajo de los 25 años fue del 35%, y en un 37,4% y 39,5% las ayudas familiares y los asalariados fijos. aunque  aumentaron en un 13,9% los titulares de explotación.

[169] La mayor capacitación profesional de los jóvenes es también un estimulo a la emigración, ya que las oportunidades de empleos de mayor cualificación son reducidas en el ámbito rural.

[170] Este paro no contradice el empleo de más asalariados temporales, al contrario,  precisamente el mayor uso de mano de obra barata de carácter temporal  puede disminuir las oportunidades de empleo estable y a tasas de salarios medias.

[171] En términos de Unidades  de Trabajo Agrícola (UTA) la mano de obra total desciende de un índice de 100 para 1989/90 a 77,4 para 1996. Cuadro A.13 Renevu agricole, Serie 5A. 1999

[172] Mediados de  los noventa: CE= 8% trabajo asalariado en la agricultura. En España pasó de un 25,1% del empleo agrario total en 1984 al 28,3% en 1994 y ha seguido aumentando fuertemente. De todos modos, estos datos tienen que ser interpretados muy cuidadosamente debido a que la naturaleza temporal del empleo agrario hace difícil calcular el trabajo realizado. Por ejemplo: Según el Censo Agrario de 1989 los asalariados fijos eran 157.316 personas, mientras que las jornadas que realizaban los trabajadores eventuales eran de 54.910.439. En el trabajo asalariado crece más rápidamente el trabajo de las mujeres que pasan de representar el 10% en 1986 al entorno del 20% en 1994. Los últimos noventa y primeros 2000 han visto también aumentar fuertemente el número de trabajadores inmigrantes.

[173] Se produce también una cierta dicotomía en las explotaciones familiares: las más potentes y modernas necesitan la dedicación completa e intensa por lo menos del jefe de la explotación y a veces de mano de obra asalariada, mientras que las de menor capacidad de producción y absorción de mano de obra buscan  completar su actividad con dedicaciones externas.

[174] Abad y Naredo, en Gomez Benito y Gonzalez 2002 p.89. Es sorprendente que el porcentaje de Servicios no haya variado en los 30 años computados. Suponemos que puede ser debido a la forma en que se han definido y computado éstos, pues parece extraño que no hayan aumentado los servicios financieros, de asesoramiento, etc.

[175] Este fuerte crecimiento puede ser debido al desfase respecto a las prácticas dela UE pues la media de ésta es del 48% mientras que en España, en 1998 era sólo del 43,5%.

[176] Datos de Comisión Europea, Revenu Agricole, 1996, Volumen de consumos intermedios, Cuadro A34;,  A.38 y A 39

[177] Abad y Naredo en Gómez Benito C. y Gonzalez Rodríguez J.J.  (2002) pp.101 y 113. Los datos siguen siendo contradictorios, ya que según el Anuario de Estadística Agroalimentaria de 2001, la proporción del gasto en Fertilizantes se mantiene constante desde 1994 en un 3,6% dela P.F.A.

[178]La  Agricultura, la pesca y la alimentación en España.2001, p.12 y Gz. Regidor (2001,138)

[179] Para este comentario nos apoyamos en la publicación de Amigos dela Tierra (2003).

[180] Consiste en un gen extraído de una bacteria del suelo  que contiene la información para producir una toxina capaz de matar insectos como el taladro y otros leidopteros (mariposas y polillas). De hecho se aprobaron dos variedades pero una de ellas no se ha comercializado.

[181] No hay cultivos de soja en la región, ni los ha habido en los últimos 15 años, por lo que probablemente el origen de la contaminación fue probablemente la semilla comprada a Monsanto, empaquetada sin ninguna mención a que contenía semillas transgénicas.

[182] En un estudio de 1999 financiado porla Dirección general (DG) XII dela Comisión Europea, cuando se pidieron datos sobre los compradores al Ministerio, este dijo que los tenía Novartis, que al ser consultada respondió que la lista de compradores la tenía el Ministerio.¡¡

[183] Para un tratamiento detallado de este tema ver Leal et al (1975)

[184] Anuario de Estadística Agro-alimentaria 2001, MAPYA, p.679

[185] Es muy difícil hacer predicciones pues la creciente integración de China en los mercados mundiales puede alterar muy sustancialmente la situación en los mismos, según este inmenso país se convierta en importadora de productos agrarios, o los exporte, ignorándose de momento cual puede ser la dinámica a medio plazo.

[186] La relación precios recibidos/precios pagados preenta índices superiores al 100 desde 1994, alcanzando el 112,6 en 1995 para disminuir ligeramente a continuación. No obstante, la relación precios recibidos/precios pagados no hay que interpretarla linealmente, sino que habrían de tenerse en cuenta las variaciones en productividad.  Datos de Revenu Agricole 1996, Cuadro A. 40,  Comisión Europea. Otros datos de Anuario de Estadística agroalimentaria2001, C. 32, MAPA

[187] Segúnla Encuesta de Estructuras, la dimensión media respecto ala SAU por explotación pasaba de13,8 a21,4 Ha. y respecto al Margen Bruto de Explotación medido en UDEs pasaba de5,3 a 10,7. Según el Censo de 1999la Superficie total por Explotación  pasó de18,8 a 23,6;la SAU/Exp. De10,8 a 14,7- un aumento del 36,1-  yla SAU/ST de57,6 a 62,4, o un aumento del 8,3%

[188]  Entre 500 y1.000 ha. la misma proporción de explotaciones- 0,3% del total- pasa de absorber un 10,8% de la superficie al 11,3% y el 0,2% de explotaciones de dimensión superior a1.000 ha. pasa del 27,2 al 28,2% de la superficie[188]. Considerando que el número de explotaciones disminuye sustancialmente el mismo porcentaje supone un número menor de explotaciones, lo que implica una fuerte concentración.

[189] Datos Abad y Naredo.(2002) p. 105

[190] Datos del Libro Blanco dela Agricultura española. 2003, MAPYA p.60

[191] ‘Se entiende por explotación o empresa familiar aquella en la que los bienes y derechos que constituyen la materialidad física o formal de los factores y medios de producción que intervienen en la actividad agraria son aportados en régimen de propiedad, arrendamiento o bajo cualquier otro título de uso y disfrute por uno o varios miembros de una unidad familiar que, además, gestiona y administra las decisiones productivas y trabajan efectivamente en la explotación’. (Libro Blanco 2003, Tomo 1,p.29).

[192] Entre las familias consideradas ‘agrarias’  -aquellas en que el ingreso principal de la persona de referencia proviene de una actividad agraria-  de las que se computan 345.000 en España para 1990, solo el 55% del ingreso proviene de la agricultura. Revenu global des ménages agricoles. Rapport 1995, Eurostat 5D.

[193]. ‘Las familias agrarias son aquellas cuyo jefe es un empresario sin salario o  trabajador independiente que trabaja en la agricultura, la ganadería o la silvicultura, y cuya explotación no constituye una forma de sociedad comercial’; en sentido más amplio: familias uno de cuyos miembros obtiene algunos ingresos de la agricultura’ .  Revenu global des menages agricoles. Rapport 1995, Eurostat

[194] ‘Empresas no familiares: aquellas cuya titularidad jurídica, gestión empresarial y trabajo físico no coinciden directa y personalmente en una unidad familiar ya que suelen tener clara separación entre la función gerencial asumida, según los casos, por el titular, un socio, o un gerente y el trabajo que es realizado por mano de obra asalariada’ (Libro Blanco, tomo 1, p.31)

[195] En la mitad  sur de España siempre ha sido importante la agricultura no familiar, pero en la actualidad vale la pena destacar el carácter fuertemente empresarial de la agricultura no familiar.

[196] Son más abundantes las cooperativas de comercialización, pero por constituir entidades distintas a la explotación agraria no incluimos su consideración en este trabajo. Únicamente haremos alguna referencia a ellas en su carácter de empresas agroalimentarias.

[197] Datos del Censo Agrario 1989. y Gz. Regidor (2001).  UDE: Unidad de Dimensión , equivalente a 1.000 ecus de margen bruto standard  en 1987 y 1.200 ecus en 1999.

[198] Datos de Economía Agraria, Cuadro 3.2.4.

[199] A nivel general el impacto de la política agraria en éste, como en otros aspectos, se trata en el Apartado de Política Agraria.

[200]  El valor de la producción bruta es la suma de los valores de las producciones principales y secundarias de la actividad, y en su caso, de las subvenciones percibidas por los productos, las superficies y el ganado (mi subrayado)

[201] Para 2000 el Programa de Desarrollo y diversificación económica supuso unos pagos de 18.859 millones de pesetas, mientras que la ejecución del Programa Leader de 1994-1999 supuso 50.000 millones de pesetas más, mientras que para el periodo 2000-2006 tiene asignados 8.999 millones de euros de aportaciones del FEOGA (MAPYA, 2001, 328/329/331

[202]  Debido a la heterogeneidad de las ayudas es muy difícil dar cifras correctas acerca de las subvenciones por ramas de producción, algunas aproximaciones, de las que no nos atrevemos a garantizar la precisión señalarían que las subvenciones suponen el 51% dela PFA de los cereales, el 101,8% dela PFA del aceite de oliva, el 26% de la del vacuno, mientras  que la ayuda a  frutas y hortalizas está por debajo del 10%. Estimaciones con datos del Anuario de Estadística Agraria 2000 y 2001

[203] COAG, 1997 IX Asamblea COAG. Ponencia de política agraria y medio ambiente, p.6

[204] La magnitud de los subsidios conduce a plantearse si estos constituyen actualmente la mejor manera de utilizar estos fondos públicos o podrían utilizarse dentro de forma alternativa más eficiente, individual y socialmente, dentro del propio sector.

[205] UDE =1200 euros x 16= 19200 euros; x 166,386= 3194611 pesetas

[206] Es curioso que a medida que se aumentan las rentas se amplia el intervalo, cuando, por el contrario, parece que sería mucho más interesante refinar más los intervalos para las rentas más altas..

[207] Segúnla Encuesta de Estructuras Agrarias

[208] Otra cosa es la disminución del número de personas activas en el sector

[209] Para un tratamiento más amplio de este tema véase  E. Arnalte (1989) y A. Langreo ( 2000)que son los autores que más ampliamente han estudiado esta práctica agraria.

[210] Fuente: Estructuras Agrarias , 1999 Cuadro 3.5.6.2. p/153

[211] Que a menudo pueden corresponder a una familia que dispone de una explotación moderna y bastante grande

[212] Todavía permanece una cierta divisoria política pero mucho más difuminada, en el sentido de quela UPA se establece para potenciar la influencia del PSOE en el ámbito agrario y los agricultores de ASAJA son, en general mas proclives a los partidos más conservadores, pero existen bastantes lealtades cruzadas.

[213] Segúnla Encuesta de Presupuestos familiares, 1998

[214] En 1997 los supermercados suponían el 37% de todas las ventas de alimentación para los hogares. Este porcentaje creció hasta suponer en 2002 el 43%. En el mismo periodo los hiper pasaron solamente del 17 al 18%. (El País, Agosto 2003)

[215] El comercio tradicional representaba el 86% de la cuota de mercado de productos alimentarios en 1976, el 41% en 1989 y el 18% en 1998 (8% sólo según otras fuentes), mientras que los supermercados, hipermercados y otros nuevos sistemas (discount) avanzaban en la misma. Fuente, Nielsen, citado en Etxezarreta y Viladomiu, 1998)

[216]  (Sanz Cañada, 2002, p.152)

[217] Abad y Naredo, en Gomez B. y Gonzalez, (2002) p. 90

[218] Por supuesto que anteriormente también existían algunas empresas mayores mas industrializadas en algunas ramas como el azucarero o el aceitero, y que actualmente todavía existen muchas empresas de tipo tradicional en otras ramas, si bien su número está descendiendo rápidamente, pero las líneas mayoritarias son las que se expresan más arriba.

[219] En los últimos años se han hecho algunos trabajos acerca de la importancia y dinámica de las IAA en España. Aunque referido principalmente a Andalucía, uno de los estudios más recientes y amplios que conocemos en este contexto es el de Delgado M.  y Marquez C (1999) al que referimos al lector.

[220]  (Sanz Cañada, 2002, 170).

 

[221] Una parte importante de lo que sigue tiene su base en Etxezarreta M., Viladomiu L., 1998 Crónica de una década de la agricultura española’, en  Gomez Benito y Gonzalez . (1997)

[222] Es necesario matizar fuertemente esta afirmación, ya que de hecho, los países ricos logran que los países más pobres no puedan competir en términos de igualdad con sus agriculturas respectivas.

[223]  Que quiere decir esto cuantitativamente es difícil de precisar y ha de interpretarse siempre ‘poblado’ en términos relativos, pero está claro que sólo con la población activa que absorben las grandes empresas productoras agrarias no se puede sostener  adecuadamente un territorio rural.

[224] La clasificación de los modelos esta basada en  Berthelot 2001 y Alternatives Economiques, Nº.192

[225] Frente a éstos: ‘Curiosamente, en efecto, la mayor parte de los expertos serios están casi de acuerdo sobre lo que hay que hacer: conceder menos apoyos a la garantía de precios (y dejar que operen los mecanismos de mercado en una lógica bastante liberal) y conceder ayudas a contratos desacoplados entre el agricultor y la sociedad que valoricen una agricultura razonable y que remunere directamente ciertos ‘servicios’ que hoy presta gratuitamente la agricultur…’ (Cyclope, 2001,166, mi cursiva)

[226] En Francia esto ha llevado a establecer como figura jurídica el denominado ‘Contrato territorial de explotación’ por el que las subvenciones se otorgan a cambio de ciertas condiciones específicas tanto respecto a la producción agraria como a otros elementos.